HC - Manzanas podridas - Ginebra (2º Pop)

Relatos que optan al premio popular del concurso.

Moderadores: kassiopea, noramu

Avatar de Usuario
lucia
Cruela de vil
Mensajes: 84511
Registrado: 26 Dic 2003 18:50

HC - Manzanas podridas - Ginebra (2º Pop)

Mensaje por lucia »

Nunca he sido buena con los acertijos, pero soy muy supersticiosa. No a la manera habitual, me encantan los gatos, sobre todo los negros, paso debajo de las escaleras y si se me cae la sal, la recojo; si no está la señorita Jones cerca la devuelvo a su sitio sin remordimientos. Lo soy porque creo en todo tipo de señales, que yo interpreto según las circunstancias y lo que me barrunte por la cabeza en esos momentos. Me ha ido bastante bien hasta ahora, por eso creo que sé quién lo hizo. Debería decírselo al inspector.


La familia Brownbear vivía en Londres, pero solían pasar mucho tiempo en esta casa, la más bella del condado y la que le proporciona unos buenos estipendios. La formaban el señor Edward, su esposa, la señora Eleonor y la señora Matilda, madre de Eleonor. El cumplimiento de las rutinas y los horarios eran el pilar sobre el que se asentaba el buen funcionamiento de una familia como aquella, fiel a las tradiciones, a la corona y al buen Dios. El señor, que en su gloria esté, nos sermoneaba a menudo sobre todo eso. A la señora Williams se le ponía la misma cara que en la iglesia, yo creo que amaba más al señor que a su propio marido, pero eso hasta yo lo entiendo, pobre señor Williams.


El servicio despertaba a las cinco y el señor también, el resto más tarde. Después de desayunar el señor se encerraba en su despacho y no salía hasta la hora del almuerzo, pero a las once, la Sra. Williams le subía un refrigerio. El 20 de septiembre, a su hora habitual, le servimos su café, dos huevos al punto y pan de centeno tostado. Era toda una rareza, eso de tomar café, pero el señor era muy viajado y desde su estancia en España no tomaba otra cosa. Su esposa, la señora Eleonor, era incapaz de acostumbrarse al intenso aroma, por lo que teníamos que abrir puertas y ventanas cuando lo preparábamos. La señora Matilda, en cambio, arrugaba su ilustre nariz cuando aparecía para controlar los menús del día, pero siempre se paraba junto a la cafetera y cerraba los ojos. Yo creo que le gustaba, pero jamás lo reconocería. Aquel día también lo hizo, lo recuerdo porque andaba con los cestos de manzanas, separando las que estaban mal y se paró a observarme. Debería haber sentido un escalofrío. En cambio, levanté la mirada y ella asintió, levemente, para luego alejarse tiesa como una escoba. Empecé a notar un leve temblor en mi ojo izquierdo. Pensé que no podía significar nada bueno.


El señor estaba de buen humor, algo inusual, todo hay que decirlo. Solía ser reservado, por no decir estirado, pero no seré yo quien juzgue a un muerto. Nos avisó de que le traerían un paquete, que se lo lleváramos enseguida. Yo intenté decirle que la tarde anterior había llegado algo y que la señora Matilda lo recogió, pero la mirada que me lanzó por interrumpirlo me dejó muda. En realidad no tendría que saberlo, ni siquiera tendría que estar allí, era mi día libre, pero mi amiga Clotilde se puso enferma y me quedé. Cuando bajaba a abrir vi como el cartero se lo entregaba a ella. Es curioso que ocurriera precisamente ese día, Clotilde nunca enferma. ¿Sería una señal de que se aburría conmigo? La última tarde que salimos me di cuenta de que disimulaba varios bostezos; o eso o no había dormido bien. Pensé en preguntárselo, pero con lo que pasó después me olvidé.


Subió a su despacho, su sancta santorum, se burlaba a sus espaldas el doctor. Sólo entraba la señorita Jones a limpiar una vez por semana. Siempre lo cerraba, incluso estando él, y yo siempre escuchaba el sonido: dos vueltas de llave y el tintineo del llavero, ese día también. El ritmo de la casa continuó con la misma cadencia cotidiana hasta las once en punto, cuando escuchamos el grito más agudo que he oído en mi vida y un estrépito de platos rotos. Por un momento todo quedó en suspensión, como si el tiempo hubiera decidido pararse para que pudiéramos reaccionar. Pero no lo hicimos, todo se precipitó, hasta el tic de mi ojo. Todavía no sé cómo llegó la Sra. Williams a la cocina vociferando como una posesa, de hecho, no entiendo como esa inmensa masa de carne compacta no se despeñó por las escaleras. Buscaba al doctor Carmichael, pariente lejano de la señora, que estaba pasando unos días con ellos. Eso decía él, yo creo que confundía días con años, pero no seré yo quien lo critique. Como no la entendíamos, subí corriendo y me encontré con la escena del crimen. Estaba deseando decir esta frase, pero no lo reconoceré, seguro que es pecado.


La señora Matilda estaba de pie, retorciéndose las manos presa de los nervios, aunque serena. No grité cuando vi al señor tendido en el suelo bajo un charco de sangre, me quedé helada; de la boca bajaba manso un reguero encarnado y tenía los ojos abiertos. Un abrecartas, el suyo, clavado en el corazón. Recuerdo que pensé que era un objeto muy peculiar para matar, y muy bonito además, el señor lo tenía en gran estima. El doctor no aparecía, así que la señora mandó a buscar a la policía e impuso orden en la casa. Por suerte, la señora Eleonor hacía una semana que estaba de médicos en Londres. Sólo nos quedamos arriba la señora, el doctor cuando apareció y yo, para atenderlos, aunque estaba tan nerviosa que tiré el té encima de los guantes de la señora, que los había dejado sobre la mesa. No me regañó tanto como merecía, hay que ver lo que hacen los nervios.


Mientras estuve allí, los ojos, incluso el izquierdo, que iba tomando carrerilla, se me iban al gran retrato familiar y me fijé en que tenía polvo, se lo tendría que decir a la señorita Jones antes de que la señora lo viera. Era bonito, aunque un poco austero para mí. Nos miraban impertérritos la señora Matilda, su marido y su hija Eleonor. Mi madre me contó que él murió joven. Era muy guapo, aunque la mano que posaba sobre el hombro de su esposa parecía una garra. Ellas estaban sentadas, una al lado de la otra, la mano de la madre sobre la de su hija en un silencioso gesto de protección, suave pero firme. La señora ya lucía esa pose altiva tan suya y esa mirada que te entra hasta las entrañas. Es curioso, hasta ese momento no me había dado cuenta de que estaba pintado en esa misma habitación. Estaba todo, los muebles, los adornos, las cortinas, hasta el dichoso abrecartas.


Por la tarde se llevaron el cadáver y al día siguiente amanecimos como cualquier otro. Las órdenes de la señora Matilde fueron tajantes, todo seguiría igual, aunque la policía volvió para los interrogatorios. Todos pasamos por el cedazo, hasta la señora. Tenían que hacerlo, lo repitieron muchas veces, esa frase se me quedó grabada y hasta la soñé. Creo que sé quién lo hizo. Afortunadamente, todos teníamos coartada, como dicen ellos.


La señora Williams, cuando pudo hilar alguna frase, nos contó que había llamado a la puerta, como cada día, pero sólo escuchó algunos ruidos raros, así que fue a buscar a la señora, que estaba en su cuarto descansando. Cuando acudió, molesta por la interrupción, también llamó. Dicen que escucharon pasos y algo así como lamentos. Estaba empujando la puerta, ya asustada, cuando ésta se abrió y apareció el señor tambaleante. La criada gritó, fue cuando el estrépito que nos dejó sin respiración. La señora Matilda acertó a sujetarlo y mandó, todos lo escuchamos, que viniera el doctor, mientras ella intentaba atenderlo. Cuando subí ya estaba muerto, ni la señora ni nadie hubiera podido hacer nada por él.


En cuanto al doctor Carmichael todavía estaba durmiendo, por eso no acudió enseguida, de hecho tuve que ir a buscarlo y ni aporreando la puerta se enteraba, así que tuve que entrar pese a lo indecoroso de la situación. La verdad es que me costó lo mío despertarlo. En aquel momento, recuerdo que el tembleque en mi ojo izquierdo amenazaba con desbocarse. Para colmo, vi como el viento se obstinaba una y otra vez a llenar de hojas la entrada principal de la casa, como si quisiera obsequiarnos con un regalo. Aquello era raro, el viento nunca soplaba de esa dirección, y menos en los albores del otoño.


La policía no encontró nada, aunque siguieron investigando durante un tiempo; al final, decidieron que había sido un suicidio. Yo pensé que era una extraña forma de quitarse la vida, complicada incluso, pero ellos sabrían. Al señor lo enterramos dos días después. Por todo lo alto, como es debido. Elegantes caballos negros condujeron el carruaje fúnebre al panteón familiar. Todo el pueblo, incluidas autoridades, fue a despedirlo. Fue muy solemne. Emotivo no. El señor no era buena persona.


El caso se cerró y el mundo continuó a lo suyo. La señora Eleonor, a pesar del duelo y la tristeza que a veces velaba sus hermosos ojos castaños, se rehízo enseguida. La señora Matilda continuó dando órdenes, pero suavizó levemente su carácter, a veces incluso se mostraba amable, sobre todo conmigo y con la señora Williams, que estaba destrozada. Pero el luto no duró mucho. En cuanto pudo, Eleonor volvió a casarse con un joven aristócrata muy del agrado de su madre; y de las criadas, todo hay que decirlo.


La ceremonia se celebró en la finca. Nos dio mucho trabajo, pero valió la pena porque hasta nosotros disfrutamos. Incluso la señora Jones, tan reservada siempre, después de dos copitas de licor de moras, soltó la lengua. Algunas anécdotas ya las sabía, otras no, como el reconocido adulterio del esposo de la señora Matilda, aunque a su familia la llevaba con mano de hierro; y de sus negocios fallidos que casi los lleva a la ruina. Casi, porque murió antes y la señora pudo enderezar su suerte.


Al cabo de unos días, mi ojo izquierdo recuperó la calma. Y yo también, hasta hace una semana. Estaba liada con las manzanas, como aquel día, sola en la cocina, con una copita de sidra, cuando apareció la señora Matilda. El corazón me dio un vuelco al verme pillada en falta, pero cogió la botella, otra copa y se sentó a mi lado. Yo no sabía dónde meterme, pero se la veía tranquila, quizá ensimismada, parecía conversar con el viento. Cuando llevábamos más de media botella, empezó a hablar como si fuéramos viejas amigas, a desgranar anécdotas, chismes de la gente del pueblo, de su familia, de su juventud. Primero pensé que se le había ido la cabeza, luego, sorprendida, descubrí que tenía un fino sentido del humor, un poco agrio a veces. A mí eso me gusta, por lo que alguna sonrisa se me escapó y me dejé absorber por el relato. Me habló mucho de su padre, se notaba que aún ahora lo añoraba profundamente. Explicaba que era una persona entrañable, un amante de la naturaleza, a veces la llevaba a recoger hierbas y plantas al bosque, se sabía todas sus propiedades. Ella misma aprendía con la difunta señora Cook la manera de prepararlas. Su padre amaba la belleza, la sencillez y era poco dado a las convenciones, al contrario que su madre, de la que heredó, dijo textualmente, su mala leche. Pero también lo mostraba como una persona muy culta que le enseñó a disfrutar de la literatura y el arte. Es cierto, siempre está rodeada de libros de todo tipo, incluso algunos del doctor; yo misma los he ojeado.


No sabía porque me contaba todo aquello, hasta que dijo, como de pasada, que le encantaba el café, aunque lo negaría ante otros. Mi ojo izquierdo se movió con un espasmo. Continuó su monólogo afirmando que tenía que protegerse y proteger a su hija y, acercándose más, con risa en sus ojos, dijo que el doctor era tonto y por eso también lo había drogado. Llegados a este punto ya nos mirábamos de frente, cambió el semblante, ausente, y siguió imparable: había dos abrecartas, un regalo de su padre para ella y su esposo. Había acabado con su marido, un mal hombre, con veneno, y no le había temblado el pulso con su yerno, un hombre peor. Su hija ahora era feliz y ella podía descansar. Eres lista, me dijo, crees que sabes, pero no lo sabes todo. Tenía que hacerlo.


Pero sí que lo sabía, hasta lo del abrecartas, me lo contó mi madre. Era un juego de dos piezas prácticamente iguales, salvo por la orientación del grabado: dos figuras que se buscan, que se dan la mano. Lo sabía todo, más que ella incluso, porque el mismo señor Edward me lo había contado. Porque me hizo promesas que yo sabía que no cumpliría. Quería internar a Eleonor en un sanatorio y a la vieja en una residencia, divorciarse y quedarse con todo. Tenía suficientes pruebas, se pavoneaba, como para hacerlo sin rendir cuentas a nadie. Así que me juraba una y otra vez, mientras intentaba sobarme con sus sucias manos de sátiro, que se haría con todo y lo compartiría conmigo. El muy hipócrita me tomaba por una campesina idiota. No le creía, hasta yo sabía que era algo imposible. Por eso no dije nada cuando vi a la señora echando algo en el café. Como si yo fuera lerda, por algo mi ojo izquierdo se volvió loco aquel día y las hojas de otoño se empecinaron en reposar en la entrada. Por eso sé que fue ella la que se abalanzó cuando el señor, drogado, consiguió abrir para encontrarse de frente con la muerte. Pero la policía no preguntó si había dos abrecartas. Debería habérselo dicho al inspector, pero no lo hice.


No me arrepiento. El señor era una manzana podrida, como las del cesto, había que deshacerse de ella. Eso le habría dicho a la señora, pero de nuevo callé; en cambio, acepté un ascenso y una subida de sueldo. Mi ojo no ha vuelto a darme la lata, por algo será.


Nunca he sido buena en acertijos, pero soy increíblemente supersticiosa. No a la manera habitual, sino porque creo en todo tipo de señales, que yo interpreto según las circunstancias y lo que me barrunte por la cabeza en esos momentos. Me ha ido bastante bien hasta ahora.
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

Imagen Mis diseños
Avatar de Usuario
Raúl Conesa
No puedo vivir sin este foro
Mensajes: 654
Registrado: 15 Mar 2019 02:27
Ubicación: Alicante

Re: HC - Manzanas podridas

Mensaje por Raúl Conesa »

Está muy bien construido, sin duda. El estilo es apropiado para la ambientación, el misterio es relativamente obtuso, teniendo en cuenta que es un relato breve y no hay espacio para algo muy complicado (por mi parte, lo he deducido con la descripción del cuadro en el despacho) y la conclusión no cae en un juicio de blanco y negro, lo que es de agradecer.

Creo que va a podio.
Era él un pretencioso autorcillo,
palurdo, payasil y muy pillo,
que aunque poco dijera en el foro,
famoso era su piquito de oro.
Avatar de Usuario
Jarg
No tengo vida social
Mensajes: 2117
Registrado: 10 Jul 2018 13:27
Ubicación: En un Gran Ducado...

Re: HC - Manzanas podridas

Mensaje por Jarg »

Me ha gustado, sobre todo en ciertos detalles narrativos como lo de los dos abrecartas familiares, la relevancia del aroma del café, el tic del ojo de la protagonista y lo de las manzanas. Son pequeñas cosas que distinguen a un buen narrador/a :) . Confieso que me he liado un poco con algunos nombres (y la señorita Jones que de repente se convierte en señora), pero esa es la complicación del género de misterio en un relato corto: suele haber muchos nombres en poco espacio. En general bien, y la resolución del misterio es factible.
Moraleja: hay que llevar cuidado cuando la suegra anda por casa :lol:
Gracias por compartirlo y buena suerte, autor/a.
Yo amo a la humanidad. Es la gente lo que no soporto.
Linus Van Pelt
Avatar de Usuario
Megan
Beatlemaníaca
Mensajes: 19461
Registrado: 30 Mar 2008 04:52
Ubicación: Uruguay

Re: HC - Manzanas podridas

Mensaje por Megan »

***Borré mi comentario, porque ni yo lo entendía. Dejo este espacio para hacerlo como es debido en cuanto se me desobstruya la neurona, :D . ***
Imagen

🌷🌷🌷Give Peace a Chance, John Lennon🌷🌷🌷

Lee, escribe y comenta en Los Foreros Escriben
Avatar de Usuario
Jaillet
Lector voraz
Mensajes: 173
Registrado: 10 Sep 2013 21:08

Re: HC - Manzanas podridas

Mensaje por Jaillet »

Me ha gustado mucho. Veía venir quién había sido (y su crimen previo), al hablar de lo "estricto" que había sido su marido y cómo el señor seguía sus pasos. Muy bien construido acorde a la ambientación (aunque yo también he patinado un poco con los nombres) y muy disfrutable. Me gusta el giro final sobre la narradora.
Avatar de Usuario
Jarg
No tengo vida social
Mensajes: 2117
Registrado: 10 Jul 2018 13:27
Ubicación: En un Gran Ducado...

Re: HC - Manzanas podridas

Mensaje por Jarg »

#Este mensaje es de Dorian Cavendish#

Otra buena historia, aunque también este es un asesinato que nunca podría ocurrir en Cavendish Manor. Nosotros no tenemos abrecartas, porque eso de abrir los sobres es muy vulgar y muy de commoner. Además, nuestra aristocrática piel es muy sensible y al más mínimo corte sangra profusamente. En su lugar, tenemos a un criado dedicado a abrirnos las cartas y mostrárnoslas para que nosotros no tengamos que rozar el papel. Me parece lo mínimo en una familia de alcurnia, por eso creo que estos Brownbear eran unos nouveaux riches o algo parecido...
Yo amo a la humanidad. Es la gente lo que no soporto.
Linus Van Pelt
Avatar de Usuario
Ginebra
Foroadicto
Mensajes: 3862
Registrado: 29 Mar 2005 19:48
Ubicación: por aquí y por allá...

Re: HC - Manzanas podridas

Mensaje por Ginebra »

Una historia amena, aunque me he hecho un poco de lío con tantos señor y señora, pero con una relectura se entiende; me parece muy graciosa la criada y me gusta el giro final. Lo único, que encuentro el modus operandi un poco forzado, pero que podría pasar, claro... La ambientación es correcta, en la línea anglosajona, bien construida. Mucha suerte! :60:
Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias. Eduardo Galeano


Recuento 2024
Avatar de Usuario
David P. González
Pesadilla
Mensajes: 1622
Registrado: 24 Jul 2012 15:33
Ubicación: Madrid

Re: HC - Manzanas podridas

Mensaje por David P. González »

Hola, autor :hola:
El relato me ha gustado, pero, ¿se puede considerar habitación cerrada si cuando se abre la puerta está vivo y es entonces cuando lo apuñalan mortalmente? No me convence en ese sentido, lo siento, a pesar de ser un buen relato.
Por lo demás, como digo, muy bueno y original, aunque, reconociendo esto y, a pesar de que puede parecer contradictorio, me he sentido un poco decepcionado al no haber una investigación al uso. Yo creo (opinión personal) que el relato lo pide.
El tic en el ojo a mí me parece un elemento sobrenatural que resta más que aporta, pero bueno, es cuestión de gustos.
Bien escrito y estructurado. Como digo, muy bueno objetivamente.
Enhorabuena, autor :60:
Avatar de Usuario
Iliria
Foroadicto
Mensajes: 4867
Registrado: 23 Jul 2014 23:13
Ubicación: En la Torada Mágica, para siempre

Re: HC - Manzanas podridas

Mensaje por Iliria »

Un relato ameno, bien construido, con buen ritmo y lectura agradable.
Como han dicho los compis, buen tono anglosajón; me ha gustado la flema británica de la criada.
Un errorcillo que me ha chirriando, que el cadáver esté bajo un charco de sangre. Lo normal sería que estuviera encima. Pejiguerias mías :comp punch:

Gracias por participar y suerte :hola:
Si tienes un jardín y una biblioteca, tienes todo lo que necesitas - Cicerón :101:
-¿Y con wi-fi?
-Mejor.
Avatar de Usuario
Sinkim
Dragonet
Mensajes: 53614
Registrado: 14 Nov 2008 13:54
Ubicación: Logroño

Re: HC - Manzanas podridas

Mensaje por Sinkim »

Me ha gustado mucho más la forma de contar la historia y la estructura utilizada que la historia en sí. Se podría discutir si sigue siendo un misterio de puerta cerrada porque aunque lo maten al abrir la puerta si los detectives y el resto de la gente piensa que ya estaba apuñalado al abrir la puerta para ellos sí que seguirá siendo un misterio de puerta cerrada :meditando: :meditando:
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)

:101:
Avatar de Usuario
Megan
Beatlemaníaca
Mensajes: 19461
Registrado: 30 Mar 2008 04:52
Ubicación: Uruguay

Re: HC - Manzanas podridas

Mensaje por Megan »

Muy buen relato, con una excelente narración. Si bien debí leerlo más de una vez, creo que la historia está muy bien contada.
Como a los compañeros, se me ocurre que si lo mató cuando le abrió la puerta, no es un entorno cerrado. De todas formas me encanta como está escrito y lo bien que has explicado todo.
Lo que me tomó de sorpresa fue el "romance" con la criada que tenía el señor, muy buena terminación del cuento.

Gracias por compartirlo y mucha suerte, :D .
Imagen

🌷🌷🌷Give Peace a Chance, John Lennon🌷🌷🌷

Lee, escribe y comenta en Los Foreros Escriben
Avatar de Usuario
Jarg
No tengo vida social
Mensajes: 2117
Registrado: 10 Jul 2018 13:27
Ubicación: En un Gran Ducado...

Re: HC - Manzanas podridas - Ginebra (2º Pop)

Mensaje por Jarg »

Enhorabuena por el premio, @Ginebra, como ya comenté, tus manzanas podridas me gustaron mucho (qué rara suena esa frase :lol:), y los detalles del café y los abrecartas geniales :60: :60: :60:
Yo amo a la humanidad. Es la gente lo que no soporto.
Linus Van Pelt
Avatar de Usuario
Megan
Beatlemaníaca
Mensajes: 19461
Registrado: 30 Mar 2008 04:52
Ubicación: Uruguay

Re: HC - Manzanas podridas - Ginebra (2º Pop)

Mensaje por Megan »

Mi querida Ginebra, tenías que ser vos la que escribiera algo tan bueno, felicidades preciosa, besos, :beso: .
Imagen

🌷🌷🌷Give Peace a Chance, John Lennon🌷🌷🌷

Lee, escribe y comenta en Los Foreros Escriben
Avatar de Usuario
David P. González
Pesadilla
Mensajes: 1622
Registrado: 24 Jul 2012 15:33
Ubicación: Madrid

Re: HC - Manzanas podridas - Ginebra (2º Pop)

Mensaje por David P. González »

Enhorabuena, Ginebra :60:
Gracias por atreverte con este género tan difícil que al final ha dado sus frutos... manzanas :cunao:
Perdón, por el chiste.
Muy buen relato, merecido podio :60:
Avatar de Usuario
Raúl Conesa
No puedo vivir sin este foro
Mensajes: 654
Registrado: 15 Mar 2019 02:27
Ubicación: Alicante

Re: HC - Manzanas podridas - Ginebra (2º Pop)

Mensaje por Raúl Conesa »

Enhorabuena por un relato redondo. Ha sido mi favorito en esta edición.
Era él un pretencioso autorcillo,
palurdo, payasil y muy pillo,
que aunque poco dijera en el foro,
famoso era su piquito de oro.
Responder