CO - La aldea - Ginebra

[lucia]

La aldea

Pasaba desapercibido, encajonado entre las paredes verticales de un valle abrupto. Las terrazas dominaban las laderas, configurando incomprensibles dibujos solo perceptibles por miradas aladas que no los entendían. Cuando se dejaban ver.

Nunca tuve un alma aventurera, si abandoné mi hogar fue por necesidad. La huida o la muerte. Es obvio que me aterrorizaba bastante más la segunda opción. Hordas de extranjeros a lomos de fuertes monturas habían arrasado mi aldea. No quedó nada, ni nadie. Me salvé. No importa el cómo. Por eso llegué a aquel lugar, siguiendo la ruta de las montañas.

Lo vi un instante, en la mañana, cuando el sol lanzó sus rayos sobre él. Y después nada. Una densa niebla se apoderó de aquel pedazo de montaña, como si quisiera protegerlo de miradas ajenas. No se movía. Sólo se escuchaba el silencio. Decidí alejarme, pero a la mañana siguiente sucedió lo mismo. Y a la otra. Al final, en contra de mi naturaleza temerosa, me decidí a bajar. ¿Qué clase de señal me enviaba el destino? Porque yo creo en ello, nada pasa por azar.

Al adentrarme en el sendero me sumergí en una atmósfera pesada, los sonidos llegaban amortiguados, como sacados de un sueño malévolo. Los árboles me susurraban, las ramas de los arbustos se enredaban en mis ropas, el rocío me empapaba el rostro, me costaba un mundo cada paso, me asfixiaba. No podía seguir, tampoco volver.

Me encontró una niña. Cuando desperté abruptamente, me estaba mirando intensamente. “Huye”, me dijo sin mediar palabra. Sin embargo, a pesar de mi intuición, no lo hice. Ella se fue y caí en un sopor inquieto durante un tiempo incierto. Me despertó el canto de los pájaros y un insecto impertinente que me hacía cosquillas en la nariz. Al salir me deslumbró un paisaje estremecedor salpicado de colores brillantes. El poblado se presentó ante mis ojos, con sus cabañas de madera y piedra, de cubiertas inclinadas y curvadas hacia el cielo. Los colores resplandecían: negros, rojos, azules, verdes, blancos. Y el amarillo rabioso del templo en lo más alto. Observé, fascinado, el incansable laborar de sus gentes en los arrozales ganados a las laderas, formando intrincados dibujos que sugerían un algo orgánico, vivo. El inacabable trajín diario de la vida de un pueblo, con sus idas y venidas, con sus charlas, sus risas. “Menuda pesadilla he tenido”, pensé. Poco duró mi alivio. Todavía no había acabado de suspirar cuando la vi descender desde las cumbres. Lentamente fue cubriendo las casas, los establos, las terrazas, delimitando la aldea con su espesura húmeda. Se apagaron las voces, se borraron los contornos, se disminuyó el ritmo, paulatinamente, hasta que el mundo dejó de existir.

No huí. Me dejé atrapar por una tela de araña intangible que doblegó mi espíritu hasta la apatía más extrema. Me pregunto si pertenecemos a los lugares que habitamos. ¿Poseen vida propia y nos eligen? Empiezo a creer que sí. Pasaban los días y una tristeza inabarcable me invadía, sólo atenuada por la visión espléndida del alba. Hubiera vuelto a la estera, a subsistir en un mundo a caballo entre el sueño y la realidad, pero aquella chiquilla de mirada intensa volvía y me alimentaba con sus cuencos de arroz y una pequeña jarrita con agua cristalina. Junto a ella empecé a pasear por esa aldea fantasmagórica. La atmósfera no podía ser más opresora, sin embargo, me sentía meridianamente bien. No pensaba, o eso creía. No hablaba, o eso pensaba. Hasta que una tarde me fijé en una fuente que me había pasado desapercibida. Vertía su agua alegremente, desafiando los efectos de esa niebla malsana, derramando esa agua bendita que es la pura esencia de la vida, pero las gentes pasaban con la cabeza baja, cargados de hombros, sin hablar, sin sonreír. Era fácil dejarse llevar, siempre lo había sido y más en aquel momento, solo en el mundo y perdido en un paraje extraño. Subsistir, dormir, vegetar... Aún así, un pequeño fuego dentro de mí se resistía a ello. Ardua tarea, sin embargo.

Vislumbré el cuerpo colgado una mañana, en ese leve período de tiempo en el que aquel lugar parecía vivo. Vi los reflejos de sus botones oscilando en un macabro balanceo, poco antes de que la niebla maldita los apagara. Y apagara mi ánimo, de nuevo. “Un muerto más”, pensé. Sin embargo, un intenso escalofrío me recorrió el cuerpo. Salió de la tierra, eléctrico y ascendió veloz desde las plantas de mis pies hasta explotarme el cerebro con un grito rabioso. La conmoción me dejó doblegado y sin aliento. Me recuperé gracias a la niña, de nuevo, quien sin variar el semblante siempre grave, me obligó a beber agua de la fuente. Me sentí desorientado, confuso, infinitamente más perdido que cuando llegué. No acertaba a comprender qué había ocurrido. Excitado, reparé verdaderamente en aquel lugar. Su presencia física. Su tacto. El olor que emanaba de las piedras, del musgo, de la madera. El sabor del aire. Los perfiles de la naturaleza y los contornos de las casas, el templo, las fuentes... Y, por primera vez en mucho tiempo, me sentí realmente vivo. “Es la Tierra”, dijo la pequeña sin pronunciar palabra. “Se cobra su tributo. Todavía estás a tiempo de salvarte”. “¿Y tú?, pregunté yo. “Yo no puedo irme. Bebe y te salvarás”, dijo ofreciéndome de nuevo la jarra. No entendía nada, ¿por qué ese líquido me salvaría? ¿Por qué ella no podía huir? “Porque el agua que vierte aquella fuente –dijo señalando el rincón en el que solíamos pararnos durante nuestros paseos- es pura. Como tú, no pertenece a este lugar. Yo soy su Servidora”.

Me acompañó hasta el sendero donde me recogió y, justo antes de salir de allí, contestó a la pregunta que aún no había formulado: “El motivo de tu liberación lo tendrás que averiguar por ti mismo”. Y desapareció.

Emprendí de camino de nuevo, renovado, renacido, con un intenso deseo de vivir en mi interior. Sentí, sin más. Varios días después, agotado, llegué a otro poblado. Los arrozales se distribuían tal y como yo los conocía, sin formar extraños dibujos. Las construcciones de colores resplandecían al sol que brillaba en lo alto. Los sonidos viajaban limpios en el aire. Cuando acerté a explicarles a aquellas gentes mi experiencia no daban crédito. En aquel valle de donde había logrado salir no había ninguna aldea desde tiempos remotos, tan solo un puñado de ruinas, triste vestigio de un pasado violento que no conocían o no querían conocer. Lo que sí sabían es que el espíritu de la Naturaleza no los quería en aquel lugar.

Lo único que sé de aquella aventura es que me salvó de mí mismo. Comprendí que lo único que le debía a mi familia desaparecida era seguir viviendo y dejé la culpa y la tristeza en aquel extraño paraje. Porque existir, existe. Los lugares que habitamos poseen vida propia, y nos eligen.

[raumat]

Muy bien escrito, sin duda.
Pero la historia que cuenta no me ha seducido mucho. Se centra principalmente en describir los sentimientos, las sensaciones, los pensamientos del protagonista en un mundo medio irreal, los sueños, la niebla...
Pero yo prefiero los relatos que tienen un poco más de acción, que sucede algo más consistente, más real...
Así que por un lado valoro que el relato está muy bien escrito formalmente. Pero, por otro lado, no es el tipo de relato que más me gusta.
Gracias por compartirlo y suerte en el concurso.

[Jarg]

Coincido con el comentario anterior, está muy bien escrito. Los primeros párrafos te enganchan en la lectura y las descripciones te meten de lleno en esa niebla del relato. También me gusta la revelación que el protagonista tiene al final, así como la misteriosa figura de la Servidora.

En cuanto a lo que me ha gustado un poco menos, creo que al relato le falta una cierta decisión por parte del personaje principal. Independientemente del ambiente casi onírico que describe, da la impresión de que el protagonista no juega ningún papel, sólo se deja llevar. Eso estaría bien si el final fuera otro, pero, en este caso, el protagonista tiene una epifanía, la idea de querer seguir viviendo, y eso no se puede lograr simplemente "dejándose llevar por la historia". La pregunta es, ¿qué ha hecho el personaje para merecer esa revelación? Sería como contar la historia de una persona que está deprimida y decir que de un día para otro dejó de estarlo, sin motivo alguno ni voluntad para hacerlo.

La segunda cosa (esta no tiene mucha importancia) es que no veo mucho el nexo con el tema de Oriente. Quitando lo de los arrozales (que podrían estar también en España o en Italia), no he visto ninguna mención a elementos, leyendas o personajes de Oriente, a no ser que lo de la Servidora y la fuente se refiera a alguna leyenda asiática, en cuyo caso pido disculpas al autor/a.

Quitando esas dos cosas, repito que me ha parecido muy bien escrito, tiene un estilo cuidado y que te transporta a la historia. Mucha suerte.

[ciro]

El aspecto formal es bastante bueno, aunque con cierta sobrecarga barroquizante en el estilo. En gusto personal se me parece demasiado a Coelho para gustarme. Es decir me parece que tiene poco que contar para tanto adorno. En originalidad, bien.
En general: no me ha gustado mucho, probablemente por problemas míos de gusto literario, más que del autor@.

[Edgardo Benitez]

Me gusta la prosa para un fondo tan complicado como es este. Es que al escribir en Primera persona parece que se abusa del sentimiento ilustrado. (Te recomiendo escribir estos temas de sentimientos en Tercera persona con Discurso indirecto Libre)Lo he leído tantas veces y aun no tengo claro el sentido de la narrativa esta. Pienso que algunas veces he escrito textos así y mis lectores han hablado a manera de queja de no comprender lo que he deseado decir. En este texto me he visto identificado, incluso, el texto con el que participo en este certamen es un tanto oscuro también y ya sé que no será tomado en cuenta por ese detalle que te digo. Es que cuando se intenta escribir acerca de las emociones es muy complicado y parece que de pronto se pierde el sentido del cuento y no se rescata nunca ese objetivo. Ahora hay términos que has usado que no me agradan por ser muy redundantes y ademas, el adjetivo que los califica hace empeorar tus letras que merecen un mejor trato. Por ejemplo:
╣paredes verticales
╣Las terrazas dominaban las laderas, configurando incomprensibles dibujos solo perceptibles por miradas aladas que no los entendían. Cuando se dejaban ver.

☼Recomendación General: Ya no escribas de caballos y jinetes con espadas. Busca un angulo original para plantear tus cuentos. No se ha percatado usted que este tema está de más.
☼Nunca he visto arroz sembrado en laderas.
☼ –dijo señalando el rincón en el que solíamos pararnos durante nuestros paseos- Acá no uses GUIONES, se usa la Raya.
☼Lo único que sé de aquella aventura es que me salvó de mí mismo. Acá debes buscar un sinónimo o armar otra frase a MI MISMO ya que redunda y está desfasado.
☼Bueno, hasta acá. Te deseo éxitos . Me encanta tu manera de escribir y de plasmar sentimientos. Te tengo en cuenta para puntuar.

[ciro]

Me gusta la prosa para un fondo tan complicado como es este. Es que al escribir en Primera persona parece que se abusa del sentimiento ilustrado. (Te recomiendo escribir estos temas de sentimientos en Tercera persona con Discurso indirecto Libre)Lo he leído tantas veces y aun no tengo claro el sentido de la narrativa esta. Pienso que algunas veces he escrito textos así y mis lectores han hablado a manera de queja de no comprender lo que he deseado decir. En este texto me he visto identificado, incluso, el texto con el que participo en este certamen es un tanto oscuro también y ya sé que no será tomado en cuenta por ese detalle que te digo. Es que cuando se intenta escribir acerca de las emociones es muy complicado y parece que de pronto se pierde el sentido del cuento y no se rescata nunca ese objetivo. Ahora hay términos que has usado que no me agradan por ser muy redundantes y ademas, el adjetivo que los califica hace empeorar tus letras que merecen un mejor trato. Por ejemplo:
╣paredes verticales
╣Las terrazas dominaban las laderas, configurando incomprensibles dibujos solo perceptibles por miradas aladas que no los entendían. Cuando se dejaban ver.

☼Recomendación General: Ya no escribas de caballos y jinetes con espadas. Busca un angulo original para plantear tus cuentos. No se ha percatado usted que este tema está de más.
☼Nunca he visto arroz sembrado en laderas.
☼ –dijo señalando el rincón en el que solíamos pararnos durante nuestros paseos- Acá no uses GUIONES, se usa la Raya.
☼Lo único que sé de aquella aventura es que me salvó de mí mismo. Acá debes buscar un sinónimo o armar otra frase a MI MISMO ya que redunda y está desfasado.
☼Bueno, hasta acá. Te deseo éxitos . Me encanta tu manera de escribir y de plasmar sentimientos. Te tengo en cuenta para puntuar.

Me gusta mucho la crítica constructiva que haces del relato, porque planteas problemas concretos y das soluciones. Siento no hacer una crítica de esa índole, pero me guío más por lo que me dice el relato, en general, y no suelo señalar errores concretos. Aparte, yo sí que he visto arroz plantado en laderas, no creo que eso sea un error. También existen las paredes inclinadas , aunque este es un ejemplo de ese lenguaje redundante que no me gustó del relato. No entiendo muy bien la recomendación general, quizá el autor@ sí. . Efectivamente el "de mí mismo" sobra, por redundante. Lo de guión o raya me parece nimio, aunque lo correcto sea la raya.

[Gavalia]

Se lee bastante bien, no obstante, a mi entender o gusto, los relatos donde se interiorizan los sentimientos pecan de reflexivos y se me hacen monótonos por muy trabajada que sea la prosa como es el caso.
Es un buen trabajo, pero para mi gusto algo plano con su carga de moralina y/o enseñanza que me recuerda a ciertos autores de moda.
Esta historia podría haber pasado en cualquier sitio donde se cultive arroz.
Un saludo y suerte.

[Ginebra]

no entiendo muy bien qué le ha pasado al protagonista, salvo perderse en un lugar tan extraño... el lenguaje está currado, pero quizá sí que es excesivo. Lo que sí que me gusta es que metes al lector en esa atmosfera. Mucha suerte

[Megan]

Autor/a, tu relato me dejó con sabor sólo a reflexión.
No quiero decir con esto que esté mal, pero creo que no se ajusta a lo que se pidió.
La idea es que sucediera en Oriente y tu creación podría ocurrir en cualquier parte del mundo, tal como lo dijeron los compañeros.
Sobre el tema reflexión, me refiero a que no hay acción, al menos no la encontré y lo leí varias veces, pero no fue bueno porque me entreveré más. Supongo que no supe entenderlo y te pido disculpas, igualmente la narración es muy buena.

Mucha suerte y gracias por compartirlo

[rubisco]

(Cuando me pierdo tiro de Google Maps. Leyendo un relato esto no es posible, y es una pena, porque siento que echo a perder un buen relato.)

Estimado autor, estimada autora:

A riesgo de resultar redundante, el relato me ha parecido muy bien escrito, quizá incluso demasiado, pero el desarrollo de la historia, o lo que he podido captar de él, no ha ido en consonancia.

Matizaré lo de "demasiado" bien escrito. Una cosa es que un texto sea rico en recursos literarios y otra que esa selección se adecue al tipo de texto. En ocasiones la redacción ha sido tan ambiciosa que me ha sacado del hilo. Eso es lo que considero "demasiado" bien escrito. A veces decido bajar el listón en pro de la historia. Es mi decisión como escritor porque como lector me gusta encontrarme eso mismo.

También creo que la historia abusa de sucesos sobrenaturales o imaginarios. Que el protagonista está en un sueño o una dimensión diferente queda claro desde antes de mitad del texto. Seguir redundando en ello permite usar más recursos literarios y hacer más descripciones, pero evita que la historia avance. Al final se descubre que "Los lugares que habitamos poseen vida propia, y nos eligen". Es un buen broche, sin duda, y una idea estupenda para prender en el lector una chispa que le haga reflexionar minutos, horas o días después de haber leído el relato. Es lo que llamo el "impacto". Sin embargo, me temo que llega tarde y con poca fuerza como para sacudirme después de haber dado vueltas de la mano del protagonista.

Por cierto, no me ha parecido ver ninguna mención a Oriente.

Detrás de este relato hay una gran mano, sin duda, pero esta vez no me ha cautivado. He escrito todo esto porque creo que con dos o tres pinceladas gruesas el relato hubiera captado más mi interés.

Mucha suerte y gracias por compartirlo.

[Iliria]

Aunque no se vea una historia al uso (no sabemos muy bien qué pasa), a mí me ha gustado ese paseo entre la niebla, la aldea, la fuente... logras que el lector se meta en esa atmósfera extraña (y en mi caso me guste quedarme)
La figura de la niña es un tanto peculiar, pero necesaria para hacer entender al protagonista.

En lo de la evocación me ha recordado - levemente - a algún fragmento de "Pedro Páramo".
Me lo estáis poniendo difícil esta vez para votar

Saludos

[Sinkim]

Me ha gustado la idea, todo el relato tiene un aire fantasmagórico y de leyenda que está muy currado, es una pena que no hayas puesto unos cuantos detalles mitológicos o sociales para dar un aire más oriental a tu historia

[Iliria]

Hola, autor/a, muy evocador tu relato, como te dije, me recordó a "Pedro Páramo" y reflejaste muy bien una aldea misteriosa de la que no apetecía salir.
Puntito para ti

[Edgardo Benitez]

Este era mi segundo lugar. Me encantó desde que lo leí. Felicitaciones.

[kassiopea]

De quién eres tú, misteriosa criatura?