J. F. des Esseintes escribió: ↑05 Oct 2020 15:37
Porque me indigna que me traten como si tuviera cinco años, y eso es lo que hace este libro contándome, BREAKING NEWS, que matar gente es malo. Podría interesarme que me hablaran de lo que realmente encierra (encerraba) el mundo del terrorismo y sus aledaños; las motivaciones que llevaban a tanta gente joven a arriesgar su libertad, desperdiciar su vida, arrebatar la de otros; el clima y debate políticos de la sociedad vasca de aquellos años; preguntarse si los distintos gobiernos españoles y vascos cometieron errores en la gestión de este conflicto (pasa de puntillas sobre el GAL, apenas unas cuantas frases sin darle demasiada importancia)... Pero no, lo que este libro hace es decirme que los abertzales (porque ni siquiera hace mucha distinción entre partidarios de la lucha armada y nacionalistas demócratas: cuando usa el término es para referirse a terroristas o sus amigos) son palurdos, ignorantes y malos, manipulados por otra gente mala cuyos intereses no explica, pero seguro que también son malos. Y los españoles buenos son los que no son nacionalistas (porque el nacionalismo español no existe, la indivisivilidad de la nación española viene dada por la Gracia de Dios, supongo), y los que no se interesan por la política (se ve que preocuparse y participar en la vida política también es de mal ciudadano, mejor votar una vez cada cuatro años y luego a trabajar calladito y sin molestar).
De paso, da la casualidad de que los españoles buenos son los del estrato económico medio-alto (todo conseguido trabajando muchísimo, en eso hace constante hincapié), y los malos son pobres, que tienen mucha envidia de aquéllos (en esto también hace hincapié). De hecho, los trabajadores de la empresa del protagonista, también pobres, también son malos (si hasta le hicieron una huelga, ¡habrase visto tamaña maldad!).
Y lo peor es que en lo puramente literario el panorama no es mejor: el libro es malísimo. Al segundo capítulo ya estaba hasta las narices del incesante y enervante uso de varias fórmulas que al autor deben de parecerle modernísimas e innovadorísimas, pero que a mí más bien me sugieren un señor mayor queriendo hacerse el moderno:
-el "adjetivo/adjetivo" o "sustantivo/sustantivo", porque las comas y las conjunciones deben de ser una cosa muy retrógrada;
-las preguntas (decenas y decenas y decenas de ellas) completamente irrelevantes, innecesarias, en una suerte de uso infantil y estúpido de la función fática, y que normalmente constan de dos o incluso una sola palabra entre interrogantes;
-la aparición, completamente aleatoria y sin ningún valor ni función, de UNA frase en primera persona en medio de capítulos enteros narrados en tercera, porque supongo que también debió parecerle muy vanguardista cambiar de narrador así de buenas a primeras, sin venir a cuento y, repito, siempre con UNA frase suelta.
Paupérrimo en lo literario, repugnante en su nada disimulada intención política, libro pergeñado con descarada vocación de best-seller (obviamente hay millones de españoles deseando que les cuenten esta moralina para niños con los villanos archiconocidos y archiodiados), destinado a gente a la que le da miedo pensar.