Bueno, bueno, toca "making of", que sé que a Tolo le gustan mucho.
Como ya he dejado caer un par de veces, la génesis del relato fue una pesadilla que tuve hace muchos años. El segundo factor de mayor importancia es un viejo juego flash llamado "One chance" ("Una oportunidad"), el cual jugué incluso antes.
Primero el por qué del juego, y después os relato la pesadilla.
One chance me impactó bastante en su momento (sobretodo para un juego flash), y me inspiró para darle al relato la estructura separada por días. En ese juego eres un científico que ha creado un virus que debía curar el cáncer en todo el mundo, pero resulta que lo que hace es matar toda forma de vida celular en seis días. El juego te presenta cada día la oportunidad de trabajar en una cura o rendirte e intentar disfrutar con la familia, poniéndole los cuernos a tu esposa o yendo al parque con tu hija. Cada día de camino al laboratorio ves cómo evoluciona la situación, que empieza con protestas en la calle y termina con todo cubierto de cadáveres a medida que la gente va muriendo por el virus y los demás científicos pierden la esperanza. Al final,
si trabajas todos los días consigues hacer una cura, pero ya sólo quedáis vivos tú y tu hija. La secuencia final con los dos sentados en un banco del parque me pareció preciosa dentro de la tragedia de saber que la humanidad no podrá recuperarse, y que la hija será la última persona viva en la Tierra. |
Ahora, sobre la pesadilla. Os la cuento a modo de relato, para que sea más entretenida.
Caminaba yo de vuelta a casa, cuando caí en la cuenta de que no había nadie más en la calle. Hasta ahí nada raro, pensaba, ya que no es una calle muy transitada. Entré al edificio y subí por el ascensor. Al entrar en mi casa, oí la tele en el salón. Entré y vi a mi madre mirando por la ventana, una ventana enorme que ocupa la mitad superior de la pared del fondo. En el noticiario de la tele hablaban de algo que al parecer era de conocimiento general, y que sucedería dentro de poco, pero no entraban en detalles. Dije hola a mi madre, pero ella siguió mirando en silencio por la ventana. Me acerqué y toqué su hombro. Pregunté qué pasaba. Mi madre señaló al cielo, seguí su dedo con la mirada. Una bola de luz cayó a unos cientos de metros frente al edificio, y en un instante quedé desintegrado, despertándome con una taquicardia de tres pares de narices.
Y hasta ahí la inspiración. Ahora el proceso.
La estructura de los días no es sólo conveniente, también es una representación superficial del modelo de las siete fases del duelo (aplicadas a Roberto o a la sociedad en general, según el caso):
-Lunes/negación: “seguro que es un error”.
-Martes/confusión: teorías conspiratorias.
-Miércoles/ira: disturbios y asesinatos.
-Jueves/dolor y culpa: Roberto se niega a ver su propia culpa y la proyecta en Teresa.
-Viernes/tristeza: reflexiona y se da cuenta de que fue él el que echó a perder su matrimonio, dejándole por los suelos.
-Sábado/aceptación: internaliza su culpa, y queriendo dejar el mundo en paz la llamada de Tere le da esperanzas.
-Domingo/restablecimiento (negado): portazo en las narices al descubrir que Teresa había puesto fin a su vida y a la de Paula antes de llamar a Roberto el día anterior. Lo que debería haber sido restablecimiento se convierte en dolor (que se negó a sentir el jueves) y después en resignación.
En cuanto al género de terror, es un sí o un no, según se mire. Era consciente de ello mientras lo escribía, y por eso me aseguré de establecerlo de una forma relativamente explícita al final. Me lo planteé como terror cósmico, sólo que en vez de seres de poder incalculable que podrían destruir a la humanidad sin pestañear, coloqué a una roca inanimada en la misma posición. Me parece algo poético, que el asteroide existiera y estuviera de camino a la Tierra incluso antes de que apareciera la humanidad. Esa sensación de pequeñez, de que no importamos lo más mínimo y que todo podría terminar en cualquier momento, para mí es auténtico terror.
En relación a la edad del autor, sobre si soy joven o viejo, todos tenéis razón a vuestro modo. Sólo tengo 29 años, pero he tenido espíritu de viejo desde pequeño. Y sí, le tengo cierta tirria a los chavales de hoy en día. ¡Ah, y el "correr" en vez de "corred" fue totalmente intencionado! Lo dice un chaval, osea un idiota que no sabe usar el imperativo. Me tocó la fibra ver que algunos lo mencionabais
. Quería gritarlo a los cuatro vientos o explicarlo al estilo de "bueno, me imagino que el autor pensó que sería apropiado", pero deduje que eso me dejaría en evidencia.
Dicho todo esto, estoy encantado de ganar por primera vez un concurso del foro (doble victoria en realidad, ya que me he llevado el de avatares también). Me aseguraré de mencionarlo en cualquier presentación que envíe a editoriales para sugerirles amigablemente que publiquen mis novelas.