Letras

[Edgardo Benitez]

¿Y en cuál de tus momentos es que comienza la infinita vida? La que brota y desaparece a capricho por doquier.
Los días que he visto al viento golpearte el rostro
Vi sonrojarse al infinito mundo de colores.
Y tú, con la mirada de ojos caídos mientras te arreglas el cabello y disimulas poco a apoco tu pedazo de pan. Y me miras así.
Como avergonzada por lo vivido. Y sueltas una sonrisa a tus zapatillas de piel. Y ahora un sorbo de café para el suspiro de la que parecía la tarde de siniestros instantes.

Cuando me preguntas por los demás, no sé qué responder. Porque desconozco su paradero. Anoche aún se escuchaban las voces desoladas de la gente merodeando, buscando una rendija. Pero el fuego de nuestra caverna nos sostuvo protegidos del frío. Son voraces, agresivos. Querrán liquidarnos. Como acabaron con muchos otros que son llorados. Aún escucho pasos afuera, resguardémonos y dejemos que el tiempo juzgue nuestro actuar.
Ahora muy despacio te digo:
El mundo sigue igual de mal. No hemos hecho nada para mejorarlo.
Son poderes oscuros que hacen el estado de cosas imposible vivir.

El oxígeno se agota. No podremos respirar.
¿Tienes un sorbo de aire para enjuagar mis pulmones?
A esta hora revuelvo en forjar las mismas lúgubres preguntas y me doy las entrañables míseras respuestas



¿Qué le debo a la tierra, al fuego, al agua, al viento?

A la tierra, mi cuerpo.
Al fuego, mi purificación.

Al agua, la necesaria infusión de los justos.
Al viento, mi rostro, para ser refrescado en esta hora incierta, en esta hora previa a partir.

[lucia]

Vaya historia postapocalíptica

[Edgardo Benitez]

Vaya historia postapocalíptica

Gracias, Lucía