Las ninfas - Francisco Umbral

Narrativa española e hispanoamericana

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jilguero
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Re: Las ninfas - Francisco Umbral

Mensaje por jilguero »

Disfrutándolo ando. Hace poesía de cualquier cosa. Embellece lo cutre. Abre nuevos horizontes. Te enseña a vivir de forma literaria.

Volveré :D


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jilguero
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Re: Las ninfas - Francisco Umbral

Mensaje por jilguero »

Sue_Storm escribió:Umbral escribía como los propios ángeles. Lástima que en su momento el personaje que creó de sí mismo acabara devorando al escritor. Y más lástima aún, que hoy en día sea un autor olvidado. Habría que reivindicarlo.
:vb_manifa: :vb_manifa:
La verdad es que no sé si el nivel de Umbral es siempre así, pero después de al relectura de Mortal y rosa , que me ha rescatado del olvido Albatross, y de Las ninfas, por recomendación de Triste, tengo claro que quiero seguir leyéndolo.

Ayuda a verle el lado poético a lo sórdido, a desdibujar los límites de la belleza convencional para encontrarla por todos lados. En este libro, deja claro cómo se debate entre la vida sencilla, sin complicaciones, mucho más plana, de quien vive sin más; y esa otra manera de vivir más literaria que tiene lugar cuando pasamos casi todo por el filtro de nuestra mente, que es lo mismo que pasarla por el filtro de la cultura. Lo dice en este parrafito:

Tuve nuevamente esa nostalgia falsa, literaria, de una vida más elemental y sencilla que nunca podría ser mi vida, porque entonces no habría sido yo.

O en estos otros:
El intelectual, frente a la vida, suele reaccionar mediante la cultura, pero no siempre por pedantería, sino porque, hombre de biblioteca, carece de reacciones vitales y esta carencia viene a llenarla su acervo cultural. Es una reacción de segundo grado, una falsa reacción: una cobardía.

...yo advertía que mis palabras eran siempre más complicadas, más literarias, menos espontáneas que las de Miguel San Julián, porque yo, al fin y al cabo, estaba representando una comedia real, la comedia de mi vitalismo, auténtico, pero falsificado por la sola mirada de mi otro yo...


Muy logrado el retrato de la adolescencia como esa etapa en la que se nos va cayendo la venda y se nos desmoronan los ideales:

La desesperación empieza cuando comprobamos que no hay ideal, que no hay zócalos de luz donde habiten seres privilegiados, criaturas afortunadas. El hombre es generoso, a pesar de todo, y renuncia a su felicidad y a su vida con tal de que le dejen creer que la felicidad existe en algún sitio y para alguien (en el cielo para los cristianos, en el futuro para los progresistas). Es una forma de salvación individual en la salvación colectiva y venidera de la humanidad. Lo que se tarda en aceptar, lo que se acepta sólo con la madurez, es que no hay salvación para nadie en ningún sitio, que no hay una franja mágica de vida donde se detiene el tiempo y se es feliz para siempre (la imagen de esa franja suelen dárnosla algunas nubes estiradas del crepúsculo, «de un incoloro casi verde», como decían mis poetas modernistas o posmodernistas, pero es claro que esas nubes desaparecen en seguida, se desvaen, se deslíen, se destrenzan, son mera ilusión óptica).

No tenía sentido crítico, o prescindía de él momentáneamente, y aún creo que debe ser así en el lector joven, pues la admiración enriquece mucho más que la reticencia, y sólo el que ha admirado mucho, el que lo ha admirado todo, lo bueno y lo malo, lo favorable y lo adverso, se encuentra más tarde en posesión de tesoros que ya irá depurando.

Me gustaban aquellas sesiones, a pesar de todo, a pesar de que no me enteraba de nada, y me gustaban porque eran la constatación de que había un mundo secreto, una secta pacífica, un mercado amable, en el mundo, que era el de la literatura, y en el cual yo quería vivir por los siglos de los siglos, nocturnamente, sin contacto con los comerciantes de la mañana, los políticos del periódico ni los parientes de la familia. Me gustaba la clandestinidad inocente de todo aquello

No otra cosa es la adolescencia que ese estar maduro por un costado y verde por el otro, de modo que yo podía sentirme perfilado, refulgente y neto frente a los dioses de la mitología y los generales de la historia, que no eran más que un magma común, pero al mismo tiempo me sentía invertebrado, desvaído y tonto frente a cualquier funcionario público, visita de casa o señorita de escasos medios.

Pero también como esa etapa es capaz de sublimarla un literato:
...ahora me parecía mágico estar paseando por las calles regadas de la noche, o por las viejas calles sin regar, con aquel personaje mítico de la infancia, pintoresco de más tarde, y al que yo seguía profesando ese amor y ese respeto que he profesado siempre, después, a los ídolos caídos, a los juguetes estropeados de la gloria, a los grandes en decadencia, que me parecen mucho más sugestivos que los grandes en apogeo

Porque el hombre mediocre, el tibio, el pecador cotidiano, se conforma con cualquier cosa, pero la virtud elige y exige, y si el sueño de la razón engendra monstruos, el sueño de la virtud engendra dioses. O diosas.

El tiempo, sí, se transmuta en geografía, y lo que perdemos en tiempo lo ganamos en espacio, y las horas perdidas de la infancia están ahí, en las copas de los árboles, y quizá son esos hilos de plata, de luz, que brillan de rama a rama, de hoja a hoja, porque en esos árboles, en esa arboleda cuaja algo que entonces no había, y ahora somos más dueños de todo, ya que todo nos habla, nos enriquece y nos habita.

No quiero cansar, pero sí decir que me parece genial esa contraposición que hace entre nuestro lado más cultural, que nos suele parecer más digno, y nuestro lado animal que tanto nos cuesta aceptar; y me parece genial por la forma en la que lo hace contraponiendo el cuartol azul de lectura con el retrete:
Yo quería ser sublime sin interrupción, y cada mañana acuñaba mi sublimidad, pero el día la iba llenando de interrupciones: la interrupción del estudio, del trabajo, de algún recado familiar (todavía) e incluso la interrupción del sexo, del cuerpo, del retrete, del erotismo, que entonces no era ninguna de esas cosas y era todas a la vez.
Porque la masturbación no era romántica ni científica ni clásica ni apolínea ni dionisíaca (puede que fuese dionisíaca, sólo que no lo sabíamos). La masturbación aún no tenía encaje en la cultura, en nuestro panorama cultural de sublimidad, y sin embargo había que masturbarse. Y quizá la masturbación, que no me cansaba el cuerpo (contra lo que decían los curas) sí me cansaba el alma, porque después de la masturbación toda la persona quedaba desestructurada, todo el personaje se venía abajo, y había que volver a empezar de nuevo por el principio, lo cual era un poco agotador. Se fabrica uno penosamente un clasicismo durante una semana y de pronto un golpe dionisíaco, en tres minutos, lo echa todo por tierra, deja en ruinas nuestros Partenones interiores y uno vuelve a ser un paria que vaga por las estepas y las nebulosas de la falta de personalidad.


De modo que yo era la sombra errante y solitaria que oscilaba entre la habitación azul y el retrete, entre el cuarto exento y sublime de las lecturas y las músicas, y el cuarto vertical y oloriento de la masturbación y el desnudo.
Última edición por jilguero el 15 Oct 2018 17:59, editado 1 vez en total.


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jilguero
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Re: Las ninfas - Francisco Umbral

Mensaje por jilguero »

fabian escribió:Una novela que me ha dejado apesadumbrado. Paquito escribe muy bien.

Fin.
Fabian, como te veo en este hilo y no es habitual que me cruce contigo, aprovecho para decirte que esto que he dicho de Umbral tras leer esta novela, me refiero a "que ayuda...a verle el lado poético a lo sórdido, a desdibujar los límites de la belleza convencional para encontrarla por todos lados", también lo podría haber dicho tras entrar en tu web y ver algunos de tus cuadros :wink:.


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Buccan
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Re: Las ninfas - Francisco Umbral

Mensaje por Buccan »

Iba a empezarlo, y... no he podido resistirme a ver el video completo (4 minutos) del gran momento televisivo de Umbral.
Prosa directa, contundente, sintetizada, original, puede que repetitivo... a ver si el libro también lo es; ya comentaré.

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Re: Las ninfas - Francisco Umbral

Mensaje por Ivanovich »

Umbral era un escritor singular, con una personalidad desbordante y un manejo del lenguaje excepcional, de frase larga y trabajada. No es un escritor de estos tiempos de hoy, algo líquidos y minimalistas, en los que vivimos.

Este de las ninfas me me lo voy a apuntar para releerlo, no recuerdo nada. Lo tengo en aquella colección que publicó El Mundo allá por los años 90 y que me dio a conocer tanta Literatura, así con mayúsculas. También, en esa colección, leí la Leyenda del Cesar visionario, una visión del franquismo de la posguerra desde el lado de los intelectuales que no fueron presa del exilio, o algo así.

Con Mortal y Rosa sufrí, es preciso leerlo con el ánimo bien sujeto, y no era el momento, es lo último que leí de Umbral, y de eso hace casi 10 años.
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Buccan
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Re: Las ninfas - Francisco Umbral

Mensaje por Buccan »

Esa misma edición es la que tengo (y suerte que tengo la vista de marino, sino me la hubiera dejado: ¡maldita letra!), y anda que no he descubierto grandes escritores y grandes libros; y muchos grandes olvidados y recordados en un rincón: están pero pasamos la vista de largo.
Cuando he leído varios contemporáneos seguidos, o thrillers, siempre recurro a algún Delibes, Marsé, Ramiro Pinilla de prosa trabajada, de esos de: cuéntame, que estoy aquí para escucharte.

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Re: Las ninfas - Francisco Umbral

Mensaje por ratonB »

Lo tenía en la edición del Círculo de lectores. Umbral era muy mediático, para no serlo con ese carácter en un mundo con una sola TV y sin youtube ni neflix. Lo fue hasta tocar techo, o fondo según se mire, con su yo he venido aquí a hablar de mi libro en aquella famosa encerrona. De Las ninfas recuerdo algún párrafo casi textual, quizás porque lo leí de adolescente como el protagonista de la novela.
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Buccan
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Re: Las ninfas - Francisco Umbral

Mensaje por Buccan »

Pues sí. Como dice Ivanovich estamos ante un libro trabajado, meditado y buscando gustarse, lejos del arrebato televisivo (mi generación, de los 80, es de lo poco que conoce, creo, a Umbral). Me resulta extraño que haya quedado un tanto relegado de la literatura contemporánea...
Lo que cuenta y medita vendría a ser la propia crisis existencial donde lo que se vive dista mucho de lo que se anhela; y ese mismo avance sin prisa y con cierta pausa (la propia pausa de esa reflexión trabajada) hace transcurrir los días, los meses y la misma novela. En esos años donde, casi siempre, el hombre elige su futuro y sus gustos y sus quehaceres en vista del suspiro de una mujer, o de varias, ya sean juntas o separadas (quien lea la novela entenderá lo último).
Me quedo con unas frases o ideas de la novela (no textuales, ya que lo digo de memoria): nos recuerda como sustituimos el ideal de la vida por lo cotidiano, por la costumbre, y suplimos el éxtasis y la pasión por lo gentil y el grito por el suspiro (esto último sí que es textual, ya que me quedó grabado)
No tardaré en leer Mortal y rosa.

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Ivanovich
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Re: Las ninfas - Francisco Umbral

Mensaje por Ivanovich »

Por tus comentarios del otro día saqué este libro de mi librería, para tenerlo a mano y volver a leerlo. Ahora que todos están en cajas para poner rumbo a otro lugar en breve, este se ha quedado fuera y ya no tendrá remedio la cosa.
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Re: Las ninfas - Francisco Umbral

Mensaje por Velaluka »

Me quedo por aquí para tenerlo presente en mi lista de pendientes...
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Ivanovich
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Re: Las ninfas - Francisco Umbral

Mensaje por Ivanovich »

Buccan escribió: 28 Oct 2021 09:28 Pues sí. Como dice Ivanovich estamos ante un libro trabajado, meditado y buscando gustarse, lejos del arrebato televisivo (mi generación, de los 80, es de lo poco que conoce, creo, a Umbral). Me resulta extraño que haya quedado un tanto relegado de la literatura contemporánea...
Lo que cuenta y medita vendría a ser la propia crisis existencial donde lo que se vive dista mucho de lo que se anhela; y ese mismo avance sin prisa y con cierta pausa (la propia pausa de esa reflexión trabajada) hace transcurrir los días, los meses y la misma novela. En esos años donde, casi siempre, el hombre elige su futuro y sus gustos y sus quehaceres en vista del suspiro de una mujer, o de varias, ya sean juntas o separadas (quien lea la novela entenderá lo último).
Me quedo con unas frases o ideas de la novela (no textuales, ya que lo digo de memoria): nos recuerda como sustituimos el ideal de la vida por lo cotidiano, por la costumbre, y suplimos el éxtasis y la pasión por lo gentil y el grito por el suspiro (esto último sí que es textual, ya que me quedó grabado)
No tardaré en leer Mortal y rosa.

¡Salud y buen viento!
Coincido mucho con lo que dices, @Buccan.

Umbral escribía maravillosamente bien. Las ninfas es una novela de aprendizaje que se desarrolla (aunque creo que no lo dice) a mediados de los 50’ en la ciudad de Valladolid, donde Umbral vivió unos años. Allí conoció a un Miguel Delibes ya consagrado, en una relación de amistad que se mantendría con los años. Hace unos meses escuché en un programa de RNE que el personaje de Primitivo Lasquetti en Mujer de rojo sobre fondo azul escondía a Paco Umbral. Pero Las ninfas no va de eso, que me pierdo.

Las ninfas es de una escritura trabajada y precisa, de frase larga y poética, el estilo de Paco Umbral, pero se lee fácil, con naturalidad, una prosa redonda que penetra los sentidos.

La novela tiene mucho de la vida de Umbral, narrada en primera persona. La pasión primeriza por la poesía, los amigos, las muchachas del barrio, algunos personajes singulares, y la apertura a las primeras experiencias sexuales. La vida en una ciudad de provincias, en en seno de una familia pequeñoburguesa de clase media. El barrio, la plaza mayor, los contornos de la cuidad, y la necesidad de traspasar sus límites para seguir creciendo.

Me ha gustado mucho. La segunda mitad la he leído algo a trompicones, porque estoy con líos, pero me gustaba meterme a ratos cortos en la novela.

Umbral era un personaje raro, con una voz engolada y cerrado a la sonrisa. Estuve viendo algún video de entrevistas, hay cosas interesantes en youtube. Una en A fondo, con Joaquín Soler Serrano, y Umbral comiéndose manzanas.
P. 34 Los artículos estrictamente literarios los leía varias veces. Era un lector incondicional que siempre estaba de acuerdo con todo y con todos. No tenía sentido crítico, o prescindía de él momentáneamente, y aún creo que debe ser así en el lector joven, pues la admiración enriquece mucho más que la reticencia, y sólo el que ha admirado mucho, el que lo ha admirado todo, lo bueno y lo malo, lo favorable y lo adverso, se encuentra más tarde en posesión de tesoros que ya irá depurando. El solo hecho de escribir en un periódico me parecía absolutamente mágico, como me lo sigue pareciendo, y no comprendía a algunos de aquellos genios del Círculo Académico que todo lo leían con reticencia y crítica, y que por lo tanto se estaban preparando para ser unos estreñidos lirerarios, unos descontentos, unos resentidos. A mí me valía todo.
P. 74: " Me había afanado yo largamente en fijarme unos maestros, en encontrar unos modelos, y sólo mucho más tarde comprendería que lo que el escritor, y el hombre en general, necesita, son discípulos, gente que le siga, o sea, el espejo donde uno se mira, donde uno se ve, donde se corrige a sí mismo y toma aliento para seguir adelante. Los modelos son un espejo solemne, dorado, yerto y hermético, mientras que los discípulos son un espejo vivo, parlante, actuante, un espejo con el que se puede dialogar monologando, que es el diálogo que prefiere el escritor... "
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