¡Qué gran lectura! Sin mucho más que un cierto interés al principio, este libro me fue atrapando poco a poco.
Hace más o menos un año me enfrasqué sin tampoco darme mucha cuenta en los vericuetos de La casa verde, que me terminó fascinando y encantado muchísimo. Éste, La ciudad y los perros, lo tenía también como referencia y por fin, su lectura, ha llegado.
El mecanismo estructural es parecido a La casa verde. Diferentes puntos de vista, y encontrarse uno directamente en la acción. A mi he de reconocer que me gusta, y al cabo de unas páginas se le coge el truco, y el gusto.
Qué historia, o historias, las que se cuentan. Como bien se comenta, hay dos grandes escenarios: la ciudad y el "cuartel", el colegio militar Leoncio Prado. Y una serie de personajes logradísimos, profundos, como el Jaguar, el Artista, el Esclavo, el Boa, el Teniente Gamboa, Teresa...
Es como estar con ellos,
las contínuas perrerías y sordideces en las que se ven viviendo (qué decir de las noches con el Paulino, o las timbas nocturnas en los baños). El ambiente del cuartel, la vida más allá de la regla, el machismo desvivido, la sexualidad mal llevada, los malos tratos, el orden, el desconcierto, la fidelidad, la sumisión y la deslealtad. El Círculo es casi como un personaje más, que actúa, se violenta, se defiende.
La primera parte, en pocas palabras, es todo lo que lleva a que el Esclavo sea muerto. Y la segunda parte es todo lo que conlleva de agitación esa muerte, para desvelarnos la crueldad del territorio humano. A unos realmente les ha importado, a otros nada. Cae el velo para unos, y otros buscan escurrir el bulto y que todo continúe. Al final conocemos el trasfondo del Jaguar. Y es como todo, cada cual llevaba sus cargas a cuestas, y la fatalidad de tenerse que forjar como personas en un entorno, en general, difícil.
Es muy interesante conocer las ilusiones de amoríos, fútbol y amigos que cada cual lleva, y las desilusiones, ruindades e incomprensiones (principalmente venidas del núcleo familiar) que derivan en acabar internos en el Leoncio Prado, ese colegio militar tantas veces sumido en la niebla, la cual parece más bien, muchas veces, una metáfora viva. |
Es un libro con episodios muy crudos
(qué cruel y a la vez entrañable se hace la relación del Boa con la Malpapeada, la "bienvenida" a los nuevos perros, o los tratos entre ellos, o el trato al Esclavo, así como la inmoralidad de los altos mandos militares) |
, y las partes donde se pulsa una relación sincera, honesta, que brilla, tal y como encandilaría al propio protagonista
(Alberto y el Esclavo, Jagua y el flaco Higueras, el Esclavo y Teresa, el sentido del deber del teniente Gamboa). |
Una gran lectura. Animaría a que no eche para atrás el vocabulario, porque se capta rápido su posible significado, y hace aún más viva y rica la narración (las palabras más extrañas quizá sean "cristina", que es como un gorro militar, e "imaginaria", que suena bonita, y es alguien que monta guardia por la noche).
He de confesar que me gustó más La casa verde, pero ésta es sin duda una GRAN novela que merece muchísimo su lectura. Grande Vargas Llosa.