Ayuda al suicida (Relato)

[Yayonuevededos]

RRRRINNNGGG
—Centro de ayuda al suicida, ¿en qué puedo ayudarlo?
—¡Me quiero matarrrrrr!
—Mi quiri mitir, mi quiri mitir. Ante todo buenas tardes, ¿no?
—Ehh... Buenas tardes. ¡Es que me dejó mi mujer y...!
—Si me cuenta de su mujer, yo le cuento de mi cuñado, que es insoportable, el tipo. Cree que se las sabe todas más una. Cada uno con sus mierdas. ¿Sabe la última que me hizo?
—Repito: ¡Me quiero matar!
—Shhh, no sea maleducado. Primero no saluda y ahora interrumpe. Le cuento: en casa se estropeó el calefón. Cierto que era un Orbis del tiempo de Matusalén. El caso es que dejó de funcionar, y justo estaba el Horacio, que es mi cuñado, como le dije.
—No aguanto más, me mato.
—Espere que le cuento el final, de no creer, vea. Con la excusa de ver a la Gladis, Horacio viene a comer de garrón todos los jueves, el caradura. En cuanto Gladis le contó lo del calefón... La Gladis es mi mujer. Sigo...
—¿Me va a ayudar o no?
—Dale con la matraca. ¿No le enseñaron que primero se oye y después se habla? ¿Dónde se crió usted? ¿En una cueva? Le decía, la Gladis va y le cuenta que el calefón no va más. Ahí yo dije que iba a llamar al gasista. Entonces salta el metido y suelta la de siempre: Dame un destornillador y una pinza, que te lo arreglo en un santiamén.
—¿Y a mí qué carajo me importa lo que me cuenta? Quiero matarme ¡Ya!
—No se apure. Resulta que al final hizo tal estropicio que tuve que comprar un calefón nuevo. ¿Sabe lo que cuestan los calefones, hoy en día? Un ojo de la cara. Encima, pagar la instalación.
—Dije que me quería matar...
—¿Llama para contármelo o necesita instrucciones? ¿Está llorando?
—¡Me mato! Y sí, estoy llorando, por su culpa. ¿Usted nunca llora?
—Mariqui-ta, mariqui-ta. Sea macho y no llore, a ver si es el primero al que le levantan la hembra. Y no me eche la culpa, que yo no fui. A saber el pedazo de bagre que tenía en su casa.
—¿Bagre mi mujer? Usted no sabe lo que dice. Una princesa, la Rosario. Una carita, una voz, un cuerpo...
—¿Y en la cama?
—Eh... bien... bien...
—Ahí le patinó la voz.
—Bueno, un poco friona, como desganadita, ¿vio? No sé cómo explicarlo.
—Una momia.
—Noooo, qué va a ser una momia, no.
—Diga la verdad.
—En fin... Una vez se movió, y le pregunté si la había lastimado.
—Esas son las peores. Encima hacen como que tienen un orgasmo y es todo mentira. Por ahí, usted salió ganando.
—No diga eso. ¿Sabe cómo la quiero, yo? No puedo vivir sin ella.
—A mí me pasa lo mismo, pero con la Mastercard.
—Usted es un poquito hijo de puta, ¿no? Un cínico morboso.
—Si vamos a empezar con los insultos, usted es un gil de lechería, que se le rajó la mujer.
—¿Podemos volver a lo nuestro?
—¿A lo del calefón?
—¡No! ¡A que me mato ya mismo!
—Claaaaro, se acuerdan a último momento y quieren que el funcionario público les resuelva el problema. Son todos iguales. Las cosas se hacen con tiempo, caramba. No podemos andar así, improvisando. Parece un suicidio organizado por mi cuñado. ¿Le conté lo del carburador del coche?
— ¡Me importan tres carajos el carburador, el coche, su cuñado, el calefón, y la puta que los parió a todos! ¡Agarro una soga y me ahorco!
—¿Qué tipo de soga quiere usar?
—¿Eh? La de tender la ropa...
—Naaa. Qué ordinario. Además nadie le garantiza que aguante. A ver si termina de culo en el suelo. Mire, vaya y cómprese una de escalador, son muy resistentes y vienen en unos colores preciosos. Espere un momentito. ¡Pedro, sentate que no veo nada!
—¿Qué es lo que no ve?
—¡El partido! Juegan River y San Lorenzo. Con ese equipo de rejuntados, San Lorenzo está frito antes de salir a la cancha.
—Lo mío es más importante.
—¿Ah, sí? Usted es más importante que cien mil personas, ¡no me diga! A todo esto, ¿usted de qué equipo es?
—Estábamos hablando de mi suicidio...
—Conteste, ¿o le da vergüenza?
—De Boca, pero...
—¡De Boca! jajajaaaa. ¿Usted sabe por qué los boquenses no se suicidan?
—Pero, ¿qué tiene que ver? No, no sé.
—¡Porque son unos muertos! jajajajaaaaa Uy... Uy... Uy... ¡Gooool, goooooool! ¿Qué le dije?, ya los tenemos arrinconados. ¿Hoy les metemos media docena sin despeinarnos. ¡Goool! ¡Pedrito, prepará la billetera que te gano la apuesta!
—¡Oiga!
—A propósito, ¿Dónde piensa colgar esa soga que me dijo?
—Del techo, supongo.
—¿No será de yeso, no?
—Ahora que lo dice, sí es de yeso, ¿por?
—Usted es un aficionado, che. Se le va a venir abajo como calzón de puta, para decirlo en términos técnicos, y sin la menor referencia a su señora esposa prófuga. Además, por ahí le cae un cacho del techo en la cabeza y me lo deja seco.
—¡Mejor! Lo único que quiero es matarme.
—Ah, pero ya no sería un suicidio como corresponde sino un accidente doméstico. En ese caso tiene que llamar a los bomberos, en vez de darme la lata y ocupar la línea. Por si no se dio cuenta, es domingo y está lloviendo. Usted no sabe como se nos satura la centralita en estos días.¿Suicidarse de lunes a viernes en horario de oficina? No. Los señoritos joden los domingos a la tarde, hay que ver. ¿Quiere el número de los bomberos?
—¿Sabe qué? Ahora no me suicido nada.
—Usted es un veleta. Llama diciendo "me quiero matar, me quiero matar" y al rato va y me cambia de idea. A ver si se decide, que yo no estoy para escuchar "que sí, que no, que quién sabe". Este es un trabajo serio, por si no se dio cuenta. Encima con lo mal que pagan acá... ¡No, no no! Nos empataron esos burros, la concha de la lora, me caguendié. Hoy tengo un día que...
—¡Vayase a la mierda!
—Ma'sí, matate, loco.

[Snorry]

Qué buenos ratos de risa me pegué con el Doctor Tangalanga. Qué humor más vil y chabacano, pero jodidamente divertido. Hay mucho de eso aquí. Qué decirte, Yayo. Déjate de tangalangadas y vuelve a deleitarnos con uno de tus entrañables cuentos.

[Jarg]

Por lo menos ha evitado un suicidio

[Yayonuevededos]

Esto es un experimento.
¿Se puede leer un texto sin la menor descripción y sin acotación alguna? ¿Se "pierde" el lector?
El conjunto es disparatado y un pelín cruel, pero el "ayudante" consigue su objetivo, aún con medios discutibles.
Gracias por leer y comentar.

Saludos,
Tangarcelo

[Jarg]

Esto es un experimento.
¿Se puede leer un texto sin la menor descripción y sin acotación alguna? ¿Se "pierde" el lector?

Yo creo que sí, siempre que el diálogo esté bien hecho. Shakespeare escribió algunas obras casi sin acotaciones de los personajes y se entendían bien (aunque algunas compañías las representen demasiado "libremente").

[Tolomew Dewhust]

Otro por aquí que se ha reído de lo lindo, .

[Berlín]

Marcelo -lo siento, me niego a llamarte yayo, yo concursé contigo cuando eras Marcelo y punto pelota-, lo que me he llegado a reír. Gracias. En cuanto a lo que comentabas pues yo no me he perdido en ningún momento y creo que ni le sobra ni le falta, se sigue bien y el dialogo es magnífico. Intuyo que esconde más faena de lo que parece.

[Yayonuevededos]

Si se han reído, me alegro.
Últimamente me da por el desbarre a lo bestia. Trataré de centrarme un poco a ver qué sale.

Berlín, lo más difícil fue no dejarme arrastrar por la costumbre de agregar alguna descripción. En realidad están allí, sólo que en la voz del personaje con el partido de fútbol. También le di un tono socarrón que aparenta no interesarse por lo que le cuenta el otro.

Saludos cordiales,
Marcelo

[Alfonso M. Parrondo]

Quieras llamarlo relato dialogado o teatro (aunque no tenga acotaciones) se sigue fácilmente. Desde luego tiene ritmo y algunos diálogos elocuentes que es algo que me suele gustar. Un saludo.

[Yayonuevededos]

Gracias, Alfonso, por leer y comentar.

Saludos,
Marcelo

[magali]

Me gustó que me sacaras un sonrisa.

Gracias

[Yayonuevededos]

Me gustó que me sacaras un sonrisa.

Gracias

La mecánica del absurdo es interesante, el lector no sabe en qué momento le sueltas la bomba. Un buen contraste.

Gracias por leer y comentar.

Saludos,
Marcelo

[lucia]

Al diálogo no le falta ninguna acotación ni descripción. Está toda ahí en las palabras y en la entonación que le ponemos al leerla. Alguien que quiere suicidarse y el de la línea de ayuda que utiliza una táctica que funciona, aunque no sea la esperada de dejarle hablar, pero que en el fondo es la misma: conseguir que de alguna manera valore que es mejor seguir con vida.

Muy divertido. Otra que se ha reído según lo leía.

[Oliverso]

No diga eso. ¿Sabe cómo la quiero, yo? No puedo vivir sin ella.
—A mí me pasa lo mismo, pero con la Mastercard.

Aquí me ganó. Yo entiendo que el operador es un genio, y que usa su guasa para salvar vidas. Campeón. ¿Hm? ¿Un experimento? ¿Se puede ganar el lector sin descripciones? Pues, en este caso, sí. No sé qué tal quedaría en una historia más larga o complicada. Pero tu dale.