Me confieso: la puta vieja asesina es culpa mía.
La pobre mujer sólo quería descubrir si su hijo tenía pareja. No quería matarlo, sólo enfermarlo un poco y ver si alguien más enfermaba con él para atar cabos, pero todo se desató y al final, con la muerte, se agarró a su sospecha de que era homosexual para no sentir culpabilidad. Al confirmarlo, terminó por desvelar su fanatismo religioso y su absoluto desprecio por la vida ajena autootorgándose “Su” perdón (la mayúscula pretendía afianzar la mención a Dios y a su vez enlazar con el título).
La historia surgió cuando descongelé un tupper de potaje que me había dado mi abuela en una de las visitas que le hago de cuando en cuando. Supuestamente era un potaje de espinacas, pero cuando lo probé tenía un fuerte sabor a marisco, de lo que deduzco que mezcló sin querer (o no) el potaje con un caldo.
Y entonces, dado que hay algún secretillo que ella desconoce, surgió la chispa: ¿y si una abuela envenenara (no necesariamente hasta la muerte, pero sí para requerir atención médica) a su nieto para resolver sus sospechas sobre su vida privada?
Tenía claro lo que quería contar, pero no el cómo. Empecé con la descripción del tanatorio y cuando ya prácticamente sentía el relato agotándose se me ocurrió el giro final. La verdad es que fue un relato que nació con bastante facilidad y que se dejó corregir sin oponer resistencia.
Por otra parte, me inspiró una vieja leyenda que escuché hace años. Es un supuesto test habitual para comprobar si alguien es un psicópata y consiste en plantear la siguiente pregunta: Una mujer, llamada Lucy, y su hermana van al entierro de su madre. Todos los asistentes son conocidos de la familia, menos uno, al que nadie conoce. A la semana muere la hermana. ¿Quién la mató?
Lo habitual es que la gente responda “el desconocido”, y lo que dice esa leyenda es que si alguien contesta “la mató Lucy para ver si el desconocido volvía a aparecer”, entonces esa persona es una psicópata.
Evidentemente no parece una leyenda con mucha veracidad, pero me gustó como “soporte científico”
de la historia y la dejé tal cual.
La principal controversia generada por el relato es la poca veracidad de la historia. Es cierto que no es una historia que podamos ver en un periódico, pero la literatura y el cine están llenos de historias que flojean en su base más elemental. Por mencionar un ejemplo que ya comenté en comentarios, la saga Saw no se sostiene por ningún lado, y sin embargo tiene su éxito porque tiene su público. Con este relato siento que ocurre lo mismo.
También hay algunas menciones a la inconexión entre el relato de la vieja y el giro final. Es verdad que el giro es muy abrupto, pero creo que una transición más suave habría roto la sorpresa, que es uno de los elementos a los que quería dar fuerza. Por otra parte, sí que fui regando pequeñas descripciones que dejaran elementos de conexión: la falta de tristeza de la vieja y su plañidería teatralizada, el temor de los presentes a que visitara al otro muchacho…
Quizá las pistas que dejé no fueran evidentes, pero ésa era mi intención. Al contrario que en relatos anteriores, esta vez no quise dejar las cosas masticadas: desarrollé un planteamiento, un nudo y un desenlace con lagunas descritas de forma implícita para que el lector tuviera que buscar esos elementos hasta construir un relato coherente. Digamos que me lo planteé como un juego cuya escritura me divirtió bastante.
Podría haberlo dejado con pistas más claras, desde luego, pero entonces el relato habría cambiado completamente su formato, porque ya no habría secretos. El lector habría terminado el relato y pensaría “jodida vieja ultracatólica…”, y se iría sin más; pero al dejarle ese elemento inconexo quería obligar a que el lector que fuera curioso buscara un motivo, más allá del texto, que le permitiera enlazar todos los elementos.
Soy consciente de que eso ahuyenta a algunos lectores que buscan otro tipo de relato, pero para eso están los concursos, para que todos te lean por obligación
Creo que eso es todo. Si alguien se ha quedado con alguna duda o quiere seguir con el debate sigo por aquí mientras preparo un buen plato de sopa.
Muchas gracias a Yuyu, Seltima, Isma, zilum, Rat, Sinkim, profu, raumat, chucho, Megan, Edgardo, Ono, nora, Meiko e Iliria por sus aportaciones, críticas, elogios, sugerencias y regalos
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Y ahora procedo a contestar cosas más específicas que creo que merecen una respuesta diferenciada:
Isma escribió:Y por cierto, el título me parece terrible. Incluso ahora, justo después de haber leído el relato, me cuesta relacionarlo...
Lo es. Si por algo no pasaré a la historia de la Literatura es por los títulos de mis relatos.
De todos modos la idea del título es la ambigüedad sobre quién ha de perdonarla, lo cual se desvela al final, con ese Su en mayúsculas, lo que apela a Dios y no a su nieto.
zilum escribió::el autor/a es libre de dibujar asesinos, nazis, homófobos... y contarnos una historia que puede ser así de cruda, pero que no deja de ser eso, una historia. Es más, el final para mí es lo que marca la diferencia en este relato y te hace soltar un "jodida anciana" mientras niegas con la cabeza.
Siempre es agradable compartir foro con un psicópata que te comprende.