¡¡Ábrete libro!! - Foro sobre libros y autores

[mention]Edgardo Benitez[/mention]
Una tarjeta de visita es una pequeña cartulina del tamaño de la palma de una mano mediana que se entrega para dejar constancia de tu visita o para que te recuerden, y en la que van tus datos personales: nombre y apellidos, dirección postal, teléfono, email, web o weblog. En el reverso podías dejar alguna nota manuscrita, aunque las que hay ahora tienden a imprimir información en ambas caras. Muchas veces también sirven para recordar los datos de una empresa. Cada vez se utilizan menos debido a la nuevas tecnologías. También suelen utilizarse para dejar constancia de tu paso por algún lugar, o por un funeral…

En aquella época, nos ha recordado Arden, sólo tenían tarjetas de visita las personas acomodadas. Después se popularizaron para ahora decaer su uso.

Se llaman cuentos, no relatos: no existe ningún género llamado relato; hay cuentistas, no hay relatistas.
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Algo así, @Edgardo Benitez :

Yo confieso que las sigo usando. Para acompañar el envío de un regalo, por ejemplo.

Sue_Storm escribió: ↑13 Ene 2020 12:40 Algo así, @Edgardo Benitez :

Yo confieso que las sigo usando. Para acompañar el envío de un regalo, por ejemplo.

laaguja escribió: ↑13 Ene 2020 07:15 @Edgardo Benitez
Una tarjeta de visita es una pequeña cartulina del tamaño de la palma de una mano mediana que se entrega para dejar constancia de tu visita o para que te recuerden, y en la que van tus datos personales: nombre y apellidos, dirección postal, teléfono, email, web o weblog. En el reverso podías dejar alguna nota manuscrita, aunque las que hay ahora tienden a imprimir información en ambas caras. Muchas veces también sirven para recordar los datos de una empresa. Cada vez se utilizan menos debido a la nuevas tecnologías. También suelen utilizarse para dejar constancia de tu paso por algún lugar, o por un funeral…

En aquella época, nos ha recordado Arden, sólo tenían tarjetas de visita las personas acomodadas. Después se popularizaron para ahora decaer su uso.

Se llaman cuentos, no relatos: no existe ningún género llamado relato; hay cuentistas, no hay relatistas.
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Gracias, tengo claro el concepto.

He leído con mucho interés vuestras reflexiones a propósito del cuento y me parece que no hemos acabado de resolver (?) el tema capital (o no tanto) que se desprende del título. Las "tarjetas de visita", aparentemente, como habéis comentado, son un rasgo de distinción social, pero creo que en este cuento simbolizan mucho más... La mujer confiesa su deseo de "encargar unas tarjetas de visita" en su época de estudiante, en su época más efervescente en todo aspecto, también en el que su miseria y la de su familia tocó fondo. Es entonces cuando ese "deseo" es más patente. Y también ahora, cuando en su momento de intimidad con el desconocido/escritor, encuentra a quien dar una "tarjeta de visita" por fin. Es cierto que se ha casado y ha vivido, pero, por lo visto, nunca "ha dado una tarjeta de visita", no tenía a quién darla. El escritor lo entiende, recibe la tarjeta de visita y actúa en consecuencia: "Vamos a mi camarote".
Esa visión de la tarjeta de visita como invitación explícita al "pecado" es solidaria con la función literal de la misma. La tarjeta de visita puede guardarse si la visita ha sido agradable o práctica. De hecho, el escritor "conserva el amor (la tarjeta) en algún lugar del corazón toda la vida" nos dice el narrador... y ella "se perdió entre la tosca multitud del embarcadero", como una tarjeta que se olvida en el tarjetero y, tal vez, jamás se vuelva a usar...

En fin, es mi mínima aportación a este hilo... tal vez Bunin no pretendía llegar tan lejos... o sí. El caso es que, como ya comenté, me parece este texto mucho más maduro y trabajado como cuento que Un otoño frío. Como dijo ratonB, veremos el siguiente.

Besos

klatubaradaniktó

klatubaradaniktó escribió: ↑14 Ene 2020 19:18Las "tarjetas de visita"...

Está claro que algunos usáis la cabeza, y bien, para algo más que llevar el cabello. Plausible teoría la tuya.

klatubaradaniktó escribió: ↑14 Ene 2020 19:18 nunca "ha dado una tarjeta de visita", no tenía a quién darla. El escritor lo entiende, recibe la tarjeta de visita y actúa en consecuencia: "Vamos a mi camarote".

Fíjate, después de no entender por qué este título, llegué a una conclusión parecida a la tuya pero a la inversa. Quiero decir, que pensé que para ella tener una aventura con alguien famoso era la manera de fabricarse esa tarjeta de visita que siempre deseó. A partir de ahora, ya tiene una: haber conocido e intimao con el escritor de renombre. Por eso ella se va sin necesidad de volver la vista atrás, porque él ha sido para ella solo eso, un instrumento de impresión. Él, en cambio, lo mira y lo vive todo de manera literaria y por eso guarda ese recuerdo también de manera muy literaria.

Estáis dando por probada la calidad del escritor como amante. Igual es un poco conejo: tres segundos y patas arriba. Habría que preguntarle a ella, no fuera a ser que el marido tan poco interesante que tenía resultara ser más amable y mejor amador que el alter ego del Bunin (eso sí me ha quedado claro). Que a veces las apariencias engañan, y más si te las cuenta el propio interesado.

Supón que no miró atrás por el chasco que se llevó, y fue a apagar el fuego a casa.

Se llaman cuentos, no relatos: no existe ningún género llamado relato; hay cuentistas, no hay relatistas.
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laaguja escribió: ↑14 Ene 2020 20:08 Estáis dando por probada la calidad del escritor como amante. Igual es un poco conejo, tres segundos y patas arriba. Habría que preguntarle a ella, no fuera a ser que el marido tan poco interesante que tenía resultara ser más amable y mejor amador que el alter ego del Bunin (eso sí me ha quedado claro). Que a veces las apariencias engañan, y más si te las cuenta el propio interesado.

Supón que no miró atrás por el chasco que se llevó, y fue a apagar el fuego a casa.

Se llaman cuentos, no relatos: no existe ningún género llamado relato; hay cuentistas, no hay relatistas.
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Creo que a ella le interesaba bastante más la aventura con alguien "interesante", desde el punto de vista social, que sus habilidades amatorias.

Como sigamos así, acabamos divagando sobre el color de la ropa interior de la moza.

Gretogarbo escribió:Como sigamos así, acabamos divagando sobre el color de la ropa interior de la moza.

Grises y corrientes.

Pero lo dice el texto.

Se llaman cuentos, no relatos: no existe ningún género llamado relato; hay cuentistas, no hay relatistas.
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laaguja escribió: ↑14 Ene 2020 20:18Grises y corrientes. Pero lo dice el texto.

Por eso me pasó desapercibido.

Gretogarbo escribió: ↑14 Ene 2020 20:26
laaguja escribió: ↑14 Ene 2020 20:18Grises y corrientes. Pero lo dice el texto.
Por eso me pasó desapercibido.

Jajaja, tampoco a mi me llamaron la atención.

Qué interesante interpretación, @klatubaradaniktó . Creo que nunca habría llegado hasta ella, me quedé en la superficie.

magali escribió: ↑14 Ene 2020 22:30 Qué interesante interpretación, @klatubaradaniktó . Creo que nunca habría llegado hasta ella, me quedé en la superficie.

Gracias por el aprecio. Ha habido muchos y muy buenos comentarios en este hilo. Gracias a todos por darlos.

klatubaradaniktó

Me encanta esa manera que manifiestan de ir al centro del asunto. Es esa la razón que me interesaba de sobremanera saber de qué hablábamos cuando hablamos de Tarjetas de visita, porque es ese el corazón de nuestra historia, y todos los elementos que se alcanzan a percibir son los ingredientes de la sopa. Desde el color de la ropa interior hasta la calidad de la relación en sí. Yo decía que esa manera de imprimir sensaciones son tatuajes que se llevan toda la vida, como imprimir una tarjeta de presentación, como la imprenta misma, como la imprenta misma.
Gracias por buscar el centro del cuento.

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Tarjetas de visita - Iván Bunin

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