(Este es el típico texto que se pone en el relato una vez que se hayan desvelado las autorías. Sin embargo me apetece ponerlo ahora porque estoy inspirado, porque mañana andaré liadillo y quiero disfrutar de la gala y porque, en el fondo, la irreverencia es algo que hay que sacar a pasear de vez en cuando.)
Ahora que faltan pocas horas para saber quién es el ganador y para que se sepa que mi relato es el menos votado, toca dar las gracias.
Gracias por un concurso más, lleno de calidad y de gran talento. Es el de menos participantes que recuerdo, pero con un grandísimo nivel y fantásticas propuestas.
A veces me vienen, como un flash, todos los relatos que he traído a los concursos de ¡¡Ábrete libro!!, como si se tratara de una labor inconsciente de retrospectiva y reflexión.
Disfruté mucho la escritura de algunos como El invierno de la esperanza, La fábrica, La oportunidad de Horchner o El correo secreto del Zar siempre llama dos veces. Experimenté mucho, quizás demasiado, con Mis últimos instantes de cordura y Su perdón. Y sufrí lo indecible escribiendo Una vez más y La cálida brisa del desierto, quizás por aquello de exigirme más que antes.
Lo cierto es que siempre me dejé llevar por el espíritu competitivo, por querer escribir el mejor relato. Siempre ha habido otros mejores, y eso es una ventaja porque significa de quién aprender.
Sin embargo, esta vez he escrito para divertirme. Sé que esto es lo que se dice después de saber el resultado del concurso, pero a mí me apetece decirlo antes, por pura sinceridad. Creo que no he disfrutado más escribiendo un relato y creo que no puedo sentirme más orgulloso del que he presentado.
También es verdad que el inicio de curso fue atropellado y que dudé si presentarme, pero acabé cayendo de nuevo en las redes de este maravilloso foro y esta increíble comunidad.
Esto es un esbozo. Ya me encargaré de borrar líneas poco a poco hasta que sólo quede un "Gracias".