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¿Sigue algún tipo de ritual o tiene alguna manía a la hora de ponerse a escribir?
No. Soy más sistemático que ritualista. Por tanto, lo que hago, cuando escribo un libro, es mentalizarme y trabajar todas las mañanas dos o tres horas.
¿Qué le resulta más difícil afrontar, escribir este libro o alcanzar las metas propuestas?
Por suerte, escribir no me resulta difícil, aunque exige disciplina. Lo de alcanzar las metas, ya no depende de mí sino de factores como la adecuada promoción y la receptividad de los medios de comunicación y de los lectores. En ese sentido tampoco me quejo, porque todos mis libros se siguen reeditando.
¿Cómo puede influir en la escritura de una obra el estado de ánimo?
En la novela muchísimo y en el ensayo menos. Toda obra literaria es, a la vez, expresión de capacidades e inquietudes y sublimación de deseos y frustraciones. Por tanto, cuanto mayor ficción expresa el contenido más fácil resulta que esté influida por el estado de ánimo.
¿Por qué la gente del Tercer Mundo puede llegar a ser feliz sin tener nada, mientras que en Occidente mucha gente necesita libros de autoayuda para orientarse, mejorarse y comprenderse?
Porque los occidentales hemos creado un modelo de felicidad asociado al consumo y, evidentemente, ese camino no se ha mostrado operativo como facilitador de la felicidad. De esas cuestiones hablo tanto en mi libro La felicidad personal como en Recetas para mejorar el mundo. En esencia, lo que vengo a decir es que hemos creado un modelo tan artificial de sociedad que es imposible alcanzar una felicidad natural y que si queremos tener opciones reales de felicidad debemos construir una realidad donde la felicidad tenga opciones.
Dicen los psicoanalistas que gran parte de nuestros actos se deben al inconsciente, ¿Cómo podemos mejorarnos a nosotros mismos si parte de nuestras decisiones son irracionales?
Concienciando lo inconsciente. De hecho, la mayoría de las psicoterapias lo que hacen es ayudar a que las personas descubran las cosas que tienen reprimidas y aprendan a superarlas. Los terapeutas vitales lo hacemos enseñando a utilizar el diálogo interior y a desarrollar las capacidades y potenciales del individuo. Pero cada escuela lo hace a su manera y todas consiguen resultados positivos por su propia vía.
En la vida nos enfrentamos a diversas situaciones, ¿qué es más importante: un adulto desarrollado o una buena comunicación y fluidez entre los tres estados del Yo para ir cambiando de estado según el momento?
Una cosa es imposible sin la otra. El Adulto se desarrolla precisamente porque es capaz de armonizar las necesidades del Niño con las limitaciones que el Padre impone a su satisfacción. Una persona madura lo es, cuando logra educar a su Niño y es capaz de dialogar con su Padre de forma tal que consigue disfrutar del placer suficiente cumpliendo al mismo tiempo con el deber necesario.
¿Solo la persona con los tres estados del Yo armonizados puede ser feliz?, ¿usted lo es?
Depende del concepto de felicidad. Si entendemos la felicidad según la concepción Kantiana de que “la felicidad es un estado de un ser en el mundo en el que en el conjunto de su existencia todo le ha ido según su deseo y voluntad”, evidentemente sólo pueden ser felices las personas maduras. Pero si consideramos la felicidad en su acepción frívola y superficial cualquier persona puede disfrutar de ella en algún momento de su vida. Yo personalmente me considero suficientemente feliz en las dos acepciones del concepto.
¿Es importante la receptividad del lector en un libro de autoayuda?
No sólo es importante, sino que resulta fundamental. Tanto es así que muchas personas me han manifestado que en un determinado momento un libro no les ha servido de nada, mientras que, en otro, les ha resultado de gran utilidad.
¿Qué títulos barajó para su obra?, ¿por qué se decantó por este?
El primer título que propuse a la editorial fue el de Cien revelaciones psicológicas, pero durante una clase, para que un alumno entendiera cómo funciona el diálogo interior, le dije que era como si el y yo fuéramos seis. Con esa expresión todos los alumnos lo entendieron perfectamente y entonces pensé que Tú y yo somos seis era el título que mejor ilustraba la intención del texto, que no es otra que ayudar a que el lector aprenda a conocerse mejor a sí mismo y a los demás, entendiendo la complejidad de los mecanismos psicológicos que determinan el comportamiento.
¿Por qué escribió su libro a base de reflexiones?
Porque crear y recopilar citas y pensamientos es mi afición favorita y además es una de las herramientas que utiliza la Terapia Vital para facilitar el crecimiento del cliente.
¿Qué diferencia esta obra de sus anteriores?
En todos mis libros utilizo citas para fijar conceptos y reforzar ideas. En este caso lo he hecho al revés. O sea, eligiendo citas a través de las cuales pudiera expresar óptimamente mis ideas sobre cómo las personas podemos mejorar y ayudar, con ello, a construir un mundo más justo y feliz.
¿Qué sintió al escribir la última palabra de su libro?
La íntima satisfacción de dar por acabada una de mis obras más profundas y complejas, en la que no sólo explico de forma didáctica el funcionamiento de mi modelo terapéutico, sino que tiene también una utilidad psicosocial porque si muchas personas aplicaran su contenido, se produciría una revolución psicológica que ayudaría crear una sociedad mejor.
Entrevista por Noel Corregidor