Novela sin título (Histórica/fantasía/negra)

[Toyah]

@Gavalia la idea era describir un dormitorio despues de un largo periodo de reclusión, donde se han acumulado alimentos bebidas y se ha estado trabajando, intento describir el escenario, de manera que cuando lees la descripción te sientes como si estuvieras dentro, ese debia ser mi eje principal, hacer que el lector se sienta como si estuviera dentro de la historia, que sintiera el escenario, que acompañara al personaje....

Por otro lado no quiero que el escenario sea una calle de arboles que has dejado atras cual habitación que tienes muy vista, tampoco me interesa un episodio 9 de srar wars que va al grano de manera en que todo sucede en un tiempo record, el parrafo que pones como ejemplo, ahora mismo lo re escribi:

Aquel día finalizaba un largo periodo de reclusión en aquella estancia, un pequeño espacio que se había convertido en un depósito de desechos, destacando los restos de arroz, pescado y perdices en los picos que sobresalian por encima del mobiliario, la dejadez de higiene y la humedad resultante de la bebida pendiente de ser consumida, habían favorecido la descomposición orgánica a pesar de las temperaturas, incrementando su notoriedad con un fuerte hedor, que reclamaba la propiedad de cualquier espacio que el habitante necesitará ocupar. Toda evidencia del suelo sobre el que descansaban, estaba invisibilizada por miles de anotaciones que en su día, fueron objeto de interés y ahora habían sido dejadas a su suerte, en una distribución uniforme había dejado un intrincado puzzle que cubría la superficie que yacía debajo, convirtiéndola en una existencia secundaria.


Si te fijas menciono pescado (frecuente en lugares costeros, arroz algo clasico y perdices), en 1700 las perdices eran un alimento de las clases privilegiadas, lo que hago explicando las anotaciones, se vincula a la frase: dando la falsa sensacion que vivia un historuador y no un recluso, ademas de los arboles genealogicos comunes en investigaciones de historiadores y un interes del habitante, basicamente me dedico a dar pistas y emfatizar los puntos de la trama los personajes etc, por ejemplo:

de la fuerte debacle que experimentaba la temperatura, un comportamiento que obedecía las tendencias propias de aquel periodo del año ¿en que epoca del año diria que estas?, tu imaginate que le sumas la mención del invierno.....,

la esperada muerte del rey al inicio de mes, (Carlis II murio el dia 1, ademas que se veia venir)

penurias, resultado de lo acontecido el último siglo y próximas a sumarse a las de un pueblo marcado por la supervivencia.

1600 Como estaba la situacion resultado de la reconquista?, 1640, 1658, final guerra dels segadors y final del bandolerismo, son referencias que componen la trama, Fer en su condición de asesino se mueve por politica y le impulsan los resultados de la historia, de ahi su reclusión

Por otro lado intento tener encuenta minucias, como el que dejar un resto de pescado en una habitación, donde no hay njnguna condicion que favorezca su descomposicion pero si lo contrario, es una contradición con su estado de descomposición,

En la fantasia esta muy buen un personaje que puede enfrentarse a un grupo, pero es diferente enfrentarse a 2 con un cuchillo teniendo tu un baston con hoja que enfrentarse a 4 mosqueteros desde la distancia, ahi por ejemplo has de justificar que tardan hasta 25 segundos en recargarse, que el personaje puede teletransportarse y romperle el cuello a uno, que mientras el otro recarga mala estrella ( en este caso Fer) puede encajarle un mini cuchillo en los ojos al otro....., no me gustan los deus ex maquina y pretendo balancear diferentes cosas

[Gavalia]

Me encanta la pasión que transmittes. Tienes un guión al que ceñirte y las ideas claras. Nos leemos.
Un saludo.

[Toyah]

Se decía que los detractores del rey fijaron su muerte el primer día del mes, a pesar de las semanas transcurridas desde entonces, los sucesos que causaron la misma desgracia al soberano y a su único heredero seguían siendo objeto de debate. En la costa del Mediterraneo, el heraldo del invierno hacía temblar las puertas de la ciudad condal con sus primeras llamadas. Entre el barrio más concurrido de la capital y la plaza de los torneos, las paredes de una vivienda aislaban el interior de una dependencia familiar de la fuerte debacle que experimentaba la temperatura, un comportamiento que obedecía las tendencias propias de aquel periodo del año, continuando así, una larga lista de penurias herederas de lo acontecido el último siglo y próximas a sumarse a las de un pueblo marcado por la supervivencia.

Aquel día estaba por finalizar un largo periodo de reclusión en la estancia. Un pequeño espacio que se había convertido en un depósito de desechos, destacando los restos de perdices y pescado sobresaliendo por encima del mobiliario. La dejadez, falta de higiene y la humedad resultante de la bebida pendiente de ser consumida favorecian su descomposición, la inhabitabilidad se había visto incrementada con el fuerte hedor que abandonaba los restos y, reclamaba la propiedad del espacio perteneciente a otro residente. Toda evidencia del suelo sobre el que descansaban, estaba invisibilizada por miles de anotaciones que en su día fueron objeto de interés y ahora estaban dejadas a su suerte en una distribución uniforme formando un intrincado puzzle y, cubriendo la superficie que yacía debajo, hasta convertirla en una existencia secundaria.

Agotado así el espacio del suelo, la presencia del trabajo que había forzado el encarcelamiento se había trasladado a las paredes, siendo un espacio de atención para quienes no se acomodan a las primeras impresiones y cruzan el pequeño umbral de madera que separaba la estancia del pasillo, mostrando un resultado revelador que justificaba el tiempo invertido.

Las paredes internas veían cambiada su oscura apariencia con la decoración que ofrecían los árboles genealógicos de reciente pintada, resultado de una investigación inacabada que explicaba una era dejada atrás por la mayoría. Las fechas y los acontecimientos a los que estaban asociados destacaban por encima de los nombres de dirigentes que vivieron en lo que parecía otra era y, transmitían la falsa creencia de que era el dormitorio de un historiador y no el de un preso. En la esquina más cercana a la ventana, colgaba una de las pocas señas de identidad visibles en la habitación, un espejo tallado en piedra pulida situado enfrente de paja esparcida sobre tablas.

Delante del objeto seguía reflejado el quemado y cicatrizado rostro de una vida supeditada al sentido más cruel del deber, sumando más de los números restados por la cera que indicaba las horas transcurridas, sin dar muestras de que en algún momento cercano la duradera imagen fuera a ser reemplazada, por la de algún gesto del adolescente que la contemplaba, desde hacía ya más tiempo del que se podía calcular con un simple reloj de vela. Esa costumbre empezó como una sensación inocente, derivada de la ilusión que le concedió esa posibilidad de verse a sí mismo y se había convertido en la única manera posible de empezar la jornada, habiéndose convertido en una tradición inquebrantable desde la infancia, etapa en la que aquel espejo le mostró los primeros cambios en su rostro y en la que empezó a servir a la institución de la generalidad con una lealtad tan profunda, como ciega.

En esa ocasión no estaba interesado en su aspecto, la realidad que le empujaba a mantener esa actitud infantil, no podía ser representada por material alguno al no existir un semblante físico tan aterrador, como lo era el rostro con el que sus servicios le habían recompensado, pero si romperle por dentro. Pues junto a muchos otros había dedicado sus pocos años de vida a esa causa y ahora que recordaba a los compañeros caídos, un sentimiento de engaño le apresó, como si de garras apretando con mucha fuerza se tratara.

Fer era consciente de que ni el crecimiento personal que se había reflejado años atrás ni, la ideología que había sido su vida justificaban sus acciones. Sus creencias desaparecieron el día que él y su hermana se infiltraron en los archivos del palacio, la última morada de los textos apócrifos que no podían ser destruidos y cuya existencia había sido erradicada de toda conciencia y conocimiento popular, tras unos sucesos de los que no existía registro alguno. Había servido con lealtad al presidente Climent de Solanell i de Foix. Ahora la confianza que tuvo en la institución responsable del gobierno, dejó una vacante que ocupaba con dolor, sensación que le vaciaba los pulmones desde dentro y lo hundía de forma profunda en la más deprimente tristeza. El odio hacia su persona creció súbitamente, rellenando de forma paulatina todo vacío en sus adentros, quemando el oxígeno con un ardor que lejos de desaparecer, traía con sigo la desagradable compañía de una gran energía innata, que exigía ser liberada del cuerpo en el que estaba atrapada, nublando su mente y apoderándose de su voluntad.

[Gavalia]

Por fin el formato ha mejorado en todos los aspectos y diría que mucho.
Algunos párrafos siguen siendo algo crípticos pero el conjunto suena muy bien. Todavía hay algún que otro gazapo ortogŕafico "con sigo" se escribe "consigo"
 fuerte hedor que abandonaba los restos 
Yo buscaría otro sinónimo.
Saludos.

[Toyah]

mejorado???????????, los 2 primeros parrafos eran tan horribles aburridos y sin sentido que tuve que MODIFICARLOS, pero esa redaccion me supuso una evolucion, esta es la ultima edicion:



El heraldo del invierno había extendido sus alas sobre las secas tierras adyacentes a la muralla de la ciudad condal y sus fuertes llamadas hacían temblar las puertas de la capital, su llegada trajo consigo una fuerte debacle en la temperatura, castigando al principio, una agrupación de pequeñas ciudades estado surgido a orillas del Mediterraneo ante la debilidad de un imperio en decadencia, continuando así, una larga lista de penurias iniciadas con la muerte del rey el primer día del mes anterior y, herederas de lo acontecido el último siglo que marcaban el dia a dia de un pueblo superviviente, entre el barrio más concurrido y la plaza de los torneos, las paredes de una vivienda aislaban su interior.

Las últimas horas de oscuridad marcaban el final de un largo periodo de reclusión en la menor de las tres dependencias familiares. Un pequeño espacio convertido en un depósito de desechos, los restos de perdices y pescado asomados por encima de un escaso inmobiliario veían su descomposición favorecida por el pasar de los meses y la humedad surgida de la bebida restante. El fuerte hedor que abandonaba los restos de incontables cenas reclamaba para sí la propiedad de la estancia. Toda evidencia del suelo sobre el que descansaban, estaba invisibilizada por miles de anotaciones que en su día fueron objeto de estudio y ahora estaban dejadas a su suerte en una distribución uniforme y formando un complejo puzzle, con el que cubrían la superficie que yacía debajo hasta convertirla en una existencia secundaria.

Agotado el suelo, la presencia del trabajo que había forzado el encarcelamiento se trasladó a las paredes, siendo un espacio de atención para quienes no se acomodan a las primeras impresiones y cruzaban el pequeño umbral de madera que separaba la estancia del pasillo, mostrando un resultado revelador que justificaba el tiempo invertido.

Las paredes internas veían cambiada su oscura apariencia con la decoración que ofrecían los árboles genealógicos de reciente pintada, resultado de una investigación inacabada que explicaba una era dejada atrás por la mayoría. Los interrogantes destacaban por encima de las fechas y los acontecimientos asociados a nombres de dirigentes que vivieron en lo que parecía otra era y, transmitían la falsa creencia de que era el dormitorio de un historiador y no el de un preso. En la esquina más cercana a la ventana, colgaba una de las pocas señas de identidad visibles en la habitación, un espejo tallado en piedra pulida situado enfrente de paja esparcida sobre tablas.

Delante del objeto seguía reflejado el quemado y cicatrizado rostro de una vida supeditada al sentido más cruel del deber, sumando más de los números restados por la cera que indicaba las horas transcurridas, sin dar muestras de que en algún momento cercano la duradera imagen fuera a ser reemplazada, por la de algún gesto del adolescente que la contemplaba, desde hacía ya más tiempo del que se podía calcular con un simple reloj de vela. Esa costumbre empezó como una sensación inocente, derivada de la ilusión que le concedió esa posibilidad de verse a sí mismo y se había convertido en la única manera posible de empezar la jornada, habiéndose convertido en una tradición inquebrantable desde la infancia, etapa en la que aquel espejo le mostró los primeros cambios en su rostro y en la que empezó a servir a la institución de la generalidad con una lealtad tan profunda, como ciega.

En esa ocasión no estaba interesado en su aspecto, la realidad que le empujaba a mantener esa actitud infantil, no podía ser representada por material alguno al no existir un semblante físico tan aterrador, como lo era el rostro con el que sus servicios le habían recompensado, pero si romperle por dentro. Pues junto a muchos otros había dedicado sus pocos años de vida a esa causa y ahora que recordaba a los compañeros caídos, un sentimiento de engaño le apresó, como si de garras apretando con mucha fuerza se tratara.

Fer era consciente de que ni el crecimiento personal que se había reflejado años atrás ni, la ideología que había sido su vida justificaban sus acciones. Sus creencias desaparecieron el día que él y su hermana se infiltraron en los archivos del palacio, la última morada de los textos apócrifos que no podían ser destruidos y cuya existencia había sido erradicada de toda conciencia y conocimiento popular, tras unos sucesos de los que no existía registro alguno. Había servido con lealtad al presidente Climent de Solanell i de Foix. Ahora la confianza que tuvo en la institución responsable del gobierno, dejó una vacante que ocupaba con dolor, sensación que le vaciaba los pulmones desde dentro y lo hundía de forma profunda en la más deprimente tristeza. El odio hacia su persona creció súbitamente, rellenando de forma paulatina todo vacío en sus adentros, quemando el oxígeno con un ardor que lejos de desaparecer, traía con sigo la desagradable compañía de una gran energía innata, que exigía ser liberada del cuerpo en el que estaba atrapada, nublando su mente y apoderándose de su voluntad.

Gavaia me dices cual de los dos te gusta más, porcierto detesto preguntar tonterías, peor sabeis de algun tutorial y sabeis por casualidad de algun sitio dodne pueda encontrar información de los cargos políticos y sistemas de cargos... del SXVII-XVIII?, finalmente decidi la funcion del prologo

[kassiopea]

Me quedo con la versión anterior, esta última me resulta mucho más críptica y hay enredo de frases (aunque eso mejoraría cambiando la puntuación). Solo ha habido un párrafo que no haya tenido que leer varias veces, el cuarto.

¿El protagonista es el heredero del soberano que condenaron a muerte? Como empiezas mencionando la condena a muerte del rey y, a continuación, fijas la atención en el joven que ha estado preso durante un largo tiempo en el interior de una vivienda, el lector intuye que ambos hechos tienen alguna relación. Sin embargo, no queda nada claro. Sigues leyendo con la esperanza de encontrar un hilo conductor, una relación entre los acontecimientos, pero ha seguido sin quedarme claro.

Las descripciones de los ambientes es lo que más me ha gustado. Solo con la descripción de la vivienda has dejado claro que el joven preso ha pasado mucho tiempo allí y que ha estado muy entretenido grabando inscripciones y árboles genealógicos sobre las paredes. Además, queda claro que el chico ha recibido cierta educación, pues sabe escribir. Por cierto, ¿el suelo es de madera? Porque si fuera de tierra difícilmente se podrían grabar inscripciones. Y si el suelo es de madera eso indicaría que la vivienda no es tan humilde.

Hay un hecho que mencionas de pasada y creo que sería importante desarrollarlo: cuando su hermana y él se infiltraron en los archivos del palacio. Sería emocionante narrar esa escena y que el lector pudiera vivirla acompañando de la mano al protagonista. Incluso se podría empezar el texto recordando ese momento. Eso añadiría emoción, un poco de acción y más ganas de saber qué sucedió para que el joven terminase preso.

Todo esto que estoy comentando es lo que me ha venido a la cabeza mientras leía tu texto, solo son mis impresiones personales. Yo tendría otra forma de enfocar la historia, pero eso no quiere decir que la tuya esté mal, ni mucho menos.

[Toyah]

Disculpad una pregunta ¿que es primero la trama o el personaje, creo que para evitar conveniencias y deus exmaquinas ideare la trama, pero el ptoblema es que las circunstancias requieren del personaje desarrollado