Cuéntame un cuadro (Juego)
Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Pongo el cuadro, espero que sea inspirador
Paisaje Urbano - Bondarenko Yuri Mijailovich (1952) Moscú - Rusia
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- oscall
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Megan , te has animado. Y con un buen relato. Muchas gracias Este cuadro parece más fácil. Haber si hay suertecilla
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Muchas gracias, @oscall
A ver si te animás con este cuadro, se puede sacar bastante "material", me parece
A ver si te animás con este cuadro, se puede sacar bastante "material", me parece
Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Casi parece como si el grabador decidiese los muertos de antemano.
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Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Edgardo, Gorila, Megan, hay que ver que historias tan oscuras os ha inspirado la imagen Me han gustado mucho vuestras tres visiones
Pongo una historia
La contaminación en Londres había llegado a niveles insospechados en los últimos años. En esos momentos había crios con varios años de edad que no habían visto el Sol más que en pinturas y televisión y, los más afortunados, en visitas esporádicas a los pueblos alejados de la gran urbe.
La salud de los londineses se había resentido bastante y las enfermedades pulmonares estaban a la orden del día, pero eso no tenía importancia ante la productividad de las fabricas y la libertad inegociable de la gente de poder usar sus vehículos.
Lo que nadie podría haber imaginado es que una raza extraterrestre se aprovecharía de esa contaminación para descender con sus naves sobre el cielo de Londres y, oculta tras la capa de polución, esparciría un virus mortal que diezmaría a toda la población en cuestión de días. Dando así inicio a la que sería I Guerra Universal de la humanidad.
Pongo una historia
La contaminación en Londres había llegado a niveles insospechados en los últimos años. En esos momentos había crios con varios años de edad que no habían visto el Sol más que en pinturas y televisión y, los más afortunados, en visitas esporádicas a los pueblos alejados de la gran urbe.
La salud de los londineses se había resentido bastante y las enfermedades pulmonares estaban a la orden del día, pero eso no tenía importancia ante la productividad de las fabricas y la libertad inegociable de la gente de poder usar sus vehículos.
Lo que nadie podría haber imaginado es que una raza extraterrestre se aprovecharía de esa contaminación para descender con sus naves sobre el cielo de Londres y, oculta tras la capa de polución, esparciría un virus mortal que diezmaría a toda la población en cuestión de días. Dando así inicio a la que sería I Guerra Universal de la humanidad.
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)
Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Muy buen relato, pero, qué apocalipsis tan real, dragonet
Porque en definitiva, sólo nos faltan los extraterrestres
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Según algunos, ya están entre nosotros
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
@oscall, no te escondas
Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
¿Formás parte de esos algunos, Lu?
Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
No.
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- oscall
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Buen relato, Sinkim. Muy apropiado para estos tiempos que corremos.
Megan¿esconderme, yo? ¿Qué pruebas tienes? Voy en cuanto pueda
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Las pruebas son muy claras, @oscall, no veo ningún relato tuyo y puse un cuadro muy fácil
- oscall
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Estoy algo falto de imaginación, ya diréis si este funciona
Aquella tarde de sábado el tiempo Londres dejaba que desear, pero aquello no consiguió impedir que Sarah y Violet siguiesen dando su costumbrado paseo cerca del muelle. Allí fue donde se cruzaron con la mujer del paraguas rosa. Esta, que venía de frente a las dos amigas, resbaló con un charco de lluvia reciente y cayó al suelo. Sarah, Alarmada, se le acercó y le pregunto si estaba bien e intentó ayudarla a levantarse, pero ella rechazó su ayuda retirando el brazo bruscamente. Solo al incorporarse pareció ver a Sarah con claridad, y no pareció gustarle lo que vio, porque frunció el ceño aún más si cabe. Después se fijó en Violet, que ahora estaba justo al lado de su amiga. Tras alternar la mirada entre las dos chicas, la mujer desplegó el paraguas, se lo colocó de forma que le ocultase la cara lo máximo posible y se marchó a toda prisa.
—¡Menuda educación la suya! —Protestó Sarah, viéndola marchar—. No se caerá por segunda vez, no.
—Sí, el premio a la persona más agradecida del mundo no creo que se lo vaya a llevar. — Rio Violet, y después añadió: —Pero, aparte de eso, ¿te has dado cuenta? ¡Era casi idéntica a ti!
Sarah la miró con los ojos muy abiertos.
— ¿De qué estás hablando, Violet? ¡No se parecía en nada a mí! Era bajita, con el pelo rizado y rubio, y tenía los ojos azules.
—¿De qué estoy hablando yo? —saltó Violet—. ¡De qué estás hablando tú! Es verdad que ella era rubia y que tú eres castaña, pero esa la es la única diferencia: después tenía la misma altura que tú, el mismo color de ojos, la misma nariz...
—Violet—respondió Sarah lentamente—. Si no me estás tomando el pelo, tienes que ir donde un oculista de urgencia.
Las chicas se quedaron calladas por un momento. Después, se miraron la una a la otra y se echaron a reír.
Esa misma noche, una extraña figura forzó la cerradura del apartamento de Sarah. Una vez dentro, subió a la habitación de la chica, se colocó junto a su cama, le retiró la manta y las sábanas suavemente y le clavó en el corazón el estilete que llevaba consigo, matándola al instante.
El sábado siguiente, Violet se llevó una buena sorpresa al reencontrarse con su amiga: la chica se había teñido el pelo y las cejas de un fuerte color rubio.
—Pero ¿qué te has hecho? —Le preguntó Violet, extrañada—. Así eres clavadita a...
—Ya sabía lo que me ibas decir—dijo Sarah riendo—. La idea me la diste tú, y quería darte una sorpresa. Si me canso del rubio, ya me volverá a crecer el pelo castaño, yo no tengo prisa. Además, el color de pelo solo es eso, color de pelo —añadió —. No marca una gran diferencia, ¿verdad?
Aquella tarde de sábado el tiempo Londres dejaba que desear, pero aquello no consiguió impedir que Sarah y Violet siguiesen dando su costumbrado paseo cerca del muelle. Allí fue donde se cruzaron con la mujer del paraguas rosa. Esta, que venía de frente a las dos amigas, resbaló con un charco de lluvia reciente y cayó al suelo. Sarah, Alarmada, se le acercó y le pregunto si estaba bien e intentó ayudarla a levantarse, pero ella rechazó su ayuda retirando el brazo bruscamente. Solo al incorporarse pareció ver a Sarah con claridad, y no pareció gustarle lo que vio, porque frunció el ceño aún más si cabe. Después se fijó en Violet, que ahora estaba justo al lado de su amiga. Tras alternar la mirada entre las dos chicas, la mujer desplegó el paraguas, se lo colocó de forma que le ocultase la cara lo máximo posible y se marchó a toda prisa.
—¡Menuda educación la suya! —Protestó Sarah, viéndola marchar—. No se caerá por segunda vez, no.
—Sí, el premio a la persona más agradecida del mundo no creo que se lo vaya a llevar. — Rio Violet, y después añadió: —Pero, aparte de eso, ¿te has dado cuenta? ¡Era casi idéntica a ti!
Sarah la miró con los ojos muy abiertos.
— ¿De qué estás hablando, Violet? ¡No se parecía en nada a mí! Era bajita, con el pelo rizado y rubio, y tenía los ojos azules.
—¿De qué estoy hablando yo? —saltó Violet—. ¡De qué estás hablando tú! Es verdad que ella era rubia y que tú eres castaña, pero esa la es la única diferencia: después tenía la misma altura que tú, el mismo color de ojos, la misma nariz...
—Violet—respondió Sarah lentamente—. Si no me estás tomando el pelo, tienes que ir donde un oculista de urgencia.
Las chicas se quedaron calladas por un momento. Después, se miraron la una a la otra y se echaron a reír.
Esa misma noche, una extraña figura forzó la cerradura del apartamento de Sarah. Una vez dentro, subió a la habitación de la chica, se colocó junto a su cama, le retiró la manta y las sábanas suavemente y le clavó en el corazón el estilete que llevaba consigo, matándola al instante.
El sábado siguiente, Violet se llevó una buena sorpresa al reencontrarse con su amiga: la chica se había teñido el pelo y las cejas de un fuerte color rubio.
—Pero ¿qué te has hecho? —Le preguntó Violet, extrañada—. Así eres clavadita a...
—Ya sabía lo que me ibas decir—dijo Sarah riendo—. La idea me la diste tú, y quería darte una sorpresa. Si me canso del rubio, ya me volverá a crecer el pelo castaño, yo no tengo prisa. Además, el color de pelo solo es eso, color de pelo —añadió —. No marca una gran diferencia, ¿verdad?
Última edición por oscall el 19 Dic 2021 18:20, editado 8 veces en total.
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- Edgardo Benitez
- No tengo vida social
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
oscall Muy buena historia. ¡Entonces la imagen es Londres o Moscú?
¡Hay vida antes de la muerte!
Ninguna de tus neuronas sabe quién eres… ni les importa.
Pero si te pego en el centro, será por filosofía.
Pero por poesía, serás mi centro.
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