jilguero escribió: ↑02 Sep 2019 15:14... todo un lujo haberte tenido como avanzadilla abriendo e ilustrando los hilos de cada relato. Gracias
El lujo es para mí, teniéndote por delante en los comentarios, porque no tengo más que suscribir en su totalidad lo que acabas de decir en el mensaje precedente.
Había leído este libro en mi juventud y no tenía ningún recuerdo de él, ni positivo ni negativo. Ya siendo un pseudosimio con barba dura, leí
Pedro Páramo y me encantó. Ahora ha sido un placer inmenso volver a esta recopilación de relatos.
Por cierto, preguntaste
aquí por qué la recopilación de cuentos llevaba el título de un relato concreto. Siempre se ha dicho que la obra se iba a titular
Los cuentos del tío Celerino, como homenaje o reconocimiento de Rulfo a un tío suyo, borrachín pero excelente narrador oral, del que tú me hablaste en algún lugar de este foro. Su tío le relataba muchas historias. Pero parece ser que ésto era una fabulación de Rulfo. ¿O no?
En unas jornadas en la Universidad Nacional de Venezuela, en Caracas, ante estudiantes, críticos literarios y miembros de la Academia Mexicana de la Lengua, Rulfo dijo:
''Yo tenía un tío que se llamaba Celerino, un borracho; y siempre que íbamos del pueblo a su casa, o de su casa al rancho que tenía él, me iba platicando historias. Yo no sólo iba a titular los cuentos de El Llano en llamas
como Los cuentos del tío Celerino
, sino que dejé de escribir el día que se murió. Por eso me preguntan mucho por qué dejé de escribir, pues porque se me murió el tío Celerino. Pero era muy mentiroso, todo lo que me dijo eran puras mentiras y entonces, naturalmente todo lo que escribí eran puras mentiras.''
Meses después, en una entrevista, Rulfo, preguntado sobre su concepto de literatura, respondió:
''La literatura es una mentira que dice la verdad. Hay que ser mentiroso para hacer literatura, ésa ha sido siempre mi teoría."
Y añadió:
"En Caracas estuve en la Universidad Nacional de Venezuela, ante mil quinientos estudiantes, con la condición de que hicieran preguntas previas, y lo que les respondí fue una serie de mentiras. Inventé que había un personaje que me contaba a mí los cuentos y que yo los escribía y que cuando ese personaje se murió yo dejé de escribir cuentos, porque ya no tenía quien me los contara."
Otro por cierto. En reuniones de amigos, Rulfo hablaba de una novela de tamaño descomunal que escribía y reescribía continuamente y a la que titulaba
La cordillera. El manuscrito nunca apareció entre sus papeles tras su muerte.