Me animo a compartir mi experiencia con esta no-editorial para que pueda servir a quien le interese.
En primer lugar, si alguien visita este foro es porque tiene la mosca detrás de la oreja. Así que a veces, si algo no nos huele bien, aunque no podamos descifrar de dónde viene el olor, es mejor hacer caso a nuestra nariz/intuición.
Por mi experiencia, no son una editorial. Son una imprenta. Una imprenta de coedición que imprime sin criterio alguno todo lo que le llegue. Basta observar el catálogo en el que se aglutina cualquier género cual cajón desastre. Ya se aseguran ellos de que quede claro que publican cualquier género.
Como bien dice otro compañero en este foro: pasearse por la web de la editorial es todo un indicativo. Yo lo hice pero lo hice cegada por la ilusión y a pesar de que vi las banderas rojas... Caí en la trampa.
Dicen la verdad cuando te dicen que no te cobran por publicar. En eso no engañan.
Pero eso no les convierte en editorial porque una editorial APUESTA por ti, por tu manuscrito y TE PAGA. Sobre todo porque se lo ha leído, porque ha trabajado contigo en sugerencias en su contenido, te ha indicado los puntos fuertes y débiles y se alía contigo para trabajar en la promoción del libro.
Y a continuación, plasmo mi experiencia con el ánimo de que ayude a otras personas.
Arranco:
Contacté con ellos en 2019, animada por la ceguera de la ilusión de ver publicada mi obra y animada por su slogan "No pagues por publicar". Lo reconozco, piqué el anzuelo.
Piqué y pequé… Pequé de no evaluar más a quien confiaba mi manuscrito. Pequé de conformarme con una editorial cuyo eslogan es ese. ¿Desde cuando las editoriales de verdad tienen como reclamo “No pagues por publicar”?
Otra bandera roja:
Ninguna foto, nombre o pequeña bio de referencia de esos profesionales.Nuestra plantilla está compuesta por profesionales con más de 15 años de experiencia en el mundo editorial.
Dicen que ellos tienen un método para cazar talento literario: Método INdie
¿SIstema know-how?“A partir de esta experiencia colaborativa, se ha implentado un sistema de Know-how diseñado para la detección de nuevos talentas literarios, es lo que llamamos el «Método Indie». “
Bueno, en fin…
Su página de Facebook no tenía desperdicio. Caos absoluto y viendo cómo respondía a los comentarios uno de los socios de la no-editorial... Ya lo decía todo de la empresa. Pero como tenían pocos seguidores, pensé que acababan de abrir la página y que tenían poca experiencia.
A pesar de esas banderas rojas, me pudo la ilusión por publicar y les envié el manuscrito.
La ilusión ciega muchísimo y creo que L.I. sabe que los autores ilusionados somos su cliente-ciego ideal.
Me respondieron al cabo de 15 días con un email diciendo que actualmente lo tenía en el Departamento de Evaluación (!!! Aplaudo el eufemismo, de verdad) y que antes de valorarlo debía responder un cuestionario que me adjuntaban (un doc. WORD).
Me extrañó, pero seguía ciego-ilusionada. Así que abrí el cuestionario y… Bueno, preguntas personales como estas: ¿Cómo te ves a la hora de hablar en público?, ¿A qué dedicas tu tiempo libre?, - ¿Tienes libres las tardes? En caso de que no, tendrías facilidad de pedir alguna?. Estado civil y si tienes hijos, también. ¿En qué ciudad vives? ¿Siempre has vivido ahí?
Atención que viene la bomba: ¿Cómo crees que podrías apoyar a Libros Indie a la hora de promocionar tu obra?, ¿Cómo te ves a la hora organizar una presentación?
La verdad es que al leer el cuestionario no entendí a qué venía tanta pregunta personal o de plan de viabilidad de negocio. ¿No decían que apostaban por el talento?
Pero lo respondí, porque quería que se leyeran mi manuscrito.
Al cabo de un mes recibí la llamada de uno de los socios de la que voy a resaltar:
A) Dedicó los primeros 15 minutos (suena exagerado, pero es cierto) a hablar maravillas de su “editorial”, puso verde a otras editoriales (cuyo nombre ni yo sabía), dijo que la mayoría de los autores que publicaban con L.I. estaban encantados. Y por supuesto Amazon era lo peor.
B) Me informa de que me van a publicar (menos mal porque yo ya creía que estábamos en un debate sobre el mundo de la edición). El argumento por el cual decidían publicarme era que encajaba en el perfil de la editorial. Creo que piensan que diciendo eso dicen mucho, pero en realidad no significa nada. Ahí me dí cuenta de que no se había leído mi manuscrito, que no tenía ni idea.
C) Me preguntaba por cuestiones que yo ya había respondido en el cuestionario.
D) Me dejó claro que era una autora desconocida así que la tirada iba a ser de 60 ejemplares. ¡Olé esa apuesta por talento literario!
E) Me dejó clarísimo que no se iban a desplazar a mi ciudad de residencia puesto que billetes+alojamiento en esa provincia era caro y que si habían venido para la presentación de otro libro un año antes era porque un familiar del autor de ese libro les había facilitado un fin de semana a un precio económico en un hotel. Añadió “si tú también nos puedes garantizar eso…”. No supe qué decir. Enmudecí.
F) Cuando llegó el momento de hablar de money, money… Su ritmo se aceleró. Tuve que pedirle que lo repitiera y hablase más despacio. Me dijo que todo lo que me había dicho estaría indicado en el contrato.
G) Me insistió en que firmase cuanto antes el contrato, que la presentación tenía que ser en marzo/abril.
Colgó y yo me quedé en plan “¿Qué acaba de pasar?”.
Traté de tomarme un tiempo para pensar.
Algo me decía que muchas cosas no cuadraban , pero en letras de neón me pudo el “te van a publicar”.
Me decepcionó lo de que no me arroparan. A ver, soy adulta, pero hombre… Una editorial de verdad arropa al autor. Se ve que el Método Indie era así.
Banderas rojas por todo. Pero la ilusión ganó.
Firmé el contrato.
Un contrato estándard y que tampoco tiene cláusulas raras o abusivas. Eso sí, que se queden los derechos de tu libro en formato ebook cuando ellos ni siquiera lo comercializan en ese formato… Es cuanto menos, llamativo. Porque claro, como son una imprenta, fomentan la tapa blanda.
¿Qué pasó entonces?
Estalló todo lo que ya sabéis en marzo 2020 y llegó el confinamiento.
El mundo se paró.
La vida de todos se paró.
Entonces, empecé a pensar y pensar y como tenía tiempo para pensar… Empecé a caer en todas esas banderas rojas. Empecé a cuestionar por qué se tenía que llevar un 85/90% de los ingresos para total solo imprimir y distribuir, pero nada de promoción, que es lo que anima a la gente a comprar.
Así que finalmente decidí que no iba a publicar con ellos. Y en ese mismo instante, por sincronía del universo, me llamó de nuevo “el socio” y me dijo que mi libro iba a salir para junio. Quise escuchar. A esas alturas, pensé que lo ideal sería escuchar y acumular información porque mi manuscrito seguía en su poder bajo contrato al menos por unos cuantos meses.
Me dijo que todo lo del confinamiento les había afectado a las pequeñas empresas (!!!) y que teníamos que echarnos una mano entre todos. (BUeno, si no te parece echar una mano que te quedes el 90% de mi trabajo…). Me informó que contactarían conmigo un maquetador y una ilustradora (“que por cierto, vive en tu misma provincia, qué casualidad”) con la que hablaría del diseño de la portada.
Le pregunté si el manuscrito pasaría un corrector. Me dijo que sí, que tranquila… Pero que de todos modos yo lo revisase. Pero, ¿qué tengo que revisar? Y vosotros? No miráis vosotros lo que publicáis?
A las 3 horas contacta conmigo la socia de L.I. presentándose como la persona que diseñaría la portada. (¿No iba a ser una ilustradora de mi misma provincia?). La portada que propuso fue un despropósito.
Ejemplo: mi novela se sitúa en un pueblo de montaña, en pleno bosque, árboles, matorrales,… Pues ella me presenta una portada con una sirena envuelta por olas. Mi familia y amigos todavía nos reímos de la propuesta.
Le dije, educadamente, que poco tenía que ver la portada con el tema y la historia. Me preguntó que qué había pensado yo como portada. Le mostré ejemplos. Los descartó diciendo que eran sosos. (!!!)
Me volvió a presentar una propuesta que de tan horrorosa que era no le pude ni responder y al día siguiente contacté con ellos para parar la publicación.
El socio me dijo que ok, que lo paraban, que me lo pensase unos meses y que antes de acabar el año volviera a contactar con ellos por si había cambiado de opinión. Que ellos tenían 80 proyectos por sacar (!!!).
Fue una conversación amable, pero lo de los 80 proyectos sonaba a “no te creas que vas a ser tú la que nos rechaza”.
Pasado un tiempo (por contrato mi manuscrito todavía seguía en sus manos) envié un email rescindiendo el contrato y… no recibí respuesta.
Ni un “buena suerte”, ni un “ok”, ni un formalismo de despedida.
No. Nada.
Este el método INdie.
Esta es mi experiencia.
Al parecer, en algunos proyectos se implican más que en otros. Que hoy en día la promoción la lleva el autor, es más que sabido. Pero una editorial debe apoyar a todos sus autores (aunque sean más de 300) y enviar notas de prensa, acudir a la promoción, etc. Si logras salir en el periódico o TV, ellos compartirán la info en sus redes sociales como pueden compartir un MEME.
Así que si te estás planteando publicar con esta editorial, te diré que sí, que no pagas por publicar como hacen otras falsas editoriales. En eso no engañan.
Pero son una imprenta de coedición. No son una editorial.
Si tienes esto en cuenta y no te importa que te impriman los ejemplares y tú ya los vas vendiendo… Perfecto, ¡esa es la actitud! Lo digo de verdad.
Por cierto, mi experiencia con la autopublicación fue muy buena y sí, tienes que promocionarte pero al menos compensa saber que tú te lo guisas, tú te lo comes. Ah y logré firmar contrato con una editorial “real” y desde luego: se leen lo que les envías, no llevan a cabo un cuestionario WORD para valorar tu obra, aportan sugerencias, te hacen sentir parte de un equipo, te PAGAN y aunque no seas un nombre conocido APUESTAN por ti.
Espero que mi experiencia sirva de ayuda.