Paul Newman

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sedna
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Re: Paul Newman (Biografia)

Mensaje por sedna »

Lun 29 Sep 2008 4:39 pm

Cuando oí la noticia de su fallecimiento este fin de semana...se me encogió el corazón...es como si hubiera muerto alguien conocido, alguien que nos ha acompañado durante muchos años...
No sé explicarlo de otra manera.

Descanse en paz
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Gabi
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Re: Paul Newman (Biografia)

Mensaje por Gabi »

Lady Goran Lun 29 Sep 2008 5:03 pm

wow me entero de las cosas con un retraso impresionante, había visto que salía en fotologs y demás y se me ocurrió pensar que era por su cumpleaños o algo asi. Qué pena, me gustaba mucho este actor. Mi peli favorita es El largo y calido verano y tb el Golpe.
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Don Corleone
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Re: Paul Newman (Biografia)

Mensaje por Don Corleone »

Lun 29 Sep 2008 6:31 pm

Se fue uno de los grandes, de eso no hay duda. Para la posteridad quedarán grandes personajes como el interpretado en la película La gata sobre el tejado de zinc o, como no, Eddie Felson que le reportó un Oscar más que merecido en El color del dinero, continuación de la fantástica película de Robert Rossen, El buscavidas. Nadie mejor que él para encarnar al que mueve los hilos en el paradigma de las cintas de estafa El golpe. Lo dicho, una verdadera lástima. Una pérdida irremplazable.
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MªJose
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Re: Paul Newman (Biografia)

Mensaje por MªJose »

Mar 30 Sep 2008 9:11 am

Se ha ido uno de los grandes, sin duda. Buen trabajo, Nuriko
Siempre vivo en nuestros corazones.... Paul Newman
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RedSedna
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Re: Paul Newman (Biografia)

Mensaje por RedSedna »

Mar 30 Sep 2008 12:06 pm

Quizá los haya más guapos, mejores actores (y directores) y con una trayectoria vital más encomiable pero yo no los conozco. Para mi EL MEJOR sin discusión (supongo que eso es amor ). Ha sido mi favorito desde que tengo uso de razón y lo seguirá siendo porque ya no tengo edad y las estrellas ya no son lo que eran. Aunque se haya ido, por lo que a mi respecta sigue ocupando el mismo lugar. Irreemplazable
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Gamow
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Re: Paul Newman

Mensaje por Gamow »

Paul Leonard Newman nació el 26 de enero de 1925 en Shaker Heights, Ohio (Estados Unidos), en una familia acomodada que se dedicaba al comercio de productos deportivos. Sus padres se llamaban Arthur y Theresa. Tenía un hermano mayor de igual nombre que su progenitor.

Al joven Newman no le atraía demasiado el mundo de los negocios y a pesar de que estudió Económicas en la Universidad Kenyon nunca llegó a ejercer la profesión de su padre.

Cuando ingresó en 1951 en la Escuela de Interpretación de Yale ya tenía experiencia como actor amateur en su etapa colegial y universitaria. En Yale y posteriormente en el famoso Actors Studio fue perfeccionando sus aptitudes interpretativas.

En la ciudad de Nueva York logró debutar como actor en series de televisión y en Broadway, consiguiendo un notorio éxito crítico con su participación en la obra teatral "Picnic".
Esta intervención y su atractivo físico le servirían para abrirle las puertas del mundo del cine.



La productora Warner Bros fue la primera en interesarse por Paul Newman, quien debutó en la gran pantalla en "El cáliz de plata" (1954), una película de tema histórico dirigida por Victor Saville que estaba co-protagonizada por Jack Palance y Virginia Mayo. El film no era nada del otro mundo pero sirvió al intérprete de Ohio para afianzarse definitivamente en el séptimo arte.

Su gran oportunidad llegó cuando fue elegido para encarnar al boxeador Rocky Graziano en "Marcado por el odio" (1956), un título dirigido por Robert Wise que supuso el debut cinematográfico de Steve McQueen.




A raíz de esta interpretación, Newman fue escalando posiciones dentro del estatus de Hollywood hasta convertirse en una de las grandes estrellas en la historia del séptimo arte.

En 1949 el actor de Ohio contrajo matrimonio con Jackie Witte. La pareja permaneció casada hasta finales de los años 50, época en la que se enamoró de Joanne Woodward, una actriz a la que había conocido en el Actors Studio. Paul y Joanne se casaron en el año 1958.

En la década de los 50, Newman apareció en películas como "The Rack" (1956) de Arnold Laven, "El zurdo" (1958) de Arthur Penn, "La gata sobre el tejado de zinc" (1958), película de Richard Brooks que adaptaba una obra teatral de Tennessee Williams, "La ciudad frente a mí" (1959) de Vincent Sherman, y dos films con su mujer Joanne: la comedia "Un marido en apuros" (1958) de Leo McCarey, y el drama "El largo y cálido verano" (1958), un título dirigido por Martin Ritt.

Su categoría como actor fue valorada por sus compañeros con su primera nominación al Oscar por su interpretación junto a Elizabeth Taylor en "La gata sobre el tejado de zinc". El galardón se lo llevó David Niven por su actuación en "Mesas separadas".

Esta trayectoria espléndida en los últimos años del decenio prosiguió durante los años 60, período en el que Newman dejó atrás la primera influencia de Marlon Brando y alcanzó un gran reconocimiento profesional gracias a sus apariciones en "Desde la terraza" (1960) de Mark Robson, "Éxodo" (1960) de Otto Preminger, "Un día volveré" (1961) de Martin Ritt, o "El buscavidas" (1961), un film de Robert Rossen por el que volvió a ser nominado al Oscar. La estatuilla fue a parar a manos de Maximiliam Schell por "Vencedores o vencidos".

Otros títulos importantes en esta década fueron "Dulce pájaro de juventud" (1962), película dirigida por Richard Brooks, "Hud" (1963), de nuevo bajo la mirada de Martin Ritt, "El premio" (1963) de Mark Robson, "Cortina rasgada" (1966), film de Alfred Hitchcock, "Harper, investigador privado" (1966) de Jack Smight, "La leyenda del indomable" (1967) de Stuart Rosenberg, "Hombre" (1967) de Ritt, o el estupendo western "Dos hombres y un destino" (1969), primera y exitosa colaboración con el director George Roy Hill y el actor Robert Redford, trío que repetiría unos años después con fortuna en "El golpe" (1973).

Nominado otra vez como actor por "Hud" y "La leyenda del indomable", Paul Newman optaría también al premio al mejor film del año 1968 por su primera película como director, titulada "Rachel Rachel" (1968) e interpretada por su esposa Joanne Woodward.

Este film y otros que dirigiría con posterioridad, como"El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas" (1972), eran proyectos alejados de la comercialidad que sí poseían muchas de sus películas como intérprete.


Para desarrollar sus proyectos como autor creó junto a personajes destacados del espectáculo estadounidense, como Barbra Streisand, Steve McQueen o Sidney Poitier, la compañía First Artists.

Aunque su carrera prosiguió con productividad a principios de los 70, Paul Newman abandonó la regularidad manifiesta en la década anterior a mediados del nuevo decenio.
Sus películas eran también de menor calidad, destacando "El juez de la horca" (1972) y "El hombre de Mackintosh" (1973), ambas dirigidas por John Huston, "Con el agua al cuello" (1975) de Rosenberg, o "El golpe" (1973) y "El castañazo" (1977), las dos con dirección de George Roy Hill.
Newman también apareció en la exitosa película de catástrofes "El coloso en llamas" (1974).

En las siguientes décadas no abandonó la pantalla grande, aunque sus apariciones fueron menos constantes.

Su talento como actor fue relevante en "Ausencia de malicia" (1981), un drama de Sydney Pollack, o en "Veredicto final" (1982), un fenomenal título judicial dirigido por Sidney Lumet. Por estas dos últimas películas volvió a ser nominado al Oscar, un premio que se le resistió hasta el fin de su carrera. En 1985 fue galardonado con una estatuilla honorífica y un año después logró el Oscar al mejor actor por "El color del dinero" (1986), una película dirigida por Martin Scorsese y co-protagonizada por Tom Cruise.
Con posterioridad fue nominado como mejor actor principal por "Ni un pelo de tonto" (1995) y como actor secundario por "Camino a la perdición" (2002).

Progresista (es simpatizante del partido demócrata), inteligente, atractivo (su físico sirvió de base para el personaje de cómic "La linterna verde"), simpático ("realmente estoy avergonzado de que mis ensaladas tengan más éxito comercial que mis películas", había dicho irónicamente), amante de los deportes, los coches y la velocidad (nunca se doblaba en las escenas de acción), Paul Newman siempre se ha mostrado preocupado por los asuntos sociales que le rodean, no en vano todo el dinero que produce con las ventas de sus productos alimenticios van destinados a obras de caridad.
Además ha fundado un campamento de verano para niños enfermos de cáncer en Connecticut, el estado en el que reside actualmente.

El último período de la vida de Paul Newman vino marcado por el padecimiento de un cáncer de pulmón que provocó el cese de sus proyectos teatrales y, tras un tratamiento ineficaz de quimioterapia, el confinamiento en su hogar para terminar sus días rodeado de su familia.

El 26 de septiembre del año 2008 falleció a la edad de 83 años.

http://www.alohacriticon.com/elcriticon ... e1541.html
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Gamow
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Re: Paul Newman

Mensaje por Gamow »

Galardones

Paul Newman ha sido nueve veces nominado al Óscar de la Academia como actor: La gata sobre el tejado de zinc caliente (1958), El buscavidas (1961), Cuando se tienen veinte años (1962), Hud, el más salvaje entre mil (1963), La leyenda del indomable (1967), Veredicto final (1982), El color del dinero (1986), Ni un pelo de tonto (1994) y Camino de perdición (2002) (candidato al Óscar al mejor actor de reparto). Su Óscar conseguido por el film de 1986 llegó un año después de que recibiese el Óscar honorífico por sus "múltiples y memorables interpretaciones en pantalla", y el actor reconociese perder la esperanza de obtener uno "de verdad" por una sola interpretación. Además fue candidato en una ocasión como productor por Rachel, Rachel. También se le concedió el premio especial de la Academia, Premio Humanitario Jean Hersholt, en 1994.

También fue nominado en 2003 al Emmy por su interpretación en Our Town, y en 2005 ganó el Premio Emmy al mejor actor de reparto por su papel en la lujosa miniserie Empire Falls. En 2006, ganó el Globo de Oro como mejor actor de reparto por la misma actuación.
Actividad como director cinematográfico

Su debut detrás de las cámaras como director se produce con el corto 'On the Harmfulness of Tobacco' (1961), al que siguieron seis largometrajes ya comentados anteriormente: 'Rachel, Rachel' (1968), 'Casta invencible' (1971), 'El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas' (1972), 'La caja oscura' (1980, para TV), 'Harry e hijo' (1984) -en memoria de su hijo Scott, muerto por sobredosis en 1978 a los 28 años-, y la adaptación de 1987 de The Glass Menagerie de Tennessee Williams. En cinco de ellas dirigió a su mujer, Joanne Woodward, con quien se casó en Las Vegas en 1958 y con quien tuvo otros tres hijos: Eleanor, Melissa y Claire.

Newman apostó casi siempre por su mujer, Joanne Woodward, como protagonista, apareciendo él mismo en algunos de sus filmes. También acudió varias veces al Festival de Cannes y escribió el guión de una de ellas.
Aficiones

Se interesó por el deporte del motor por primera vez, a pesar de ser daltónico, durante el rodaje de la película Winning en 1968.

Su primera competición profesional se produjo en 1972, en Thompson, Connecticut. Participó en las 24 horas de Le Mans de 1979, terminando segundo con un Porsche 935, siendo compañero del alemán Rolf Stommelen.

Se mantuvo siempre ligado al mundo de la competición, participando activamente. Entre los años 1970 y 1990, condujo para el equipo Bob Sharp Racing, sobre todo en carreras de Fórmula Nissan, logrando numerosas victorias y campeonatos.

A los 70 años, se convirtió en el piloto más longevo que formaba parte del equipo ganador en una carrera de alto nivel, en 1995 en las 24 horas de Daytona. En marzo de 2005 declaró: "probablemente participe otro año".[6]

En 1983, Newman fue también cofundador junto a Carl Haas del Newman/Haas Racing, un equipo de CART.
Cocina y alimentación

En 1982, Paul Newman fundó una línea de productos alimenticios, llamada "(Newman's Own)", que se hizo famosa por una marca especial de aliño para ensaladas. Todos los beneficios obtenidos a través de la misma fueron donados a caridad. A fecha de 2006, se estima que la franquicia ha superado los 200 millones de dólares en donaciones. Poseía un restaurante de comida ecológica cerca de su casa de Westport, en Connecticut, llamado Dressing Room.
Actividad social y política

Casado dos veces. Hombre de gran conciencia política y social, impulsó en memoria del hijo de su primer matrimonio, la Fundación Scott Newman, destinada a auxiliar y proteger a personas víctimas de la droga. Ha pertenecido a la Alianza para la Defensa del Medio Ambiente.

En 1978 representó a su país ante la Organización de las Naciones Unidas en la Conferencia para el Desarme. En 1990 fue nombrado "padre del año" por UNICEF y propuesto como candidato a gobernador de Connecticut por el congresista demócrata Benjamin de Zino.

Además, fundó una serie de campamentos de verano para niños y niñas con enfermedades graves, donde utilizan la diversión y la sonrisa como tratamiento para sus dolencias. Gracias a su iniciativa, 15.000 niños disfrutan cada año del ocio y bienestar que ofrecen sus campamentos de verano, Hole in the Wall Camps. Son campamentos gratuitos subvencionados por más de 42.000 entidades y personas de todo el mundo. Desde que comenzó su actividad, han pasado por los campamentos más de 114.000 niños.

En estos campamentos colaboran de manera gratuita más de 7.500 personas cada verano.

http://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Newman
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Gamow
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Re: Paul Newman

Mensaje por Gamow »

http://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Newman
Filmografía
Como director

* El zoo de cristal 1987
* Harry e hijo 1984
* La caja oscura 1980 (rodado para la televisión)
* El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas 1972
* Casta invencible 1971
* Raquel, Raquel 1968

Como actor

* 2006 - Cars (voz)
* 2005 - Empire Falls de Fred Schepisi
* 2002 - Camino a la perdición de Sam Mendes
* 1999 - Donde esté el dinero de Marek Kanievska
* 1999 - Mensaje en una botella de Luis Mandoki
* 1998 - Al caer el sol de Robert Benton
* 1994
o El gran salto de Joel e Ethan Coen
o Ni un pelo de tonto de Robert Benton
* 1990
o Esperando a Mr. Bridge de James Ivory
o Creadores de sombras de Roland Joffé
* 1989 - El escándalo Blaze de Ron Shelton
* 1986 - El color del dinero de Martin Scorsese
* 1984 - Harry e hijo de Paul Newman
* 1982 - Veredicto final de Sidney Lumet
* 1981
o Ausencia de malicia de Sydney Pollack
o Distrito apache: El Bronx de Daniel Petrie
* 1980 - El día del fin del mundo de James Goldstone
* 1979 - Quinteto de Robert Altman
* 1977 - Slap Shot (1977) (El Castañazo en España, Todo vale en Argentina)
* 1976 - Buffalo Bill y los indios de Robert Altman
o La última locura de Mel Brooks
* 1975
o Con el agua al cuello de Stuart Rosenberg
* 1974
o El coloso en llamas de John Guillermin
* 1973
o El golpe de George Roy Hill
o El hombre de MacKintosh de John Huston
* 1972
o El juez de la horca de John Huston
o Los indeseables de Stuart Rosenberg
* 1971
o Casta invencible de Paul Newman
* 1970
o Un hombre de hoy de Stuart Rosenberg
* 1969
o Dos hombres y un destino de George Roy Hill
o 500 millas de James Goldstone
* 1968
o Comando secreto de Jack Smight
* 1967
o La leyenda del indomable de Stuart Rosenberg
o Un hombre de Martin Ritt
* 1966
o Cortina rasgada de Alfred Hitchcock
o Harper, investigador privado de Jack Smight
* 1965
o Lady L de Peter Ustinov
* 1964
o Cuatro confesiones de Martin Ritt
o Ella y sus maridos de J. Lee Thompson
* 1963
o El premio de Mark Robson
o Samantha de Melville Shavelson
o Hud de Martin Ritt
* 1962
o Cuando se tienen veinte años de Martin Ritt
o Dulce pájaro de juventud de Richard Brooks
* 1961
o Un día volveré de Martin Ritt
o El buscavidas de Robert Rossen
* 1960
o Éxodo de Otto Preminger
o Desde la terraza de Mark Robson
* 1959
o La ciudad frente a mí de Vincent Sherman
* 1958
o Un marido en apuros de Leo McCarey
o La gata sobre el tejado de zinc de Richard Brooks
o El zurdo de Arthur Penn
o El largo y cálido verano de Martin Ritt
* 1957
o Mujeres culpables de Robert Wise
o Para ella un solo hombre de Michael Curtiz
* 1956
o Traidor a su patria de Arnold Laven
o Marcado por el odio de Robert Wise
* 1954
o El cáliz de plata de Victor Saville
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Gamow
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Re: Paul Newman

Mensaje por Gamow »

OBITUARIO
El galán quequiso ser canalla

Tenía todos los papeles para convertirse en un galán de Hollywood,pero prefirió ser un canalla. Empeñado en huirdel estereotipo de guaperas, optó por la vía menos fácil:que su incuestionable belleza y sus epatantes ojos quedaran en un segundo plano,que lo que brillara fueran sus interpretaciones. Y lo logró. Porque cuandose piensa en Paul Newman, viene a la cabeza el preso indomablecapaz de comerse 50 huevos, el timador de las carreras de caballos o el millonarioheredero que, incapaz de asumir responsabilidades, se refugia en el alcohol.

«Untipo que intentó ser parte de su tiempo, que intentó que la gentese comunicara con los demás, que buscó algo de decencia en su propiavida, que quiso crecer como ser humano. Alguien que no es conformista, que notransige». Así, como persona y no como mito, queríaser recordado Paul Newman. Pese a ello, pasará a la historia como la leyendade Hollywood que fue y que un cáncer nos arrebató el26 de septiembre de 2008 a los 83 años.

Actor, director, guionista, productor. Aspirante a piloto militarque no pudo serlo por daltonismo. Licenciado en Economía que prefiriólos teatros a la Bolsa. Propietario de una marca de productos ecológicoscon fines benéficos. Apasionado de las carreras de coches. Filántropopreocupado por los niños. Casado con una actriz de Hollywood durantemás de 50 años. Padre destrozado por la muerte de su hijopor sobredosis. Cada una de las facetas de su vida daría para contar unahistoria en la gran pantalla. Todas tendrían en común el idealismoque llevó a Paul Newman a no permanecer quieto ni un segundo durante 83años.

Paul Leonard Newman nació el 26 de enero de 1925 enCleveland (Ohio), en el seno de una familia de 'nuevos' estadounidenses,aquéllos que viajaron desde Europa para establecerse en la Américade las oportunidades. Su padre, de origen judeo-alemán, y su madre, deraíces húngaras, regentaban un negocio de artículos deportivoscon la idea de que algún día fueran sus hijos quienes se ocuparande la tienda. El destino de Paul Newman parecía claro, sobre todo despuésde finalizar la carrera de Ciencias Económicas. Pero viróen su camino.

No era la primera vez que se rebelaba contra su 'sino'.Cuando apenas tenía 17 años se alistó en la Marina con laidea de convertirse en piloto, pero el daltonismo que entonces se percatóque sufría no le dejó ponerse a los mandos de un avión.

Susobligaciones como padre de familia —en 1949 se casó con JackieWitte, con quien tuvo tres hijos— no impidieron que pusiera rumboa Nueva York para cumplir el sueño de convertirse en actor, no sin antesverse obligado a ejercer de comercial, jornalero en una granja y hasta 'sparring'de boxeo. Debutó con éxito en Broadway en 1953, con la obra 'Picnic'.No tardaron en llegar ofertas para el cine, con el denominador común deser muy poco apetecibles. Finalmente aceptó protagonizar 'El cálizde plata', su estreno en la gran pantalla y película de la quese arrepentiría toda la vida, y por la que incluso llegó a pedirdisculpas.

'Marcado por el odio' (1956) enderezósu camino, que desde entonces no cesó de cosechar éxitos:'La gata sobre el tejado de zinc' (las obras de Tennessee Williams fueroncruciales para su carrera), 'El zurdo', 'Un marido rico', 'La ciudad frente amí', 'Desde la terraza' o 'El largo y cálido verano', en la quecoincide con Joanne Woodward, la actriz que sería su segundaesposa, con quien tendría otros tres hijos, y que lo acompañaríahasta el final de sus días. Interrogado una y otra vez sobre cuálera el secreto de su matrimonio, Newman bromeaba diciendo: «No séqué me pone Joanne en la comida». Para luego confesar quele parecía absurdo «salir a buscar hamburguesa teniendo filete encasa».

Lejos de explotar su faceta de guapo, y a pesar deque en sus inicios le confundían con Marlon Brando (llegó arubricar más de 500 autógrafos con la firma: «De Marlon Brando,con los mejores deseos»), Newman prefirió alejarse de la imagen de'sex symbol'. Hasta rechazó un papel en 'Ben Hur' porconsiderar que sus piernas "no lucirían bien" con el atuendode romano. El intérprete prefirió que en sus apariciones en la granpantalla su principal baza no fuera el físico.

'Dulce pájarode juventud', 'Cuando se tienen veinte años', 'El premio', 'La ciudad frente a mí', 'Desde la terraza', 'Éxodo', 'Harper, detective privado','Cortina rasgada', 'La leyenda del indomable', 'Dos hombres y un destino', 'Elgolpe'... Paul Newman trabajó con los directores más importantesde la segunda mitad del siglo XX y, además, se atrevió acolocarse tras la cámara hasta en siete ocasiones, si bien fuecon 'El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas' la película conla que logró colarse en la lista de actores respetados como realizadores.

En 50 años ininterrumpidos de profesión, las malasrachas eran inevitables. La peor para Newman sobrevino en los 70, con la participaciónen películas como 'Aeropuerto' o 'El coloso en llamas'. Sidney Lumet acudiríaal rescate del actor, y le daría su séptima nominación alOscar con 'Veredicto final'. Pero no sería hasta la llamadade otro grande a la puerta de Newman cuando el actor conseguiría la únicaestatuilla no honorífica de su vida (ganó tres en total): fue en1986 con su interpretación del ex campeón de billar Eddie Felsonen 'El color del dinero'. En 2002, con 'Camino a la perdición', lograría su novena candidaturaal Oscar, y la primera como secundario.

El cine no fue laúnica faceta destacada de su vida. Preocupado por los más indefensos,participó en diversas iniciativas sociales en favor de los niños,incluso fue nombrado 'padre del año' por Unicef. Precisamentela pérdida de su hijo Scott por sobredosis le llevó a crear la FundaciónScott Newman. El actor deja además como legado Newman's Own, empresa dedicadaa la alimentación ecológica cuyos beneficios se destinan íntegramentea labores benéficas.

También coqueteó con la política,apoyando a los demócratas y engrosando la 'lista negra' de RichardNixon durante el escándalo Watergate, «el mayor honor quehe recibido en mi vida», bromeaba Newman.

Pero no todo iba a serdedicación a los demás: Newman cultivó hasta casi el finalde sus días su otra gran pasión: los coches de carreras.Propietario de un escudería de Cart, logró un segundo puesto enlas 24 horas de Le Mans de 1979, al volante de un Porsche 935. Su pasiónpor el motor quedó reflejada en su última 'aparición' enla gran pantalla: puso voz a Doc Hudson en 'Cars'. Larga vidaal indomable, larga vida a Paul.
http://www.elmundo.es/especiales/2008/0 ... uario.html
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Gamow
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Re: Paul Newman

Mensaje por Gamow »

REPORTAJE
Aquella mirada azul y mucho más
El crítico Shawn Levy firma la biografía de Paul Newman - El libro mezcla la evocación cinematográfica con la azarosa vida privada del gran actor

Bebió millones de litros de cervezas a lo largo de su vida. Tantos, que los alumnos de Princeton, durante años, celebraran el día de Newman, en el que se metían entre pecho y espalda 24 latas durante la jornada; o que durante algunos rodajes -y hay fotos- llevara al cuello una cadena con un abrebotellas. Quiso con locura a Joanne Woodward, pero durante el rodaje de la película Dos hombres y un destino se lio con una periodista, Nancy Bacon, a la que siguió viendo durante meses hasta que ella se desengañó y le espetó: "Estás siempre borracho y ni siquiera puedes hacer el amor".

Y qué.

Paul Newman (Shaker Heights, Ohio, 1925-Westport, Connecticut, 2008) ha sido uno de los grandes iconos del cine. Según Shawn Levy, "probablemente no fue el mejor actor estadounidense, ni siquiera el mejor de su generación, pero, sin duda, fue el actor más estadounidense, el tipo cuyos papeles y persona mejor representaron el tenor de sus tiempos y de su gente". Levy, crítico de cine del diario The Oregonian y escritor de varios libros de cine, entre ellos uno sobre el Rat Pack y otro sobre Jerry Lewis, comenzó a escribir una biografía de Newman a finales de 2005. Nunca habló con el actor, porque éste rechazaba cualquier homenaje desde mediados de los noventa. Tampoco con algunos de sus amigos, que respetaron el deseo de Newman. Pero sí con unas cincuenta personas que le conocían. Y tras reunir todas las entrevistas posibles con el cineasta, parió Paul Newman, la biografía (Lumen), la primera gran obra publicada después de su fallecimiento y que aparece ahora en España.

El libro no sólo desgrana los lados más cotorreables de la vida de Newman, sino que también navega por su carrera y su vida, marcada casi desde su inicio por "la suerte Newman", como la bautizó su poseedor, un conjuro que hizo que, por ejemplo, se librara de una muerte segura durante la II Guerra Mundial. En 1945 todo su escuadrón recibió instrucciones -estuvo en la Armada- para hacer prácticas de aterrizaje en el portaviones Bunker Hill. A la mañana siguiente, el piloto del avión donde servía el aún incipiente actor se despertó con otitis y no volaron. Días más tarde, dos aviones kamikazes se lanzaron contra el Bunker Hill y murieron 400 personas, todo el escuadrón de Newman incluido. Él soñó durante su adolescencia con ser piloto, pero cuando se alistó en el ejército los médicos descubrieron que aquellos profundos ojos azules tenían una tara: era daltónico.

Para el autor, "Paul Newman encarna el siglo estadounidense y resume los mejores rasgos nacionales en un envoltorio práctico y atractivo" gracias a su trabajo como artista y su oficio, a su empuje para dirigir películas cuando sintió que podía aportar algo más como realizador, a su amor por las carreras automovilísticas -una afición en la que destacó pasado los cincuenta, cuando muchos pilotos llevan décadas retirados-, o su labor como filántropo, que dieron un valor añadido a su empresa de salsas, Newman's own.

La carrera de Newman comenzó en el instituto. Pequeño, delgado -fue de estirón tardío-, no destacó en el fútbol americano como hubiera querido y sí en clases de interpretación. Tras el paréntesis bélico, Newman retomó sus estudios universitarios en el Kenyon College, donde además de disfrutar de todo tipo de juergas y ser detenido en alguna ocasión, se licenció en Interpretación, aunque él prefiriera asegurar que se había graduado "Magna cum Lager". Allí debutó en un escenario encarnando a Hildy Johnson en Primera plana. Empezó a compaginar estudios con giras teatrales, éstas con su matrimonio con otra aspirante a actriz, Jacqueline Witte, a sus 24 años, y todo ello lo combinó en un cóctel profesional que le llevó a Nueva York y a la televisión. Y a la mítica escuela de interpretación Actors Studio, en el que en otro ejemplo de "suerte Newman" acompañó a una amiga a una prueba. A ella no la cogieron, y a él, que iba de paseo, sí. "Se equivocaron e interpretaron mi sincero espanto como una actuación sincera".

Joanne Woodward y él se conocieron en aquellos momentos, inicios de los años cincuenta, cuando Newman poseía un único traje, de mil rayas, con el que iba por las agencias. Aún no había destacado en Broadway con Picnic, ni rodado su debut en la pantalla, El cáliz de plata, de la que siempre renegó, ni había muerto su amigo James Dean -del que heredó el personaje de Rocky Graziano en Marcado por el odio-. Aunque ya estaba allí su magnetismo. De 1954 a 1960 pasó de promesa a estrella mundial, y durante las siguientes cuatro décadas nunca bajó el pistón, ni siquiera en 1978 con la muerte de su hijo mayor Scott por sobredosis accidental de alcohol y drogas.

Celoso de su intimidad, fue el primer famoso que usó constantemente gafas de sol, harto de que le pidieran que enseñara los ojos -de azul perfecto-. "No hay cosa que te haga sentir más como un objeto. Es como si uno se acerca a una mujer y le dice: 'Desabróchese la blusa, que quiero mirarle las tetas". Sin embargo, usó su fama para innumerables batallas políticas progresistas. Una de las grandes anécdotas de Hollywood -demasiado redonda para ser cierta- cuenta que Newman entró un día en un comedor de un estudio y pasó por la mesa donde almorzaba John Wayne. "Qué, Paul, ¿cómo va la revolución?", soltó con su voz atronadora. Newman sonríe y contesta: "¿Cómo vamos a ganar, Duke, teniéndote en el bando contrario?". Unos ideales mantenidos hasta el fin. "Me gustaría que en mi epitafio figurara que fui parte de mi época".

http://www.elpais.com/articulo/cult[....]o/elpepicul/20091112elpepicul_3/Tes
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Gamow
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Re: Paul Newman

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El proyecto filantrópico de Paul Newman seguirá vivo
El actor ha repartido 175 millones en los últimos años

El 1 de junio de 2007, la Escuela Universitaria Kenyon, de Ohio EE UU, recibió un cheque de siete millones de euros para conceder becas a alumnos con escasos recursos económicos. Lo firmaba Paul Newman, entonces ya en el ocaso de su vida, enfermo de cáncer de pulmón, pero extraordinariamente activo en el campo al que consagró sus últimos años: la filantropía.

Tras la muerte del actor, el pasado viernes, queda para la historia del cine una serie de títulos míticos. Pero no todo lo que concierne a Newman quedará en los libros de historia. Sus numerosas empresas caritativas ya han anunciado que seguirán funcionando como el mismo día en que el actor las fundó.

Una de las organizaciones que más ha dado que hablar estos días en los medios norteamericanos es Newman's Own, la marca de populares productos culinarios orgánicos -salsas, limonadas y vinos- comercializados por el propio actor, con su imagen plasmada en los envases. Desde su creación en 1982, todos los beneficios recaudados, más de 175 millones, se han destinado a obras caritativas.

La dirección de la empresa ha colgado un comunicado esta semana en su página web en el que se dice que "se echará de menos a Paul", y que "se seguirá honrando su clarividencia sobre el bien común a través del laborioso servicio de esta compañía, que seguirá perpetuando su legado filantrópico". "Paul no hubiera dejado que fuese de otro modo", añade. Su vicepresidente, Robert Forrester, ha explicado que todo en la empresa seguirá como hasta ahora: "Paul dijo que cuando no estuviera aquí, nuestra fundación debería seguir entregando dinero de la misma forma". A sus amigos, el mismo Forrester y David Horovitz, les confesó también, en un reciente viaje a Carolina del Norte, que quería que su nombre quedara asociado para siempre con los 11 campamentos de Hole in the Wall, una ONG que él mismo ayudó a crear, a los que se lleva de vacaciones a niños con enfermedades críticas, como sida o leucemia.

Newman dedicó también una parte de los 20 millones recaudados el año pasado a través de Newman's Own al proyecto Safe Water Network, cuyo objetivo es instalar depuradoras en la India y África para que localidades castigadas por la pobreza puedan beber agua limpia.

La gente que trabajó con Newman en sus últimos años en sus oficinas de Westport, en el Estado de Connecticut, recuerda que sobre su mesa colgaba un cuadro en el que se leía: "Si tuviera un plan, estaría jodido". Al actor le gustaba el caos, su creatividad entraba en erupción en medio de la confusión. Aun así, a pesar de ello, dejó en perfecto estado de funcionamiento una red caritativa que seguirá ayudando a los más desfavorecidos.

Después de años apartado del cine, Newman se mantenía en los primeros puestos de fama (lalistaWIP)
http://www.elpais.com/articulo/agen[....]o/elpepigen/20081001elpepiage_2/Tes
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Gamow
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Re: Paul Newman

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El actor Paul Newman conoció a su mujer, la actriz Joanne Woodward, en una obra de Broadway
Imagen
http://www.elpais.com/fotografia/ge[....]ard/elpfot/20081003elpepuage_9/Ies/
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Re: Paul Newman

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Paul Newman. Crónica de una leyenda

http://www.guzmanurrero.es/index.ph[....]Newman.-Cronica-de-una-leyenda.html

Víctima de un cáncer terminal de pulmón, Paul Newman ha abandonado este mundo a los 83 años de edad. No hace mucho, tomó una decisión dramática: abandonar el hospital donde lo trataban para regresar a su hogar, convencido de que era el momento de poner en orden su herencia y despedirse de sus seres queridos.

Ya saben que cuando una estrella alcanza su crepúsculo, los medios suelen vigilar la zona circundante, redactando obituarios por anticipado. Mil secuencias rápidas aturden al telespectador, y los viejos recuerdos de Newman en su apogeo se entremezclan con imágenes de su última etapa.

Un periodo en el que, por cierto, hallamos títulos memorables como Al caer el sol (Twilight, 1998), de Robert Benton, y Camino a la perdición (Road to Perdition, 2002), de Sam Mendes. En todo caso, imagino que en esas noticias sobre su fallecimiento reaparecerán datos falsos y mitos que el propio actor puso en circulación. No en vano, Newman ha sido un bromista capaz de reinventarse a cada momento, como si él mismo fuera un personaje de ficción.

Lee Strasberg, su maestro en el Actor’s Studio, decía que Paul Newman habría sido tan buen actor como Marlon Brando si no hubiera sido tan atractivo. De hecho, bajo cualquier ángulo, la prueba de su fotogenia fue siempre concluyente. Acaso por una cuestión de ADN, Newman figura como uno de los tipos más seductores de la historia del cine. Incluso en su última aparición pública, cuando en mayo de 2008 acudió puntualmente a su cita en el circuito de Indianapolis, quedó claro que las metástasis no habían logrado acabar con el brillo de su mirada.

De momento, la enfermedad nos arrebata su simpatía y su distinción, convertidas ya en material de filmoteca. Pero esa lenta despedida del actor nos facilita la rara oportunidad de comprobar algo interesante: en qué medida fue el auténtico Newman –ése cuya intimidad se desconoce– idéntico o parecido a la imagen que de él proyectaron los medios.

Sin duda, sus dos últimas décadas como actor supusieron una lucha contra la decadencia biológica. En este sentido, la primera contradicción que se aprecia en un personaje que se jacta de ser un eterno galán es la necesidad de maquillarse para parecer más joven. Cuando Paul Newman rodó El escándalo Blaze (Blaze, 1989), ese asunto que hoy parece tan insignificante, sumado a otros conflictos de mayor calado, sumió al actor en una crisis de la que sólo le salvó la detenida revisión de un proceso personal como el suyo, largo, fructífero y también difícil.

Si muchas veces un segundo puede durar una eternidad, un rodaje es tiempo sobrado para revisar una carrera completa. El escándalo Blaze no fue bien acogida por el público. Quizá Newman lo esperaba así. De cualquier modo, sólo la ayuda de su esposa le ayudó a recomponer su maltrecho ánimo. Fue, además, su mejor oportunidad para preparar el último gran papel que le tocó en suerte: el del intérprete otoñal y con experiencia, abierto a proyectos novedosos.

A decir verdad, él se ha encargado en muchos casos de que el tiempo pase aún más deprisa… y también de que pase de un modo más confuso.

Pocos saben cómo empezó todo, pues él mismo, como si se tratase de un ferviente discípulo de Marcel Schwob –el autor de las Vidas imaginarias–, ha reinventado su biografía para desesperación de los documentalistas, que ya no saben a qué atenerse.

Al fin y al cabo, puede que Paul Newman sea tan sólo una fantasía...

Fíjense en lo que llegó a declarar en los setenta: “Soy hijo de un pobre indio renegado que encontró petróleo en la reserva de Shaker Heights (Ohio). Justo en el patio trasero. Mi madre estaba inválida. Tenía que leerle poesías durante horas”.

¿Quién imaginó tal cosa? La verdad, mucho menos novelesca, fue que Paul Leonard Newman nació el día 26 de enero de 1925. Cierto, en Shaker Heights, pero hijo de Arthur Newman, el industrioso dueño de una tienda local de artículos deportivos.

“Mi padre murió –nos cuenta en su tramposa autobiografía–. A los trece años yo mantenía a la familia vendiendo cepillos Fuller. Cuando tenía diecisiete, me fugué de casa y trabajé como marinero en un pesquero de atún del Irán. Tuve relaciones con una joven esquimal, y por eso me gustan tanto desde entonces los pasteles esquimales”.

Bueno… en realidad, Paul cursó estudios elementales en la Malven Grammar School y, más adelante, en la Shaker Heights School, con tal fortuna como alumno que pudo optar al ingreso en el Kenyon College, de Ohio, donde preparó sus estudios universitarios.

El trabajo en la tienda paterna le permitía practicar bastantes deportes, y pronto se reveló como un atleta nada desdeñable. Sin embargo, la guerra acabó con su ensueño adolescente.

Llegado el año 1943, tuvo que alistarse en la Marina. Tenía diecinueve años recién cumplidos cuando fue asignado al programa de adiestramiento “V-12”. Poco después viajó a las bases navales de Okinawa y Guam, en las que cumplió misiones como radiofonista.

Ciertamente, no hay nada que desazone más a un joven que encontrarse con la muerte. Lo tenebroso de este período hace más atractivo el transcurso de su otra vida, la soñada. Ésa que el cuenta y que algunos primos llegan a creerse.

“Fui maderero –dice–, transportista de nitroglicerina, admirador de Brigitte Bardot y uno de los que mejor elaboraban las palomitas de maíz en este negocio. Más farde me descubrió Erich von Stroheim, al final de su carrera, y me recomendó a Walt Disney. Lo demás es historia”.

No se crean ni media palabra de lo dicho: cuando la guerra terminó, Newman pudo retomar los estudios en el Kenyon College, donde acabó por graduarse en Ciencias Económicas. Sin embargo, las aficiones deportivas del joven se truncaron –algo exasperante para él, tan gallardo e informal–, desviando su atención hacia el campo interpretativo.

Quién lo diría. Unido a la compañía nómada de los Woodstock Players, tuvo la oportunidad de participar en dieciséis obras teatrales. Asimismo, conoció a Jackie White, con la que contrajo matrimonio en diciembre de 1949.

Si su esperanza era formar una familia numerosa, está claro que el destino le fue favorable. Su primer hijo, Scott, nació en septiembre de 1950. Eso acentuó los problemas económicos de Newman, quien se vio obligado a hacer compatible el arte escénico con trabajos menos románticos, como la venta a domicilio de enciclopedias y la práctica del boxeo en calidad de sparring.

De ahí en adelante, las desgracias se encadenaron. Murió su padre en abril de 1950. Entonces, Paul regresó a Cleveland para ponerse al frente de la tienda familiar de artículos deportivos.

Un año después, regresó a la vida bohemia, aunque matriculado en la Escuela de Arte Dramático de Yale. Fue allí donde le aconsejaron, en 1952, el traslado a Nueva York para ingresar en el Actor's Studio.

Las cartas de su futuro estaban echadas. Las bases del trabajo en esta escuela interpretativa venían dictadas por Elia Kazan. Leídas hoy, suenan con parecida intensidad que entonces: “Se planteará un grupo permanente que esté unido durante la formación de base y luego durante varias producciones. Este grupo debe tener la misma formación y pretender los mismos ideales sociales y artísticos. Los ensayos de una obra han de durar varios meses, pasar por un período de improvisación y suponer en todo momento un trabajo de equipo”.

Llegaron entonces los primeros trabajos para el teatro y la televisión... y también dos nuevos miembros del clan Newman: Susan, que vino al mundo en el mes de febrero de 1953, y Stephanie, nacida en febrero de 1954.

Para entonces, nuestro actor ya había conocido el éxito en Broadway gracias a su intervención en la obra Picnic, de William lnge, dirigida por Joshua Logan, representación que se mantuvo, nada menos, que catorce meses en cartel.

En el transcurso de su trabajo en los escenarios, conoció a una joven actriz, Joanne Woodward. La amistad con la bella intérprete, condicionada por el paulatino deterioro del matrimonio de Newman, acabó por convertirse en un romance evidente.

Una vez obtenido el divorcio, Newman se casó con Joanne Woodward en el mes de enero de 1958, concretamente en el Hotel El Rancho, de Las Vegas.

El paso parece sencillo y, sin embargo, el tránsito entre ambos matrimonios supuso para Newman una etapa de extrema inestabilidad emocional. A tal punto, que el actor llegó, en alguna ocasión, a ser detenido por la policía de Long Island por conducción irresponsable.

Fue en 1954 cuando intervino en su primera película, El cáliz de plata (The silver chalice), una nefasta producción de tema religioso. Muchos advirtieron en la interpretación de Paul Newman una versión menor de los excesos de Marlon Brando. Así las cosas, tras resarcirse con un éxito en los escenarios, Horas desesperadas, Newman regresó a la gran pantalla con Marcado por el odio (Somebody up there likes me, 1955), un biopic inspirado en la vida del boxeador Rocky Graziano.

La preparación de Newman para este papel tuvo numerosas facetas. Por cuanto se refiere a la disposición física, hubo de entrenar con el campeón de los pesos medios Tony Zale. Como experiencia de campo, también tuvo que convivir con el verdadero Rocky Graziano a lo largo de dos semanas.

“Me reunía con él a las diez de la mañana –comenta–. Íbamos a donde vivía antes, al gimnasio de Stillman. Pero pude observar que no quería hablar de su familia. De modo que una noche en Embers, Bob Wise, el director, y yo intentamos emborrachar a Rocky para que se fuera de la lengua y hablara de sí mismo. Lo cierto es que él nos emborrachó a nosotros y le contamos nuestras vidas. Finalmente, nos metió en dos taxis de vuelta a casa”.

Como ven, Newman comenzaba a encarar proyectos cada vez menos mediocres. Su carrera cinematográfica prosiguió con Traidor a su patria (The rack, 1956), Mujeres culpables (Until they rail, 1957) y Para ella un solo hombre (The Helen Morgan story, 1957).

Un año después ganaba el premio a la mejor interpretación masculina en el Festival de Cannes por El largo y cálido verano (The long, hot summer, 1958) y era elegido para interpretar el papel protagonista de El zurdo (The left-handed gun, 1958), una versión espléndida de las andanzas de Billy el Niño.

La gata sobre el tejado de zinc (Cat on a hot tin roof, 1958) supuso para él su primera candidatura a los premios de la Academia de Hollywood y, al mismo tiempo, su primer acercamiento cinematográfico a la obra de Tennessee Williams, autor muy apreciado en el Actor's Studio.

A este respecto, Elia Kazan cuenta que el propio Williams asistía a los ensayos de Dulce pájaro de juventud, el nuevo trabajo teatral de Newman en 1959.

“Cuando veía algo divertido –señala Kazan–, [Tennessee] reía con estrépito. Si algo no le gustaba, Williams gritaba ¡No! con el mismo estrépito, y yo le contestaba ¡Cierre el pico!; y un día le dije: No venga nunca más a los ensayos. No hable nunca más a una actriz. Y nunca más volvió a dirigir la palabra a una actriz”.

Tras intervenir en Un marido en apuros (Rally' round the flag, boys,1959), una comedia de Leo McCarey, y en la muy correcta La ciudad frente a mí (The young Philadelphians, 1959), el actor interpretó, junto a su esposa, una excelente película, Desde la terraza (From the terrace, 1960).

Para entonces ya había nacido su hija Elina Teresa, la primera del matrimonio con Woodward. Las páginas de los tabloides recogieron la noticia para mayor satisfacción de la compañía para la que Newman trabajaba.

Pese a haberse embarcado en una gran producción, Éxodo (Exodus, 1960), su trabajo no fue bien acogido por la crítica. Esta última, sin embargo, elogió –y mucho– su papel protagonista en El buscavidas (The hustler, 1961), una tragedia filmada en un Nueva York oscuro y cruel, que le supuso una nueva candidatura al deseado premio de la Academia.

Su siguiente película, Un día volveré (París blues, 1961), se ambientaba en París. Paul Newman se sumergió con agrado en ese entorno jazzístico, motivado por Duke Ellington y Louis Armstrong. No en vano, Un día volveré conectaba la Nueva Orleans del Mahogany Hall y The Mardi Gras Mambo con la musicalidad de los barrios bajos parisinos.

Por las mismas fechas, el actor asistió al nacimiento de su nueva hija, Melissa Stewart, en septiembre de 1961.

Luego de llevar al cine Dulce pájaro de juventud (Sweet bird of youth, 1952), aceptó realizar un soberbio papel secundario en Cuando se tienen veinte años (Hemingway s adventure of a young man, 1962), prodigiosa reconstrucción del universo mítico de Hemingway.

Un año después, en Hud, el más salvaje entre mil (Hud, 1963), compuso una magnífica interpretación que, nuevamente, se quedó a las puertas de la gloria de Hollywood.

Con todo, junto a proyectos deslumbrantes también figuran altibajos. Así, Samantha (A new kind of love, 1963) fue sólo una comedia menor, sin pretensiones.

El premio (The prize,1963) significó el primer acercamiento de Newman a un estilo de cine comercial que frecuentaría con más insistencia en la década de los 70. Se trataba de una obra vigorosa, que sabía llegar al público, y que aún resiste el paso del tiempo.

Después de participar en una nueva producción del Off-Broadway, Baby wants a kiss, y en sonoros fiascos cinematográficas, como Ella y sus maridos (What a way to go!, 1964), Cuatro confesiones (The oufrage, 1964) y la muy mediocre Lady L (Lady L, 1965), el actor recuperó su línea de calidad con Harper, investigador privado (Harper, the moving target, 1966), una magnifica cinta de detectives que obtuvo un importante éxito de taquilla.

Incluso el feroz productor Jack Warner, adversario de Newman en casi todos los terrenos, tuvo que guardar un discreto silencio ante la popularidad de dicha producción.

“Cuando más farde volvía a los estudios para hacer Harper –comenta Newman–, durante la primera semana de ensayos apareció por ahí Jack Warner. Yo le dije: ¿Cómo estás? Metiendo la mano en el bolsillo de la chaqueta, me contestó: ¿Fumas cigarros? Le respondí: No, ya sólo fumo gente, Jack. Ya lo sabes. Se echó a reír”.

Éxito, pues, y en lo familiar la sorpresa de otro nacimiento, el de su hija Clea Olivia, en 1965. Después llegó el trabajo con Alfred Hitchcock, Cortina rasgada (Torn courtain, 1966), de la que Newman recuerda una divertida anécdota.

“Se trata de la única película que he hecho desde 1956 sin ensayos –comenta–, pero eso fue, en parte, por mi culpa. Tuve un accidente de moto y me fastidié la mano. Es una sensación graciosa: te quedas sentado viendo cómo la parte trasera te alcanza y te adelanta. Veinticuatro dólares de daños en la moto, pero a mí me pusieron puntos en cuatro dedos. Se acabaron los primeros planos en esa mano”.

Un hombre (Hombre, 1967) resultó un westem de gran calidad, que tocaba un tema de actualidad en ese tiempo: el racismo. También fue interesante, dentro de las clásicas convenciones del género carcelario, La leyenda del indomable (Cool Hand Luke,1967), por la que Newman resultó elegido nuevamente candidato al premio de la Academia. Acostumbrado a un generoso ritmo de producción, participó poco después en la comedia bélica Comando secreto (The secret war of Harry Frigg, 1968), y se reveló como director de buen pulso narrativo en Raquel, Raquel (Rachel, Rachel, 1968).

Incluso en sus últimos meses de vida, Newman ha sido un aficionado impenitente a la velocidad, a los bólidos. Así lo demostró pilotando su propio coche en Quinientas millas (Wínning,1969), cuyo argumento gira en torno al mundo del motor.

Fue en junio de ese año cuando anunció la creación de la First Artists
Production Company, lanzada con la sola participación de sus amigos Barbra Streisand y Sidney Poitier para distribuir aquellas cintas que contasen con su intervención.

Su siguiente película, la mítica Dos hombres y un destino (Butch Cassidy and the Sundance Kid, 1969), supuso la consolidación de Newman como actor de prestigio y el definitivo lanzamiento de su joven coprotagonista, Robert Redford.

La cinta, una comedia de aventuras amable y bien narrada, tuvo su continuación en una película de Richard Lester, Los primeros golpes de Butch Cassidy y Sundance Kid (Butch and Sundance: the early days, 1979), que, como suele ocurrir con las secuelas, no logró el éxito esperado por sus productores.

Si el carácter político de Un hombre de hoy (W.U.S.A., 1970) era evidente, más lo era el de un documental, King, a filmed record... Montgomery to Memphis (1970), homenaje a Luther King en el que Newman participó como narrador. Él mismo había intervenido en alguno de los sucesos mostrados en la película. Por ejemplo, había estado presente en Alabama, en 1963, en un acto en favor de los derechos civiles de los afroamericanos, junto a compañeros como Marlon Brando, Virgil Frye y Anthony Franciosa.

Más adelante, rodó en Oregón su siguiente obra como director, Casta invencible (Sometimes a great notion, 1971), aunque los problemas surgidos durante la filmación le hicieron comprender las complicaciones que supone participar en

un proyecto en la doble dimensión de actor y cineasta.

A un western muy menor, de ambiente contemporáneo, Los indeseables (Pocketmoney, 1972), le siguieron una nueva y apreciable cinta como director, El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas (The effect of gamma rays on man in the moon marigolds, 1972), y dos rotundos fracasos a las órdenes de John Huston, El juez de la horca (The life and times of judge Roy Bean, 1972), basada en un excesivo guión de John Milius, y ese extraño thriller que es El hombre de Mackintosh (The Mackintosh man, 1973).

El merecidísimo éxito comercial de El golpe (The sting, 1973) sólo fue comparable al de la excelente superproducción El coloso en llamas (The towering inferno, 1974).

Y después del exceso del cine catastrófico, un reencuentra con el detective Harper en Con el agua al cuello (The drowning pool, 1975) y un acuerdo con Robert Altman para protagonizar en Canadá su comprometido film Buffalo Bill y los indios (Buffalo Bill and the indians, or Sitting Buff's history lesson, 1976).

En el período que sigue Newman no intervino en proyectos de éxito crítico. Se trataba, más bien, de empeños comerciales. Realizó un cameo en La última locura de Mel Brooks (Silent movie, 1976) e interpretó a un rotundo entrenador de hockey sobre hielo en El castañazo (Slap spot, 1977), otro título sin interés.

Fue entonces cuando su hermano Arthur, cumplidos los cuarenta y ocho años, se planteó seguir los pasos de Paul y dedicarse a la producción. “Yo tengo ya una experiencia teatral –dijo–. Paul siempre me animó para que rodase algo de cine, pero me inspiraba ciertos miedos. Ahora no ocurre eso. Paul ha logrado convencerme y estoy dispuesto a salir airoso de esta experiencia cinematográfica”.

También su hijo Scott deseaba hacer cine, e incluso cantar, pero todas esas aspiraciones quedaron sin respuesta posible el día 20 noviembre de 1978. Esa fecha, Scott fue hallado sin vida, víctima de una sobredosis.

A partir de ese momento, Paul Newman inició una constante cruzada contra la drogodependencia juvenil. “Deseo que se salven estos jóvenes, las víctimas de las drogas –dijo entonces–. He pasado por un momento muy duro tras la muerte de mi hijo. Muchas veces se apodera de mí la culpabilidad al recordar su muerte”.

La carrera de Newman siguió en lo sucesivo una trayectoria irregular. Quinteto (Quintet, 1979) es una de las peores cintas de RobertAltman, mientras que Ausencia de malicia (Absence of malice, 1981) significó para el actor una nueva candidatura al Oscar.

Distrito Apache (Fort Apache, the Bronx,1981) intentó reflejar los desórdenes sociales del Bronx, pero su contenido desató una importante polémica interracial. A juicio de Newman, “lo que se presenta en la cinta está en las calles de las ciudades estadounidenses y, más concretamente, en el Bronx. Si la gente insiste en ocultarlo se hace todavía más difícil el hallar la solución adecuada”.

De mucha peor calidad, El día del fin del mundo (When time ran out, 1980) supuso la penúltima e innecesaria entrega del género de catástrofes. Por el contrario, Veredicto final (The veredict, 1982) recoge una de las mejores interpretaciones de Newman en la década de los 80, que antecede, además, a la que muchos consideran su mejor obra como director, Harry e hijo (Harry and son, 1983).

Este espléndido veterano obtuvo el premio al mejor actor de la Academia de Hollywood gracias a su participación en El color del dinero (The color of money, 1986), del director Martin Scorsese, un hombre al que el actor define como “dialogante”.

Intervino en la mencionada película un joven llamado Tom Cruise, “impetuoso y apasionado”, según Newman, “con un gran talento y voluntad”.

Una vez confirmado su galardón, se convirtieron en anecdóticas aquellas declaraciones en las que señalaba: “Me gustaría que me propusieran para el Oscar sesenta y nueve veces –creo que es un número interesante– y, a los noventa años, impedido por la artritis, arrastrarme sobre las manos y las rodillas para recogerlo. Eso tendría estilo”.

Pero el espectáculo debía continuar. Y además, sin tregua posible. Tras representar El zoo de cristal (The glass menagerie, 1987) en el Festival de Williamstown y en el Long Wharf Theatre, Newman decidió rodar esta obra para perpetuar la actuación de sus protagonistas, Joanne Woodward y Karen Allen. La película obtuvo buenas críticas en el Festival de Cannes, donde se presentó al público europeo.

No obstante, el fracaso comercial y crítico de Creadores de sombras (Fat Man and Little Boy, 1989) y El escándalo Blaze (Blaze, 1989) hundió a Newman en una depresión que a punto estuvo de separarle definitivamente del cine.

Sólo el apoyo de su familia y la llegada de un nuevo proyecto, Esperando a Mr. Bridge (Mr. and Mrs. Bridge, 1990), devolvió al veterano galán la ilusión de aparecer nuevamente en la gran pantalla.

Inspirada en dos novelas de Evan S. Connell, Esperando a Mr. Bridge narra el momento en que el matrimonio compuesto por Walter e India Bridge viaja a Europa, justo antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial.

Según se comenta, las divertidas contradicciones de su personaje devolvieron a Newman las necesarias dosis de humanidad que precisaba para enfrentarse con el futuro. Con la ancianidad, en suma.

La crítica alabó ese nuevo papel del actor, quien ya había firmado el contrato de tres nuevos rodajes, Roomates (1994), El gran salto (The Hudsucker proxy, 1994) y Ni un pelo de tonto (Nobody’s fool, 1994).

Del resto de su carrera, poco se puede añadir que no figure en la memoria de los lectores más jóvenes. Después de prestar su voz al personaje de Doc Hudson en Cars (2006), de John Lasseter y Joe Ranft, el viejo león decidió retirarse. No tenía fuerza ni interés para memorizar nuevos guiones.

Acaso este hombre público, actor popular donde los haya, no necesite otras películas para fijar su nombre en la mitología de los siglos XX y XXI. Con una vida hecha de velocidad, de pasión y de dolor, Newman bien puede jactarse del significado de este incisivo epitafio que él mismo eligió hace largo tiempo:

“Aquí yace Paul Newman, que se ahorcó por hacer una obra de caridad”.

Este artículo incluye textos que publiqué previamente en la revista Todo Pantallas y en el libro Paul Newman (Royal Books, 1994).

Paul Newman en Veredicto final (The Verdict, 1982)
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Re: Paul Newman

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http://www.guzmanurrero.es/index.ph[....]a-isla-del-fin-del-mundoq-1974.html

A partir de la novela The Lost Ones, de Ian Cameron, Robert Stevenson desarrolló este espectáculo familiar perteneciente al subgénero de mundo perdidos.

Explotando la vertiente más candorosa del género, la compañía Walt Disney Productions lanzó en los setenta una serie de películas cuyas premisas parecían ser el espectáculo amable y una inocencia lindante las más de las veces con la puerilidad más absoluta.

Quizá el director más conocido de la Casa Disney durante la década de los sesenta fuera el británico Robert Stevenson. En su filmografía destacan títulos como The Man who Changed his Mind (1936) –protagonizada por un espléndido Boris Karloff–. Una vez contratado por Disney, Stevenson dirigió varias películas dentro del fantástico, pero mientras unas toman el camino de la fantaciencia de modo más o menos frívolo –Un sabio en las nubes (1961) y Un sabio en apuros, con el inolvidable Fred Mac Murray, ¡Ahí va ese bólido! (1969), Herbie, un volante loco (1969) y aquel antecedente de El gato que vino del espacio que en España se tituló Un gato del F.B.I. (1965)–, otras exploran terrenos más cercanos al cuento de hadas, como es el caso de Mary Poppins (1964), Mi amigo el fantasma (1968) o La bruja novata (1971).

De todos modos, un título de Stevenson destaca sobre los demás en lo que a ciencia-ficción se refiere... La isla del fin del mundo (The Island at the Top of the World, 1973) sigue los pasos de cintas como 20.000 leguas de viaje submarino.

La historia recurre a mitos como Agartha o Sangri La, sólo que esta vez localiza el mundo perdido en el Ártico y lo puebla de vikingos que harán la vida imposible a los protagonistas, un capitán francés, un arqueólogo y un aristócrata inglés.

A diferencia de la novela, ambientada en los sesenta, la película traslada la acción a 1907. De igual modo, los guionistas decidieron que el personaje de Freya, que en la novela perece trágicamente, sobreviviera en la versión cinematográfica.

Sin ser una gran película, La isla del fin del mundo marca un punto de no retorno en la producción Disney, que ya no logrará la convicción necesaria para insistir en el tema fantacientífico con unos resultados mínimamente apreciables –salvado algún producto aislado como Un astronauta en la Corte del Rey Arturo– hasta que en los ochenta llegue la reconversión de la productora gracias a los jóvenes ejecutivos de la Touchstone.

Concluye así este periodo del género en un momento histórico-social que ha conocido la dimisión de un presidente como Nixon –el mismo que canceló el programa Apollo–, la tragedia de la guerra en Vietnam y la rebelión cultural de unos jóvenes que, pasado el tiempo, cambiarán sueños y flores por carteras de ejecutivo.

Por fortuna para muchos, la sombra de Kennedy todavía se oculta en el USS Enterprise. Y es que, como se sabe, aquellos jóvenes lectores que conocieron la lenta decadencia del pulp y la Edad de Oro de los cómics alcanzaron la madurez creativa dos o tres décadas después, cuando personajes como Flash Gordon, Brick Bradford, Buck Rogers, Don Drake, Dan Haster, Don Dixon o Jeff Hawke ocupaban ya un lugar privilegiado en la memoria colectiva de los aficionados.

George Lucas, Steven Spielberg, John Carpenter y otros muchos talentos configuran esta generación que abordará con nuevos bríos el género de anticipación.

Director: Robert Stevenson

Producción: Winston Hibler

Guión: Ian Cameron (novela), John Whedon (guión)

Reparto: Donald Sinden, David Hartman, Jacques Marin, Mako, Agneta Eckemyr

Música: Maurice Jarre

Fotografía: Frank V. Phillips

Montaje: Robert Stafford

Distribución: Buena Vista Distribution

Fecha de estreno: 16 de diciembre de 1974

Duración: 93 mins

País productor: Estados Unidos
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Gamow
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Re: Paul Newman

Mensaje por Gamow »

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La gala de entrega de los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood es un espectáculo rutilante, decadente, contemplado por espectadores de todos los rincones del mundo.

En su esencia, pese a la cuidada organización, supone una cierta ceremonia de la confusión, dado el particular carácter de estos premios, arbitrario y caprichoso según muchos.

Cierto es que se trata de unos galardones otorgados corporativamente por los profesionales que a la misma disciplina que el premiado se dedican, pero quizá precisamente por esta razón se han añadido nuevas líneas a una nunca reconocida lista negra que incluye a genios de la imagen jamás premiados.

Para bien o para mal, ese ya no es el caso de Paul Newman que, en el momento que nos ocupa, ya tiene su premio en un anaquel casero, ya asiste a las galas y, lo que es más curioso tras lo dicho, interviene como presentador en su transcurso.

Acaba el mes de marzo de 1992 cuando el público del Dorothy Chandler Pavillion se dispone a abandonar, un año más, esa monumental estancia repleta de eufóricos ganadores y perdedores de sonrisa forzada.

Pero los focos aún no se apagan, porque falta aparecer en el escenario una pareja para entregar –esto es menos importante para muchos– el premio de la noche.

Como si de una traición a la biología se tratase, Paul Newman y Elizabeth Taylor asoman ante millones de espectadores con un gesto tranquilo que resume décadas de cine y devuelve a la memoria una de las versiones más sólidas de la obra de Tennessee Williams en el celuloide.

Como ocurría con el resto de los personajes de la jornada, el lazo rojo, solidario con los afectados por el sida, legión en Hollywood, brilla en la solapa de Newman.

Este hecho, la intervención del actor, borra de la memoria de muchos asistentes el éxito de El silencio de los corderos, el recuerdo a Satyajit Rayen una pantalla gigante e incluso la entrega del premio "Irving Thalberg" a George Lucas.

La razón es bien simple. Newman, durante años, ha sido un marginado de la Academia.

Sus interpretaciones más brillantes han caído en el más lamentable olvido de esas noches que anualmente devuelven la vida a Hollywood, a no ser por un Oscar honorífico en 1985, que más pareció, en su momento, clausurar una trayectoria que premiarla.

Sólo en 1986, tras no pocas decepciones, había obtenido el que se perfila como el único galardón de Hollywood en toda su carrera, cuando la Academia le concedió el premio al mejor actor por El ealardel dinero.

De cualquier modo, siempre le queda a Newman el consuelo de haber sido agraciado con importantes galardones en Europa, como aquel logrado en 1958 en el Festival Internacional de Cine de Cannes por su soberbia interpretación en El largo y cálido verano.

También, en el ámbito anglosajón, recibió el premio al mejor actor extranjero de la Academia Británica por su trabajo en El buscavidas, que Newman recuerda con un afecto particular.

Lo mismo le sucede al contemplar aquella Copa Volpi con que el Jurado de la Muestra de Arte Cinematográfico de Venecia reconoció a él y a su esposa Joanne por su espléndida intervención en Esperando a Mr. Bridge.

Frente a la prolongada ceguera de los integrantes de la Academia, los críticos estadounidenses sí han reconocido la tarea de Newman, ante la cámara y tras ella.

En 1968, el Círculo de Críticos de Nueva York consideró a Paul Newman mejor director del año por su trabajo en Raquel, Raquel.

Y es éste un premio que el actor recibió con un mayor orgullo, por lo que supone de aval para su carrera como cineasta, más allá de la pura interpretación como actor, a las órdenes de otro.

A estas alturas de su vida, resulta difícil imaginar que los premios impresionen a Newman.

¿Premiada? ¿Acaso no ha sido más adecuado no haberlo sido? La navegación contra corriente ha curtido creativamente al hombre y al artista, de modo que, ante el aspecto tomado por los personajes mejor cuidados en ese reino de la duda que es Hollywood, resulta preferible el de Newman, rebelde y eficaz en su rebeldía.

Así es la ley de hombres como él, cuyas afinidades hay que buscarlas en el ámbito del cotidiano enfrentamiento contra lo establecido.

Si alguien logra entrever una sonrisa cómplice en ese actor maduro que acompaña a Elizabeth Taylor en el escenario del Dorothy Chandler quizá descubra la intensidad de un hombre que, con naturalidad, ha alcanzado un premio que pocos actores vivos atesoran: sin escaleras de honor que subir, Newman camina ya por el terreno de la leyenda cinematográfica.

El gesto de esa noche basta para justificarlo.
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