CV8 - Lovely Rita - Megan (3º)

[kassiopea]

Lovely Rita


Era una hermosa mañana y me encontraba en el jardín observando mis rosas cuando escuché un grito muy conocido:
— ¡Abuela!
Al darme vuelta la alegría fue enorme. Mi nieta Michelle venía corriendo hacia mi casa, mientras sus padres bajaban del auto.
— ¡Mi amor, qué preciosa estás!
Mi hija, su marido y mi nieta venían a pasar el fin de semana conmigo. Lo hacían bastante seguido, pero para mí siempre era maravilloso. Adoraba a mi nieta y ni hablar de sus padres, que eran como dos hijos para mí.
Nos abrazamos, nos besamos y yo me colmé de felicidad al ver ese rostro tan hermoso y feliz. Era una chica que irradiaba alegría. Además era muy bonita, se parecía a mí de jovencita. Sus bucles dorados caían sobre los hombros y su mirada azul emanaba simpatía y bondad.
Después de todos los besos y abrazos, entramos. Ya les había arreglado los dormitorios. Michelle brincó por la escalera con su mochila y un bolso y desde su dormitorio me gritó que subiera. Comencé a hacerlo con cuidado, mis sesenta y cuatro años habían llegado con una gran afección en los riñones.
Cuando llegué arriba, me abrazó. Estaba encantada con su dormitorio, era mi única nieta y sabía que podía hacer lo que quisiera en él. Comenzó a sacar cosas de la mochila para mostrarme: pósteres de sus grupos favoritos, fotos de actores que le gustaban, hasta las chinchetas había traído para colocarlos en las paredes. Ya ni lugar había de tantos carteles que adornaban todo el dormitorio. Me senté en la cama y, mientras veía dónde los colocaba, me iba contando sus historias. Lo hacía con ese fervor que sólo las quinceañeras tienen y realmente daba gusto escucharla.
De pronto me miró y con el gesto ceñudo me dijo:
— Abuela, hoy en la noche tenemos cita con Los Beatles.
— Creo que ya te he contado todo acerca de ellos, mi amor.
— ¡No! Tú sabes muy bien que falta algo que nunca quisiste contarme y no digas que no te acuerdas.
— Pero tú sabes que aún…
— ¡Ya tengo quince años! ¿Cuánto más tengo que esperar para ese cuento pornográfico?
— ¡No es pornográfico, Michelle! Si te escuchan tus padres no me van a dejar contarte más historias acerca de ellos.
— ¡Estamos en Liverpool, es el lugar ideal para que me trasmitas tus recuerdos juveniles, me has contado muchísimos, pero quiero ese que ya sabes! ¡Soy grande, abuela, entiendo muchas cosas! ¿Me lo contarás esta noche? ¡Prométemelo!
— Sí, esta noche, después que todos se vayan a acostar, armaremos nuestro rincón Beatle y te contaré el relato prohibido.
— ¡Gracias, abuela, te quiero mucho!
—Yo también, mi chiquilla preciosa. Ahora voy a ver cómo se están acomodando tus padres y si necesitan algo. Termina eso y ven abajo con nosotros.

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Ya en la cena, Michelle me hacía caras para que no me olvidara de nuestro secreto. Yo le sonreía y mi hija, al notarlo, me dijo:
—Supongo que habrá algún cuento esta noche antes de irse a la cama, ¿verdad, madre?
— ¡Sí! —se me adelantó Michelle— La abuela me contará algo muy oscuro sobre Los Beatles, que muy pocas personas saben.
— ¡Oh! Un secreto de ellos que no salió a la luz, ¿de qué se trata, mamá? Yo fui tu primera alumna de la beatlemanía y no recuerdo algo tan oscuro sobre ellos.
Michelle saltó al acto:
—Ahora no, abuela, no se lo digas. Me lo va a contar cuando estemos solas en nuestro rincón Beatle.
—Tú y tus cuentos, madre… Realmente viviste una época tan especial, tuviste mucha suerte de que todo se gestara en esta ciudad y tuvieras la edad adecuada para vivirlo desde dentro. Poder verlos en vivo, cuántas personas darían su alma al diablo por verlos como tú los viste. Hasta mi nombre lo sacaste de ellos, porque en realidad Anna no te gustaba, pero adorabas la canción Anna (Go to him) y no dudaste en ponérmelo.
—Sí, la verdad que no pude dejar de hacerlo, la canción es hermosa. Y tú no fuiste menos, escuchaste Michelle y dijiste que si tenías una hija se llamaría así.
—Tienes razón, seguí la tradición familiar.
Mi yerno, que era más bien callado, comentó:
—A mí me hubiera gustado vivirlo, los jóvenes nunca más se emocionaron tanto como con esos cuatro. Y no lo digo por mí solo, he hablado con muchos colegas que, siempre que venimos a Liverpool, me preguntan si alguien de mi familia vivió en esa época. Yo les cuento brevemente tu historia y quedan fascinados.
—Fue una época única, esos chicos hicieron de nuestra ciudad un verdadero centro de atención de todo el mundo. Recuerdo ir al centro y ver personas de todas las nacionalidades que querían saber sobre ellos. Sacaban montones de fotografías y gritaban cuando veían algo que los relacionara.
—Sin duda, Liverpool ganó en todos los sentidos con esos jóvenes nacidos aquí.
—Sí, James, la ciudad cambió a partir de 1963, era una verdadera locura.
Anna comenzó a recoger los platos.
—Bueno, basta de Beatles, siempre terminamos hablando de ellos. ¿Quién quiere postre?

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Llegada la hora de dormir, Michelle estaba impaciente arreglando todo para escucharme. Yo subía las escaleras y escuché a mi hija:
—No se queden hasta muy tarde. Mamá, tú debes descansar y Michelle dormirá hasta el mediodía. Hasta mañana.
—No, no lo haremos. Hasta mañana, hija, que descansen.
Cuando entré al dormitorio de mi nieta, todo estaba dispuesto. Cerca de la ventana había puesto los dos sillones. En medio, la mesa, que en otra época tenía un tocadiscos, y que ahora tenía uno de esos ordenadores portátiles, además de un juego de té para dos. La tenue luz provenía de la lámpara de la mesita de noche y al lado de mi sitio estaba mi gran caja de los recuerdos, con los que yo solía adornar las historias de aquella época.
Michelle estaba emocionada, siempre lo estaba cuando nos reuníamos para nuestra aventura Beatle, como la solía llamar.
Tomamos asiento, puso el disco “Please, please me” para dar ambientación a la historia en el portátil con el volumen bajo y lo configuró para que siguieran en orden los demás discos de los “Fab Four”. Después sirvió té y se acurrucó en el sillón ansiosa para que yo comenzara.
—No sé si tus padres estarán muy conformes con lo que quieres que te cuente, Michelle.
—Abuela, ya soy grande, por favor.
—Bien. Voy a hablarte de Brian Epstein, el mánager de Los Beatles, en dos situaciones complicadas y muy distintas una de otra.
»A sus dieciséis años, lo enviaron a estudiar actuación en Londres, pero era un joven muy tímido y con algún problema de personalidad. A los dieciocho años les confesó a sus padres que era homosexual y de inmediato lo mandaron a un psicólogo. Este lo escuchó y dijo que ya tenía la edad de entrar al servicio militar y que lo mejor era alistarse. En tanto sus padres le dijeron que lo enviarían a vivir a Londres cuando lo terminara, dado que muchos conocían su “debilidad”.
»Al finalizar el servicio, su padre lo puso como director del área de discos de la empresa familiar Nems, una tienda de música, en la sucursal de Londres.
»La historia oficial de cómo Brian conoció a Los Beatles es que, estando a cargo de la tienda, un chico le pidió el sencillo “My Bonnie” y que Brian le dijo que no conocía la canción. El joven le dijo que era de “Tony Sheridan y The Beat Brothers” , uno de los primeros nombres de Los Beatles. Cuando el joven se fue, una empleada de la tienda le dijo que esos chicos tocaban todos los mediodías en el Cavern Club y eran muy buenos.
»Pero si bien esto fue así, se sabe por muchas fuentes que Brian ya conocía a los chicos, porque circulaban muchas revistas y pósteres con sus fotos por todos lados. Brian estaba fascinado con ellos, pero sobre todo con uno: John Lennon.
Los azules ojos de Michelle no dejaron de demostrar su sorpresa.
—La timidez de Brian le impedía ir a conocerlo, aunque se moría de ganas de visitar el Cavern Club. Solía mirar las revistas una y otra vez y volverse loco por ese joven “teddy boy”, pero no lograba reunir valor para ir a sus shows. Brian tenía un asistente personal llamado Alistair Taylor, además ya tenía veintisiete años, no podía seguir esperando. Decidió invitar a su asistente a que lo acompañara al lugar para conocer al grupo que era tan mencionado en las revistas de música.
»Fue así que el nueve de noviembre de 1961, Brian y Alistair llegaron a la puerta del Cavern Club y por supuesto los porteros los conocieron y los dejaron entrar. Más aún por los altavoces se escuchó que entre los presentes se encontraba el señor Brian Epstein director de Nems.
»Cuando salieron los chicos, Brian se derritió por dentro, no podía creer tener a ese muchacho frente a él, aunque sintió un poco de miedo. Eran jóvenes muy atrevidos, capaces de cortar la canción para hablar de cualquier cosa entre ellos, fumar y hasta comer algo en medio del show. De todas formas, Brian no dejaba de mirar a John, se había enamorado locamente.
Michelle me interrumpió:
—Perdóname, abuela, pero no lo entiendo. ¿Qué tiene de malo que le gustara un muchacho? Conozco a muchos novios que son dos chicos o dos chicas y todos los aceptamos, no nos parece que estén haciendo algo tan horroroso. Es lo más normal del mundo y además hasta se casan y tienen hijos.
—Me parece muy bien que los acepten, estoy totalmente de acuerdo, no soy de esas ancianas que ven ese tema como un tabú, pero sucede que estamos en el siglo XXI. Yo estoy hablando de comienzos de los años 60’s, del siglo pasado querida, sólo el pensarlo era un verdadero escándalo.
—Sí, claro, hace mucho tiempo.
—Cuando los chicos terminaron el show, Brian pidió conocerlos y lo dejaron entrar a los camerinos. Al enfrentarse a ellos, los Beatles vieron a un joven que los superaba en edad, que sudaba y los saludaba como si fuera un fan.
»Como dije, esto sucedía a fines de 1961. Brian siguió yendo a verlos y en enero de 1962 les dijo que quería ser su mánager. Los chicos aceptaron de buena gana, necesitaban alguien que los dirigiera, John era el líder pero no sabía manejar la situación en que se encontraban. Eran famosos en Liverpool y Brian quería hacerlos profesionales, algo que a los jóvenes les interesaba mucho. Por otro lado, el joven empresario jamás trató a John en forma diferente que a los demás, tenía mucho temor a la reacción de un joven con una personalidad tan rebelde y atrevida.
»Claro que el mánager los condicionó a no comer ni fumar en el escenario y a vestir formalmente, sin jeans ni prendas de cuero. John reaccionó de inmediato y encaró a Brian, le dijo que no iba a hacer eso que les pedía, que no se iba a vender a su mundo de ricos. Pero el caso es que John había dicho que lo que más quería en la vida era ser rico. Brian se lo recordó y John dijo: “Está bien, nos vendemos”.
»Es decir, que en el próximo show se presentaron de pantalones de tela, camisa, corbata y chaleco de lana y se comportaron como unos chicos buenos. Con Brian habían tenido su primer contrato formal, donde, si bien el porcentaje era alto para el mánager, los suyos no estaban nada mal y además este tenía muchas influencias en el ambiente musical y sabían que podían venir muy buenos tiempos si hacían más shows.
Michelle sabía mucho acerca de Los Beatles y yo no podía hacerla callar cuando estaba ansiosa por mostrar todo lo que había aprendido conmigo:
—Ahora viene cuando fueron a grabar a Decca y les dijeron que no sacarían la grabación al público porque “los grupos con guitarras estaban desapareciendo” y hasta ahora se arrancan los pelos, ¡jajaja!
—Sí, fue muy gracioso lo que pasó con los directores de Decca, no pudieron ver el potencial que tenían los chicos y los desmerecieron de la peor forma, algo que pagarían por el resto de sus vidas.
Después Brian fue a Emi y conoció a George Martin que sí los quiso y, después de despedir a Pete Best y tomar a Ringo Starr, grabaron su primer álbum Please please, me que salió al público en marzo de 1963. Pero vamos a volver atrás en el tiempo, hay algo que quiero que sepas.
— ¿Te refieres a lo oscuro?
—Parte de lo oscuro, porque ya te conté que Brian era homosexual y estaba enamorado de John.
»Cuando lanzaron el álbum, decidieron tomarse unas vacaciones, estaban agotados, ya que habían escrito canciones muy sencillas y todo el álbum fue grabado en un solo día. La idea de los chicos era ir a las Islas Canarias, concretamente a Tenerife. Brian por su parte quería estar a solas con John. Por eso, cuando dijo que le gustaría ir a Torremolinos en España, invitó a John diciéndole que era el lugar donde se reunía la plana mayor de los millonarios del momento y el chico aceptó. Allí pasaron dos semanas, pero hay algo que no podemos dejar de recordar, algo que ambas sabemos.
—A ver abuela, ¿era que John ya estaba casado con Cinthia?
—Qué excelente alumna tengo. Claro, ellos se fueron a Torremolinos del 28 de abril al 9 de mayo de 1963. John se había casado con Cinthia el 23 de agosto de 1962 y Julian había nacido el 8 de abril de 1963. Tenía un hijo de menos de un mes y se fue de vacaciones con Brian. En tanto la tía Mimi había acogido a Cinthia y al bebé en su casa. Una verdadera tristeza para la chica y un enojo muy grande por parte de su tía.
»No te puedo contar alguna intimidad, porque ellos nunca hablaron sobre el tema, se dice que John refirió sólo a los chicos lo que había pasado en la ciudad española. Pero nunca salió a la luz si realmente sucedió. Recordemos que si bien Brian era homosexual, John no lo era, la pregunta es: ¿Habrá aceptado tener relaciones con un hombre?
»Al retornar de sus vacaciones, estando en el Cavern, el 18 de junio de 1963, día del cumpleaños número veintiuno de Paul, la música que estaban pasando dejó de sonar. Todos pensaron que era para cantarle feliz cumpleaños, pero lejos de oírse palabras amables y de felicitación lo que se oyeron fueron gritos y ruidos de vasos. La razón, un comentario del discjockey, que con burla le susurró a John: “Hola, ¿qué tal tu luna de miel en Torremolinos?”. Las manos del músico se fueron contra el joven. Lennon todavía no había desarrollado al pacifista que llevaba dentro. Después diría: “Me llamó marica y yo le aplasté las malditas costillas”.
— ¿Todo terminó así, abuela?
—Sí, aunque en realidad todos pensaron que había pasado algo entre ellos. Lo que descolocaba sobre el tema es que Brian nunca más invitó a John a estar solos. Eso dio la idea de que John dejó los puntos muy claros a Brian sobre su sexualidad. Pero creo que John se cobró con creces lo que le hizo Brian cuando se enteró de que le estaban pidiendo que hiciera una autobiografía. Lo comentó en una reunión y les pidió a los chicos que le dijeran que nombre le sugerían y John dijo: “¿Por qué no lo llamas Un judío marica?”. Brian no pudo soportarlo y comenzó a llorar, pero John ni se inmutó. Finalmente el libro se llamó Un sótano lleno de ruido, pero John le decía: Un sótano lleno de muchachos.

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—Veamos, ahora tengo un cuento que trata sobre un gran susto que se llevaron los chicos.
— ¡Qué emocionante!
—Bien, durante las giras, Brian firmó contrato para dos shows en Filipinas. Cuando el avión aterrizó en el aeropuerto de Manila, más de cincuenta mil personas los esperaban, fue la multitud más grande que los esperó en un aeropuerto. A la mañana siguiente, mientras desayunaban, llegaron unos oficiales de parte de la esposa del dictador, Imelda Marcos, para saber a qué hora llegarían a la fiesta. Brian no sabía a qué se referían y le dijeron que la señora Marcos haría una recepción para Los Beatles. El mánager les dijo que no sabía nada sobre una fiesta. Brian y los chicos subieron a las habitaciones del hotel sin pensar en ninguna fiesta, cuando el embajador británico en Filipinas, lo llamó y le comentó que no era nada bueno decirle que no a la señora Marcos, que era temida por todos. Pero Brian explicó que era imposible que asistieran, ya que desde el principio habían decidido que no irían a ceremonias de carácter oficial.
»Los chicos se arreglaron y en la tarde dieron su primer show y al anochecer el segundo. Cuando salieron del estadio donde había cien mil personas en estado de felicidad e histeria, se enteraron de que la señora Marcos estaba decepcionada. “Sentía que habían escupido en la cara de la nación”. Brian fue llevado a una emisora del gobierno y comenzó a dar una explicación pero la trasmisión se cortó. Volvió al hotel y se dio cuenta de que no era bien recibido, pidieron comida para la habitación y no se la subieron, entonces Neil Aspinall, que era secretario, chofer, custodio y muchas cosas más del grupo, vio en el vestíbulo del hotel el titular de un diario inglés: “Los Beatles desprecian al presidente” en grandes letras negras.
»Brian se dio cuenta de que había que salir del país en forma urgente, llamó a KLM y pidió hablar directamente con el piloto del avión en el que se irían de allí. Le suplicó que no se fueran sin ellos, que estaban corriendo peligro. El piloto accedió a esperar todo el tiempo que le fuera posible. Los Beatles y su personal salieron corriendo del hotel, sin escolta policial, llegaron al aeropuerto, que ahora estaba copado por militares de la guardia de Marcos. Mientras todo el séquito corría para ver dónde estaba el avión de KLM, los guardias comenzaron a pegarles puñetazos y patadas. Les exigían ver los pasaportes, pero ellos sólo corrían como locos y cuando llegaron al avión, antes de subir, Brian fue golpeado y tirado al suelo y Ringo recibió un golpe tan fuerte en la espalda que perdió su valija de mano.
»Lograron subir al avión, pero los pasajeros los miraban coléricos porque el avión no partía. Se juntaron todos en primera clase, se hundieron en sus asientos mientras Brian colapsaba, llorando y gritando: “¡Cómo pude dejar que les pasara esto a mis chicos!” “¡Nunca me lo perdonaré!”. Tan mal se puso que comenzó a vomitar y tuvo una fiebre altísima. En la pista del aeropuerto se podía ver a una multitud enfurecida gritando en contra de los Beatles. Se dice que después de esto, cada vez que los chicos salían de gira, Brian los aseguraba en un millón de dólares a cada uno.
»En 1966 John dijo formalmente que no habría más giras. Brian creyó morir, porque no sabía que sería de su vida. No le quedó más remedio que aceptar la decisión de los chicos, que a partir de ese momento sólo grabarían en estudio. Además, para el mánager, los shows eran fantásticos, se situaba en un extremo del escenario y, mientras mascaba chicle, miraba la locura que generaban sus chicos y eso lo embriagaba de emoción. Pero eso se terminaría, algo terrible para él, por lo que se encerró en su mansión de Londres, hasta ser encontrado muerto en su dormitorio el 27 de agosto de 1967, según se dijo por una ingesta de pastillas para dormir. No quisieron decir que había sido un suicidio, pero lo fue.
»Lo increíble fue que todos pensaron que, al no estar Brian, Los Beatles ya no serían tan famosos, pero el 1 de junio de 1967 salió a la venta nada más ni nada menos que su gran obra de arte: “Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band”, disco que revolucionó el ambiente musical y los hizo más famosos aún, si es que esto era posible.
—Qué impresionante, abuela.
—Sí fue algo increíble, pero el disco lo merece, es fantástico como bien sabes, lo hemos escuchado muchas veces. Bueno, hasta aquí llegamos, preciosa, ahora a dormir que estoy muy cansada y ya es tarde.
Michelle se levantó y me abrazó muy fuerte, en tanto me agradecía los cuentos tan interesantes que le había hecho. La hice acostar, la arropé, le di un beso y me fui a mi dormitorio. El domingo fue un día muy tranquilo y familiar, mi nieta nos contó muchas anécdotas de la secundaria, mi hija habló sobre su trabajo en el despacho de los contadores y mi yerno, nos deleitó con sus cuentos sobre los clientes en el banco donde trabajaba.
Llegada la tarde, acomodaron sus cosas en el auto y después de muchos abrazos y besos se fueron.

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Mi salud empeoró mucho desde esta última visita y debieron hospitalizarme. Mi hermana Martha, que vivía cerca de mi casa, fue quien se ocupó de todo. Al día siguiente, llegaron mis tres amores. Michelle llegó primero y me abrazó entre los cables a los que me tenían conectada, enseguida llegaron Anna y James.
Me hacía muy feliz verlos. Michelle, que no podía callarse, me preguntó:
—Abuela, ¿cuándo volverás a tu casa?
—Cuando los doctores me dejen, cariño.
— ¿Hay alguna anécdota tuya de cuando ibas al Cavern para verlos, que no me contaste?
—No, querida. Te conté todo, yo era una chica de 16 años en 1962 muy seria. No era de las que chillaba al verlos, sólo me limitaba a disfrutar de su música, aplaudirlos y después irme a casa.
—O sea, que no tienes ninguna anécdota con ellos— sonrió Michelle mientras me guiñaba un ojo.
—Debes saber algo, querida: todas las mujeres que dejan de ser jovencitas, porque se casan y tienen hijos, llevan una cajita en el corazón donde guardan las emociones más hermosas que han vivido, esas que no se pueden compartir. Una vez guardadas, la cajita se cierra y la llave se entrega a la estrella más luminosa del cielo, para que al mirarla recuerden lo que sintieron alguna vez.

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Días después, Michelle escribió en su diario, mientras las lágrimas caían sobre las hojas:
“Mi abuela murió ayer en la tarde, estoy muy triste, la voy a extrañar tanto… Era mucho más que una amiga para mí”.

Después del entierro fuimos a su casa a organizar sus cosas. Cuando terminamos de ordenar el que era mi dormitorio, le dije a mi madre que quería llevarme la caja de los recuerdos. Ella estuvo de acuerdo, tomó unas cajas y bajó a guardarlas. En tanto yo abrí la caja y miré dentro, había tanta cosa. Comencé a mirar algunas que no conocía y de pronto toqué algo que salía de la parte de abajo. En un doble fondo había una pequeña cajita cerrada con llave. Me quedé muy sorprendida y recordé sus últimas palabras. Busqué la llave en todos los cajones y no la encontré.
Me senté en el suelo para inspeccionarla. Había sido dorada pero estaba oxidada por el paso del tiempo, la sacudí y noté que tenía algo dentro. Fui a su dormitorio, mi madre estaba sacando las últimas cajas, las abrí. Una estaba llena de libros, otra de adornos, finalmente abrí una pequeña que contenía joyas y un libro diminuto. Lo tomé y al darlo vuelta observé una estrella en la tapa. Lo abrí y descubrí una llave muy pequeña pegada en la portada trasera. Salí corriendo y abrí la caja. Había varios sobres doblados que contenían cartas. Tomé uno y lo abrí. Encontré una carta escrita con tinta azul y decidí leerla:

Liverpool, diciembre 6 de 1962.
Encantadora Rita:
Ayer fue un día muy especial para mí. Tenerte enfrente cuando aceptaste cenar conmigo fue maravilloso. Eres hermosa, por dentro y por fuera. Me encanta que me cuentes historias de tu niñez junto a tus padres y hermanos. Tienes un don muy especial para narrar las anécdotas de tu vida. Adoro escucharlas. Quiero que sepas que cada día me gustas más y quisiera que llegáramos a algo más que una linda amistad como la que tenemos ahora. Tu carta me emocionó mucho, escribes muy bien. No sé cómo trabajas para el Municipio, multando autos mal estacionados, con lo hermosa e inteligente que eres podrías tener un trabajo de secretaria en un despacho.
Por favor, escríbeme y dime si tengo otra oportunidad de tenerte frente a mí, viéndome con esos ojos azules como el mar, dejándome acariciar tus bucles dorados como el sol y pudiendo besar tus labios rosa que me enamoran.
Tuyo,
P.R.

La volví a leer. Mi abuela me había contado que conoció a mi abuelo en marzo de 1964. ¿De quién era esa carta? ¿Sería uno de los secretos que ella guardaba y jamás me contó? ¿Y quién era P.R.?
Abrí otro sobre, una carta con la misma letra azul.

Liverpool, mayo 14 de 1963.
Encantadora Rita:
No pude contestarte antes porque estuve en Londres y después me fui de viaje, recién llego y me encuentro con tu carta. Me ha dolido mucho lo que me dices, entiendo que digas que mi vida es muy complicada para ti. De hecho lo es hasta para mí, además hay muchos proyectos por delante. Pero quería que fueras parte de mi vida y no pensé en que pudiera perderte. No podré olvidar nunca el día que nos abrazamos y nos besamos, ese día que nos dijimos que nos amábamos. Te sigo amando pero está claro que ya no correspondes a mi amor, soy una persona muy enredada con todo lo que está pasando. En realidad no sabía que mi vida se volvería una locura como la que estoy viviendo. Debo volver a Londres el sábado y esta vez no sé cuándo volveré. Nunca en mi vida te olvidaré, Rita, eres la chica más maravillosa que he conocido. No creo que pueda conocer a alguien tan dulce y encantadora como tú. Permanecerás en mi corazón mientras viva.
Con todo mi amor,
Tuyo,
P.R.

Cerré el sobre y me quedé mirando sin ver, esas iniciales no eran las de mi abuelo. Además, él no viajaba a Londres, su trabajo estaba en Liverpool. Nada cuadraba entre lo que decía la carta y mi abuelo. ¿Una vida enredada, de locura? No, ese no era mi abuelo. ¿A quién corresponderían esas iniciales?
La respuesta debía estar en la caja de los recuerdos. Comencé a buscar sin saber bien por dónde, pues la caja tenía miles de recortes de diarios, revistas, fotos, era algo impresionante. Leer todo sería imposible, aunque estaba decidida a desentrañar ese misterio. Cuando estaba en plena tarea, sentada en el suelo con muchísimos papeles a mi alrededor, entró mi madre. Se quedó parada en la puerta mirando el desorden. Me preguntó qué hacía, le conté y mostré las dos cartas.
—No puedo creer que no sepas nada, mamá.
—No, sobre esa época no. Sé que iba al Cavern todos los días y me habló de un novio que tuvo allí, pero que no pudo ser porque el chico tenía un trabajo muy complicado que lo hacía viajar mucho.
—Sí, debe ser el de las cartas, ¿pero nunca te dijo quién era?
—No, estoy pensando quién podría ser P.R.
— ¡¿No tienes ni idea?!
—Lo único que tu abuela me contó, fue que el chico en cuestión cambiaba su apellido en sus asuntos privados para que no supieran que era él, porque al parecer era alguien bastante conocido.
— ¡Pero dime quién era, por favor!
— ¡No lo sé! Me dijo que el apellido que solía usar era… Ramon, pero no me dijo de quién se trataba.
— ¡Mamá, haz memoria!
— Una vez leí en una revista sobre alguien famoso que en los hoteles cambiaba su apellido por Ramon…
— ¡¿Quién era, mamá?!
— ¡Oh! ¡No puede ser, por Dios, quién iba a imaginarlo! ¡¡Paul Ramon era Paul McCartney!!

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Enlace

[Raúl Conesa]

Este relato me suena a cierta forera uruguaya que se pone actrices rubias como avatar... No sé, los aires le Pegan.

[Mario Cavara]

Precioso relato. Me ha parecido una historia muy bonita y contada con emotiva sencillez. Los diálogos son muy creíbles, fluyen bien, sin chirriar para nada.

Quizá el texto en sí adolezca de falta de calidad literaria, en cuanto a que se echan de menos metáforas, comparaciones y otras figuras retóricas; pero confieso que su lectura se me ha hecho muy grata. De los que llevo leídos es incluso el que más me ha emocionado y llegado al corazón, tal vez precisamente por su manifiesta sencillez. Una bella historia, sin duda alguna. Felicidades a su autor

[Jarg]

Creo que por fin voy a acertar una de las filas de la Loca Excel cuando empecemos a rellenarla

Es un relato sencillo, pero no le falta de nada: tiene la historia de fondo de la abuela y la nieta, tiene anécdotas poco conocidas de los Beatles y tiene el elemento "¿quién iba a imaginarlo?" del final. Aunque no entiendo que a la abuela le pareciera demasiado fuerte la anécdota de Brian Epstein cuando ella misma tenía una historia más que jugosa en su haber

Otra cosa que me ha gustado son las referencias a canciones de los Beatles. He pillado unas pocas (como Michelle o When I'm 64, además de Lovely Rita), pero seguro que hay muchas más. En fin, un relato agradable y bien escrito, con diálogos fluidos y personajes bien construidos. Estoy seguro de que el autor ha disfrutado escribiéndolo... Aunque algo me dice que es autora

[Megan]

Autor/a, me gustó tu relato.
Una abuela que vivió la beatlemanía y además fue novia de Paul, es algo que me hace morir de envidia.
Me gustaron mucho las dos anécdotas que le contó a la nieta y las cartas que Paul le escribió, muy dulces como él.
La canción del título es preciosa, me encanta, además es del St. Pepper, así que ha hecho historia como una genialidad de los chicos.
Me hubiera gustado primero estar en el lugar de la abuela y segundo ser su nieta para que me contara además de las anécdotas, lo que vivió siendo novia de Paul.
Muy lindo relato, no muy poético, salvo las cartas de Paul, pero igual me parece que te inspiraste muy bien, además de documentarte mucho.

Mucha suerte y muchísimas gracias por compartirlo

[kassiopea]

Este relato me ha emocionado mucho. Se nota que está escrito con el corazón y llega directamente al corazón del lector. Creo que una gran parte de la fuerza del relato está en los personajes de Rita y Michelle, abuela y nieta, beatlemaníacas hasta la médula. Ambos personajes son muy cercanos, me parece un gran logro haber conseguido que sean tan creíbles. Rita podría ser la abuela de cualquiera de nosotros, enseguida empatizas con ella, y Michelle es un encanto.

Me ha dado mucha pena que Rita muriera. El giro final está muy bien, aunque debo decir que he visto venir que el autor de las cartas era Paul McCartney. No obstante, eso no le ha restado emoción. He estado deseando que ese amor secreto fuera Paul y cuando el hecho se ha confirmado más me ha emocionado

Felicidades al autor por esta historia tan preciosa!!

[rubisco]

Este relato está escrito de forma muy inteligente. El desarrollo en sí es simple, pero está desarrollado con anécdotas y datos tan profusos y bien colocados que ayudan a que el argumento gane mucho peso hasta aparentar un desarrollo complejo.

Que Lovely Rita era la abuela ya me lo veía venir, pero admiro la forma en que has ido guardando la sorpresa hasta descubrirla al final.

Coincido con Mario: el texto es sencillo y eso lo enriquece (la historia no necesita adornos que a otros textos les van muy bien) y los diálogos son muy creíbles.

Ah, y gracias por nombrar a mi isla. Precisamente esta tarde estuve paseando en la ciudad en la que Paul, George y Ringo descansaban mientras John estaba en su luna de miel en Torremolinos .

[Mister_Sogad]

Autor/a, qué entretenido tu relato! Me gusta la idea, aunque me ha dejado la sensación de que el texto estaba dividido en dos partes que no lograban fusionarse del todo. Creo que todo lo que has expuesto es interesante y me ha mantenido pegado a la lectura, el caso es que lo que me venía a la mente con la parte de las anécdotas era como un documental, narrado de modo ameno pero algo desligado de lo que a mí me hubiera gustado encontrar en un relato, ¿cómo explicarlo? Tal vez he echado en falta más inversión en sentimientos o en juego entre abuela y nieta, ojo, creo que esto lo has intentado y por el lado de los personajes no tengo nada que objetar, pienso que con poca inversión has logrado darles personalidad y eso es un buen trabajo. Puede que el problema sea mío, y debiera haberlo visto más como batallitas de abuela a nieta, pero mi impresión ha sido más de desgranar o exponer información. Se me ocurre que esto podías haberlo solventado metiendo alguna vivencia de la abuela en plan inmersivo (que hiciera que empatizara con la abuela y visualizase sus aventuras).

La otra parte, el inicio y el final de tu escrito, sí la he percibido como un relato como los que esperaba. Me ha gustado imaginar a la familia, a esa abuela y su casa que me han parecían poco inglesas (que le da cierta personalidad) y, sobre todo, la inclusión del misterio de las cartas con su desenlace. De hecho me hubiera gustado que esta última parte tuviera un mayor peso o extensión en tu historia.

Pero claro, esto quizá sea una visión personal mía que cambie tras siguientes lecturas. Pues pienso que si cambias la parte informativa tal vez se perdería la intención de tu relato, y eso puede no ser positivo. Así que ya volveré por aquí tras otra lectura.

Mucha suerte en el concurso.

[Iliria]

Este relato me suena a cierta forera uruguaya que se pone actrices rubias como avatar... No sé, los aires le Pegan.

Hemos pensado lo mismo

Una bonita historia, contada con mucha ternura y delicadeza, con esa abuela que conoce tantas anécdotas y que además atesora cartas y ese secretito con Paul...
Creo que vas a cosechar muchos puntitos, compi

Gracias por participar, y suerte

[Isma]

Ah, pues está chulo. Has aprovechado a la abuela para contar un par de anécdotas de los muchachotes esos y luego has enlazado a la nieta para que investigara y descubriera el idilio. Me parece una buena estructura y la narración, como han comentado otros, es suave y pausada, aun así cargada de pasión. Eso se transmite muy bien y para mi es uno de los misterios de la escritura, cómo los temas que emocionan al autor se transmiten casi sin querer al lector.

Hubiera estado bien que las anécdotas de la abuela enlazaran de algún modo con su secreto, es decir, que las cartas se refirieran a alguno de esos momentos. Pero vamos, que está bien y muy cuidado.

[Ratpenat]

Interesante relato. La forma en que ha estado escrito no me termina de entusiasmar, pero el relato en sí está muy bien y se nota el trabajo detrás, cosa que es de agradecer. Gracias

[Tolomew Dewhust]

He dejado el de Megan para el final...

[Tolomew Dewhust]

[Tolomew Dewhust]

, aquí otro que ha disfrutado de la lectura. Por un lado, las dos anécdotas de los chavales, realmente interesantes. Por otro, el secretito de la abuela Rita sobre su relación con Paul.

Al hilo de lo que dice Isma, pienso también que no has ligado del todo el relato, de modo que anécdotas y ficción se no se entremezclan como debieran y el resultado es como el de un puzle a medio acabar.

Me ha gustado mucho la introducción, está bien resuelta la presentación de personajes compaginando narración y diálogos fresquitos.

Aquí te borro una parrafada que no viene a cuento y que, si quieres, hablamos después del concurso. Nada importante, detallitos que aligeran el texto y creo que lo enriquecen: p.ej. cuando dices que quieres a tu nieta -detalle innecesario pues con la reacción de la abuela al verla ya sabemos que se alegra y la quiere- y que a sus padres los quieres como si fueran tus hijos -la madre de tu nieta sin duda es hija tuya, así que esa frase es también mejorable o suprimible, -. Cositas así...

Las anécdotas son interesantes y, más que contar una y luego otra en medio de la historia, podrías, no sé, se me ocurre ahora haber introducido la segunda de ellas, la del viaje a Filipinas, durante la cena de la familia, y no narrándola de seguido sino intercalándola con conversaciones más banales... mientras pregunta si les gusta la comida o cómo le va a la niña en el cole...

Sería más complicado pero el resultado quedaría más natural.

Y luego sí, luego meter la escena de abuela y nieta en el dormitorio y contar la del manager, de un modo más íntimo.

En resumen, un relato con varias historias entretenidas, bien escrito, que, con menos migrañas en la cabeza y más tiempo hubiera quedado aún más redondo.

[Mister_Sogad]

Dentro del submarino amarillo pilotado por un tigre verde:

<<El Tigre se encontraba de nuevo solo frente al corcho de las fotografías, en esta ocasión se rascaba la cabeza con aire indeciso, aunque en el fondo se sentía satisfecho de la solución encontrada.

La nueva fotografía eran en realidad un conjunto de instantáneas, ahí se podía ver una tira de esas típicas de los fotomatones donde salían una mujer mayor y su nieta muy risueñas, allá una foto de aire antiguo de una chica en un concierto de Los Beatles y, por último, una polaroid de una caja abierta llena de cosas.

—Cabe tanto en una vida... Aquí uno puede conocer muchas cosas pero guardarse las más queridas para sí.>>