Destaco un par de frases del libro:
La mujer sin ocupación ni educación para sus facultades va por el mar de la vida sin timón y sin brújula; el sentimiento que puede salvarla, si no es muy puro, puede extraviarla también, y cuando se estrella hace víctimas, porque no va sola (
Capítulo 6. Consecuencias para el hombre de la supuesta inferioridad de la mujer)
Capítulo este muy interesante, en el que analiza cómo los hombres -que son quienes no permiten que las mujeres se eduquen, trabajen, se ocupen en tareas enriquecedoras para ellas- se hastían luego de su banalidad y superficialidad. Y es tertible el retrato de las mujeres abocadas a casarse
por comer más que por amor, porque ¿les queda otra opción?
Por más derechos que le concedan las leyes, la mujer, a impulsos del cariño, cederá siempre en su derecho; callará sus dolores para ocuparse de los de su padre, su marido o sus hijos; la abnegación será uno de sus mayores goces; dará con gusto mucha autoridad por un poco de amor y suplirá con la voz dulce y persuasiva que Dios le ha dado la fuerza que le negó. No queremos ni tememos conflictos de autoridad en la familia bien ordenada, de que el hombre será siempre el jufe, no el tirano (
Capítulo 9. ¿Cómo se modifica el carácter de la mujer educada?)
Son afirmaciones como esta las que nos recuerdan que es una obra del siglo XIX y que
Arenal fue una reformista, pero no feminista. Para ella la mujer siempre estará por detrás del hombre (no por debajo) por su carácter suave, dócil, acomodaticio. Y la educación le permitirá ser mejor compañera y madre. Incluso ejercer algún oficio con el que poder contribuir al mantenimiento del hogar; trabajos en los que pueda sacar partido a su abnegación, espíritu de sacrificio y moralidad. Ni el ejército, ni la judicatura, ni la política son campos para las mujeres (me sorprende que la autora no quiera el voto para las mujeres, pensaba que era sufragista, pero no
)
Es una lectura ligera, rápida y amena. Me ha sorprendido las grandes diferencias de género que asigna a hombres y mujeres (es la época), pero es una gran defensa de que la mujer tiene lamisma capacidad qie el hombre para pensar y razonar, solo que necesita educación. Y de esa educación se beneficiarán las mujeres, los hombres y toda la sociedad.
La mujer del porvenir, educada, pensante, compañera del hombre será la clave para construir una sociedad mejor, pacífica y culta.
La edición que he leido incluye un ensayo posterior
La mujer de su casa que, según la introducción, es mejot y está mejor escrito que
La mujer del porvenir; ya comentaré cuando lo lea
Y, por cierto, me mata el constante leismo de
Arenal
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