Una mente muy imaginativa, una cabeza voladora. “Lo mío, en fin, no es la depresión sino la angustia”, dice.
Lo normal no existiría sino como mera construcción estadística de lo más frecuente. Entre los creadores sucede muchísimas manías (Kafka masticaba cada bocado treinta y dos veces, Sócrates llevaba siempre la misma ropa, Proust, Valle-Inclán y Juan Carlos Onetti no salieron de la cama, Agatha Christie escribía en la bañera, Freud tenía miedo a los trenes entre otros).Ser raro no es nada raro, contra lo que la palabra parece indicar. De hecho, lo verdaderamente raro es ser normal.
Las rarezas abunda, continúa Rosa Montero. Según la psiquiatra Nancy Andreasen, de la Universidad de Iowa, los escritores tienen hasta cuatro veces más posibilidades de sufrir un trastorno bipolar y hasta tres veces más de padecer depresiones que la gente no creativa.
Lo primero que es arrebatado cuando se sufre un trastorno mental es la palabra.
Termina este capítulo nombrando que en la locura siempre hay una base biológica pero hay influencias externas que alteran nuestra biología como, por ejemplo, una excesiva concentración de la hormona del estrés, el cortisol, puede destruir conexiones entre neuronas del hipocampo, una parte importante para la memoria, y del córtex prefrontal, que regula la voluntad de vivir e influye en la toma de decisiones; o la relación que hay entre el gen relacionado con la esquizofrenia y la tensión social de ser emigrante. Esto último sí que no lo había escuchado nunca, ¿y vosotros? Así que la genética es esencial, pero también el ambiente.Estar loco es, sobre todo, estar solo. […] De repente ya no perteneces a la raza humana; eres un alienígena, el único alienígena que conoces, desgajado de golpe de la piel del mundo. […] Sentirte loco es sentir que de algún modo ya no perteneces a la especie humana.
En el capítulo "Soy multitud" habla de que los escritores y dramaturgos podrían ser personas más disociadas. Aquí van las palabras de dos escritores:
Ursula K. Le Guin escribió:Creo que la mayoría de los novelistas a veces tienen la conciencia de que contienen multitudes […] No suscriben el sentido común en materia de qué cosa es el yo
La idea de que nos habitan diversos yoes es algo bastante aceptado aunque en el caso de los novelistas la disociación se vive de una forma más extrema, asumiendo toda la incongruencia interior. Suelen ser personas que aman los heterónimos, los seudónimos, los impostores, los falsificadores y los juegos especulares en torno a la dualidad. Algunos escritores como Emmanuel Carrère sostienen que uno de los motivos para escribir es saber qué se siente siendo otro distinto. ¿Quién no ha deseado alguna vez ser otro? La identidad de los escritores sería más una identidad líquida y mudable.Héctor Abad escribió:Mi fantasía es que vivo dos vidas: esta que estoy viviendo, la caliente, y otra que me voy imaginando, que no es pasado ni futuro, sino un presente distinto. La vida que escribo
En "Los entomólogos no lloran" se relaciona los motivos de escribir con los traumas sufridos en la infancia. La gran mayoría de los narradores han tenido una experiencia muy temprana de decadencia y pérdida (Joseph Conrad, o Simone de Beauvoir) o han sido personas obsesionadas por el paso del tiempo y por la muerte.