Anecdotario sobre escritores... y otros

[Richard Shelton]

La Esencia de la Vida

“DIOS me dio el deseo de escribir relatos”, afirma Stephen King. “A decir verdad, en el fondo de todo ello hay una idea simple y egoísta; una idea que ha sostenido a los artistas desde tiempos inmemoriales. Se trata del hambre de grandeza; del anhelo de que lo que uno haga guste a los demás; del anhelo de enriquecerse y ganar fama para no volver a sufrir.
”Pero esto es cierto sólo en parte, en realidad, nada cambia. Mi esposa me seguirá diciendo: Steve, necesitamos una hogaza de pan, y yo saldré a comprarla.
Si olvido su encargo pero regreso a casa con una idea que nos hará ganar dos millones de dólares, ella de todas maneras comentará: Me da mucho gusto, Stephen; pero necesitamos una hogaza de pan”.
—Bill Goldstein, en Publishers Weekly

[Richard Shelton]

UN HOMBRE comienza a entrar en la madurez cuando empieza a apagar la luz más por motivos económicos que sentimentales.
—Isidoro Loi en Paratodos (El Universo, Guayaquil, Ecuador)

[Richard Shelton]

Lección de Canto

EN SU AUTOBIOGRAFÍA, Luciano Pavarotti habla de los orígenes de su talento.
“Mi madre considera que heredé la voz de mi padre, y de ella, el sentimiento y el romanticismo de mi música”, declara el célebre tenor.
“Yo solía meterme en mi habitación, cerrar la puerta y cantar a todo pulmón —aunque con voz infantil— La donna è mobile.
”De las 16 familias del edificio, 14 me gritaban que me callara”.
—Pavarotti, en colaboración con William Wright, en My Own Story

[Richard Shelton]

¿Oí bien?

MI MADRE, que sirve banquetes a domicilio, hablaba con una señora que quería agasajar a su esposo en su sexagésimo cumpleaños.
—¿Va a ser una sorpresa? —preguntó mi madre.
—¡Oh, no! —respondió la señora—. Él sabe que va a cumplir 60 años.
—J.S.

EN UN VIAJE por el lago Crater, en Oregon, asistí a una película en el Centro de Visitantes, que mostraba la erupción volcánica y la formación del lago.
Al salir, oí a dos personas que comentaban la película.
—¡Imagínate! —dijo una de ellas—. Todo eso sucedió hace 7000 años.
Su acompañante le respondió:
—¡Y pensar que pudieron filmarlo!
—J.S.

[Richard Shelton]

Cuidado con ese Médico

El Generalísimo San Martín tenía, a veces, mortificantes accesos de tos y también ciertos dolores. Cada vez que su dolencia recrudecía, exclamaba con voz enronquecida:
—¿Y qué dirá de esto el “Médico Ciento Once”?...
Nadie acertaba a explicarse esta exclamación misteriosa, porque nadie, en el seno del Ejército Libertador, conocía al “Médico Ciento Once”. Los más perspicaces creían que el prócer se refería posiblemente, a un conocido médico de su amistad, consultado por él durante su estadía en España, y aún durante la campaña de Chile. Frecuentemente se le oía decir:
—¡Esto no lo aprobaría el “Médico Ciento Once”.... Esto sería recetado por el “Médico Ciento Once”... Esto parece una ocurrencia del “Médico Ciento Once”.
Hasta que un día estando San Martín en Lima, el General Toribio de Luzuriaga, intrigado al máximo, se atrevió a preguntarle:
—Mi General: con su disculpa. ¿Se puede saber quien es ese “Médico Ciento Once”?
—El “Médico 111” —respondió San Martín— es mi médico Colisverry, a quien todos ustedes conocen.
—Pero... ¿por qué, señor, el doctor Colisverry es el “Médico Ciento Once”?
—¡Porque comienza con uno, continúa con uno y termina con uno!...

—Alfredo Rebaza Acosta, Anecdotario Histórico del Perú, 1976, página 11

[Richard Shelton]

Ricardo Palma

De esos Virreyes, Líbrenos Dios

Para irónico y caústico, ¡don Ricardo Palma!

En la época en que era director de la Biblioteca Nacional, recibió la visita del escritor chileno don Alberto Edwards, muy culto, muy conocedor de las “Tradiciones Peruanas”, y muy admirador, también, de la hermosa ciudad de Lima.
Recorrían ambos personajes los pasajes y compartimientos de la Biblioteca, admirando antiguas ediciones y ejemplares de libros raros, y se detuvieron, de improviso, ante una gran sala.
La sala principal del edificio.
—¡Hermosa sala! —comentó el visitante.
— Muy hermosa —dijo el tradicionista—. Sin embargo, ella fue en un tiempo caballeriza.
Don Alberto Edwards quedó alelado. ¡Caballeriza tan hermosa sala colonial? A guisa de información preguntó:
—¿En tiempos de qué Virrey?
—En tiempos del Virrey Lagos, mi amigo.
Don Ricardo aludía, socarronamente, al Coronel Pedro Lagos, Jefe de la 5a. división del ejército chileno, quien, durante la ocupación de Lima, en 1881, convirtió en caballeriza aquella histórica sala.(*)

—Alfredo Rebaza Acosta, Anecdotario Histórico del Perú, pág. 143

(*) Esto ocurrió durante la Guerra del Pacífico o Guerra del Guano y el Salitre (1879-1884), conflicto que enfrentó a Chile y a los aliados Bolivia y Perú.
Esta nota es mía.

[Richard Shelton]

LA GENTE necesita responsabilidades. Se resiste a asumirlas, pero sin ellas no puede vivir.
—John Steinbeck, en Saturday Review
SRD N° 613

[Richard Shelton]

NUESTRO PROFESOR de Sociología nos estaba hablando de los factores que distinguen a nuestra especie de los monos. Una de las características principales, explicó, es el apareamiento durante todo el año. A punto estaba de proseguir cuando alguien preguntó:
—¿Cuál es la especie que se aparea todo el año?
—L.L.B.

[Richard Shelton]

¡Vaya desfachatez!

MI HERMANO y su mujer cenaban en casa de un amigo. No acababan de llenar sus platos con albóndigas y espagueti, cuando la extensión de la mesa, que había sido mal montada, se vino abajo. Mientras permanecían sentados, con toda la comida sobre las piernas, el anfitrión se levantó de un salto, salió corriendo del comedor y volvió con su cámara fotográfica.
—M.C.
SRD N° 591

[Richard Shelton]

DEBEMOS vigilar con igual cuidado el alimento que entra en la mente y el que entra en el estómago.
—Patrick Buchanan, en Right From the Begining (Little, Brown)

[Richard Shelton]

EL JUEZ trataba de disuadir a la mujer que pedía el divorcio:
—Ya tiene usted 92 años; y su marido, 94. Llevan 73 años de casados. ¿Qué objeto tiene separarse a estas alturas?
—Mire, señor juez —explicó la anciana—: la situación en nuestro matrimonio ha sido siempre muy difícil, pero decidimos esperar hasta que murieran los hijos.
—Citado por Joyce Brothers

[Richard Shelton]

EL ÚNICO verdadero viaje de descubrimiento es aquel que se emprende no en busca de paisajes nuevos, sino con ojos nuevos.
—Marcel Proust

[Richard Shelton]

Chesterton era un "obeso gigante", como lo describió Jorge Luis Borges en el prólogo de "El ojo de Apolo" de "La Biblioteca de Babel".

El escritor argentino afirmó que era "un hombre bondadoso y afable" que "pudo haber sido Kafka o Poe pero valerosamente optó por la felicidad o fingió haberla hallado".

Calificó de encantadores y penetrantes los escritos críticos de Chesterton, y contó que sus primeras novelas aunaban "lo místico a lo fantástico".

Pero las obras que más hicieron mella fueron unos 50 cuentos cortos sobre un detective que era un sacerdote aparentemente ingenuo pero psicológicamente agudo llamado Padre Brown.

"La literatura es una de las formas de la felicidad; quizá ningún escritor me haya deparado tantas horas felices como Chesterton", escribió Borges.

Cuando no estaba escribiendo o, más tarde, dando charlas por la BBC, le encantaba debatir, y a menudo participaba en disputas públicas amistosas con intelectuales como George Bernard Shaw, H. G. Wells o Bertrand Russell.

O bromeaba con ellos.

En una ocasión le dijo a Shaw: "Al verte, cualquiera pensaría que una hambruna asoló Inglaterra", a lo que Shaw respondió: "Al verte, cualquiera pensaría que tú causaste la hambruna".


Fuente:

https://www.bbc.com/mundo/articles/c1r24dqjrxxo

Nota: Tengo permiso de BBC aunque siempre debo indicar la fuente. En esta excepción como me gustó la anécdota por eso la cito aquí.

[Richard Shelton]

EN LOS últimos días de la contienda presidencial de 1948 entre el entonces presidente Truman y Thomas Dewey, gobernador de Nueva York, este último llevaba la delantera en todas las encuestas y parecía el triunfador. La noche de las elecciones, mientras se preparaban a celebrar la victoria, Dewey preguntó a su esposa:
—¿Te gustaría acostarte con el Presidente de Estados Unidos?
—Sería un gran honor —respondió ella—, y francamente, mi amor, lo espero con gran ilusión.
Pero al contar los votos, y para sorpresa de todos, Truman fue reelegido. A la mañana siguiente, en su habitación del hotel, los esposos Dewey leían la prensa matutina.
—Dime, Tom —observó la señora Dewey—: ¿tengo que ir a Washington, o Truman vendrá?
—W.C.A.
SRD N° 505

[Richard Shelton]

Frases Pintorescas

LAS COLINAS, que antes lucían casquetes de nieve, se envolvieron en un chal nevado; luego, en un manto que las tapó hasta los pies.
—L.B.

AVANZABA a paso de correo.
—G.R.