El día de hoy en un libro (II)

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emedoble
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Re: El día de hoy en un libro (II)

Mensaje por emedoble »

23 de mayo. Tarde repentinamente radiante y calurosa, los niños se quitan los zapatos y chapotean en los charcos de la orilla. La casera comenta que suele pasar eso justo el último día de una visita al mar, y yo doy un animoso paseo por las rocas con un grueso abrigo de tweed. Al cabo de una hora empiezo a sentir verdadero calor. Hago la maleta cuando los niños ya se han acostado, manifiesto mi decisión de no volver a permitir que la compota de ciruelas y las natillas formen parte de una comida en toda mi vida, y acometo la grata tarea de escribirle una postal a Robert para hacerle saber a qué hora llegaremos a casa mañana.

Diario de una dama de provincias, de E.M. Delafield (traducido por Patricia Antón)
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Re: El día de hoy en un libro (II)

Mensaje por emedoble »

«Elogio de la amenaza» es lo único que hasta ahora he publicado en Financial Times. Fue publicado ahí el 24 de mayo de 2013 bajo el título «More equal than others»

Los hombres me explican cosas, de Rebecca Solnit
(traducido por Paula Martín)
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Gretogarbo
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Re: El día de hoy en un libro (II)

Mensaje por Gretogarbo »

Comenzando, pues, sobre la base del plan de Penélope, permítaseme declarar que en la mañana del miércoles veinticuatro de mayo de 1848 fue requerida mi presencia en el aposento de mi ama.
La Piedra Lunar, de Wilkie Collins (traducción de Horacio Laurora)

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Re: El día de hoy en un libro (II)

Mensaje por Gretogarbo »

25 de mayo de 1938
Me mudo a la calle Lys-du-Parc. Abandono el hogar paterno.

(...)
El general De Gaulle envía a Paul Tubert a Argelia. Este licenciado en derecho y Ciencias Políticas, alumno de la escuela militar de infantería, ha desempeñado anteriormente misiones en Túnez, en Madagascar, en Marruecos, en Albania y en Argelia. Desembarca en Argel el 19 de mayo. Lo retienen allí durante una semana. Imposible ir a Constantinois. Aprovecha para entrevistarse con diversas personalidades de la administración de los dos bandos, colonos e indígenas. Las lenguas se sueltan. Se empiezan a contar los horrores. El 25 de mayo llega por fin a Sétif, pero durante el día un telegrama enviado por el gobierno general de Argel le ordena volver a París. El 10 de julio de 1945 alerta a la Asamblea. El momento es grave. Hay que reaccionar rápidamente, dice. “El tiempo apremia”. La asamblea está incómoda. No hay respuesta oficial.
Nuestras riquezas. Una librería en Argel, de Kaouther Adimi (traducción de Manuel Arranz)

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Re: El día de hoy en un libro (II)

Mensaje por Gretogarbo »

(...) En dos ocasiones se dispuso a regresar a Inglaterra para vernos, y en igual número de ocasiones (con perdón de ustedes) una mujer dudosa se cruzó en su camino impidiéndoselo. Su tercera tentativa, como ustedes ya saben, tuvo éxito, de acuerdo con lo que acababa de comunicar al ama. El jueves veinticinco de mayo habríamos de comprobar por vez primera qué es lo que había hecho nuestro hermoso muchacho para trocarse en hombre. Era de buena sangre, poseía un gran coraje y contaba veinticinco años de edad, según nuestros cálculos. Ahora, pues, saben ustedes tanto respecto a míster Blake como sabía yo… , hasta el momento inmediatamente anterior a su regreso a nuestra casa.
(...)
— En mi opinión, señor —le respondí—, alguien tendrá que poner ese dichoso diamante en las propias manos de miss Raquel el día de su cumpleaños, lo cual puede muy bien ser hecho por usted, tanto como por otro cualquiera. Ahora bien. Hoy es veinticinco de mayo y dicho cumpleaños será el veintiuno de junio. Tenemos casi cuatro semanas por delante. Dejemos las cosas como están y esperemos ver lo que ocurre en esa lapso; en cuanto al hecho de poner o no sobre aviso a mis ama, haremos lo que nos dicten las circunstancias.
La Piedra Lunar, de Wilkie Collins (traducción de Horacio Laurora)

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Re: El día de hoy en un libro (II)

Mensaje por emedoble »

Los artículos en los días que siguen al secuestro son poco elaborados y breves. El primer reportaje a fondo que encuentro se publicó el 25 de mayo de 1977 en el suplemento «Blanco y Negro» del diario ABC. Se titula «Lo más que me pueden hacer es darme dos tiros». Pocas líneas más abajo hay una columna con un encabezado que dice: «Esposas de marca francesa».

El comensal, de Gabriela Ybarra
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Re: El día de hoy en un libro (II)

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El más grande tenía los ojos azules y vestía anorak verde y pantalones vaqueros. El segundo, moreno y delgado, llevaba una camisa a cuadros en tonos oscuros. La mujer, espigada, llevaba un chubasquero de color butano. El cuarto, de estatura media, no se quitó la bata blanca de enfermero en todo el tiempo que permaneció en la casa. Las edades de los cuatro asaltantes estaban comprendidas entre los veinte y los veinticinco años.
Blanco y Negro, sábado 25 de mayo de 1977.

El comensal, de Gabriela Ybarra
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Re: El día de hoy en un libro (II)

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Finalmente arribaron a la mayor de las Antillas, no al lugar donde tenían previsto, Santiago de Cuba, sino donde los llevaron los vientos, más al oeste, a la bella ciudad amurallada de San Cristóbal de La Habana. El 26 de mayo de 1804, diez días más tarde de lo que en un principio habían calculado, fondeó la corbeta en medio de un bosque de mástiles y velas de embarcaciones de todos los tamaños. Desde la rada, los exhaustos pasajeros contemplaron abrumados el trasiego de las barcas que cargaban azúcar, cacao y tabaco en los grandes buques. A pesar de que no los esperaban, pronto llegaron los miembros de la Comisión del Cabildo, que pudieron comprobar cuán quebrantada estaba la salud de los expedicionarios, especialmente la de los niños, que salieron del barco con aspecto miserable, sucios, apoyándose los unos en los otros, como supervivientes de una batalla. Fueron conducidos al interior de las murallas, por calles sin empedrar transitadas por hombres y mujeres de color, muchos de ellos esclavos, hasta la cómoda casa del capitán general, el marqués de Someruelos, rodeada de un jardín tropical con monos en los árboles y jaulas llenas de pájaros multicolores. En ese paraíso fueron agasajados, en presencia de los oficiales de la guarnición y de las familias más señaladas de la ciudad, formadas principalmente por hacendados y comerciantes españoles.

A flor de piel, de Javier Moro
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Re: El día de hoy en un libro (II)

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La crisis había quebrado de algún modo la fe en el sistema que habitaba Simón, pero éste siempre se revolvía redirigiendo la fe hacia cualquier otro ideal que lo apuntalara. La fe, como la energía y la estupidez, ni se creaba ni se destruía, sino que se transformaba. Podías no tenerla en llegar a fin de mes pero, como a las lagartijas la cola, ésta te crecía de nuevo para ponerse al servicio de cualquier otra idea. Aun así, en medio del lío de porras y bocinas y consignas y banderas, mientras seguía con su ruta de reparto, Simón sólo esperaba que la fe no acabase llevando al hospital a centenares de votantes. Sobre todo a Estela, que ya había puesto el cuerpo demasiadas veces, que ya le había enseñado los golpes (suyos y de sus colegas) que se había llevado cuando los desalojaron a hostias aquel 27 de mayo de 2011 de plaza Catalunya.

Simón, de Miqui Otero
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Re: El día de hoy en un libro (II)

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Como puede verse, ese texto contenía muy poca información útil sobre Laurence Arne-Sayles. Por suerte, la última entrada de todas resultó mucho más jugosa: se titula “Notas para la charla en el Festival de Ideas Alternativas Desgarrados y cegados, Glastonbury, del 24 al 27 de mayo de 2013”.

Piranesi, de Susanna Clarke (traducido por Antonio Padilla Esteban)
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Re: El día de hoy en un libro (II)

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El veintiocho de mayo nacieron el hijo de Linda y el mío, niños los dos. Al final resultó que los médicos que habían dicho que Linda no debía tener más hijos no eran tan idiotas: aquel alumbramiento la mató. Murió, creo, completamente feliz y sin haber sufrido demasiado, pero para nosotros en Alconleigh, para sus padres, para sus hermanos, para Davey y para lord Merlin, se apagó una luz, una cantidad inmensa de alegría que jamás podría ser reemplazada.

A la caza del amor, de Nancy Mitford (traducido por Ana Alcaina)
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Re: El día de hoy en un libro (II)

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La emisora de radio WBAI era una importante transmisora de los últimos vestigios de la revolución. El 28 de mayo de 1975 mi banda la apoyó celebrando un concierto benéfico en una iglesia del Upper East Side. Éramos ideales para la libertad creativa que permitía una retransmisión en directo, no solo ideológicamente sino también desde un punto de vista estético. Al no tener que ceñirnos a ninguna estructura cerrada, éramos libres y podíamos improvisar, algo infrecuente incluso en las emisoras de FM más progresistas. Éramos muy conscientes de la multitud que nos escucharía. Sería nuestra primera actuación en la radio.

Éramos unos niños, de Patti Smith (traducido por Rosa Pérez Pérez)
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Re: El día de hoy en un libro (II)

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Limpió con papel higiénico la boca del tubo (era un dentrífico especial, inodoro, analérgico e insípido) y enroscó la tapa con cuidado. La precisión de sus movimientos le reconcilió un poco consigo mismo: siempre le complacía ver sus manos en acción, esas finas, esbeltas, sensibles manos de artista. “Tranquilízate, Antonio”, se dijo, enternecido ante su propia desazón: “Hoy toca día de prueba y debes concentrarte”. Acabó de vestirse con premeditada calma, mientras echaba una ojeada al organigrama chinchetado en la pared: el cuadratín correspondiente al viernes 28 de mayo decía: “Julia Torres de Urbieta. 2754475. Pelayo 27. Río de Janeiro, hasta el 3 de junio”. O sea, que tocaba. Sonrió con satisfacción y apuntó el número en su agenda de bolsillo. Los relojes marcaban ya las nueve menos veinte: debía apresurarse o llegaría tarde; como los días de prueba no desayunaba, había tomado la costumbre de aprovechar ese tiempo para dirigirse andando a la oficina, evitando así el atufamiento del trayecto de autobús.

Te trataré como a una reina, de Rosa Montero
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Re: El día de hoy en un libro (II)

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Qué placer, el de la melancolía. Comenzó a escribir en la parte superior de la cartulina con letra avara, microscópica: “Julia Torres de Urbieta. 2754475. Pelayo 27. Del 28 de mayo al 3 de junio de 1982. Nombre utilizado, Félix Montoya. Tan tenaz como el aroma a piel de Rusia”. Se detuvo, disfrutando del recuerdo. Julia le había gustado desde el primer momento. No sucedía así con todas, por desgracia, e incluso hubo algunas tan carentes de atractivo que Antonio había fingido ser el amigo del marido hasta el final, escapando al cuarto de hora escaso tras dejar en manos de la esposa el hipotético regalo: un juego barato y vulgar de lápiz y bolígrafo que el cónyuge contemplaría a su regreso con indudable estupefacción.

Te trataré como a una reina, de Rosa Montero
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Re: El día de hoy en un libro (II)

Mensaje por emedoble »

28 de mayo. Mademoiselle regresa y, para mi gran alivio, se encuentra con un recibimiento entusiasta. (Quizá Robin y Vicky son menos jamaicanos de lo que me temía.) Lleva un conjunto nuevo de falda a cuadros blancos y negros, blusa blanca con volantes, guantes negros de cabritilla con bordados blancos en el dorso, y un sombrero negro de paja cubierto casi por completo por flores de color púrpura, y me informa de que ella misma se ha hecho todo el atuendo por un precio total de una libra, nueve chelines y cuatro peniques y medio. Los franceses son ahorrativos, sin duda, y se les da bien usar una aguja, pero no puedo evitar pensar que si hubiera economizado un poquito menos habría obtenido mejores resultados.

Diario de una dama de provincias, de E.M. Delafield (traducido por Patricia Antón)
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