Querido Aben.
Ya lo he terminado.
Esta última parte que he leído es muy densa, pues se terminan de narrar las historias de los personajes de la novela, además de la intervención en la historia de Pancho Villa.
Me resulta especialmente atractiva la vida de la mujer de cara de luna.
Es muy dura y a la vez hermosa. A pesar de su estatus social, es despreciada por el usurero de su marido. Es la única que en ese ambiente de fariseísmo de la familia de su marido capta el que sería el mensaje de Cristo, de tener misericordia por aquellos que sufrían las deudas contraídas con la usura y perdonarles las mismas. No me extraña que sus palabras fueran peor que un tiro entre aquella panda de miserables! |
Es triste el sometimiento y la humillación a los que estaban sometidos los campesinos mejicanos bajo el yugo de los hacendados. No es muy distinta a la de otros pueblos que vieron como les eran arrebatadas sus tierras al amparo de una ley hecha para la expoliación y el sometimiento de las personas, a las que no les cabía sino marcharse o permanecer en su tierra que ya era de otro y sacrificar su vida en benefício de aquel.
La figura de Pancho Villa se levanta en medio de estos afligidos como libertador del pueblo campesino mejicano que por fin se sacudía de encima a sus verdugos entre los hacendados, caciques y prestamistas.
Es una lástima que todos estos movimientos terminen degenerando en más de lo mismo, pues no solo se cambia de caciques sino que algunos de los antiguos aún resultan fortalecidos, vendidos a la corrupción de la nueva clase.
Critica con fuerza Fuentes el intervencionismo americano, y parece que la historia no para de darle la razón. Allí donde meten las narices los gringos, como los llaman los mejicanos, las cosas terminan peor de como estaban. Y casi siempre, en pos de la justicia y de la universalización de los valores universales de la democracia, ese intervencionismo resulta inútil pues las revoluciones políticas y sociales se tienen que hacer y solo triunfan cuando se gestan en el interior del pueblo, y no impuesto desde fuera.
Por cierto, que no había caído en lo identificado que podía sentirse Fuentes con algunos aspectos de la vida del gringo viejo y de su filosofía.
Me ha gustado la novela, tiene mucho interés por lo que cuenta y por el juego que da ese triángulo de Arroyo, el gringo viejo y Harriet Winslow.
Aben, espero tu comentario final. Ha sido un placer de nuevo compartir una obra más contigo.