Debo de discrepar un poquito aquí, Aben. Sólo un matiz. Más bien está siendo ahora, con el cambio de siglo, que los alemanes más jóvenes comienzan a quitarse el complejo de encima y a hablar abiertamente del tema (y yo no tengo la menor duda que la caída del comunismo y la unificación tienen gran parte de culpa). Puesto que este tema me interesa grandemente, leo todo lo que puedo sobre ello y mantengo contacto con Alemania y alemanes... y la verdad es que es ahora cuando los jóvenes empiezan a despertar y decir: "Eh! Un momento, yo no tengo la culpa de algo que sucedió cuando yo ni había nacido. Vamos a hablar del tema". A las generaciones más mayores les cuesta mucho opinar y hablar sobre ello. Sienten una especie de vergüenza. Hay que preguntar con mucho tacto y aclarando rápidamente que no tienes ningún interés político en el asunto, sólo histórico; y aun así les cuesta. Durante la posguerra, como dice Fest en ese párrafo spoiler que cité arriba, se guardó un largo y elocuente silencio, mezcla de vergüenza y sentimiento de culpabilidad. No se hablaba del tema, la gente trabajaba para volver a recuperarse y se acabó. Y así hasta que en la década de los 70 un grupo de intelectuales, entre elllos Grass, decidió que ya estaba bien, que Alemania tenía que admitir, asimilar y reconocer su culpa. Lo malo es que solían blasfemar de quien así no actuaba. En el ámbito académico se discutía y ofrecían nuevas líneas de investigación, hasta que un fuerte debate salió a la calle en los 80, debido a una encarnizada disputa (la Historikerstreit) entre historiadores que ofrecieron un nuevo punto de vista acerca de las motivaciones que llevaron a los nazis a cometer los genocidios y los historiadores que defendían la visión aceptada generalmente. Y así hemos estado hasta bien entrados los años 90, entre el silencio, la vergüenza y el sentimiento de culpa generalizado. Afortunadamente las cosas están cambiando. Se está produciendo literatura en Alemania sobre los crímenes aliados (El incendio - Jörg Friedrich), se han abierto debates acerca del carácter modernizador del régimen, se producen también películas en una cantidad nunca vista antes (Sophie Scholl, El Hundimiento, Dresden, Stalingrado -tal vez fue esta la primera en que se omitía la casi obligada referencia a lo bárbaros que fueron los alemanes, para centrarse sólo en el sufrimiento diario del soldado anónimo-, La cinta blanca, Berlin'36, etc.). En definitiva, se está produciendo una suerte de liberación de la carga.Aben Razín escribió: 2) Es cierto Des Esseintes que todo el pueblo alemán, en este caso, donde sucedió -¡y padeció!-, la barbarie nazi no fue culpable, pero no es menos cierto que este hecho de convivencia con este acontecimiento les ha supuesto una losa moral que intentan justificar o, al menos, comprender durante la segunda mitad del siglo XX y, por lo que parece según la producción bibliográfica que sigue surjiendo, buena parte de estos primerios decenios del siglo XXI... En definitiva, ¡comprender para aprender!...
Y dicho todo esto, no perdamos de vista un hecho muy importante: entre 1945 y 1990, hubo dos Alemanias muy diferentes. La producción literaria, el debate en ambas fue muy distinto, como es lógico. En la Alemania del este todo quedaba impregnado por la visión marxista de la historia y por el interés político; sencillamente no había debate. Así que hemos de tener bien claro que cuando hablamos de la evolución de la historiografía o la opinión "alemana" a lo largo de las décadas previas a 1990, hablamos, casi sin darnos cuenta, sólo de la Alemania occidental y democrática, por razones obvias. Este es otro punto interesantísimo, pero que se escapa ya del todo a nuestros objetivos aquí.
Un saludo.