El tema de la prostitución es complejo en relación al feminismo (y en relación a la prostitución en sí, claro). Hay 2 psoturas claras (y algunas intermedias): la regulatoria y la abolicionista.
Regular la prostitución implica conceder derechos a las mujeres (y hombres) que la ejercen , entendiendo que así se acabaría (o reduciría al mínimo) la explotación, la trata o el tráfico de personas con fines de explotaciçon. Que la prostitución esté regulada permitiría, además, que las personas que la ejercen tengan derechos laborales como el de sindicarse, cotizar a la seguridad social, tener cobertura ante el desempleo, asistencia sanitaria común, cobrar pensones contributivas, etc. Se basa más en una visión mercantilista del trabajo sexual, el intercambio de dinero por un servicio que dejaría -se supone- de estar estigmatizado, y pasaría a estar legalizado con todas las consecuencias.
No hay estudios (ni siquiera basándose en la experiencia de países en los que la prostitución está legalizada, como en Holanda; puedes poner en google "El hilo que explica cómo la regulación de la prostitución no hace disminuir la trata en Holanda" y ver el artículo) que demuestren que la explotación disminuye al regularizarse (sí hay enriquecimiento de las arcas del Estado, por el dinero movido por un negocio al que ya sí se puede gravar con impuestos).
Por tanto, pareciera que la regulación de la prostitución como un trabajo legal, tiene como efecto inmediato que ese dinero en negro pase a ser blanco en forma de impuestos, y sí mejora las condiciones de algunas de las mujeres que ejercen esta tarea. La regulación de la prostitución es un postulado del feminismo más liberal, que se centra en los derechos individuales de las mujeres, no en su percepción colectiva, y que noega u obvia el patriarcado.
Ahora bien, y desde un postulado feminista radical, ¿el que las mujeres intercambien servicios sexuales a cambio de dinero no es una forma de violencia patriarcal? ¿se es libre cuando no se tienen otras opciones? Una mujer pobre, inmigrante, sin permiso de trabajo ¿es realmente libre cuando decide ejercer la prostitución, o es prácticamente la única opción -como mujer- que tiene para poder ganar dinero? ¿qué es la libertad, sino la posibilidad de elegir conscientemente entre diferentes opciones? ¿realmente la mayoría de las mujeres prostituidas tienen oportunidades entre las que elegir, y descartan otras para ejercer la prostitución?
Por supuesto, hay mujeres que sí, que pueden elegir libremente. Y su perfil es mujeres universitarias, de más de 30 años, que realizan su trabajo de manera autónoma (no en clubes, ni pisos) y que viven en ciudades medianas/grandes. Pero son una minoría; es difícil tener datos veraces, porque es economía sumergida, pero no superaría el 10% de las mujeres que ejercen la prostitución, por lo que la regularización sería -volvemos al feminismo liberal- la regularización de un derecho para quienes ya tienen derechos, para una minoría.
Yo tengo muchas dudas respecto a este tema; igual que pienso que la maternidad subrogada es una cosificación alienante de la mujer, la prostitución -incluso regulada- es una forma de explotar a las mujeres, de vioentarlas sexualmente.
¿De veras con la regularización se acabarían con prácticas sexuales violentas no deseadas por las mujeres, pero sí por sus clientes? ¿actuarían los sindicatos para defender que si una prostituta no quiere practicar sexo anal, no tiene que hacerlo? ¿quién regula el comportamiento de los clientes? ¿qué ocurre si ellos no quieren usar condón? ¿o si les gusta pegar, porque eso les excita? ¿o meterles objetos en la vagina, y no me refiero a juguetes sexuales?
En una relación laboral, se puede regular la relación (valga la redundancia) entre empleador/a y empleadas/os, pero no la relación entre trabajadora/a y cliente/a. Sí, podrán publicitarse haciendo referencia a los servicios que sí y a los que no están dispuestas ¿y si te viene un cliente que ha aceptado las condiciones del contrato, y las cambia sobre la marcha? ¿se le denuncia por violación o por agresión sexual? (obviamente, las prostitutas también tienen derecho a decir que no, y sólo sí es sí)
En fin, es un tema complejo, en el que también entran temas morales, visión de la mujer, visión del hombre, roles, masculinades tóxicas... Yo estoy más por la abolición que por la regulación, aunque como primer paso creo que sí hay que regular (¿confuso?)
Leer esta
carta de Tanja Rahm, exprostituta y terapeuta, me hace pnsar más aún en la abolición