Niños silenciosos

[jose manuel saiz]

NIÑOS SILENCIOSOS


Mi infancia fue ese tiempo
en el que un timbre abría por las tardes
las puertas de mi vida.

Cada día, a las cinco en punto, un timbre
mostraba una salida a mi apocado
corazón.

Yo fui uno de esos niños silenciosos
que se sientan (o esconden) al fondo de la clase
y compartía aquel espacio con otros que buscaban
salvaguardar su espíritu atrevido.

Disciplinadamente, a las cinco en punto de la tarde,
aguardaba mi turno en ese lugar tranquilo
donde la soledad del crucifijo y la paz de mi pupitre
se hacían más presentes a partir de aquel instante. A medida
que salían alumnos y profesores al pasillo y se apagaba
el bullicio y la luz en la pizarra,
la vida se volvía íntima, serena y el influjo de la escuela
intranscendente para mí. Yo era
el último en salir por una puerta.

A pesar de mi corta edad
y de no comprender en ese tiempo los entresijos
que imprimen mi carácter, yo amaba aquel sonido
que apaciguaba cada tarde mi tímida actitud.

A las cinco en punto, una parte de mí mismo, que todavía hoy
me ronda y me define, se quedaba inmóvil como un hermano
silente tras de mí.
(Ahora sé por qué los mansos aman la soledad;
ahora sé por qué en el fondo incierto
y oscuro de las aulas, se sienta siempre un niño
sumiso y silencioso).


--oOo--

[Frigg]

Me encanta cómo describes esa sensación de a las 5 en punto, cuando todos los que soñábamos, porque era lo que nos quedaba, esperábamos el timbre del colegio ensimismados.

[lucia]

No puedo compartirlo, entre otras cosas porque en gran parte de mi experiencia, los que se sentaban al fondo eran los que querían montar barullo en clase. Los que querían pasar desapercibidos lo hacían en donde menos se hiciesen notar por los demás, incluídos algunos que pasaban desapercibidos metiéndose en medio de todo el barullo.

Y tampoco comparto el que los niños tímidos y los amantes de la soledad sean sumisos.

[jose manuel saiz]

Me encanta cómo describes esa sensación de a las 5 en punto, cuando todos los que soñábamos, porque era lo que nos quedaba, esperábamos el timbre del colegio ensimismados.

Muchas gracias por el comentario Frigg. Sí, yo además de soñador, era tímido, y procuraba sentarme en un lugar donde pasar desapercibido, generalmente al fondo de la clase.
Un abrazo.
J. Manuel

[jose manuel saiz]

No puedo compartirlo, entre otras cosas porque en gran parte de mi experiencia, los que se sentaban al fondo eran los que querían montar barullo en clase. Los que querían pasar desapercibidos lo hacían en donde menos se hiciesen notar por los demás, incluídos algunos que pasaban desapercibidos metiéndose en medio de todo el barullo.

Y tampoco comparto el que los niños tímidos y los amantes de la soledad sean sumisos.

Bueno, esto es poesía, donde cuenta más la forma de decir las cosas que la exactitud semántica de los conceptos. En poesía se dice que la luna es de "plata", o el mar es un "espejo", y todos sabemos que no lo son ni se discute.
Pero volvamos a la escuela. Los tímidos, como dices y yo también lo digo en el poema, nos mezclábamos en los rincones con los "piezas", precisamente por eso, todas las miradas cuando había barullo iban hacia ellos, el profesor ya sabía quiénes eran, y los tímidos éramos aún más invisibles.
Yo no digo que los sumisos amen la soledad, que también, la mayoría, sino los mansos, en su gran mayoría (eso no quiere decir que los que no lo son no la amen). Volviendo a los sumisos... no vamos a entrar en definiciones técnicas ni "filosofismos"... creo que el poema lo expresa de una forma que se entiende "poéticamente".
Si nos ponemos a destripar de esa forma los poemas no se salva ninguno, incluidos los de los mejores poetas.

"En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
ya no siento el corazón".

¿Quién tiene en el corazón espinas? Y si las tuviera, ¿cómo se las arrancaría?
Si no sientes el corazón, seguramente estás muerto, ¿no?
Los poemas no se pueden comentar así.

Gracias por comertar, Lucía.
Un abrazo.
J. Manuel

[lucia]

Si te oyese Góngora te collejearía, que lo sepas Una cosa es usar metáforas y otra contar una realidad como si fuese la única.

[jose manuel saiz]

Si te oyese Góngora te collejearía, que lo sepas Una cosa es usar metáforas y otra contar una realidad como si fuese la única.

Bueno, eso sí. Pero tampoco he hablado de verdades absolutas.