Anecdotario sobre escritores... y otros

[Richard Shelton]

Tribulaciones de papá

AGOTADO después de un intenso día de trabajo, cierto padre de familia, conocido nuestro, se dejó caer en una poltrona de la sala para leer el periódico mientras llamaban a cenar. De repente oyose el ruido de dos diminutos vaqueros que atravesaron a galope el aposento, seguidos de los que parecía un gran número de indios salvajes, con el acompañamiento de sus respectivos gritos.
—Muchachos, es hora de irse cada uno a su casa —dijo el papá sin levantar la vista del diario—. Ya casi es hora de cenar.
Reinó el silencio... aunque sólo por un momento. Nuevamente comenzó la algarabía hasta hacerse más intensa que nunca, y hasta que uno de los vaqueros fue a parar de improviso sobre las rodillas del cansado lector. Esto fue el acabose.
—¡Ya he dicho que se largue cada uno a su casa, muchachos! —gritó furibundo el papá— ¡Fuera de aquí!
Se hizo completo silencio, que al fin quebró una vocecilla:
—Pero si todos vivimos aquí, papá. ¡Somos tuyos!
—Colaboración de H. V. B.

[Richard Shelton]

UN ALTO empleado de cierta casa comercial comía en el Club de Tenis cuando un sirviente que llevaba una bandeja con seis copas dio un traspié y se las vació encima. Rompiendo el lúgubre silencio que sigue siempre a un percance de esta clase, el caballero empapado en licor alzó los ojos y murmuró cortésmente: «Gracias a Dios que eran Martinis secos».
—K.N., en Beacon Journal, de Akron, Ohio

[Richard Shelton]

Notas Escolares

UNA MAESTRA del pueblo de San José, en California, pidió a sus alumnos de sexto grado que representaran una sesión de las Naciones Unidas. Uno de los primeros en ofrecer sus servicios fue un muchacho que pidió representar a Rusia. Apenas empezó la sesión, «el delegado de Rusia» se levantó y se retiró del cuarto.
—Mercury, de San José, California

[Richard Shelton]

PARA ALIGERAR la monotonía de nuestro largo viaje en automóvil, nuestros siete hijos resolvieron manifestar su protesta contra los grandes camiones que, despidiendo negros chorros de humo, contaminan el aire. Pronto se dieron cuenta de que sus gritos y gestos eran malinterpretados, y que los chóferes de los vehículos respondían simplemente con señas amistosas.
Para que no quedase duda, nuestro hijo mayor escribió en un papel con letras de molde la palabra CONTAMINACIÓN, poniéndolo a la vista de los camioneros contra quienes iba dirigida su protesta. A un chófer no le faltó qué responder.
Cuando paramos frente a un semáforo, se detuvo al lado de nuestra camioneta, llena de cabecitas infantiles que se asomaban por todas las ventanillas, y nos mostró un letrero trazado a la carrera que decía: EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA.
—J.J.
SRD Número 392, Tomo LXVI

[Richard Shelton]

Fuera de contexto

MI NOVIO me había llevado en su auto al aeropuerto, donde iniciaría yo la primera etapa de mi viaje de vacaciones. Mientras charlábamos antes de la salida del avión, me tomé una cápsula contra el mareo. Al bajar de la rampa con los demás pasajeros miré atrás a hacerle una señal de despedida al joven, que me gritó: “¡Que te diviertas mucho, y ojalá te haga efecto la píldora!”.
—E.B.


POCO DESPUÉS de heredar un perrito llamado Whisky, asistí a una reunión de las madres de los Exploradores. Sentada en el salón entre un grupo de señoras desconocidas, el perro faldero de la dueña de casa se me acercaba a cada rato a husmearme las piernas, lo cual ponía nerviosa a la anfitriona. Deseando tranquilizarla, balbucí: “No se preocupe... es que le huelo a Whisky”.
—P.M.C.

[Richard Shelton]

LA UNIVERSIDAD de Massachusetts, en Amherst, inventó un nuevo método para hacer que los estudiantes lean obras clásicas como Agamenón de Esquilo y Macbeth de Shakespeare. Añadieron a los trabajos escolares la exhibición de películas como El Padrino y cambiaron el nombre de la asignatura a “El gángster en el cine y en la literatura”.
—Time

[Richard Shelton]

ENTRE los muchos formularios que un soldado debe llenar hay uno que contiene la pregunta: “Número de hijos (por sexo)”.
Esta fue una de las respuestas: “Dos, y uno por adopción”.
—A.J.C.

[Richard Shelton]

Insaciable

UNA JOVEN, que sin lugar a dudas estaba encinta, visitaba el consultorio de un médico, en compañía de su marido. Al ver una lámpara en la sala de espera, comentó que era muy bonita. Con voz de angustia, el esposo exclamó: “¡No me digas que también has comenzado a tener antojos de muebles!”
—P.D.

[Richard Shelton]

UNA MUJER contaba, a una amiga suya, que acababa de llevar a su hijo al psiquiatra:
—El médico dice que sufre el complejo de Edipo —decía.
—No te preocupes —comentó la otra—. Lo importante es que el niño quiera a su madre.
—Yor Milano, en Radio Lugano, de Suiza

[Richard Shelton]

Situación Normal

Mientras entrevistaba a un candidato a empleado, le pregunté si no le molestaba tener como jefe a una mujer. Tras titubear un instante, dijo sonriente: “Creo que no... Me sentiría como en casa”.
—A.L.

[Richard Shelton]

Resultaba bastante difícil hallar desprevenido a George Bernard Shaw. Una noche, al término de una de sus comedias, el público aplaudió con entusiasmo. Sólo uno de los espectadores se puso a silbar furiosamente. Shaw, que en ese momento se hallaba en el escenario, lo interrumpió:
—A mí tampoco me gusta la obra, amigo, pero, ¿qué quiere que hagamos los dos contra toda esa gente que desea aplaudir?
—Hesketh Pearson, en Bernard Shaw (Macdonald and Jane's, Londres)
SRD Número 539, Tomo XC

[Richard Shelton]

UN AMIGO mío estaba decidido a mejorar su mala memoria, y compró un libro titulado La Memoria; cuando lo colocó en el estante advirtió que al lado había un volumen que había adquirido un año antes. El título era La Memoria.
—Colaboración de W.R. Withers (Australia)

[Richard Shelton]

La única manera de tener un amigo es ser amigo. —Ralph Waldo Emerson

[Richard Shelton]

Definiciones que no están en el diccionario

CALENDARIO: Objeto que consta de muchas hojas desprendibles; cuantas más hojas le arrancamos, más nos pesa.
—Lázaro Rodríguez Ramos, en El Día (Ciudad de México)

CANGURO: Animal para quien la bolsa o la vida le da lo mismo.
—Sofocleto, en La República (Lima)

[Richard Shelton]

Temas de conversación

MI ESPOSO Y SU SOCIO son médicos generales y, además, entusiastas pescadores. Un día practicaban una operación de hernia con anestesia local, y se pusieron a hablar de pesca. El enfermo, que estaba totalmente consciente, se quejó:
—Me gustaría que no hablaran de pesca mientras me operan.
—No tiene nada de malo —repuso mi esposo—. Cuando pescamos, hablamos de operaciones.
—J.S.
SRD Número 654, Tomo CIX