El náufrago (Ficción)

[posman]

- No sé lo que había pasado; recuerdo vagamente una terrible tormenta y que el barco en el que viajaba se movía para todos los lados zarandeado por enormes olas. Ahora me encontraba en la playa de una pequeña isla perdida en mitad del Océano.

- El Náufrago -

En la isla había un denso bosque de palmeras que rodeaban a un imponente volcán que parecía un coloso y fiero guardián que se encontraba dormido.., será mejor no molestarlo, no vaya a ser que se despierte de mal humor. La isla parecía deshabitada pues no vi a nadie por ninguna parte. Me adentré en aquel bosque con la intención de explorar la isla y después de caminar un rato por un pequeño sendero, divisé una explanada en donde pude divisar una choza por lo que pensé que en ella debería vivir alguien. Inmediatamente apuré mis pasos hacia ella pero enseguida me di cuenta de que estaba vacía pues daba la impresión de que hacía mucho tiempo que nadie vivía en ella. Seguramente debió ser la vivienda de otro desdichado náufrago anterior a mi, por lo que decidí ser su nuevo "inquilino".
Los días pasaban con mucha calma en aquella isla; me había adaptado perfectamente a aquél pequeño entorno, e incluso había descubierto que se me daba bien tallar y hacer toda clase de objetos con madera, piedra y conchas, disfrutando de aquellos hermosos amaneceres y atardeceres de aquél idílico lugar. Pero un día una siniestra silueta se divisó en el horizonte:
¡¡Piratas!!
No, no era el clásico velero bergantín con la bandera negra en lo alto del mástil. Era un moderno y lujoso Crucero repleto de los nuevos piratas del siglo veintiuno;
¡¡Turistas!!
Que terrible visión; a bordo de este barco viajaban estos temibles depredadores ansiosos de fuertes e intensas emociones dispuestos arrasarlo todo. A los clásicos piratas nadie los quería, sin embargo a estos los quieren todo el mundo aunque se trate de la peor pesadilla que uno pueda tener. Pensaba que seguirían el viaje, pero me equivoqué; el barco fondeó cerca de la isla y.., fletaron varios botes. De repente me vi rodeado de estas personas que, ligeras de ropa y armados con cámaras de fotos no dejaban de "dispararme" pues pensaban que era un nativo de la isla. Después entraron en la choza e intentaron apropiarse de mi colección de figuras talladas por mi. Por mucho que intenté disuadirles de que no lo hicieran.., al final se llevaron todo.
En esto que el capitán decidió hacer una visita guiada por la isla y como yo la conocía fui "contratado" como guía local. Menuda pesadilla, en cuanto me descuidaba se perdían por cualquier rincón y tenía que buscarlos. Lo que más les gustó fue el volcán; pero ellos pensaban que se trataba de una atracción y me preguntaban cuando se "encendería". Tuve que explicarles que el volcán era "de verdad", pero ¡no me creyeron!, comentaban entre ellos que seguramente se trataba de una sorpresa que les darían de noche. Cuando regresamos, el capitán había organizado una fiesta con toda clase de manjares y amenizada con una orquesta. Yo decidí irme a descansar a la choza; el día había sido largo, muy largo y agotador.
Cuando me desperté eran casi las doce de la mañana del día siguiente; pero algo iba mal.., no estaba en la choza, ¡¡estaba en un camarote del barco!!. Estaba claro que me habían llevado a él cuando estaba dormido. Pero entonces empecé a recordar; resulta que yo también soy ¡¡un turista!! que también viajaba en ese barco. El día anterior habíamos llegado a esa isla y el capitán decidió desembarcar en ella. La mayoría de los viajeros se unieron a él.., pero yo decidí quedarme en el barco y "perderme" en la barra de uno de los amplios salones saboreando los estupendos "brebajes" que preparaban los camareros. Así fue cómo me pilló esa terrible "tormenta" y, no era el barco el que se movía para todos los lados; era yo que al final apenas me tenía en pié.
Poco a poco los viajeros que habían desembarcado volvían a él, aunque algunos tenían que ser ayudados pues, parece ser que también a ellos los pilló esa terrible "tormenta". En esto que llegó el capitán y me felicitó por lo bien que había organizado la visita y el espectáculo en la isla. ¿?
Caramba, resulta que no soy un pasajero; ¡soy un tripulante del barco!. En realidad soy el Director de Crucero, el encargado de los espectáculos y de las excursiones en tierra.., quién lo iba a pensar. De repente llega un marinero a toda prisa y le dice al capitán que hay un polizón a bordo. Éste le pregunta de quién se trata y el marinero le indica que soy yo; pues han encontrado al Director de Crucero maniatado y en paños menores en un baño de señoras. Ahora si lo tengo claro; resulta que yo no tenía dinero para irme de vacaciones y viajar en uno de estos barcos y.., entonces planeé todo. Me fui al puerto disfrazado de marinero y con tanto follón que había entre unos que subían al barco y otros que bajaban, logré colarme. Después fue fácil "suplantar" al Director de Crucero, aunque no me di cuenta que lo dejé maniatado en el baño de señoras.., es que con las prisas...
El capitán me dio a elegir entre dos opciones; o quedarme arrestado en el barco hasta llegar a puerto o.., quedarme en la isla. Elegí lo segundo, pues ¡¡menudas vacaciones iba a tener con una isla para mi solo!!.

[Cuentolosiento]

Impresionante la de giros que da la historia; como si un tornado habitara en la cabeza del personaje y así lo transmites.

Al final, esas vacaciones en una isla solitaria, cuando diera cuenta el personaje de que la soledad forzada no alimenta el alma de alegría sino de dudosos pensamientos y desconciertos..., queda claro que no estaba muy cuerdo, al celebrarlo con tanto alborozo.

[posman]

Hola Cuentolosiento, gracias por tus comentarios. La razón por la que el protagonista elige esa opción es porque.., ¡vive en la isla!. En realidad éste trabaja para una empresa de turismo y, esa isla, forma parte de la ruta de ese Crucero. Nada es lo que parece pero todo forma parte de la trama. La "choza" es realidad una tienda en donde venden toda clase de objetos para los turistas y que él se encarga de "fabricarlos". El volcán no es de verdad, sólo es el decorado de un espectáculo pirotécnico. Cuando los turistas desembarcan en la isla, él está "disfrazado" de nativo y por eso le hacen fotos. En cuanto a lo de ser un polizón.., eso es un recurso que yo he utilizado para darle un final a la historia, aunque si es cierto que el "prota" estuvo en el barco y.., se tomó alguna que otra copa. Tampoco se hizo pasar por el Director de Crucero pues, ambos tienen el mismo empleo pero en diferentes lugares; uno en el barco y el otro en la isla... Saludos.

[lucia]

Posman, el problema es que nada de lo que cuentas en la explicación se ve en el cuento. Lo que se ve es a un borrachuzo perdido que confunde realidad con fantasía y una crítica a la masificación turística.

[Cuentolosiento]

Posman, el problema es que nada de lo que cuentas en la explicación se ve en el cuento. Lo que se ve es a un borrachuzo perdido que confunde realidad con fantasía y una crítica a la masificación turística.

Se llama «poscreatividad creativa». Al menos eso decía un conocido, que cada vez que presentaba un escrito, había variado entre lo que escribió y lo que presumidamente creía haber «escribido».

[Oliverso]

El gran problema con la primera persona es que uno tiene que tomar con pinzas lo que le cuentan. Queda claro que el tipo tiene monos en el coco y fuego en las tripas, pero de que la choza es una tienda, o lo de que el volcán un espectáculo, no tanto porque la fiabilidad de la voz narrativa queda por los suelos, o porque muchos turistas tienen de carta de presentación la ignorancia.

Admito también que me gustaba más el rumbo cuando nuestro hombre era un náufrago en una isla defendiendo su paz de una horda de capitalistas con camisa hawaiana y collar de flores