CP XVII - Las cremalleras no son de fiar -Jarg (2º Jur)(1º Pop)

[lucia]

Al doblar un lado sobre el otro, la maleta emite un quejido sordo. Está tan abarrotada que es imposible cerrarla. Ella contiene un gruñido de frustración y se apoya sobre la parte de arriba, intentando, con su peso, acercar las dos orillas de la cremallera, pero no lo consigue. Desde el interior, oigo cómo se comprimen camisetas, blusas, pantalones, sujetadores, el secador de viaje y esos dos libros que abultan tanto pero que le son imprescindibles.

Podría dejarle mi maleta marrón, es más grande y le permitirá guardar más cosas. Pero no voy a dársela, me recuerdo a mí misma, de ninguna manera. Ya se lleva suficiente como para encima regalarle también la maleta buena. En su empeño por cerrar la suya, ha llegado a sentarse encima, logrando que la cremallera ceda un poco, pero no es suficiente. Por un brevísimo instante me mira, casi suplicante, pero yo contengo cualquier impulso de ayudar. Si quiere hacer esto, que lo haga sola.

La niña irrumpe en la habitación con sus gritos y juegos, nos cuenta que está montando a caballo. Le digo que se vaya a jugar a su cuarto y que no moleste, que pronto será la hora de cenar. Ella obedece con docilidad y regresa a su habitación con el mismo trote con el que había entrado. Mi hija no dice nada, aunque sé lo que piensa. Cree que soy demasiado severa con la nena, que no me comporto como una abuela, pero no me importa. Alguien tiene que educarla. Además, los niños no entienden de títulos ni parentescos, lo único que saben es quién les quiere, y el cariño no le va a faltar. Al menos por mi parte, me digo en silencio.

Tras soltar un leve suspiro, ella abre la maleta de nuevo y revuelve su contenido. Saca un par de camisetas viejas y las deja sobre la cama. Pese a lo desgastadas que están, recuerdo perfectamente cómo eran cuando se las compró. Habrán pasado más de diez años, puede que quince. Quién me iba a decir todo lo que vendría después. Si hubiera sabido…

Una vez sacadas las camisetas, se reanuda el forcejeo con el inanimado bulto, esta vez con más trazas de acabar con éxito. Intento permanecer impasible, me lo he prometido, pero es difícil. ¿Se puede querer y odiar tanto al mismo tiempo? Recuerdo sus palabras, pero no las comprendo. «Es lo mejor», me ha estado diciendo, «Sobre todo para la nena. No puedo ser la madre que necesita, no puedo, por mucho que quiera». Qué bobada, pienso. Una madre es una madre y lo será siempre, desde el momento en que ha parido. En mis tiempos no teníamos esas contemplaciones; algunas dejaban a sus maridos, a su familia incluso, pero nunca a un hijo.

Desde el otro lado del pasillo nos llega la voz de la pequeña. Está cantando, inmersa en uno de sus juegos. ¿Se acordará de este día con el pasar de los años? Espero que no, aunque sé que ella deseará recordarlo. Acudirá a mí, me preguntará, pedirá con insistencia todo detalle, y yo me negaré a hablar. ¿Qué le tendría que decir? La crudeza de la verdad solo le haría daño, y la mentira no sería más que un opiáceo para su alma. Y de esos ya hemos tenido bastantes en esta casa.

Finalmente, la cremallera se rinde, cerrándose en un crujido casi impetuoso, y yo maldigo para mis adentros. Las cremalleras no son de fiar, no entienden de familias. Mi hija se queda unos instantes sobre la maleta, quieta, pensativa. Este sería el momento de decir algo, pero mis labios permanecen inmóviles por el rencor. Rencor por abandonar a su hija, pero más aún por abandonarme a mí. Por convertirme en cómplice. Una hija no se aleja de una madre, no mientras esta tenga sangre en las venas. ¿Acaso las raíces se pueden separar de la tierra? Y entonces, ¿por qué no hago nada? ¿Por qué no me abalanzo sobre la desgastada maleta y la abro, rompiendo la odiosa cremallera para que no vuelva a cerrarse jamás? ¿Por qué me pesan los años justo en este momento, cuando mi hija necesita que destroce su equipaje?

Coge la maleta y sale al pasillo. Por un momento, parece querer dirigirse a la habitación de la pequeña, pero se lo prohíbo con la mirada. Suspira con resignación. Como a mí, ya no le quedan fuerzas para pelear. En silencio, recorremos los pocos pasos que nos separan de la puerta de la entrada. Ella sale al rellano y llama al ascensor, yo me quedo en el umbral. Durante lo que parece una eternidad, el viejo mecanismo de cables y poleas del aparato es lo único que rompe el silencio. Me doy cuenta de que recordaré este momento hasta el día de mi muerte, que me torturaré una y otra vez con todo lo que pude haber dicho, pero aun así siento que me he quedado sin habla. Al detenerse el ascensor, ella abre la pesada puerta metálica. Antes de entrar, me mira con timidez:

—Esto no es definitivo. De verdad que voy a volver.
—Ya lo sé.

Ninguna de las dos se cree esa mentira, pero, por algún motivo, había que decirla. Con gesto de resignación, entra en el ascensor.

—Lleva cuidado —musito, pero mi voz queda ahogada por la pesada puerta que se cierra.

[Iliria]

Tiene mucho mérito condensar emociones tan intensas en un texto tan breve. Además cuentas justo lo que querías contar, bien narrado y sin más adornos que los precisos. Buen trabajo, autor/a
Me da que la hija volverá, no sé por qué...

Gracias por participar, y suerte

[Gavalia]

La maleta parece personaliza los demonios de los personajes y me parece bien traida la idea al ser un cuento tan corto. No por corto escaso, pues creo que no necesita más para describir lo que quiere contar. No va más allá y sin embargo, te obliga a preguntarte más de lo que pensabas.
Un saludo y suerte.

[Yayonuevededos]

Un buen relato, bien llevado y con ritmo.
Hay un momento en que el punto de vista da un patinazo, pero no es importante.
Una lectura agradable.

Saludos,
Marcelo

[Jaime M.]

Muy buen relato. Increíblemente sugerente: es fácil continuarlo en nuestra propia imaginación con los detalles que tenemos de esa dura narradora, esa hija drogadicta que se sacrifica por amor a su niña, esa niña que crecerá sin madre y con una abuela que le dará demasiadas pocas respuestas...

Muy bien narrado, con un excelente uso de sonidos y metáforas ("la maleta emite un quejido sordo", "mi voz queda ahogada por la pesada puerta que se cierra"). Me parece un relato sobresaliente.

Para mí solo hay un pequeño detalle que me distrajo un poco: "Desde el interior, oigo cómo se comprimen..." Por un momento pensé que el narrador escucha desde el interior de la maleta, como un recurso de realismo mágico o algo así. Tardé unos segundos en darme cuenta de a qué te referías. Yo diría algo como: "Oigo cómo en el interior se comprimen camisetas..." No sé si a otros lectores les pasará lo mismo.

Por lo demás, chapeau. ¡Suerte y un saludo!

[Raúl Conesa]

Salvo que la temática del concurso lo impida, parece que siempre hay al menos un relato sobre la drogadicción en todas las ediciones.

El relato está bastante denso y concentrado, contándonos sólo lo esencial para que entendamos por qué se marcha esta mujer y la impotencia de su madre. Aprecio que los diálogos sean escasos y minimalistas, ya que encajan perfectamente con el tono de la escena. Es la típica situación en la que todos saben lo que hay y por tanto no hace falta decir mucho.

Creo que estará alto en mi podio.

[Jaillet]

Muy bien concentrado todo. El momento crucial (el de la marcha) ralentizado en el cierre de una maleta nos deja pensar en el pasado, en cómo se ha llegado a esa situación, y en el futuro: cómo crecerá esa niña, cómo vivirá la abuela. Cuenta mucho en muy poco y contiene mucha emoción.

[Tolomew Dewhust]

Otro más al que te llevas de calle, ; el relato es muy bueno.

Por gustos personales hubiera contado la misma historia en tercera persona y metiéndole realismo mágico para distraer al lector con juegos malabares y en el último párrafo meterle la estocada; sin embargo, esta versión tuya también hace daño, así que bien hecho.

El título no me gusta nada, jaja, por sacarte algún "pero"; todo lo demás sí. ¿Te busco un gif o no pegan demasiado con esta historia?

[Tolomew Dewhust]

Esto es lo que ve la hija drogadicta cuando se mira en el espejo:



Y esta es la realidad:

[Estrella de mar]

#Este comentario es de Hope Grace#

Es una historia dura contada con mucha precisión. Sobrecoge esa despedida. Un momento tan traumático y actúan las dos como si se fuera de fin de semana. Vaya tela. Se te queda un mal cuerpo, que pa qué. El título me gusta, pero no acabo de verlo para una historia con tanta carga emocional como esta. Manías de adivinas creadas por autores especialitos.

Tengo que decirte que por varias movidillas que me han pasado estoy encerrada en un sitio por una puñaladita de nada. La cuestión es que en este sitio donde estoy ahora mismo no tengo tarot, ni bola de cristal, ni varillas, ni posos, ni twister. He pedido unas varillas pero se me han reído en la cara. Lo que nos salva es que tengo un cristal de cuarzo biterminado en mi bolsillo. Le he preguntado por tu criatura y me ha dicho que hay muchas probabilidades de que gustes a borbotones, porque tu prosa lo vale y la historia estremece, pero también hay otras tantas de que te quedes rozando la gloria porque la competencia viene fuertecita. Disculpa si la respuesta del cuarzo no es muy precisa, es que aquí donde estoy hay una mierda de cobertura energética.

[Megan]

Cuando leí el título esperaba reírme un rato, autora/autor, pero me trajiste un drama tremendo. Muy bien contado, con tres protagonistas muy especiales, como son las madres, las hijas y sus relaciones. Nunca es fácil para nadie resolver este tipo de problemas, las intimidades de los hogares son un mundo, y en el que vos creaste se hace muy dura la realidad. Está muy bien escrito, me duele ver a esa abuela/madre que tiene que afrontar que su hija deje a la pequeña nieta. Es una maleta muy pesada la que se lleva esa chica, tan pesada que no sé si podrá con ella, y ahí encontré tu título: es tan pesada que no puede ni cerrarla. Debe sacar cosas para cerrarla, pero igual la carga es tremenda, esas cosas que sacó van a estar en ella, no importa adonde vaya. Por otro lado deja lo que debería ser más importante para su vida: su madre y su hija, no piensa qué será de ellas, porque además de lo pesada de la maleta, tendrá que lidiar con eso. Yo digo lo mismo que la poetisa querida, creo que va a volver.

Gracias por compartirlo y suerte en el concurso, .

[raumat]

Un relato cargado de dramatismo.
Y creíble. Por desgracia, una historia creíble.
Y buena prosa, muy bien narrado. El autor/a consigue emocionarnos con esa forma tan especial que ha tenido de contarnos la escena.

La madre dice que volverá… “Ninguna de las dos se cree esa mentira…” Joer, qué duro, ¿verdad?... Bueno, la vida da tantas vueltas, que mejor no perder la esperanza de que algún día vuelva curada.

Me ha gustado. Buen trabajo.
Gracias por compartirlo y suerte en el concurso.

[Jarg]

Un relato tan duro como breve, es casi un espresso de emociones, recuerdos y rencor, lo que le da un puntito amargo. La narradora está bien caracterizada, bastan pocas frases para mostrar su punto de vista. Cuántas veces queremos decir algo pero nos lo callamos, quién sabe por qué motivo.

Me gusta el título y también el hecho de que tiene contenido a pesar de su brevedad. Lo único (perdona si me pongo puntilloso, autor/a), es que me da la impresión de que le falta algo a la historia. Está todo bien descrito y es realista (quizás demasiado), pero el argumento necesita algo más para que sea inolvidable. Todo esto es muy subjetivo, así que no me hagas mucho caso.

Gracias por compartirlo y buena suerte

[prófugo]

Relato muy bien escrito...lleno de emociones fuertes.

Malditas adicciones que llevan, muchas veces, a romper familias.

Me ha gustado como, de alguna manera, has concentrado el relato y sus emociones en la maleta y su cremallera.

No sé qué más decir...solo que me ha llegado y eso siempre se valora positivamente

[Isma]

Me ha gustado. Tan solo me ha descuadrado el inicio. Creo que es lo mismo que comentan Marcelo y Jaime más arriba. No se sabe quién es el narrador y las primeras frases confunden. Después, todo queda claro. Me gusta que no se explicite la razón por la que la madre deja a las dos: realmente, no importa. El relato no trata sobre eso.

Así que buena elección de punto de vista y buen desarrollo, centrado en su tema, sugerente. Enhorabuena.