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Título original: The Last of the Duchess. (1995)
Traducción: Catalina Martínez Muñoz
Editorial: Alba
ISBN: 97884-90657782
Páginas: 320
Sinopsis:
Al morir el duque de Windsor en 1972, su viuda Wallis, por entonces con setenta y seis años, se apartó de la vida pública y se recluyó en el palacete del Bois de Boulogne que les había cedido el Gobierno francés. En 1980 The Sunday Times aceptó la propuesta de lord Snowdon de hacerle una nueva fotografía. Caroline Blackwood sería la encargada de escribir el texto para acompañarla. Nadie, sin embargo, había valorado lo suficiente que la duquesa se hallaba bajo la tutela legal de una abogada de ochenta y cuatro años llamada Suzanne Blum, que la protegía hasta unos límites exasperantes. Conocida por extorsionar y torturar psicológicamente a quien osara acercarse a ella, era realmente lo que el dragón para la Bella Durmiente. Hubo que esperar quince años –hasta la muerte de la letrada– para poder contar lo sucedido.
Últimas noticias de la duquesa (1995) no es solo la crónica de un duelo titánico complicado por toda clase de ardides, absurdos y mentiras sino una reconstrucción sangrante de la vida de la pareja que fue uno de los iconos románticos del siglo XX. Entre chismes y exabruptos escandalosos, asoma un gran estudio sobre la vejez y la decadencia, los delirios de grandeza y el carácter de prisioneras de buena parte de las mujeres. El libro es, por otra parte, un texto idóneo para periodistas, en su condición de making of de un reportaje imposible.
Es un libro curioso, engancha enseguida y resulta muy interesante reconstruir a la polémica pareja a través de una mirada múltiple.
No salen especialmente favorecidos y tal vez la mirada más interesante me resulta la de Diana Mitford que se casó con el fascista Mosley y vivieron un exilio paralelo al de los duques de Windsor en Francia.
Nunca me ha resultado especialmente atractiva la pareja de Eduardo VIII y Wallis Simpson. Siempre los he visto como unos vividores y poco más, así que no entiendo el romanticismo que se dota a la pareja de vez en cuando.
Ella ni siquiera debía estar enamorada del rey, era más bien un trofeo para una vividora. Lo de abdicar por amor también esta cuestionado y se dice que se le presiono por sus simpatías filonazis, que tampoco es que fueran muy raras, mucha de la aristocracia y de la alta burguesía británica era filonazi, que ahora se ha olvidado que todos países europeos tenían su partidito nazi con más o menos suerte en llegar al poder, aunque todos quieran olvidarse ahora.
Pero a lo que vamos, es la revisión de un mito, no se si esta abogada era realmente asi o simplemente vio la oportunidad de hacerse con el control de una anciana a la que nadie apreciaba sin familia y apoderarse de todo su patrimonio. Es una revisión a unos protagonistas en extinción, a unas tradiciones moribundas que no se adaptan.
Acabada.
No es que me haya cambiado mucho los esquemas que tenía. Wallis Simpson es un personaje con el nunca había tenido ni curiosidad. El destino de los últimos años en general de toda su existencia me provoca una cierta melancolía. Es la existencia de una mariposa, nacida y educada para brillar pero para nada más.
Interesante imagen de la vejez en múltiples facetas.
Personalmente, es lo que me atrae: el después de todo lo que sucedió con la muerte del rey Eduardo VIII y duque de Windsor. Lo que se quedó. Quizás sea malsana atracción, pero tiene su aquél. Se ha escrito tanto sobre el fondo de la abdicación,
Por cierto, traigo este enlace, cuyo contenido desconocía completamente,