La pesadumbre del afortunado

Espacio en el que encontrar los relatos de los foreros, y pistas para quien quiera publicar.

Moderadores: Megan, kassiopea

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JANGEL
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La pesadumbre del afortunado

Mensaje por JANGEL »

Hace años quise ser escritor. No lo hacía mal -o, al menos, eso me decían-, pero no tuve la paciencia suficiente. O quizás me faltó la suerte. Así que todo quedó en un intento.

Hoy, si escribo, es aprovechando algún momento ocioso -cada vez menos frecuentes- y sobre cosas dispares. Hace mucho que dejé de preocuparme por conectar ideas y plantear historias que merecieran narrarse. Me volví egoísta y ahora escribo exclusivamente para mí.

Entonces llegan días como éste. Y la única manera que tienes de desahogarte es escribiendo. Cuando he llegado a la oficina, he encontrado un sobre blanco sobre mi escritorio. No tenía ventanilla ni las gruesas letras de "confidencial" impresas en ningún sitio. Así que supe en seguida que no era el recibo de la nómina. Por el contrario, se trataba de una de esas cosas que nunca esperas ver en tu mesa de trabajo. No porque no te tenga que ocurrir, sino porque deseas que no ocurra, o simplemente porque temas que pueda ocurrir.

Me han despedido. Sin previo aviso. No dudarán en pagar la indemnización que corresponda, pero han decidido quitarme de en medio. Sin muchas más explicaciones. ¿Tal vez les salía demasiado caro? Desde luego, estoy en un serio apuro. Sin trabajo, ¿cómo podré pagar el alquiler? El mercado laboral no está en su mejor momento, tardaré en encontrar algún puesto donde gane tan bien y con tanta comodidad. Mientras tanto, ¿qué hago con el apartamento? Claro, no tengo ahorros. No hay tiempo ni ocasión para ahorrar, todo se gasta. Se vive al día, completamente al día.

Es lo que tiene trabajar en Wall Street. El riesgo siempre existe, no sólo por las complicadas tareas de corredor de bolsa, que conllevan tantísima responsabilidad, sino por la alta rotación que existe en estas empresas, que viven de la más pura especulación, tanto de los recursos con que comercian como de los recursos que les dan servicio. No somos personas, sólo números.

Bajé a la calle sin recoger mis escasas pertenencias. Ni siquiera me detuve a despedirme de los compañeros o a pedir argumentos al jefe de departamento. No me apetecía. Podía volver luego. Lo cierto fue que el trayecto en el ascensor me pareció interminable. Recorrer las entrañas de estos rascacielos implica pasar varios minutos dentro de un compartimento cerrado que se desplaza velozmente. Te acostumbras pronto si no eres claustrofóbico. Pero hoy me pareció que el viaje duraba demasiado. Tal vez era la angustia por el golpe que había recibido.

Inevitablemente, una vez abajo, empecé a caminar por la acera. Mis pies me llevaron, sin que yo hubiera pensado en el itinerario que iba a seguir, por inercia, hasta la calle Fulton, donde solía parar a comer algo al mediodía. Pensé en tomar el transbordador hasta Staten Island, sólo por darme el placer de las vistas hacia la bahía y dejar atrás, por unos momentos, el maldito perfil del Bajo Manhattan que tanto sufrimiento había significado para mí desde que empecé a trabajar. Necesitaba reflexionar. Pero, en lugar de andar hacia el sur, lo hice hacia el norte, buscando el puente de Brooklyn.

La zona estaba en plena actividad. La ciudad despertaba muy temprano y la gente acudía a sus despachos. Antes tomaban un café, charlaban unos minutos o leían el periódico. Habían aprendido a coordinarse, a utilizar los medios de que disponían siguiendo una metódica organización, de manera que las colas para utilizar los ascensores no resultaran abrumadoramente multitudinarias. Cada cual acudía en un instante diferente, todo parecía funcionar por sí solo, de manera natural.

Pero yo ya no pertenecía a esa cadena perfecta. Ahora tenía mis propios problemas y me retorcía tratando de sofocar la ansiedad que crecía en mi pecho. Todo el tiempo que había dedicado a mi cargo, a la empresa que acababa de prescindir de mí... Tendría que mudarme, despojarme de lo poco que había ido recopilando para dar forma a mi propio hogar. ¿Y qué pensaría mi mujer? Afortunadamente, ella también trabajaba. Pero su sueldo no era suficiente para impedir el naufragio. Siempre había pensado que llevábamos un tren de vida inadecuado, que podía descarrilar con cualquier tropiezo.

Volví la mirada atrás y busqué el hueco entre los edificios hasta encontrar la silueta de las dos torres. Me quedé observando uno de los dos rascacielos gemelos, a la altura de la planta donde debía estar mi sitio, donde podía haber estado también ese día. Y entonces un avión se estrelló contra la torre, en medio de un gran estruendo y una terrible explosión.
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sedna
No tengo vida social
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Mensaje por sedna »

:shock:
Que susto me acabas de dar Jangel...
Si pensaba que eras tú el que te habías quedado sin trabajo... :shock:

Menos mal que seguí leyendo y...
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JANGEL
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Mensaje por JANGEL »

Lo que suelo escribir son meros relatos, Sedna. No te asustes. :lol: Cuando cuento algo más personal, como los viajes, lo dejo en "General" o aviso antes.

Tengo que calentar motores para seguir escribiendo. Me vino una idea a la cabeza y quise plasmarla aquí, así voy practicando tras las vacaciones.
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HERMANN
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Mensaje por HERMANN »

Una narración muy austeriana. De cómo un hecho degenera en una casualidad que condiciona tu destino.
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lucia
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Mensaje por lucia »

A mi me recuerda al cuentecillo zen.

Y Jangel, a mi me pasó como a Sedna, pero es que no sabía en que foro lo habías abierto, porque no me fijé :oops:
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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JANGEL
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Mensaje por JANGEL »

¡Pues vaya susto que os habéis llevado! Tal como están las cosas por mi empresa, tampoco sería de extrañar. Hay compañeros de otros departamentos, muy competentes, a los que les ha pasado. Pero no, tranquilas, por el momento sigo al pie del cañón. Y que dure... Si no, ya encontraremos otra cosa, que el mercado ahora está bastante bien.

Hermann, es todo un honor que hayas calificado la narración como "muy austeriana". No lo había pensado, pero tienes razón. Hay algo de Auster en este cuentecillo.
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Fermin
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Mensaje por Fermin »

Hola JANGEL:
Se me hizo muy interesante.
Saludos Fermín.
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Nelly
GANADOR del I Concurso de relatos
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Mensaje por Nelly »

¡¡New York, New Yor!! je,je,je como se nota de dónde bebe la imaginación... o la inspiración.
Como siempre, estupendo. :D
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JANGEL
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Mensaje por JANGEL »

Gracias, Nelly. No he podido evitarlo. Añoro los altos rascacielos... :( :D
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