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Me faltan apenas setenta páginas para acabar la novela, la primera parte, digo,
El señor llega.
Esto es de juzgado de guardia... estoy por denunciar a quien no declare que es el mayor placer sensual, venial que puede existir es la lectura de
Los gozos y las sombras.
Exageraciones aparte... dos cosas. Una es la impresionante personalidad de Clara Aldán en la novela (por favor, no confundir con la interpretación de Charo López, que es de una categoría sublime, pero aquí hablamos de literatura, no de cine). El personaje va tomando un vuelo inconmensurable a medida que avanza la obra ... primero, apenas una sombra, un nombre, eclipsado por el de Inés... después, cuando va a limpiar al pazo de Carlos, crece y crece a medida que habla y se desarrolla ante nosotros una tragedia de dimensiones poderosas. Pero, cuando recibe el regalo de Carlos de las ropas de su madre y se hace vestidos y se compra complementos y desfila delante de nosotros - que no hay espejo, somos nosotros, los lectores, su espejo -... es que se nos cae la baba... ¿no os la imagináis con veinticuatro años, deslumbrante, resplandeciente, hermosa, sugestiva, joven, dominadora? Es un encanto de personaje...
Otro aspecto muy menor, pero en el que no había reparado... El título,
El señor llega. Claro, dices... el título responde a la llegada de Carlos a Pueblanueva. ¡Ingenua y mil veces ingenua, klatu! ¡Que no sabes leer! Que habías leído la obra dos veces antes y estabas en Babia... No es Carlos quien llega. 'El Señor' es otro señor. A donde llega no es a Pueblanueva... Léelo otra vez, por favor... si estás tan sorprendida como yo...
Y es que cada lectura es diferente y, necesariamente, enriquecedora. ¿Alguien puede dudar, como dijo Sartre, de que la Literatura lo sea todo en la vida?
klatubaradaniktó