CV10 - El valor implícito de las lecciones con la bella taxista de medianoche - Oliverso

[kassiopea]

El valor implícito de las lecciones con la bella taxista de medianoche


Medianoche. Desde la carretera Roberto tiró la botella al descampado, seguido por el cuchillo manchado de sangre seca. Maldijo su suerte y continúo con el tambaleante andar. Quiso volver, quiso pedir perdón a Doris, pero cuando le rebanas el cuello a la persona que amas, cuesta retomar la relación. Doris bien sabía cómo él se tomaba las lecciones. De la profe, que lo llamaba bruto. Del gerente, que lo llamaba flojo. De Doris, que lo llamaba un mal marido. Muchos consejos dan, aprendizajes para mejorar… ¡¿Pero y ellos?! ¡Para ellos no aplica! Menos ahora que están muertos. Quizás no sea tan incompetente y estúpido si lleva años evitando la jaula.

De la curva a varios metros adelante, asomó una mole de mirada que brilla. Antes de pensar en cualquier cosa a Roberto le asaltó la acidez, y encorvó soltando la pota a la orilla. Se secó los labios con el antebrazo, y al volver la cara la luz de los faros le cegaron, llevándole a retroceder. Las ruedas continuaron, la luz dejó de atosigarle, y el taxi estacionó a su lado. Roberto, todavía alelado por la ebriedad, contempló al vehículo. Compacto, amarillo, y con una señal de TAXI en el techo. Una mano abrió la puerta trasera del coche, y por los segundos que la mano tardó en retraerse al asiento del conductor, Roberto notó lo largo y pálido de los dedos, y lo afilado de las uñas, como pulidas para sacar ojos.

Roberto inclinó el cuerpo para entrar, cuando el eco de una voz fantasmal llegó a su mente con una advertencia. Su madre le recordó con el dedo alzado: “¡Robertito! ¡No te subas al carro de un desconocido!“ La cara de Roberto se agrió. ¡Que venga ella a darle órdenes a estas alturas, con veinte años de muerta! Sin embargo un llamado imposible de ignorar fue el del instinto, que, tras plantar la mano en el borde de la puerta del vehículo, le escaló por el brazo vuelto un escalofrío que clama: “¡Corre, desgraciado! ¡Corre!” Pero cualquier recelo desapareció al descubrir a la conductora. Primero de perfil, con el pelo largo cayendo como cascadas de tinta por los hombros y la espalda del uniforme blanco y azul, muy profesional, con cada doblez en su sitio, un moño rojo en el cuello, y una cachucha como toque adorable. La taxista se andaba poniendo unos guantes, impolutos como su piel de rasgos totalmente ajenos a los de las campesinas que pululan por el llano. La mirada Roberto se perdió sobre las generosas medidas que lograba avistar desde afuera. Todo en ella estaba hecho para ser bello, enmarcado en un umbral de edad nebuloso entre los 25 y 30 años. Quizás por el buen ver, le extrañó el asustarse con el primer contacto visual. En el centro de la esclerótica no hubo color, solo dos pozos sin fondo. Pero joder, el resto compensaba con creces la sonrisa perezosa y vaga, los parpados caídos, y los ojos de insondable oscuridad. Además la voz…

—Bienvenido a bordo.

De mezzosoprano. La bañaran de aplausos y premios cuando ponen a Rocío Dúrcal en el karaoke, pensó Roberto antes de meterse e ir cerrando. La taxista reanudó la marcha por el desolado camino. Solo las farolas desentrañaban la oscuridad, una recta de asfalto agrietado y carente de cualquier marca que facilite la vialidad. Roberto se recostó en el asiento forrado de terciopelo rojo, más cómodo que en su cama. Una de Emmanuel sonaba a bajo volumen desde la radio. Luces en el techo mantenían el interior claro. La taxista, además de guapa, no temía dejar el aire acondicionado encendido. Así serán los taxis de Europa y del primer mundo, supuso Roberto, preguntándose a sus adentros cómo rayos terminó tal servicio en un país como ese, a la par que se olisqueaba la axila izquierda en un ataque de pudor.

—Gra- —Roberto frenó y puso cara de bravo. Casi cae en la trampa de la costumbre. Los modales son para desgraciados que aprenden como perros falderos.
—¿Qué decía? —Preguntó ella.
—Nada —Refunfuñó con tono pastoso y sin sentirse las manos. —No, ¡espera! Si pasa algo —La apuntó con el dedo. —¿Sabes cuál es mi filosofía? A la…— Pausa. —Mierda. —Otra pausa. Bajó el dedo un poco. —¡La gente! —Bajó la mano por completo. —Y sus consejos. ¡Pero sobretodo la gente! Mangonearme, sermonearme, ¡enseñanzas a mí! Que estoy curtido en la universidad de la calle.
—Ah —Musitó ella, imperturbable, volviendo la mirada a la carretera.

Roberto planeaba que su postura diera paso a una acalorada discusión, pero en vez se regó un silencio que le dejó creyendo que la conductora poco valor le daba a su importante postura de vida. Cuanto quiso quitarle ese semblante adormilado de un golpe, pero de momento se contentó con buscarle a la húmeda.

—¿Y ese cacharro cerca de la radio? —Apuntó con el mentón al rectángulo de cristal. Un móvil, aclaró ella. —¿Un móvil? ¿Y los botones?
—Ya no se llevan. Todo es táctil.
—Este progreso loco nos echará por el barranco —Roberto bufó y sacudió la cabeza.
—Es adaptarse o desaparecer —Convino ella. —Antes iba a galope, y me invitaban con un códice.
—¿Un qué?
—Un códice.
—También tengo uno de esos —Hizo cabeza. “robertoaguilar131@hotmail.com”. Lo recuerda bien porque se lo pidieron para un trabajo.
—Pero ahora me sería imposible existir sin este aparatito —Dijo ella y sacó el celular del soporte. Entre sus dedos largos el móvil parecía de juguete. Sus yermas encendieron la pantalla y jugaron con las figuras que aparecían. —En esta aplicación está todo lo que necesito. Peticiones, ubicaciones, pagos...

Al oír la palabra “Pago” Roberto tembló. No tenía ni un dólar encima. Si la taxista se ponía fastidiosa tendría que matarla. Si no hay cuchillo, entonces con las manos. Pero como si le leyera la mente, ella añadió.

—Ahórrate el dilema, Robertito. Todo está pago.
Roberto palideció.
—¿Cómo sabes mi…?
La taxista lo dejó en el estupor.
—Tu esposa Doris pactó conmigo… A cambio de deshacerme de ti.
—¿Qué…?
—No mataste a nadie hoy. Todo fue una ilusión. Tú esposa esta de turismo en Margarita, gastando todos los ahorros que te escondía con su amante cubano. ¿No me crees?

La taxista dio un giro brusco. Las ruedas chillaron. Roberto acabó lanzado de espaldas en un extremo del asiento. Al enderezarse le cegó el sol, seguido por la visión de las olas, la brisa salada, un resort, y vendedores ambulantes ofreciendo comida a un precio abusivo. La taxista dio otro giro, Roberto volvió a sentir que se le salía el corazón por la boca. Aparecieron en una habitación con las cortinas bajadas, pero las velas aromáticas ofrecían la suficiente iluminación para vislumbrar a Doris en cuatro con su semental caribeño encima, empotrándola y pidiendo entre jadeos “¡¿Cómo hace la wawa?! ¡¿Cómo hace?!”, acto seguido Doris berreando igual que un carro y como nunca hizo con Roberto… La palabra TAXI tatuada en negro sobre su hombro derecho.

—¡Será puta! —A Roberto se le subieron los colores, y la furia desencajó al miedo.

El ardor le duró poco, pues una lamida de fuego recorriendo el cristal lo empujó a separarse de la ventana. Gritos y sangre, y un océano de carne doliente que se retuercen en vientos de azufre, pinchados con diablillos alados y con tridentes. La taxista exclamó.

—Tu parada. ¡El infierno!
—¡No!
—Y no es metáfora ni sofistica. Es el infierno al completo, con cada uno de sus demonios, círculos, y ríos.
—¡Dios mío!
—¡Dios mío! ¡Dios mío! —Le parodió, sentenciando. —Ese tren ya pasó.

La puerta trasera abrió sola. El asiento de terciopelo se inclinó. Roberto cayó fuera, pero logró aferrarse con los dedos al borde inferior de la puerta, mientras con los pies pataleaba el aire caliente que brotó del tornado de lamentos y fuego. ¡Piedad! Clamó. La taxista de medianoche dobló el cuerpo y echó el torso para atrás, estirando, asomándose, dejando su mueca perezosa a centímetros de la cara bañada en lágrimas de Roberto, quien intercalaba agudos auxilios hacia el cielo, su esposa, y su mamá.

—¿Piedad? ¿Qué eso? —La taxista retrocedió y llevó una mano a la manecilla de la puerta. — Nunca lo aprendí.

Cerró.

[Rey Tomate]

La idea me gusta, me recuerda a las historias de la cripta que veía en la tele del jardín cuando apenas empezaba a florecer...



El desarrollo está un pelín poco trabajado, necesitaría un par de vueltas para dejarlo flamante. Luego hay nudos por ahí que se podrían haber explotado un poco más, aunque entiendo que la extensión obliga a recortar en la trama; pero, por ejemplo, ¿cómo se contrata a la taxista? No es para mí, eh, es para un amigo que tiene problemillas con su suegra...

Rematando que es tomate: buena idea y un desarrollo pichí, pichá. Muy apto para este tipo de concursos veraniegos, eso sí.

[Isma]

Bueno, gracioso. Simpático. No se le puede pedir más maldad a un relato simpático. Me gustaron los balbuceos de Roberto en el taxi, muy etílicos. Me dolió ese "bañaran" sin tilde: no está bien detener la lectura por una cosa así. Me gustó la confusión de códice con correo electrónico. Entretiene y creo que este era el objetivo así que enhorabuena.

[Snorry]

Otro relato veraniego, refrescante jaja... a pesar de las llamas y el olor a azufre. Siguiendo la humorada hubiera preferido que la taxista fuera la suegra, al fin y al cabo... El relato tiene un comienzo excelente, con atrevimiento en las imágenes, con bizarría, y me digo esto promete, pero claro, al final.... En general muy bueno en el tono, el autor/a ha forzado un poco el orden natural de algunas frases y eso me gusta porque le da una cadencia diferente, personal. Solo me chocaron palabras muy dulces en boca de un asesino en serie, o en su mente: Su madre le recordó con el dedo alzado: “¡Robertito! ¡No te subas al carro de un desconocido!“
La historia es la que es y da para disfrutar con un tinto de verano, bajo el chorro del ventilador. Ese tono con una buena historia apuntaría muy alto. La gracia, sin embargo estriba en que ella había planeado cargarse al marido antes de que él la matase, eso entiendo yo. Un buen autor, con, esta vez, una historieta regular, pero en el tono veraniego general.

[isuhefu]

Ostras, había olvidado comentar este relato...

En mi opinión la idea es buena y se nota el talento del autor/a. Quizás sí se podrían depurar ciertos detalles durante el desarrollo y técnicos como diferenciar mejor lo que son pensamientos de lo que no, el uso de comillas o las rayas de algún diálogo (por lo menos yo me he perdido con tanta raya, coma, punto y demás). También hay expresiones chocantes como "Mole de mirada que brilla" y otras que dan un toque exótico como "un llamado" y "todo está pago".

No sé si hay algún dato explícito, pero yo me he imaginado que todo ocurre en México, como en los textos de Rulfo.

Mucho potencial, es lo que veo aquí. Suerte al autor/a y gracias por compartir.

[Gavalia]

Historia entretenida con personajes interesantes. Algo farragosa por momentos. Debería cuidar más el asunto del uso de las acotaciones y errores ortográficos como los ya señalados. Me refiero al uso de rayas, puntos y quizá la ausencia de comillas que hagan más fluido el texto. El relato me ha gustado pero necesita un repaso para que quede más redondo.
Saludos.

[Berlín]

"Una mano abrió la puerta trasera del coche, y por los segundos que la mano tardó en retraerse al asiento del conductor, Roberto notó lo largo y pálido de los dedos, y lo afilado de las uñas, como pulidas para sacar ojos."

¿Abrió la puerta de atrás sin bajarse del coche? Se me hace rara la imagen.

"—Nada —Refunfuñó con tono pastoso y sin sentirse las manos. —No, ¡espera! Si pasa algo —La apuntó con el dedo. —¿Sabes cuál es mi filosofía? A la…— Pausa. —Mierda. —Otra pausa. Bajó el dedo un poco. —¡La gente! —Bajó la mano por completo. —Y sus consejos. ¡Pero sobretodo la gente! Mangonearme, sermonearme, ¡enseñanzas a mí! Que estoy curtido en la universidad de la calle.
—¿Y ese cacharro cerca de la radio? —Apuntó con el mentón al rectángulo de cristal. Un móvil, aclaró ella. —¿Un móvil? ¿Y los botones? "

Vigila la estructura de los diálogos, que se hace muy confusa. Por los demás no estoy segura de haber entendido el cuento. El tipo ha matado a su esposa, pero por lo que cuenta de su pasado parece ser que ya mató a todos aquellos que le molestaban, la profesora y el conserje, ¿no? Supongo que Doris estaba harta de él y hizo algún pacto con el diablo a cambio de que se lo llevase al infierno, ¿es así?

Llegados a este punto solo me cabe decirte que la historia me mola, que tiene un tonillo canalla que me gusta, pero que le faltan unas vueltas, pero me ha resultado entretenida. ¡Suerte!

[Berlín]

¡Eh! ¿Y si acababa de rebanarle el pescuezo a su esposa Doris por qué estaba seca la sangre del cuchillo? ¿eh? ¿eh?

[Ginebra]

Aunque sí que es un poco enredoso en alguna ocasión y habría que pulirlo un poco, me gusta la idea y el tono fresco que le has dado, muy adecuado para este concurso Suerte!!

[Jarg]

El primer párrafo me ha gustado mucho. Prometía a género negro y me apetecía. Luego cambia (sin transiciones bruscas, lo cual es bueno) a la trama del pacto de Doris con la taxista (¿es el Diablo? ¿La muerte? No me suena que lo especificara, pero creo que está bien así). Yo también creo que Doris hizo un pacto para que se llevara al que intentaría asesinarla. No me ha parecido un mal relato, au que quizás me habría gustado más sin tantos giros de fantasía, como lo de dar el frenazo y que se encuentren en el Caribe de repente. Pero bueno, eso es algo subjetivo.

Gracias por compartirlo y buena suerte

[Megan]

El primero que leo.

No mucho más que agregar a lo que te dijeron mis compañeros. Es un argumento entretenido. También debo decirte que las faltas de ortografía me trancan la lectura y en cuanto a los diálogos te digo lo mismo. Con el título que le pusiste uno no sabía que esperar.
Pero como te dije, me resultó entretenido y, a pesar de esas cosillas, fácil de leer.

Mucha suerte y gracias por compartirlo, .

[Iliria]

Un relato entretenido y que, teniendo en cuenta la extensión que pide el concurso, cumple muy bien. Como ya han dicho los compis, alguna faltita que hay que revisar. También coincido con ellos en que se va espesando a medida que avanza la lectura, y eso puede ser por la inversión que haces en algunas frases.
La idea del pacto con el diablo y la venganza siempre funciona. En términos generales, creo que es un buen relato.

Gracias por participar, y suerte

[Sinkim]

Un relato genial, me ha gustado mucho, sobre todo por ese aire a historia de terror clásico tipo Más allá del límite o Historias de la cripta

[Rey Tomate]

@Oliverso??

[Rey Tomate]

Me da que este autor va a hacer mucho ruido de ahora en adelante. Como el de otoño sea de los cuadros paranoia esos que dice Lucia, lo puede reventar.