Profundidad humana, fraternidad universal - Enrique Martínez Lozano

[Aben Razín]

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PROFUNDAD HUMANA, FRATERNIDAD UNIVERSAL.
La espiritualidad no-dual.
Enrique Martínez Lozano
Editorial Desclée de Brouwer.
Colección: A los cuatro vientos.
Fecha de publicación: 2022.
214 páginas.
Precio: 14 €.
ISBN 978 84-330-3176-1.

Cito de la contraportada:

Para sorpresa general, la espiritualidad es un valor en alza. Pero, en realidad, la emergencia espiritual de la que somos testigos no resulta algo extraño: liberada de lastres del pasado y de superficialidades posmodernas, espiritualidad es sinónimo de profundidad humana y, por tanto, de fraternidad universal. Se trata de una espiritualidad sin adjetivos que no deja nada fuera, sino que lo abraza todo.

Así entendida, la espiritualidad no se refiere a algo que pudiéramos tener -una cualidad o actitud-, sino que nombra aquello que somos en lo profundo, a la vez que nos propone el modo de reconocerlo. En diálogo con los críticos de la que llaman nueva espiritualidad, el autor, aun reconociendo los riesgos que la acechan y que es necesario detectar con lucidez, trata de clarificar rigurosamente sus contenidos y de mostrar la profunda riqueza que encierra.

El desafío espiritual consiste en comprender lo que somos y buscar modos de compartirlo, celebrarlo y hacerlo operativo para dejarnos transformar por ello, personal y colectivamente. Solo la verdad libera, solo la comprensión transforma.

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Es el último ensayo de Enrique Martínez Lozano que, en la actualidad, estoy leyendo. Aquí dejaré mis comentarios,

[Babel]

No estoy de acuerdo en que la espiritualidad sea un valor en alza. Sin duda, si el autor lo ve así por algo será, pero resulta un poco difícil para mi, a priori, conectar con lo que dice.

Cuéntanos, Aben.

[Aben Razín]

No estoy de acuerdo en que la espiritualidad sea un valor en alza.

Tal y como está concebida en la dinámica de la no dualidad, creo que sí. Es un autor que lleva muchos años en este pensamiento y entiendo que lo vea de esta manera. Más aún, está inmerso en una literatura con otros tantos maestros de espiritualidad. En este ensayo, creo que le falta conexión con esa dimensión que no acaba de llegar, es decir, a esta espiritualidad, se le achaca que se queda en el mundo interior, pero no ofrece el salto a lo social, digamos. Se basa en un texto que critica -más religioso o teísta-, pero también, a veces, cae en el dogmatismo.

Cuéntanos, Aben.

Ya te he contado algo, pero seguiré dejando mis puntos de vista,

[Aben Razín]

Terminado.

Hay dos aspectos que no me han parecido adecuados en todo el discurso de este ensayo. El primero, la anotación sobre la visión teológica de Max Horkeimer y la Escuela de Frankfurt, porque no creo que fuera ese el interés, incluso el de Walter Benjamin: la nostalgia teológica nada tiene que ver con el paraíso celestial o una visión extra-terrestre del sufrimiento humano. El segundo es la visión positiva de la critica del sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman, cuando pienso que es todo lo contrario: la crítica contra el dogmatismo no tiene que ver con una apuesta a favor del nihilismo.

Salvados estos escollos discursivos, uno encuentra un ensayo en la línea de todos los anteriores de Enrique Martínez Lozano, pero sin seguir recuperando el propio de la filosofía práctica, amén de una visión cuasi beatífica del abrazo con todo, incluso con el opresor. En ese sentido, cuesta entender ciertas propuestas del autor. En muchos momentos, le falta ese arrojo y valentía para ponerse del lado de los oprimidos.

Como acabo de afirmar, si el lector se sitúa en el ámbito filosófico no encuentra coherencia epistemológica en todas sus páginas y es algo que se debe ofrece, ya que el autor intenta exponer su pensamiento particular y respetable. Luchemos contra el dogmatismo, pero tendremos que mantener elementos de verdad en nuestros planteamientos, pienso.

Saludos,