Camilo José Cela

Pues eso, para hablar de un autor en general.

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JVAC

Re:

Mensaje por JVAC »

Solamente me han gustado, La Familia de Pascual Duarte y La Colmena.
Mazurca para dos Muertos, es infumable, no entiendo nada.
La Cruz de San Andrés, Idem. de Idem. lo tuve que dejar a medias (cosa rara en mí), tampoco entendí nada.
Y de Madera de Boj, ya ni hablamos. Seré un inculto, pero así lo pienso, y así lo expreso.
Un Saludo.
cascabel
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Re: Camilo José Cela

Mensaje por cascabel »

Pienso que el caso de Cela hay que mirarlo con perspectiva, y ahora que ha pasado el tiempo, se le ve mejor.

Primero, porque opino que el primer Cela lo que hizo fue empezar a beberse el eco de los pasos de don Benito, a quien le debe sus principales cualidades. Pero para ser original, Cela tuvo que adoptar algo distinto, y por lo que se decide es por el lenguaje y por tallar las cosas a golpe de martillo. La colmena, como el Pascual, son espejillos donde se refleja cualquier novela galdosiana, y com redundancia, de Balzac. Lo que hizo Cela, para vestir sus inspiraciones fue rebajar el protagonismo individual y, al presentarlo diluido, refleja menos drama, o por lo menos da la impresion de que se disuelve en lo colectivo -en ese momento si algo abunda en España son los infinitos dramas personales. Pero Cela lo representa en colectivo, no como destinos de individuos.

Lo segundo, que redunda en esta idea, es que para el premio a Echegaray hubo un llamamiento politiquillo y se hizo una buena inversion de dinero en ese Nobel. Propaganda pura. Poco tragable. Echegaray era un importador de Ibsen, con productos que no pegaban al alma española ni con cola, y algunos nombrecillos que puso a sus obras casi lo dicen todo.

En otras palabras, el candidato a ese Nobel era, de haber alguno, el novelista y dramaturgo oriundo de Canarias, no el señor Echegaray. Y los que entendieron el nivel de cocido cortesano que hubo en España en su premio (no se olvide que en todo Nobel las candidaturas se presentan libremente como iniciativas de grupos), no perdonaron aquello nunca. Normal, porque ese premio fue efecto promovido por una prensa reaccionaria a la que molestaban enormemente el ingenio y aciertos de Galdos en el teatro, a diferencia de Echegaray.

Echegaray necesita ser revisado, pero a ver quienes son los que se atreven con unas obras tan desabridas.
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Tasso
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Re: Camilo José Cela

Mensaje por Tasso »

Creo que me he perdido. No entiendo de dónde viene la referencia a Echegaray. :P
Pero bueno, es un tema que me interesa. Casi nadie sabe que Echegaray fue, con diferencia, el científico e ingeniero más destacable de España en su tiempo. Cultivó varias disciplinas (incluidas las matemáticas), se dedicó a la enseñanza y a la política... y escribió. Y eso sí que lo hizo mal. Tienes razón: yo creo que con el paso de los años su obra no aguanta ni el más ligero ojeo.

Pero volviendo a Cela, no sabía eso de los negros en el caso de Mazurca. ¿Podéis dar alguna dirección donde se explique?

A mí me gusta (incluso en Mazurca y en Madera de boj), pero es cierto que tiene muchas sombras. Últimamente me han llamado la atención dos lecturas: un libro que se publicó el año pasado y que cuenta el montaje político que hubo tras la escritura de La Catira (un manejo turbio entre el régimen y Venezuela), y por otro lado un artículo sobre la visión del ser humano en Cela. No recuerdo al autor ni he podido recuperar el artículo, pero me sorprendió la interpretación que hacía sobre la visión brutal del hombre que transmite Cela en Viaje a la Alcarria. De hecho lo desmontaba como escritor, argumentando la pobreza y la crueldad que mostraba aquél, y su incapacidad de empatía, de comprensión y respeto, etc. En su día no me convenció, pero quiero releer Viaje a la Alcarria para cotejarlo con aquel análisis. A ver si doy con él...
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peoplespoet
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Re: Camilo José Cela

Mensaje por peoplespoet »

Tasso escribió: Pero volviendo a Cela, no sabía eso de los negros en el caso de Mazurca. ¿Podéis dar alguna dirección donde se explique?
El caso de Mazurca... fue siempre muy controvertido. Resultaba sospechoso lo bien que describía Cela la villa orensana de Allariz... ¡sin conocerla! Y todos los indicios apuntaban al escritor alaricano Marcial Suárez, con obra propia publicada (suya es la célebre frase "Allariz es el pueblo con más iglesias por católico cuadrado"). De todos modos, son varias las obras sobre las que recaen sospechas de negritud. Te dejo una cita y un enlace:

Los 'negros'

El libro que más polvareda levantó fue Desmontando a Cela, del periodista de la agencia Colpisa Tomás García Yebra. La revelación de que utilizó negros en algunas de sus obras provocó una cadena de reacciones en medios nacionales e internacionales. Durante una semana, la noticia, difundida en primera instancia por la BBC, fue comentario generalizado en la prensa europea y latinoamericana.

García Yebra apuntó a Mariano Tudela y Marcial Suárez como presuntos negros de la La cruz de San Andrés y Mazurca para dos muertos, respectivamente. Pero no se quedó ahí.
Posteriores investigaciones le han conducido a otros negros –o mulatos, según él los define–, tales como Fernando G. Corugedo, traductor y autor (a medias con Cela) de versiones teatrales y cinematográficas, o el periodista Eduardo Jordá, quien colaboró de forma anónima en la Enciclopedia del erotismo. Contado con amenidad y un gran sentido del humor, el libro de Yebra relata -entre otros asuntos- la época de delator y censor de Cela, su relación con Marina Castaño y las persecuciones que emprendió contra quienes consideraba sus enemigos. Desmontando a Cela apareció a finales del mes de octubre. Esta semana la editorial Libertarias lanza la segunda edición.


http://servicios.laverdad.es/panorama/r ... 0103-1.htm
Acabado: Elizabeth Finch de Julian Barnes
Leyendo: Jesús y John Wayne. Cómo los evangélicos blancos corrompieron una fe y fracturaron una nación de Kristin Kobes Du Mez
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Tasso
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Re: Camilo José Cela

Mensaje por Tasso »

Muchas gracias, people :)
Yo me he puesto a buscar el artículo que decía y no me ha costado encontrarlo. Se trataba de una reseña de un libro de Ridao:
'El pasajero de Montauban', editado por Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, son las impresiones del autor / viajero comparadas con las que realizaran en su tiempo Unamuno, Machado, Gómez de la Serna, Marón, Ramón J. Sender, Gerald Brenan, Camilo José Cela..., y así hasta 11 escritores. En estas páginas rememora el famoso viaje a la Alcarria que realizó en la posguerra el que luego fuera Nobel de Literatura, y que fue considerado en aquellos momentos un relato de realismo social.

Tontos felices papando moscas, pastores fornicando a la sombra con su ganado, niños defecando en un tejado o trazando una soberana parábola de orina desde un balcón, tartamudos que responden al viajero y provocan una sorna previsible y pueril, lisiados que sobrellevan apodos de vulgar y escalofriante ingenio: con la perspectiva de medio siglo, la descripción de la Alcarria realizada por Camilo José Cela produce a la vez estupor e indignación. La sucesión de placas conmemorativas a lo largo del itinerario que trazó el escritor en junio de 1946, señalando el punto exacto donde hizo noche o reproduciendo los párrafos dedicados al lugar, parecen colocadas a resultas de un equívoco. O los responsables de la iniciativa no percibieron la carga de profundo desafecto humano que contiene Viaje a la Alcarria, o si la percibieron, debieron de creer que la caricatura grosera y despiadada que un premio Nobel hace de la miseria no puede ser lo que parece, sino un inexplicable aunque alto honor.

Como ya quedó de manifiesto en las observaciones de Gómez de la Serna en torno al viaje de Alfonso XIII a Las Hurdes, aquella fingida carta de Quevedo al monarca, parece propio de una larga tradición ultramontana celebrar con reverencia la prosa, el puro engaste de palabras, con que se expresan algunos escritores. Se admira en ellos una combinación en la que la corrección gramatical y los guiños culturales -citas arrastradas a la fuerza, espolvoreo de nombres clásicos, menciones oportunas o inoportunas a la historia- otorgan marchamo de respetabilidad a la utilización pirotécnica de frases hechas, modismos regionales o términos escatológicos empleados con desparpajo campechano y populachero. Los autores que cultivan este singular estilo suelen escudarse en que retoman el esperpento, su mirada deformante y su peculiar punto de vista. [...] ...el relato de costumbres que, como Viaje a la Alcarria, engrandece la estatura del autor mediante la despiadada jibarización de cuanto observa.

Alcanzar la condición de maestro de la prosa, de esta prosa zumbona y vejatoria tan querida a la tradición ultramontana, exime de expresar ideas y de observar ese mínimo sentido de la oportunidad que desaconseja entregarse a la bufonada ante la miseria y el sufrimiento ajenos. La Alcarria de 1946 que se adivina tras la descripción de comilonas y escenas procaces tan del agrado del autor, hambrienta y castigada por enfermedades de atroces secuelas, no despierta en Camilo José Cela una sola reflexión, ni apenas alguna muestra de velada piedad. Con una frialdad y un desdén inconmovibles, el escritor cruza los campos y aldeas de la Alcarria como si, en lugar de contemplar una realidad estremecedora, asistiese a una intrascendente velada teatral, tras la que los ciegos recuperarán la vista, los cojos y mancos sacudirán sus piernas y brazos entumecidos, los mendigos se mudarán de ropa y las cantineras condenadas a pasar la vida entre fogones volverán a ser las divas a las que aguarda un ramo de rosas al término de cada representación. Leyendo Viaje a la Alcarria se obtiene la paradójica impresión de que lo único real, lo único que no es fingido, es el apetito del viajero, su somnolencia una vez saciado o, incluso, su mirada lasciva bajo los efluvios del vino, que le hace evocar la poligamia cuando contempla a dos muchachas que atienden la fonda de Pareja. El hecho de que Cela dedique su obra al doctor Marañón, estableciendo una implícita continuidad entre sus andanzas alcarreñas y la sincera preocupación de éste por Las Hurdes, no contribuye sino a difuminar la evidencia de que las razones de uno y otro, sus respectivas razones de viajero, son diametralmente opuestas.

Mientras que el paisaje recibe en Viaje a la Alcarria un tratamiento literario que lo magnifica a través de comparaciones por elevación, los personajes que desfilan a lo largo de sus páginas suelen ser irremediablemente degradados, reducidos a una condición ridícula y animal. (...).

La exquisita sensibilidad del viajero hacia parajes y edificios se torna acedía y desprecio brutal cuando describe a los alcarreños. Los obreros que se suben al mismo tren que le lleva desde Madrid le parecen "indios pieles rojas". Un "hombre gordo" y que fuma tiene los dientes "grandes como los de los burros". Julio Vacas, dueño de un tenducho en Brihuega, le recita los denigrantes apodos de las gentes del pueblo "como si recitara una lección de memoria, parando sólo un instante para respirar y reírse con una risita de conejo". Un paralítico al que describe como "raquítico y gesticulante", además de "epiléptico y quizá medio chiflado", mira hacia la plaza de Pareja "con un gesto de envidia, estúpido y bestial". El viejo al que trata de ver tiene, por su parte, "voz de gato o de mujer" y es "pequeño y encorvado y parece judío". Pero es precisamente en los juicios sobre las mujeres donde la prosa de Cela, esta prosa por antonomasia, alcanza su paroxismo. De las "golfitas de cabaret" que encuentra en el amanecer de Cibeles, justo al emprender viaje, dirá que "tienen ya en la mirada todo el único, santo dolor de las bestias al punto, llevadas y traídas por la mala suerte y la mala sangre". En Alcalá de Henares contrapone "las gruesas, tremendas, bigotudas mujeres de las cestas" a "una señorita rubia, con aire de llamarse Raquel, o Esperancita, o algo por el estilo, con un peinado lleno de ricitos y de fijador". Con el propósito de informar de la mala fama de los burros de Hita, coceros y testarudos, Cela señala que "les pasa como a las mujeres de Fraguas". Conversando con el arriero que le ha conducido hasta Torija, coincide en la conveniencia de desposar muchachas de pueblo, porque las que se van a Madrid como sirvientas "igual vuelven como Dios manda, que con más julepe que una cuadrilla de cómicas".

En contraste con la cruel desafección de estos comentarios, y quién sabe si por simple coincidencia, el autor de Viaje a la Alcarria emplea una súbita precaución al referir sus encuentros con los representantes del poder en aquella España de 1946. Así, los números de la Guardia Civil con los que comparte tabaco a la entrada de Pareja se encuentran entre los pocos personajes "simpáticos" que Cela cruza en su periplo, pese a que cuenten "chistes verdes, de una procacidad trasnochada". Don Mónico, alcalde de Pastrana, "rige el pueblo en padre de familia y tiene un sentido clásico y práctico de la hospitalidad y de la autoridad". Para Cela, "así como es don Mónico, debieron haber sido los corregidores de tiempos atrás, que no se sabe si fueron buenos o malos, pero que a todos se los imagina rectos, enamorados y patriarcales". La maestra de Casasana, por su parte, "es una chica joven y mona, con cierto aire de ciudad, que lleva los labios pintados y viste un traje de cretona muy bonito". Su único defecto aparente es que "habla de pedagogía", algo que el lector de Viaje a la Alcarria no sabe si guarda relación con el hecho de que sobre su mesa luzcan "dos vasos de grueso vidrio verdoso con unas florecitas silvestres amarillas, rojas y de color lila" (...).

La ambigüedad de la posible alusión a la enseña de la República sobre la mesa de la maestra -¿malhadada casualidad?, ¿signo cómplice?, ¿subrepticia denuncia?- podría pasar inadvertida si no se reprodujera en otros momentos del relato. En concreto, cuando el autor de Viaje a la Alcarria cita los nombres de escritores del exilio. Así, al contemplar a los mendigos que duermen al raso en los alrededores de Atocha evoca a Machado, del que dice que fue "el hombre de cuerpo más sucio y alma más limpia que, según alguien dijo ya, jamás existió". Uno de los poemas de Soledades, reproducido en extenso, le servirá como argumento de autoridad para distinguir el grano de la paja en la masa de desheredados que encuentra a su paso. Junto al reconocimiento de que hay entre ellos "gentes honestas que ahorran durante meses, quién sabe si aun durante años enteros, para comprarse una alfombrita para los pies de la cama", Cela reproduce -bajo la advocación de un autor comprometido como Machado- uno de los argumentos habituales en boca de quienes pretenden volver la miseria contra quienes la padecen: el de que entre los indigentes también existe "la otra verdad", la de la "golfemia". Aparte de Machado, la nómina de exiliados que aparecen en Viaje a la Alcarria incluye a Pío Baroja, de quien se dice que tiene un terreno en Tendilla "para poder tener aceite todo el año", y al poeta León Felipe, sumariamente recordado como "boticario" de Zorita de los Canes.

Por fortuna, la Alcarria de hoy poco tiene que ver con la denigrante corte de los milagros que Cela pintó en su relato. [...]

[...]Pero no porque los modos de vida no sean por fortuna los de entonces, sino porque la mirada que arrojó Cela sobre estas aldeas y sus gentes estaba cargada de una soberbia irrepetible. En realidad, el castizo campanilleo de su prosa se abatió sobre la Alcarria como podía haberlo hecho sobre cualquier otro escenario y es probable que en él también hubiera colocado a los mismos tontos felices papando las mismas moscas, al mismo pastor gozando de la misma cabra, al mismo niño defecando en el mismo tejado o trazando idéntica parábola de orina desde un balcón que sería el mismo balcón. Y colocaría también a los mismos tartamudos y lisiados respondiendo a los mismos motes y diciendo las mismas frases, sólo para provocar la misma sorna previsible y pueril. Frente a este carnaval portátil que Camilo José Cela despliega no sólo en el Viaje, sino también en una buena parte de los libros que le sucedieron, queda otra Alcarria diferente y dedicada a sus faenas, que ha vivido una historia semejante a la del resto del país. [...] La Alcarria y los alcarreños no merecieron nunca una caricatura de su miseria tan grosera y despiadada como la que se contiene en el Viaje de Cela, recordado en inexplicables placas conmemorativas que jalonan cada una de las etapas que recorrió.

Refiriéndose a la popularidad alcanzada por algunos autores de su época, Robert Louis Stevenson escribió que la clave de su éxito radicaba en que, "sea cual fuere la forma como lo ocultasen (y daban pruebas de ingenio al hacerlo), siempre contaban la misma historia". Y añade: "Los relatos no eran fieles a lo que los hombres ven; eran fieles a lo que los lectores sueñan". Para comprender que la fulgurante consagración de Viaje a la Alcarria pudo bien obedecer a las razones que señala Stevenson, hay que advertir que el protagonista del relato de Cela no son los paisajes ni las gentes, como sucede en la mayor parte de las obras del género. Por el contrario, el único, el indiscutible, el omnipresente protagonista de Viaje a la Alcarria es el viajero, es decir, un personaje que en la España de 1946 convierte cada colación en un festín pantagruélico, que duerme allí donde le sorprende el sopor, que departe cordialmente con las autoridades y, sobre todo, que nada tiene que ver con la miseria generalizada, entre la que circula afirmando su aplastante superioridad y ofreciendo limosnas para compensar las humillaciones a las que somete a sus interlocutores. "La popularidad de un autor de clase alta", escribe todavía Stevenson, "va consolidándose merced a muchas cenas y se cultiva en las reseñas de los periódicos". Y concluye: "Lo llamamos fama, seguramente por un grato error".

Por lo demás, un error de tan colosales proporciones que los autores del realismo social creyeron ver en esta obra de Cela un modelo a seguir, un ejemplo para combatir la idílica propaganda de la dictadura y sus interminables años de paz. En su breve prólogo a Caminando por Las Hurdes, de 1960, Antonio Ferres y Armando López Salinas la calificarían de "aportación al conocimiento de España", de "logro", que habría de "conducirnos a una mayor y mejor comprensión social de los problemas de nuestro tiempo, en esta España que hay". En realidad, Viaje a la Alcarria no pasa de ser una puesta al día de la tradición ultramontana del majismo, de la prosa zumbona y vejatoria que aún hoy se manifiesta en columnas y artículos de prensa, diciendo pero sin decir, insinuando pero sin incurrir en la denuncia; en definitiva, intentando ocultar, bajo una pirotecnia de frases hechas, modismos regionales o términos escatológicos empleados con desparpajo campechano y populachero, su absoluta vaciedad, cuando no una aquiescencia vergonzante con la injusticia y la miseria.
El país

En fin, que el autor se quedó a gusto. Hace mucho tiempo que leí Viaje a la Alcarria. Espero releerlo para contrastarlo con este análisis tan duro.
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cascabel
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Re: Camilo José Cela

Mensaje por cascabel »

Me vas a perdonar, tengo por costumbre no entrar en El País hace tiempo, y no se ve quién firma el panegírico de Cela ni la fecha.

Quisiera saber cómo lees y, por tanto, cómo interpretas esto:

Conversando con el arriero que le ha conducido hasta Torija, coincide en la conveniencia de desposar muchachas de pueblo, porque las que se van a Madrid como sirvientas "igual vuelven como Dios manda, que con más julepe que una cuadrilla de cómicas".
Hay otro punto de esa reseña que también canta mucho la traviata y de la misma manera.
Por lo demás, un error de tan colosales proporciones que los autores del realismo social creyeron ver en esta obra de Cela un modelo a seguir, un ejemplo para combatir la idílica propaganda de la dictadura y sus interminables años de paz.
Entonces resulta que Cela es un ángel, pues publica El Viaje en plena dictadura, y pasa la censura franquista y también la canónica o religiosa, de las que es colaborador. Pero lo publica, se lo permiten.

Y el reseñador, se tira el pe(gote) de abominar de Cela y atreverse a hacer una reseña sin tener en cuenta ni siquiera el marco histórico, de libertades, en que la obra se publica.

Esto, por no entrar a fondo en la revisión del panfleto, ya que es de escribidor-reseñador ignaro en clásicos, y sobre todo de los de España, afincados desde siempre en la autocensura.
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Tasso
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Re: Camilo José Cela

Mensaje por Tasso »

cascabel escribió:Me vas a perdonar, tengo por costumbre no entrar en El País hace tiempo, y no se ve quién firma el panegírico de Cela ni la fecha.
Se menciona al comienzo del texto. Se trata de un fragmento del libro "El pasajero de Montauban", de José María Ridao. (Lo de panegírico es irónico, ¿no?)
cascabel escribió: Quisiera saber cómo lees y, por tanto, cómo interpretas esto:
Conversando con el arriero que le ha conducido hasta Torija, coincide en la conveniencia de desposar muchachas de pueblo, porque las que se van a Madrid como sirvientas "igual vuelven como Dios manda, que con más julepe que una cuadrilla de cómicas".
Se trata de uno de los ejemplos que pone Ridao sobre la visión brutal que demuestra Cela del paisaje humano de la Alcarria.
cascabel escribió: Hay otro punto de esa reseña que también canta mucho la traviata y de la misma manera.
Por lo demás, un error de tan colosales proporciones que los autores del realismo social creyeron ver en esta obra de Cela un modelo a seguir, un ejemplo para combatir la idílica propaganda de la dictadura y sus interminables años de paz.
Entonces resulta que Cela es un ángel, pues publica El Viaje en plena dictadura, y pasa la censura franquista y también la canónica o religiosa, de las que es colaborador. Pero lo publica, se lo permiten.
No, creo que lo que dice Ridao es que El Viaje se interpretó en su día como una referencia obligada en materia de realismo social, y se convirtió para muchos de estos autores en un modelo a seguir. Ridao denuncia lo que considera un error de interpretación, pues para él El viaje no tiene en menor asomo de compromiso social, ni comparte el impulso que caracteriza a los narradores que lo cultivaron. Efectivamente, no encaja este perfil con el de alguien como Cela. (Siempre según Ridao).
cascabel escribió: Y el reseñador, se tira el pe(gote) de abominar de Cela y atreverse a hacer una reseña sin tener en cuenta ni siquiera el marco histórico, de libertades, en que la obra se publica.

Esto, por no entrar a fondo en la revisión del panfleto, ya que es de escribidor-reseñador ignaro en clásicos, y sobre todo de los de España, afincados desde siempre en la autocensura.
En esto no te sigo, perdona.

A mí el texto me parece digno de tenerse en cuenta, y ya digo que voy a releer el viaje para contrastarlo con aquél. De todas formas, aun antes de hacerlo, te adelanto que me parece un análisis sospechoso. Parece claro que el análisis de Ridao esté hecho desde el rechazo a la figura de Cela, no sólo por cuestiones políticas, sino por lo que fue en el mundillo literario: un personaje con muchas sombras. De todas formas parece que se le va un poco la mano.

Escama, por ejemplo, el modo que tiene Ridao de despreciar la prosa de Cela por zumbona y vejatoria, sin reconocer la riqueza de su estilo. A mí me gusta Cela, o al menos algunas de sus obras: La colmena, Mazurca, Madera de boj, el propio Viaje... No es mi escritor favorito, pero admiro su forma de utilizar el lenguaje. Esto parece que Ridao no lo valora. Él se lo pierde.

A pesar de todo me interesa rastrear el tema de la brutalidad que plantea Ridao. Como me interesan esas otras zonas oscuras de Cela que mencionábamos antes, como la carrera por el Nobel, su trabajo de censor, el oscurísimo episodio de La Catira... Ya sé que todo esto es contradictorio, pero es que Cela lo fue.
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Ralph Barby
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Re: Camilo José Cela

Mensaje por Ralph Barby »

Ya va bien que alguien desmitifique a los “consagrados” subidos a lo alto de la peana mediática.
Estoy de acuerdo con los que piensan que “El viaje a la Alcarria” no es más que un relato descriptivo y sencillo sin profundidad social.
Me parece que alguien ha dejado dicho que Cela seguía algo de la trayectoria de Pérez Galdós... “Porfa”, entre Don Benito y Cela hay todo un Kali Gandaki a favor del primero, del creativo, del descriptivo, del imaginativo. Mejor no seguir recordando la actitud de algunos periodistas...
Mi larga experiencia profesional me permite opinar aunque algunos crean lo contrario. Entre otras cosas, los concursos literarios, aparte de promocionar a los autores, sirven para hacer publicidad de los propios editores, grupos sociales y políticos a conveniencia, según el momento y las circunstancias. Alguien muy querido me ha comentado: “Pobres los que escriben y envían sus originales con ilusión a algunos concursos literarios, para santones, gurus y consagrados carentes de imaginación y creatividad, que si tienen buenos contactos y amistades, en la pila de originales enviados a concurso encuentran un verdadero “vivero” de ideas que “fusilan” sin piedad”. Ha habido demasiados casos descubiertos, pero gracias a los compradores conducidos en “manada” hacia los puntos de venta, en tiempos festivos y espoleados por los sistemas mediáticos, bien “untados”, algunos autores consiguen una fama y popularidad que no merecen, con la consiguiente frustración de quien sí ha trabajado con ilusión y honestidad.
Os paso un link que posiblemente algunos ya conozcáis, y los que no, ya tendrán motivos para entrar en revisión sobre el tema



http://www.elpais.com/articulo/cultura/ ... icul_3/Tes
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Tasso
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Re: Camilo José Cela

Mensaje por Tasso »

Un mensaje muy revelador, Ralph. Me gustaría que internet sirviera para que los autores "fusilados" plantearan sus denuncias. Claro que nos movemos en terreno pantanoso y propicio para querellazas asesinas, pero estaría bien ir recogiendo esa clase de experiencias para que el personal sepa a qué atenerse.
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cascabel
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Re: Camilo José Cela

Mensaje por cascabel »

Tasso escribió:
cascabel escribió:Me vas a perdonar, tengo por costumbre no entrar en El País hace tiempo, y no se ve quién firma el panegírico de Cela ni la fecha.
Se menciona al comienzo del texto. Se trata de un fragmento del libro "El pasajero de Montauban", de José María Ridao. (Lo de panegírico es irónico, ¿no?)
Perdona, no leí el principio, me fui directamente al meollo y me lo pasé por alto.

cascabel escribió: Quisiera saber cómo lees y, por tanto, cómo interpretas esto:

"Conversando con el arriero que le ha conducido hasta Torija, coincide en la conveniencia de desposar muchachas de pueblo, porque las que se van a Madrid como sirvientas "igual vuelven como Dios manda, que con más julepe que una cuadrilla de cómicas". (Ridao)
Tasso escribió:Se trata de uno de los ejemplos que pone Ridao sobre la visión brutal que demuestra Cela del paisaje humano de la Alcarria.
¿Y lo deduces de la cita que hace ahí el "profesional" Ridao? ¿Crees que sabe citar? ¿Te parece buena la cita?
cascabel escribió: Hay otro punto de esa reseña que también canta mucho la traviata y de la misma manera.

"Por lo demás, un error de tan colosales proporciones que los autores del realismo social creyeron ver en esta obra de Cela un modelo a seguir, un ejemplo para combatir la idílica propaganda de la dictadura y sus interminables años de paz".

Entonces resulta que Cela es un ángel, pues publica El Viaje en plena dictadura, y pasa la censura franquista y también la canónica o religiosa, de las que es colaborador. Pero lo publica, se lo permiten.
Tasso escribió:No, creo que lo que dice Ridao es que El Viaje se interpretó en su día como una referencia obligada en materia de realismo social, y se convirtió para muchos de estos autores en un modelo a seguir. Ridao denuncia lo que considera un error de interpretación, pues para él El viaje no tiene en menor asomo de compromiso social, ni comparte el impulso que caracteriza a los narradores que lo cultivaron. Efectivamente, no encaja este perfil con el de alguien como Cela. (Siempre según Ridao).
Pero es que eso es de cajón. Y es por eso por lo que resulta graciosa a estas alturas la reseña de Ridao, es una reseña para no bachilleres. ¿Descubre tan tarde Ridao, dentro de este calentito postfranquismo desde 1975, y una vez muerto Cela, que su obra alcarreña no es de "compromiso social"? ¿Es que acaso le dieron el Nobel por el "compromiso social"? ¿Es que el Pascual Duarte fue "compromiso social"?

En el fondo estamos de acuerdo, pero no en cuanto al personaje público Ridao, cuya escritura me parece de poca calidad. No es bueno en el asunto, y desde luego no es capaz de analizar la pieza de Cela en su momento histórico, eso es lo que yo he afirmado. Y es por lo que la reseña me parece de nulo interés. Cela está amortizado. Otra cosa es que Ridao lo sacuda para hacerse notar.
cascabel escribió: Y el reseñador, se tira el pe(gote) de abominar de Cela y atreverse a hacer una reseña sin tener en cuenta ni siquiera el marco histórico, de libertades, en que la obra se publica.

Esto, por no entrar a fondo en la revisión del panfleto, ya que es de escribidor-reseñador ignaro en clásicos, y sobre todo de los de España, afincados desde siempre en la autocensura.
En esto no te sigo, perdona.

A mí el texto me parece digno de tenerse en cuenta, y ya digo que voy a releer el viaje para contrastarlo con aquél. De todas formas, aun antes de hacerlo, te adelanto que me parece un análisis sospechoso. Parece claro que el análisis de Ridao esté hecho desde el rechazo a la figura de Cela, no sólo por cuestiones políticas, sino por lo que fue en el mundillo literario: un personaje con muchas sombras. De todas formas parece que se le va un poco la mano.
:?: :?:
Escama, por ejemplo, el modo que tiene Ridao de despreciar la prosa de Cela por zumbona y vejatoria, sin reconocer la riqueza de su estilo. A mí me gusta Cela, o al menos algunas de sus obras: La colmena, Mazurca, Madera de boj, el propio Viaje... No es mi escritor favorito, pero admiro su forma de utilizar el lenguaje. Esto parece que Ridao no lo valora. Él se lo pierde.
¿Y no me sigues? ¿En dónde no estamos de acuerdo en cuanto a Cela?
A pesar de todo me interesa rastrear el tema de la brutalidad que plantea Ridao. Como me interesan esas otras zonas oscuras de Cela que mencionábamos antes, como la carrera por el Nobel, su trabajo de censor, el oscurísimo episodio de La Catira... Ya sé que todo esto es contradictorio, pero es que Cela lo fue.
Tengo entendido que el Tremendismo de Cela es algo que se aprende en el instituto, que se enseña.

Es por eso por lo que me parece desorbitada y robaperas la reseña de Ridao: está escrita desde la presunción de que quien la lee es, o debe ser, analfaburro. Pero oye, que tal vez tenga razón con el mensaje que recibimos subliminalmente los lectores de su texto: que lo mejor que podemos hacer, como ejercientes analfaburros, es no leer a tantos soplagaitas mediáticos que andan sueltos, entre los que Ridao se incluye.
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Tasso
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Re: Camilo José Cela

Mensaje por Tasso »

Para empezar, en las formas, Cascabel. No estamos de acuerdo en las formas. Entre otras cosas.
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cascabel
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Re: Camilo José Cela

Mensaje por cascabel »

Es que a mí las "formas" de Ridao me parecen muy decepcionantes. Es un señor que hace su lectura de Cela a estas alturas como si estuviera casi descubriendo la pólvora, y su carrera es la de diplomático. Saca el nombre de Cela de la canasta, y leña! Y el año que viene sacará otro. Va a escándalo por año, por lo que he podido comprobar, que yo no sé quién es este señor ni con qué autoridad habla del Cela literario, cuya relación con el animal político es lo que nadie se atreve a tocar. Y a Ridao no le veo ni mínimamente preparado.

En fin, no creo que pueda considerarlo experto en literatura de postguerra, como no doy por hecho que lo sean los embajadores y cónsules del Ministerio de Asuntos Exteriores, por el hecho de haber estudiado cursos de diplomacia que Cela no cursó, ni tampoco a opinadores de radio y televisión, a los que trabajan en la in-formación y han sido criados por EFE. Si se les da la autoridad que, de hecho, no tienen (a la vista está) para hablar de literatura, sobre todo cuando tampoco conocen la literatura del exilio, que es lo peor -no me parece que en el paisaje intelectual de Ridao se encuentre esa prosa, no le veo ese "fondillo" de aprecio por el exilio español, pero si es error ya corregirás, porque igual tiene trabajos publicados sobre el tema-, las letras españolas habría que darlas por clínicamente muertas desde 1936, y sin necesidad de una Inquisición oficialmente establecida.

¿En qué no coincidimos? Me interesa la eficiencia discursiva y, desde luego, veo coincidencia entre lo que yo pienso y lo que tú piensas. En cualquier caso, me quedo con el Cela escritor y paso del diplomático que se foguea ahora en los medios.
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G.A.
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Re: Camilo José Cela

Mensaje por G.A. »

cascabel escribió: yo no sé quién es este señor ni con qué autoridad habla del Cela literario
Justo lo que me pasa a mí contigo cuando hablas de otros autores :twisted:

Por cierto, hablando de opinadores de radio, el tono amable de tus críticas me recuerda muchísimo al de Carlos Pumares :o
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Josek
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Re: Camilo José Cela

Mensaje por Josek »

Hola, Tasso y compañia, atendiendo a tu solucitud voy a exponer mi muy modesta opinión al respecto de Ridao y su diatriba. Decir, antes de nada, que de nada conocía a Ridao, así que demos algunos datos: nació en Madrid (1961), ejerció como diplomático en diferentes paises durante algún tiempo hasta que se inclinó por el periodismo y la literatura definitivamente. Además de su faceta como ensayista, escribir dos novelas y un libro de relatos es columnista del Pais y tertuliano radiofónico en la cadena ser, lo que nos una una clara pista sobre sus orientaciones políticas.
Como ya ha indicado Tasso, la demoledora crítica del Viaje a la Alcarria se encuentra icluida en su libro El pasajero de Montauban (Galaxia Gutemberg 2003, 195 pp):


Imagen

El pasajero de Montauban es un ensayo sobre los viajes de grandes escritores que deciden indagar en la intrahistoria española a través de su geografía. Ridao recorre los pasos de Miguel de Unamuno, Antonio Machado, Ramón Gómez de la Serna, Gregorio Marañón, Ramón J. Sender, Gerald Brenan, Camilo José Cela y Juan Goytisolo, entre otros muchos. El título del volumen rinde tributo a los años de exilio que tuvo que soportar Manuel Azaña tras la debacle de la guerra civil y el final de la 2ª República. El primer capítulo del libro lo dedica el autor a explicar las razones del viajero. Se trata de una breve reseña de los escritores que han viajado y cuya literatura queda cuajada de tales andanzas. Desde el Poema de Gilgamesh hasta los escritores de la generación del 98, a los que el autor vuelve a contraponer con el propósito celiano en su Viaje a la Alcarria. De aquellos cronistas del Desastre que buscaban una función realista de sus viajes (andar, ver y escribir para denunciar) y equivocados en creer que, gracias al propósito de rasgar el velo oficial en el que se encontraban envueltas las realidades más amargas, continuaban la tradición del regeneracionismo.



Tras estos someros datos, y sin haber leido este libro, me parece que tiene una orientación más política que literaria y ya se sabe que Cela, además de otros graves pecados, ha sido considerado próximo al regimen franquista por su tan cacareada función de censor y delator en sus años mozos, Ridao, dada su ideologia izquierdista parece querer demonizar El viaje a la Alcarria, (publicado, no se olvide, en 1948) como el sumo ejemplo de texto reaccionario y decadente pasándose por el arco del triunfo todas sus virtudes literarias, enfundado, eso sí, en el "original y audaz" traje de moderno cid campeador desfacedor de entuertos y agravios varios. En fin, como para no perdérselo.
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Última edición por Josek el 13 May 2009 13:36, editado 1 vez en total.
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cuscurro
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Re: Camilo José Cela

Mensaje por cuscurro »

Bajo mi humilde opinión, flaco favor se hacen aquellas personas que no pueden, saben o quieren diferenciar entre la obra y el autor.

Hay autores con los que comparto poco o nada de su forma/ideología de vida y que me caen como un tiro pero que sin embargo sus obras me gustan mucho y no renuncio a leerlas sin PRE-juzgarlas.


En la medida de los posible, intento separar todo lo que puedo autor y obra.
Última edición por cuscurro el 13 May 2009 14:15, editado 1 vez en total.
En ninguna parte del mundo real existe nada tan bello como las fantasías que alberga quien ha perdido la cordura.
Haruki Murakami
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