Nada y Ave (Relato - parte I)

[Snorry]

https://www.youtube.com/watch?v=va1oiojnGrA


Desde la temprana infancia tuve una inclinación innata por el reino vegetal. Influyente, si bien no definitivo, fue el hecho de que mi madre fuera una refutada botánica. Difícil es describir el placer de una ingenua intelectualidad que despertaba ante aquellos libros de hermosos grabados. Aquellas páginas despedían un fuerte olor a rancio que para mí representaba el olor más acogedor del mundo. De este modo, comencé mis lecturas de autores que a mi se me antojaban héroes inaccesibles del conocimiento, aventureros que se adentraban en la niebla espesa de lo feérico con avidez de sabiduría. Darwin, por ejemplo, del que la mayoría ignora sus insignes trabajos en botánica, qué momentos de indecible solaz me proporcionó al recorrer las páginas de Insectivorous Plants. No será preciso indicar que las impresiones que dejaban en mi alma infantil aquellas lecturas eran más de talante mágico que científico, como no podría ser de otra manera, sin embargo, constituyeron el detonador que hizo de mi lo hoy en día… He de confesar, no obstante, que después de tantos años de investigación científica las fronteras entre lo preternatural y lo mensurable es tan delicada y sutil que en ocasiones se muestra inexistente.
El recuerdo de las tardes que pasaba con mi madre en su pequeño invernadero, bajo una luz irreal que parecía suspender en el aire a las floraciones, brotes e inforescencias, ese recuerdo es ahora que mis condiciones personales me abocan a la ociosidad, un dolor indecible que oprime mi pecho.
Lejos de verlas como seres inertes cuya verdadera función era embellecer el mundo, atribuía comportamientos humanos en las plantas. Sentía afinidad por la Mimosa Púdica, cuyas hojas se retraen a gran velocidad al sentir el tacto humano. Yo participaba de ese mismo retraimiento cuando era acariciado, incluso por las dulces manos de mi madre. La planta y yo compartíamos una secreta animadversión hacia lo humano. Mis estudios e investigaciones me han revelado que mi intuición infantil no era del todo descabellada. También, la Urticularia llamó intensamente mi atención, más allá de que hubiera sido estudiada por en naturalista británico. Con la presencia de una flor hermosa se cernía sobre sus víctimas con una contracción atroz. Cómo podían estos seres sin aparente sistema nervioso central ejecutar, en apariencia, movimientos coordinados que respondían a estímulos. A menudo, en mis juegos solitarios, me revestía con resto de desbrozo y hojarasca y corría por el jardín simulando que era un híbrido entre humano y vegetal, un ser nuevo, cumplimentando las carencias de cada reino, una criatura autónoma y absolutamente feliz.

[Yayonuevededos]

Espero la continuación con Zimmer de fondo.

[Snorry]

Espero la continuación con Zimmer de fondo.

Ahí estamos. Esto de escribir agota eh?

[lucia]

Te falla el vocabulario para lo ambicioso del texto: refutada por reputada, cumplimentado por complementarios... Y digo que es ambicioso porque resulta potente.

Y tenía entendido que la mimosa lo que cerraba era la inflorescencia, no las hojas.

[Snorry]

Te falla el vocabulario para lo ambicioso del texto: refutada por reputada, cumplimentado por complementarios... Y digo que es ambicioso porque resulta potente.

Y tenía entendido que la mimosa lo que cerraba era la inflorescencia, no las hojas.

Así es, Lucia. Menudos dos errores garrafales. Del primero me di cuenta nada más colgarlo aquí.
Respecto de la Mimosa: tuve la suerte de verla en el botánico de Madrid, parecía un helecho diminuto. Probé a tocar sus hojas (a mí me parecieron hojas) y estás se encogieron inmediatamente.
Respecto del vocabulario estoy leyendo algunos libros de divulgación científica a ver si encuentro la clave para sacar adelante este delirio.
Gracias!!!