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Terminado. De lectura muy amena, aunque me he quedado con ganas de conocer más detalles sobre la vida de esta singular Cristina. Y se nota la debilidad del autor por el teatro, pues ha metido algunas tramas teatrales (en mi opinión, claro está) casi con calzador.
En el prólogo se nos avisa de la forma en que se construirá la biografía y que explica el tono desenfadado y ágil de la novela:
Esta es la historia de una "reina imposible", soberana culta y rebelde, admirada y obstaculizada, impredecible y valerosa. Una mujer absolutamente fuera de lo común cuya historia optamos por contar a nuestra manera, dándole voz entre documentos y escenificaciones teatrales. Hemos interrogado textos históricos, hemos observado los cuadros que la retratan, hemos recuperado las crónicas de la época, y en parte también nos la hemos imaginado, para devolverle su extraordinaria singularidad".
Me ha gustado mucho la retranca que se gasta don Dario aquí y allá. A modo de ejemplo, cuando Cristina nace:
Parece ser que, en vez de emitir el habitual llanto después del cachete de la comadrona, la niña soltó una sonora carcajada.
O cuando va a ser recibida por el Papa por primera vez:
La elección del asiento resultó tarea ardua. El sillón con respaldo alto y reposabrazos escuadrados estaba reservado para la realeza, y Cristina ya no era reina, pero un taburete estaba fuera d discusión, después del sacrificio que la exreina había hecho. Fu así como Gian Lorenzo Bernini, con quien Cristina llegaría a trabar más tarde amistad, discurrió una solución de compromiso: un sillón de respaldo bajo y reposabrazos redondeados. Los documentos oficiales lo describen como "un espléndido asiento real", mientras que los papeles hablan de un más modesto "asiento bajo".
O como los demás toleran a Cristina, en unos tiempos históricamente revueltos:
Los contemporáneos de Cristina se acostumbraron a aceptarla como un hecho más de la vida: como el frío excepcional que acababa con las cosechas y congelaba los mares, como la escasez de alimentos, el hambre, las enfermedades. Precisamente, en ese periodo vivió en Suecia, de acuerdo con la definición de los historiadores más acreditados, su "época dorada", y es difícil comprender cómo puede ser "dorado" un periodo de tantas catástrofes y de violencia tan inaudita.
Y muy interesantes los fragmentos de su autobiografía en los que habla de su madre y de su padre:
"Cuando nací, mi madre la reina, que, junto a todas las virtudes de su sexo, hacía gala asimismo de todas las debilidades, se mostró inconsolable. Esperaba que la criatura fuera un niño y aparecí yo, a quien no consideraba digna de llevar una corona. Le molestaba mi excesiva seguridad en mi misma, mi amabilidad con todos y mi disposición a cualquier clase de juegos, sobre todo si exigían volteretas y mofas bulliciosas. No podía soportarme y no le faltaba del todo razón..."[...] "Mi padre, cuando aún estaba vivo y era rey, impartió órdenes de que se me diera una educación viril... Declaró abiertamente que no quería que se me trasmitiera ninguna de las virtudes de mi sexo más allá de la honestidad y la modestia"
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