Anecdotario sobre escritores... y otros

[Richard Shelton]

Golpes al Ego

IBA CON MI NOVIO en el auto cuando me pidió que me pusiera el cinturón de seguridad. Sonreí, conmovida por su interés en mi bienestar. Pero entonces agregó:

—No quiero que me multen.
—E.C.

EN UNA CHARLA dominical, el predicador hizo gran énfasis al recordar a los asistentes que los dos pecados más graves eran el asesinato y el adulterio. Un hombre sentado en la última fila levantó la mano y le pidió que repitiera el segundo pecado. Antes de que el predicador pudiera responder, una mujer del grupo exclamó:

—¡No te preocupes por ése, Alfredo!
—D.H.

PREPARÉ UNAS tortillas de harina para mi esposo, pero utilicé demasiada harina y resultaron un poco pesadas. Después de comer, sobró cerca de media docena. Mi esposo estaba a punto de arrojarlas a la basura, pero lo detuve diciendo que se las daría a los pájaros.

—No lo hagas —repuso él—. No podrán volar.
—K.F.

[Richard Shelton]

HE AQUÍ una de las preguntas más desconcertantes de nuestra época: ¿A dónde van a dar las soluciones una vez que el candidato es electo?
—Robert Orben, en American Legion Magazine

[Richard Shelton]

Declaración de Inocencia

CUANDO TENÍA ocho meses y medio de embarazo, tuve que devolver unas piezas de auto que mi esposo había comprado por error. Al entrar al negocio, le pedí al dependiente que me indicara quién era Beto, el empleado con el que, según había dicho mi esposo, debía tratar. Me informó que se hallaba en la trastienda, así que fui a buscarlo y me encontré con cuatro hombres que charlaban animadamente.

—¡Disculpen! —grité—. ¡Estoy buscando a Beto!

Un hombre fornido se separó del grupo.
—Señora —dijo—, ¡juro que en mi vida la había visto!
—J.E.M.

[Richard Shelton]

El secreto para ser aburrido consiste en contarlo todo. —Voltaire

[Richard Shelton]

De hombres y mujeres

HACE POCO se oyó el siguiente anuncio por el sistema de altavoces de una tienda de departamentos: “Mary Jones, su esposo la espera en el mostrador de servicio a clientes. Su tiempo de compras ya se ha agotado”.
—S.A.

[Richard Shelton]

Enchufado

Mi primo de cuatro años me dijo que ya sabía deletrear su nombre. Cuando le pedí que lo hiciera, respondió:

—L-U-I-S. Enter
—M.K.

[Richard Shelton]

JOHN BARRYMORE consolaba en cierta ocasión a un actor novato que estaba a punto de estallar en lágrimas a causa de la crítica adversa.
—Bien puede usted darse el lujo de animarme —suspiró el novicio actor—. A usted las alabanzas de los críticos lo convirtieron en astro.

—Así es —dijo Barrymore—. Pero primero sus censuras me convirtieron en actor.
—W.W.
SRD número 177, tomo XXX

[Richard Shelton]

A PRINCIPIOS de 1944 los aviadores de un grupo de la Fuerza Aérea estadounidense estábamos acuartelados en una pequeña fonda china cerca de Kweilin. Nuestro sirviente, Cha, nos despertaba antes del amanecer para que fuéramos a recibir las órdenes de combate, diciéndonos al oído con voz ronca: «Despierte, le ha llegado su hora».
—J. M. O.
(En el mismo número anteriormente citado)

[Richard Shelton]

Cosas de Hollywood

ENTRE las muchas cartas de aficionados que recibe la revista Screen Gems había el otro día una de quienes los editores consideran como el niño mejor educado de los Estados Unidos. La esquela, dirigida al famoso perro-actor Rin Tin Tin, comenzaba así: «Muy estimado señor Tin».
—Tribune, de Minneapolis

CONVERSACIÓN entre dos jóvenes actrices de Hollywood:
—Chica, ¿te has enterado? ¡Me caso!
—¿Ah, sí? ¿Con el marido de quién?
—W.W.

EL ACTOR John Carradine, al hablar sobre John Ford, director bajo cuyas órdenes había trabajado a menudo, decía:
—Ford no sabe leer un guion cinematográfico ni es capaz de interpretarlo ni sabe dirigir a los actores.

—Entonces ¿cómo se explica usted —preguntó alguien— que Ford haya logrado hacer tantas buenas películas, muchas de las cuales han ganado el premio de la Academia?

—Porque a pesar de todo —explicó Carradine— John Ford es un genio.
—L.L.
SRD número 198, tomo XXXIII

[Richard Shelton]

Sin Censura

AVISO aparecido en el Vilas County News-Review, de Eagle River, Wisconsin: «Ya se puede leer toda la tarde en la biblioteca pública. El club de señoras acaba de hacer instalar allí un cuarto de baño nuevecito».


De un despacho de la Prensa Asociada, de Tampa, Florida: «La Cámara de Comercio Juvenil de Tampa ha resuelto suspender la reunión que tenía proyectada para el 27 de diciembre, ya que el orador de turno ha renunciado a su puesto. Su tema iba a ser: Mi puesto y lo que ha hecho por mí».


DEL Tribune, de Chesterton, Índiana: «La señorita Margaret Cassidy y el señor Charles Serrick se casaron el sábado. La semana entrante, cuando hayan regresado de su luna de miel, se darán más detalles».


DEL News, de Englewood, Florida: «SUSCRÍBASE USTED AL NEWS DE ENGLEWOOD, el mejor periódico para envolver pescado en toda la costa occidental de Florida».


DE UN periódico sindical: «Agradeceremos a nuestros lectores que nos manden noticias. Por ejemplo, algún incidente curioso que produzca risa o un nuevo bebé en alguna familia conocida».
(En el mismo número citado en el mensaje anterior)

[Richard Shelton]

Definiciones

NOVIAZGO: Período durante el cual ella determina si puede o no conseguir mejor partido.
—B. R. A.

RESPUESTA AGUDA: La que se nos ocurrió cuando era demasiado tarde.
—D. B.

[Richard Shelton]

PREGUNTARON una vez a sir Winston Churchill cuál era en su sentir la condición más esencial para un político. Sin vacilar un instante contestó: «La facultad de predecir lo que sucederá mañana, el próximo mes y el año venidero... y de explicar después por qué no sucedió».
SRD Número 181, Tomo XXX

[Richard Shelton]

ME HABÍA instalado en una remota población y, como se me consideraba forastero, hacía lo posible por no ofender a nadie con mis acciones.
Construí una barraca para guardar las herramientas y le puse por remate un fuerte candado. A la mañana siguiente vino uno de los vecinos. Luego aparecieron varios más. Después de intercambiar frases de cortesía por largo rato, uno de ellos dijo:
—Señor H., nos apena ver ver que desconfía de nosotros.
—¡No desconfío! ¿Por qué lo dice usted?
—Porque le ha puesto candado a la barraca de las herramientas. ¿No sabe usted que en este pueblo no hay nadie que jamás haya robado nada... con qué trabajar?
—C. F. H.

Nota: Esta anécdota y lo demás citado a continuación pertenecen al mismo número antes indicado a menos que se indique otro distinto.

[Richard Shelton]

HACE POCO recibí de mi padre la siguiente carta:
Mi querido hijo:
Tengo algo muy desconsolador que contarte. Tu madre y yo ya no vivimos juntos. Parece mentira que esto venga a suceder después de 35 años. La echo muchísimo de menos.
Hasta hace unos cuatro meses yo podía levantar la vista del periódico con la certeza de hallarla siempre tranquila frente a mí. Solía pensar cuán afortunado era de tener por compañera para toda la vida a tan bella persona. Pero ahora todo ha cambiado súbitamente y me hallo sentado aquí solo mientras ella se deleita admirando a algún buen mozo más joven que yo. Debo reconocer que está más contenta que antes, lo cual aumenta mi dolor.
Mientras escribo estas líneas en la soledad del exilio de mi alcoba, ella se encuentra en la sala con su nuevo amor: la televisión.
Te abraza,
Tu padre
—J. A. F.

[Richard Shelton]

En un avión de pasajeros iba cierto chico inquieto y travieso que llevaba loco a todo el mundo. En una de sus ciegas carreras por el pasillo tropezó con la camarera y le hizo derramar el café que llevaba a un viajero. Estaba ella limpiando el piso afanosamente mientras el diablillo aquél la miraba:

—Oye —le dijo la camarera— ¿por qué no sales a jugar ahí afuera?
—E. C.