Sígueme (drama)

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cyncym
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Sígueme (drama)

Mensaje por cyncym »

Bueno, el título esta un poco flojo, ya luego lo cambiaré por algo mejor.

La verdad es que lo había empezado hace años, en mi adolecencia, tenía apenas más que un capítulo. Y hace un par de meses lo encontré, lo releí, y me gusto tanto que me dieron ganas de continuarlo, pero con una perspectiva un poco más madura y adulta. No pensaba compartirlo con nadie hasta que lo acabara, pero lo cierto es que me esta gustando mucho como va quedando, así que me empezó a entusiasmar la idea de recibir algo de feedback, o simplemente saber que alguien más que yo lo ha estado leyendo; también es gratificante.

Esta sería la sinopsis, por ahora (también está en proceso):

La tranquila vida de Justin, un joven humilde y racional, se desmorona por completo en el transcurso de un día. A partir de entonces, se queda sin nada y sin nadie… excepto su amigo Alan, quien jamás le daría la espalda.
De la (filosa) mano de la amistad, y acorralado entre la lealtad y la necesidad, se verá obligado a dejar atrás todas sus convicciones y a ablandar su sentido de la moral, al encontrarse perdido en un mundo de crímenes y excesos.

Y aquí la primera parte del primer capítulo:

Justin se acercó aún más al borde de la tabla: La altura era impresionante; abismal. Podía ver a los diminutos coches yendo a sus destinos, doblando a la esquina, o deteniéndose en el semáforo; y a pequeñas personas, minúsculas como hormigas, cruzando la calle por cualquier parte, apurándose para no ser pisadas. Todo parecía tan insignificante, desde ahí arriba. Se acercó unos centímetros más… sí, aún podía acercarse unos más. Despacio. Escuchó el rechinar de la tabla y sintió cómo se erizaba su piel. Infló el pecho y un cosquilleo recorrió todo su cuerpo hasta las extremidades. Cerró los ojos y sintió la brisa fresca acariciar sus mejillas, y aliviar su frente cubierta de sudor. Respiró larga y hondamente, sintiendo como el aire fluía a través de él. Comenzó lentamente a alzar las manos a sus lados, casi sin darse cuenta.
De pronto sintió un sacudón en la tabla y su corazón pegó un vuelco. Perdió el equilibrio y se aferró a los caños de un andamio cercano, al tiempo que soltó un grito ahogado. Se sentó rápido en un lugar seguro mientras apretaba una mano en su pecho, sintiendo los golpes que daba cada latido. También le pareció escuchar unas distantes risas y aplausos. El volumen de las risas aumentó a la par que su cabeza se aclaraba. Divisó al bufón de la fiesta: El mismo grandote hijo de puta que lo había estado picando toda la maldita semana.
–¡Hey! ¡Princesa!, ¿dónde crees que estamos? ¿En el condenado Titanic?
Otra ola de risas explotó. Justin apretó los dientes y los puños y una llamarada encendió su pecho. Se abalanzó contra el bufón y le dio un empujón en el hombro, de espaldas.
–¡¡Pedazo de imbécil!! ¡¿Te crees muy gracioso?! ¡¿No te das cuenta que casi me matas?!
El tipazo se dio vuelta y lo aferró de la pechera de su chaleco naranja. Era enorme, lo sobrepasaba por al menos una cabeza.
–A mí no me empujas, ni me insultas, payaso –lo soltó dándole un empujón en el pecho que lo hizo dar unos pasos hacia atrás, tropezar y caer sentado–. ¿Qué pasa, princesita, es que te dio mucho miedo? –preguntó, con una exagerada mueca de aflicción, mientras otros todavía reían entre dientes– No te preocupes, no te habrías muerto: ¡Esto está hecho a prueba de idiotas, como tú! –soltó una carcajada– Solo habrías caído a las tarimas de más abajo.
El tipo se quedó mirando por un minuto a Justin, que todavía estaba sentado y agitado.
–¿Eres un poco estúpido, no? –dijo, mientras meneaba la cabeza y sonreía
Luego se alejó y los otros trabajadores también se dispersaron, al ver que la pelea no continuaba y ya se ponía aburrido.
Justin se quedó mirando como se alejaba, todavía apretando los dientes y con el ceño fruncido. Intentó tranquilizarse. No quería pelear, aquel tipo era enorme y hubiera perdido, además de la pelea (y quizás algún diente), el trabajo. Hacía mucho que no conseguía nada y éste trabajo en la construcción había caído del cielo. De hecho, era bastante tolerable, mientras no tuviera que soportar semejantes pelmazos. Lo habían contratado hacía una semana y hoy era la primera paga. No tenía nada de experiencia en éste tipo de trabajo, pero solo le tocaba llevar cargas de aquí para allá, más que nada; subir cosas desde abajo hasta donde las necesitaran más arriba. No estaba acostumbrado a tanto esfuerzo físico y su cuerpo se estaba empezando a resentir. Pero hoy ya era viernes, gracias a Dios.
Todo fuera por la bendita pasta.
Respiró hondo y trató de visualizar el fajo de billetes que le darían. Por fín podría pagar el alquiler de la habitación con eso, al menos una parte de lo que debía, lo suficiente como para que el señor Ramirez no lo echara a patadas, tal como le veía prometiendo y parecía deseoso de cumplir. El resto de la deuda se la podría ir pagando de a poco, en los siguientes meses… sí, el señor Ramirez es de esos perros que ladran pero no muerden. No hacía falta pagarle todo junto, ni si lo tuviera. Si todo seguía bien podría volver a comprar una computadora. Y quién dice… quizás con el tiempo, y si ahorraba lo suficiente, hasta podría retomar los estudios. O quizás podría estudiar algo diferente, algo más relajado. Pero ya estaba volando… lo primero que haría luego de darle algo de pasta al sr. Ramirez sería reconectar internet en su teléfono y saciar su deseo de ver unas saltarinas tetas en alguna porno. Se incorporó lentamente y se sacudió las manos en el pantalón.
Transcurrió el resto del día levantando escombros. No quisieron que volviera a subir, lo que le dió una mala espina.
Por fin llegó el bendito horario de salida, y esperó pacientemente a su turno de cobrar, haciendo una fila fuera de la oficina del jefe. Los demás empleados se la pasaban bromeando y riendo, y dándose palmadas, pero él era nuevo, y no era exactamente el más sociable, así que apenas cruzó palabra con alguno acerca del clima, o escuchó acerca de lo buena que estaba la amiga de la tía de otro. Pero no le importaba, ya habría tiempo de hacer amigos más adelante. De lo único de lo que tenía que estar alerta era del grandote y de mantenerse lo más alejado posible. Le pareció que un par de tipos lo miraban demasiado por sobre el hombro, y creyó que quizás hablaban de él… o no, solo eran ideas suyas.
Se abrió la puerta y salió un hombre bigotudo que le deseó buena suerte mientras intentaba meter en el bolsillo trasero del pantalón el sobre con su paga. Esto no tenía buena pinta… ¿por qué le deseaba buena suerte? De la puerta abierta provino una voz:
–¿Y bien? ¡No tengo todo el día!
Justin entró, sonándose los nudillos y restregándose las manos. Ya veía venir que no todo iba a resultar color de rosas cómo había imaginado. Con un demonio, que le dijeran lo que le tenían que decir y ya. Cerró la puerta detrás de él suavemente, pero sin poder evitar que rechinara. Era uno de esos containers venidos en oficina, uno de los grandes. El ambiente estaba cargado de humo, que todavía salía de un cigarrillo apoyado en un cenicero repleto de colillas. El escritorio tenía montones de revistas, de hecho, había por todas partes, en sillas y hasta en el piso. Un armario hacía de separador a otra parte más al fondo; había un perchero repleto de ropa. Ya había estado ahí cuando lo contrataron.
El jefe dio un pequeño sorbo a su café y se bajó los anteojos para ver mejor quién había entrado.
–Ah, tú –dijo, meneando la cabeza y resoplando.
Cielos. Definitivamente no tenía buena pinta.
Buscó el sobre de Justin entre los más apartados. Era uno de los que más vacíos parecía.
–Bueno, aquí está tu paga –dijo, mientras estiraba el brazo para acercarle el sobre. Justin estiró su brazo también–. Pero ya no vengas la semana entrante, ¿sabes?… Lo lamento, pero no vamos a necesitarte más.
–Em… ¿Pero qué pasó, por qué no? –preguntó Justin, sintiendo como se le estrujaban las entrañas, mientras bajaba el brazo lentamente, sin haber aún tomado el sobre. Su jefe lo imitó.
–¿Por qué no? ¿Es que estás sorprendido…? Roque me contó lo que pasó.
–¿Roque…? ¿El grandote? –el jefe lo miró, enarcando las cejas– ¡Ese hijo de puta casi me mata! ¿Le contó eso también? ¡Me sacudió el tablón en el que estaba parado! ¡El muy maldito! Lo siento, pero yo no estoy para ese tipo de bromas, ¿está bien? Casi me da un infarto, santo cielo.
El jefe de Justin lo miró muy serio y con mirada dura. Esperó un minuto antes de hablar.
–Ese… hijo de puta, muy maldito… es mi hijo.
Justin se quedó callado y quieto, muy quieto, como una estatua.
No podía estar pasándole esto.
Ambos se quedaron en silencio por un momento, mirándose a los ojos, pero lo que Justin veía en realidad era como su pasta se alejaba volando, cada vez más y más lejos, atravesaba las nubes, y brillaba a la distancia con un último resplandor, entre las jodidas estrellas.
–Escuche… –dijo Justin, dando un suspiro y alzando una mano–. Lo siento. No es un hijo de puta, pero sí es un inconsciente. Vámos, no puede hacer ese tipo de bromas en un octavo piso.
–Mi hijo no es un inconsciente ¡Tú eres el maldito inconsciente! –dijo, con repentina exasperación, apuntándole con el dedo, y rodeando el escritorio, sin dejar de clavarle la mirada ni un instante– ¡Tú eres el que se puso a hacer malabares en una tarima, sin ningún tipo de equipo de seguridad, asomando la nariz a 8 malditos pisos de altura! …Tú sí que eres un maldito inconsciente. Y un egoísta de mierda ¿Tienes la más mínima idea de lo que podría pasarle a la empresa y a todos los que trabajamos aquí si alguien llegara a caer así? –empezó a sacudir la cabeza– Y no es la primera vez. Ya habías hecho estupideces parecidas ¿O no? Ya me hablaron de ti… aquí el chisme vuela. No puedo tener a alguien así trabajando con nosotros.
Justin soltó un largo suspiro, cerró los ojos y restregó su frente con una mano.
–Está bien… Bueno, entonces supongo que ésta será mi primera y última paga –dijo, esperando con el brazo estirado y la mano abierta. El jefe se cruzó de brazos lentamente, apoyó su trasero en el escritorio y le dirigió una larga y desdeñosa mirada.
–Ya te dí tu paga. Largo de aquí.
El rostro de Justin se ensombreció y sus ojos relampaguearon. Bajó el brazo y avanzó unos pasos hacia el malnacido.
–Trabajé duro por ésta paga. Por favor…Solo déme el sobre. Y ya no tendrá que verme un pelo.
Justin esperó unos larguísimos segundos una respuesta, y se acercó unos pasos más.
–Vamos… -lanzó una risita nerviosa- No me haga esto. Solo quiero lo que me corresponde –continuó, con mirada suplicante. La desesperación en su voz iba aumentando.
Ahora estaban a solo unos centímetros uno del otro. Justin esperó lo que le pareció un eterno minuto más, hasta que divisó que en la boca del hijo de puta se comenzaba a vislumbrar una torcida sonrisa.
–Hijo de… –susurró para sí– ¡¡Deme mi mierda de paga!! –gritó Justin, súbitamente.
El jefe se abalanzó sobre Justin y estrujó sus hombros, apretandolos dolorosamente, mientras lo hacía caminar hacia atrás, encaminándolo a la salida. Pero Justin se echó hacia atrás con todas sus fuerzas y logró zafarse.
Corrió al escritorio y lanzó un rápido manotazo al sobre que era para él, pero el que tomó no tenía su nombre. Rodeó el escritorio para quedar del lado opuesto al jefe y rebotó la mirada velozmente por todos los nombres en los sobres, pero no encontró el suyo.
«Maldito hijo de puta, debió de haberlo escondido en algún momento sin que yo lo notara»
–¡Hey! ¿Todo bién? –preguntó alguien desde fuera.
El jefe caminó hacia la puerta sin dejar de mirar a Justin y la abrió. Entraron dos hombres y otros dos se asomaron a la puerta.
–¿Qué está pasando?
–Éste tipejo quiere llevarse lo que no es suyo.
–Solo quiero mi paga –los nervios provocaron que su voz saliera entrecortada. Gotas de sudor se deslizaban por su frente y sus mejillas. Soltó el sobre que tenía en la mano.
–Quiero la mía, no ésta. ¡Quiero la que me corresponde!
Los dos tipos que acababan de entrar cruzaron rápidas miradas con el jefe, y se dirigieron a Justin, pero él saltó por encima del escritorio ágilmente, dejándolos atrás, sorteó al jefe, que le lanzó un manotazo para atraparlo, pero no lo logró, y se dispuso a salir disparado de aquel sitio; pero en la puerta se chocó con el grandote hijo de puta, el tal Roque.
–¿Te está dando problemas éste desgraciado? –dijo, aferrándolo del brazo.
Arrastró a Justin hasta la salida, mientras los otros trabajadores que aún no habían salido abucheaban, silbaban o aplaudían. Malditos monos.
–Lárgate de aquí, y no se te ocurra volver ¿Te queda claro? –dijo, a tan solo unos centímetros de su cara.
Soltó su brazo y le dio un último empujón en el pecho, casi haciéndolo caer, otra vez. Pero ésta vez logró mantener el equilibrio. Comenzó a darse la vuelta para irse, pero en su pecho hervía la furia. Así que no terminó de girarse, y se volvió nuevamente hacia el grandote, y le asestó un puño cerrado directo entre los dientes. Sintió una especie de explosión dentro suyo, y no solo del dolor repentino en su mano, sino una explosión de satisfacción. Santo cielo, vio sangre volar por los aires. Nunca se había sentido tan bien en toda su vida.
Recibió uno similar, pero en el ojo, además de otros golpes en los hombros y la espalda, y un par de patadas en los muslos. Pero ya no le importaba nada. Seguía viendo en su cabeza el deformado rostro de ese gran hijo de puta tras el instante de haber recibido el impacto de su puñetazo. Todavía podía ver los hilos de sangre que salían disparados de sus dientes desencajados.
Se alejó rengueando y sin pasta, pero sonriendo.
Última edición por cyncym el 23 Jun 2022 07:15, editado 3 veces en total.
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lucia
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Re: El buen amigo (Ficción contemporánea)

Mensaje por lucia »

Empiezas fuerte. Y, afortunadamente, parece que lo tienes más repasado que los comentarios que añades antes y después :cunao:
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Re: El buen amigo (Ficción contemporánea)

Mensaje por cyncym »

lucia escribió: 29 Dic 2021 14:11 Empiezas fuerte. Y, afortunadamente, parece que lo tienes más repasado que los comentarios que añades antes y después :cunao:
Gracias por pasarte a leerlo y comentar, ¡saludos!
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Cuentos Peques
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Re: El buen amigo (Ficción contemporánea)

Mensaje por Cuentos Peques »

Me encanto de verdad :60: Feliz Año

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Re: El buen amigo (Ficción contemporánea)

Mensaje por cyncym »

Cuentos Peques escribió: 31 Dic 2021 12:56 Me encanto de verdad :60: Feliz Año
¡Gracias! ¡Qué bueno que te haya gustado! Feliz año para tí también.
Última edición por cyncym el 23 Jun 2022 07:19, editado 1 vez en total.
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lucia
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Re: El buen amigo (Ficción contemporánea)

Mensaje por lucia »

Empiezas a acumular demasiadas desgracias sobre Justin demasiado rápido.
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Re: El buen amigo (Ficción contemporánea)

Mensaje por cyncym »

lucia escribió: 03 Ene 2022 21:01 Empiezas a acumular demasiadas desgracias sobre Justin demasiado rápido.
Si, es cierto. Pero es intencional, porque es parte del motivador que lo lleva a hacer lo que luego hará un poco más adelante. Tanto que hasta pensé ponerle como título: "El desgraciado", pero no me convenció mucho. Lo que sí, te agradezco de que me lo indicaras, porque voy a tener muy en cuenta intentar balancear las cosas para él más pronto.
Pero, ¿Cómo resulta al leerlo?, ¿es muy pesado? Me refiero a: ¿Deprime, el solo leerlo? Porque no es mi intención. No exactamente. Quiero que se sepa que él la está pasando mal, pero no que deprima al lector. Me gustaría saber qué se siente leer esta primera parte completa, al menos hasta que se encuentra con su amigo. El próximo capítulo, que transcurre durante esa misma noche, también es entre neutral y depre el principio, y de la mitad para el final ya es mas movido y divertido. Ya luego lo pulo un poco y lo subo, es mas o menos hasta donde tengo escrito, de hecho.
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lucia
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Re: El buen amigo (Ficción contemporánea)

Mensaje por lucia »

Deprimente no, repetitivo precisamente porque todo le sale mal.
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Re: El buen amigo (Ficción contemporánea)

Mensaje por cyncym »

Bueno, ahí está el resto del día de este muchacho, hasta el final. Me temo que se me haya hecho demasiado largo para ser un solo día, especialmente teniendo en cuenta que la historia es mucho más larga, asique probablemente, cuando esté más avanzada, termine cortando con hacha bastantes partes. Como la parte en que va a lo de su tía, por ejemplo. Esa la puedo quitar entera y quedaría un pelín menos repetitivo el principio.
Última edición por cyncym el 23 Jun 2022 07:17, editado 2 veces en total.
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lucia
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Re: El buen amigo (Ficción contemporánea)

Mensaje por lucia »

Pues sí, porque en realidad no parece aportar nada a la historia. En cambio, el encuentro con la amiga de Tatiana sí parece una especie de punto de inflexión.
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