Cartas del verano de 1926 - Tsvietáieva, Pasternak y Rilke

Aquellas maravillosas cartas.

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Ivanovich
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Re: Cartas del verano de 1926 - Tsvietáieva, Pasternak y Rilke

Mensaje por Ivanovich »

He pasado el ecuador de esta relación epistolar triangular.

Los poetas son la hostia. Qué forma de sentir y de sufrir, y de escribir. Parecen del Atleti de cuando antes. Daba igual que el mundo pudiera derrumbarse, ellos se escribían en un lenguaje que es como una borrachera de palabras que solo ellos podían entender. Porque yo hay cosas que leo y no entiendo lo que se dicen, y son muchas. Pero leo y sigo, tampoco me torturo. Se escriben acerca de la poesía -de lo que escriben-, pero también acerca de algo que uno, ingenuamente, llamaría amor, pero no lo es; es como otra dimensión. Se dicen unas cosas flipantes. Vamos, que a mi me escriben así y no sé qué decir. Es como si se hubieran metido algo, de verdad.

Boris Pasternak era el mas “chalao” de los tres. Le escribe cosas a Marina Tsvietáieva que rozan la locura del sentir. Pasa de todo, de su mujer e hija, menos de la poesía y de Marina, que es como un faro de necesidad para él, una droga. Y de Rilke, que para él es como un dios. No os cuento lo que le dice a Marina porque hay cosas que no entiendo, pero son cosas a lo bestia. Yo creo que si se vieran en persona la magia desaparecería, así son estos poetas que sufren.

Marina parece más cuerda, pero lleva también la emoción en vena, pero es lista la tía. Además su ánimo parece cambiante, a mi me despistaría. Lo que pasa es que me conozco la vida tan perra que tuvo, y la quiero. Quiero a Marina.

El más cuerdo de los tres parece Rilke. Es verdad que les saca unos cuantos años a los otros dos, y se nota (aunque los otros ya han pasado la treintena) pero es el único que parece poner algo de sensatez. Sensatez a mis ojos, claro, que para los poetas es al revés. También porque Rainer ya está enfermo (morirá pronto) y no le dan tantos subidones. Marina se coge un globo porque cree que Rainer pasa de ella, pero él se lo aclara y vuelven a las andadas. Y eso que no se conocen ni llegaron a conocerse (quiero decir “en persona”). A Rilke como que le mola lo que le escribe Tsvietáieva, y se entiende, porque es como una adoración tremenda y él ya es mayorcete.

Luego yo leo algunas de los poemas que escriben y citan en sus cartas (y que están en internet), sobre todo Boris y Marina, y no entiendo nada, son raros, pero yo es que no estoy muy entrenado para la poesía. A Rilke tengo que leerlo.

Por ahora lo voy a dejar reposar, para no saturarme, pero me está gustando.
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Velaluka
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Re: Cartas del verano de 1926 - Tsvietáieva, Pasternak y Rilke

Mensaje por Velaluka »

Gracias, creo que me gustará mucho, tendré que buscarlo.
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Ivanovich
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Re: Cartas del verano de 1926 - Tsvietáieva, Pasternak y Rilke

Mensaje por Ivanovich »

Lo terminé hace un par de días. Me ha parecido interesante, más por el aspecto psicológico de la atracción emocional que surge entre los 3 poetas, que por sus intercambios de creación poética. De esto último hay mucho en las cartas, especialmente entre Tsvietaieva y Pasternak, y en ocasiones las hace algo pesadas a mis ojos.

La atracción que Marina -mujer apasionada, emocional, ambigua y de ánimo encendido- ejerce en Pasternak -mucho más inestable y dependiente- es poderosísima, y todo lo que le dice tiene en él un fuerte impacto, en lo vital y en lo poético. En Rilke se entiende en parte porque, de alguna forma, Marina iluminó sus últimos meses de vida y la relación parece más equilibrada (Rilke muere de leucemia a finales ee 1926, a los 51 años).

La verdad es que Tsvietaieva era un poco puñetera y complicada, dicho sea con respeto.

¿Cuánto de idealización del otro, en la distancia, había esta correspondencia?, me pregunto. Y cuánto de intensa pulsión literaria en lo escrito. Quizá la presencia hubiera roto completamente el hechizo.

Tsvietáieva y Rilke habían soñado con verse, encontrarse, abrazarse. "¡No esperes al invierno!" le había dicho Rainer en la última carta. Pero Marina no lo comprendió, no supo hasta que punto Rilke estaba enfermo. Y no llegaron a cumplir el sueño.

Tampoco Tsvietáieva y Pasternak cumplieron sus planes de verse en aquel año de 1926. Lo harán nueve años después, en París, en 1935, con motivo de un Congreso de Defensa de la Cultura Soviética que se celebró en París, y fue más un “desencuentro” en palabras de Marina. Pasternak, según dijo él, estaba al borde del desequilibrio mental, después de 6 meses de insomnio. A finales de la década, 39-40, ya con Marina de regreso en Moscú, se volverán a ver varias veces, pero ya el contexto era otro, con las purgas estalinistas en pleno funcionamiento. Marina se ahorcó en 1941.

Hace un año y pico hubo una conferencia en la Fundación Juan March sobre Marina Tsvietáieva, que me encantó (“La Pasión según Marina Tsvietáieva”) a cargo de Monika Zgustova. Se encuentra en la página de la FJM y también en Ivoox, por si a alguien le interesa la vida de esta mujer.

Para terminar, copio aquí el poema que Pasternak le dedica a Marina en 1943 (Marina se suicidó en 1941)
A la memoria de Marina Tsvietáieva

Me es tan difícil, aun hasta esta fecha,
Imaginarte muerta,
Como a una codiciosa millonaria
Entre la inanición de sus hermanas.

¿De qué modo te puedo complacer?
De alguna forma házmelo saber.
En la mudez de tu partida
Hay una acusación no dicha.

Siempre son enigmáticas las pérdidas.
En la búsqueda inútil de respuestas
Me atormento sin fin:
La muerte no delínea su perfil.

Aquí hay de todo — sombras y palabras a medias,
Autoengaños y tretas,
Y solo por la fe en la resurrección
Nos es dada una cierta indicación.

El invierno — suntuoso banquete funeral:
Ir fuera de la casa, :
Añadir al crepúsculo uvas pasas,
Rociar el vino — y listo... el kutiá.

Frente a la casa, hundido en la nieve, el manzano.
Y la ciudad en ella, sobre su manto blanco —
Tu inmenso monumento funerario,
Me pareció lo mismo que todo entero un año.

Con el rostro girado hacia el Señor,
Tiendes a El desde la tierra,
Como en aquellos días cuando todavía no
Te habían hecho las cuentas sobre ella.
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Ceinwyn
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Re: Cartas del verano de 1926 - Tsvietáieva, Pasternak y Rilke

Mensaje por Ceinwyn »

Yo voy a buscar la conferencia.

No soy muy de leer epistolar, la verdad, pero me atrae lo que cuentas. :60:
Silba la calandria y nos sorprende en vela, amuchados, con ganas de seguir.
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Velaluka
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Re: Cartas del verano de 1926 - Tsvietáieva, Pasternak y Rilke

Mensaje por Velaluka »

Ambigua, de ánimo encendido, puñetera y complicada... Se nota que te ha caído bien la mujer :lol:
Gracias por tu comentario, Ivanovich.
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Ivanovich
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Re: Cartas del verano de 1926 - Tsvietáieva, Pasternak y Rilke

Mensaje por Ivanovich »

Bueno, no sé, es un poco lianta, con Boris y con Rainer, aunque la correspondencia con este es mucho más escasa. Supongo que su vida y temperamento no se lo ponían fácil.

A Boris Pasternak tan pronto le declara su amor ambiguo (porque uno no sabe bien cómo identificar sus sentimientos, parece que se muere de amor y no) como le destroza un poema en el que Borís ha trabajado durante mucho tiempo (El teniente Schmidt). Y Boris se siente de lo más afligido, y a la vez casi temeroso de Marina por algo que considera integridad y altura en la crítica en Marina (??????)

Por ejemplo, el bueno de Boris le cuenta a Marina en una carta que, de alguna forma, ama a su mujer, (ella está en Alemania y siente su ausencia) y a Tsvietaieva no le sienta nada bien, entonces le responde en otra carta:
La partida de Bohemia, las excursiones a París y a Londres — como a propósito para que tú entonces pudieses amarme. Ahora vuelvo a Bohemia, y tú amas más que a nada en el mundo a tu mujer, y todo así, por el estilo. (...) sufre, ama, atorméntate, vive con ella a distancia, como en algún momento viviste conmigo, pero no me arrastres"
No se entiende muy bien la actitud de Tsvietáieva, porque en sus cartas a Boris no hay un amor tradicional, ni siquiera platónico, es un extraño sentimiento poético, idealizado, o eso me ha parecido a mi.

Después de este incidente, Marina corta la correspondencia con Boris, pero no del todo, porque vuelve al poco erre que erre. Esto cuenta la traductora:
Tras recibir la carta de Pasternak del 11 de julio, Tsvietáieva llega a la conclusión de que su correspondencia ha entrado en un callejón sin salida, que  ya no puede seguir escribiéndole, y le pide a Pasternak que él tampoco lo haga. El contenido de esta carta de Tsvietáieva, que no se ha conservado, ha podido reconstruirse gracias a las notas hechas en su cuaderno de trabajo. Estas confirman la sospecha que se tenía: Tsvietáieva se sintió profundamente ofendida por las palabras de Pasternak sobre el amor por su esposa, que se había ido a Alemania.


Pasternak tenía otro tipo de debilidades de ánimo, así por ejemplo en esta carta a Marina:
Hay en mí ciertas particularidades enfermizas, ahora paralizadas solo por la abulia. Son de la competencia de Freud, te lo digo para ahorrar palabras, para indicar su condición. Todos los lados débiles de la sensibilidad, incluida la cristiana y la puramente animal, se manifiestan y se elevan en mí hasta el delirio, hasta el paroxismo. Mi vida, tal como se ha ido desenvolviendo, contradice mis resortes internos.
Pero con Rilke le pasa algo parecido, aunque Rilke es de otra pasta. Por esos meses hay un alejamiento entre Tsvietaieva y Rainer debido a un malentendido por su delicada salud. Rilke es menos efusivo con Marina de lo que esta esperaba, y ésta, directamente, va y le copia en una carta a Rainer, lo que de él le ha escrito a Pasternak, y dice así:
Para ti solo algunas frases de mi carta a Borís Pasternak:

«Más de una vez te pregunté qué haríamos juntos en la vida, y en una ocasión me respondiste: “Iremos a ver a Rilke.”» Pero yo te digo que Rilke está saturado, que no necesita nada, ni a nadie. Emana el frío de quien posee, en cuya propiedad ya estoy incluida. No tengo nada que ofrecerle, todo ha sido tomado de antemano. No me necesita, y a ti tampoco. La fuerza, que siempre atrae, distrae. Algo en él (tú sabes cómo se llama) no desea ser distraído. No le está permitido .
RMR contesta rápido tratando de deshacer el malentendido:
Y así mi pequeña palabra, que tú levantaste frente a ti, ha provocado esta enorme sombra en la que incomprensiblemente te ausentaste de mí, Marina. Algo incomprensible y ahora comprendido. Que yo la escribiese, mi frase, no se debía, como explicaste a Borís, a una... sobrecarga, no, Marina, estaba libre y ligero, pero (tú misma lo reconoces) ¡fui llamado de una manera tan imprevista! No estaba en absoluto preparado. Y de un tiempo a esta parte, quizá por causa de mi malestar físico, sacudido por el temor de que alguien, una persona querida, espere de mí una obra o un gesto y de que yo no sea capaz de realizarlos, no sea capaz de satisfacer esas expectativas. Y, sin embargo, todavía consigo lo más difícil sin tomar impulso; pero de repente temo la necesidad (incluso la interior, incluso la dichosa) de escribir una carta como si se tratase del obstáculo más empinado: infranqueable.
¿Todo ha de ser como tú lo imaginas? Probablemente. Eso que está anticipado en nosotros: ¿hay que llorarlo o acallarlo con el júbilo? Hoy te escribí todo un poema entre los viñedos, sentado sobre un cálido muro (que por desgracia no siempre calienta ahora) y reteniendo a las lagartijas con la eufonía del poema"0
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Velaluka
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Re: Cartas del verano de 1926 - Tsvietáieva, Pasternak y Rilke

Mensaje por Velaluka »

Gracias de nuevo, Ivanovich, cuanto más me cuentas más ganas de leerlo tengo.
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Re: Cartas del verano de 1926 - Tsvietáieva, Pasternak y Rilke

Mensaje por Velaluka »

No llego al ecuador aún, pero me he encontrado con unas primeras cartas de Borís a Marina absolutamente entregadas y pasionales (su relación epistolar ya venía de atrás, no sé si ella habría dado pie a ello o no), y unas primeras cartas de Rilke a una hasta entonces para él desconocida poeta que no se quedan cortas tampoco... Por ahora, me vas a perdonar @@Ivanovich, Marina está siendo la más comedida de los tres, no en cuanto a forma de sentir extrema (que ahí supongo que ella se lleva la palma, tan radical en sus emociones y opiniones, idolatra a ambos pero como poetas, no como hombres) sino al menos en cuanto a desbordamiento pasional y promesas de amor eterno que no parecen muy acordes a la situación del triángulo que nos ocupa...
¿He dicho ya que me está encantando?
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Ivanovich
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Re: Cartas del verano de 1926 - Tsvietáieva, Pasternak y Rilke

Mensaje por Ivanovich »

Velaluka escribió: 04 Jul 2021 01:10Por ahora, me vas a perdonar @@Ivanovich, Marina está siendo la más comedida de los tres, no en cuanto a forma de sentir extrema (que ahí supongo que ella se lleva la palma, tan radical en sus emociones y opiniones, idolatra a ambos pero como poetas, no como hombres) sino al menos en cuanto a desbordamiento pasional y promesas de amor eterno que no parecen muy acordes a la situación del triángulo que nos ocupa...
¿He dicho ya que me está encantando?
Qué bien que te esté encantando.

Y sí, bueno, Marina era una mujer absolutamente pasional, pero la palma del amor (más espiritual que carnal) se la llevaba Boris, que ese verano parece que sufrió una un pico de euforia romantico-poética que rompía los termómetros de la pasión y andaba loco el pobre. Marina era más inconstante y un poco enrevesada (pobriñá mía la vida que tuvo tan jodida). Pero luego hay algunas cartas en las que, si no recuerdo mal, se mosquea porque le parece que Pasternak no le presta toda su atención :lol:

Rilke mucho más comedido, en eso estarás de acuerdo, era el único que peinaba canas de los tres y andaba mal de salud, aunque igual un poco también se descentra ante los impulsos de la Tsvietaieva que estaba un poco quedada idealmente con Rainer.

Por cierto, estoy intentando recordar cual era el apodo que tenía Marina, pero no me viene a la cabeza, a ver si lo encuentras en algún pie de página o por ahí.
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Re: Cartas del verano de 1926 - Tsvietáieva, Pasternak y Rilke

Mensaje por Velaluka »

Ivanovich escribió: 04 Jul 2021 13:21 Rilke mucho más comedido, en eso estarás de acuerdo, era el único que peinaba canas de los tres y andaba mal de salud, aunque igual un poco también se descentra ante los impulsos de la Tsvietaieva que estaba un poco quedada idealmente con Rainer.
A ver, querido... Marina le escribe una primera carta a tu sosegado Rilke agradeciéndole los libros que le envía y llena de admiración por el poeta que es, y él le responde cosas en la línea de:

Pusiste las manos en mi corazón y ahora la corriente reprimida fluirá hacia ti... ¡No te apartes!
Todas mis palabras quieren acudir en tropel hacia ti.
Me cuesta tolerar que tu carta vuelva a estar encerrada en el sobre.
Ya estás apuntada en mi mapa interior, he creado un espacio para el embate de tu océano.
¿Sientes cómo me has avasallado tú y tu maravilloso océano? ¡Cómo he habitado tu carta!
Oh, cómo creces proliferando encima de mí.


Sí, sí, en la primera carta personal, muy comedido tu Rilke... Y luego le dice Marina a Borís que no quiere escribir a Rilke porque es frío y no la necesita ni a ella ni a nadie, pues vaya con el frío :lol: .

Creo recordar que en la introducción adelantan algo así como que Rilke en algún momento echa el freno con Marina, o igual me lo he inventado, y también lo que comentas de Borís, aún no he llegado a la miga al parecer.

Sobre el apodo de ella, o no he llegado o me ha pasado desapercibido, estaré atenta y te cuento.
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Re: Cartas del verano de 1926 - Tsvietáieva, Pasternak y Rilke

Mensaje por Ivanovich »

Buenos días, querida mía, deberás comprender que la vanidad masculina -que, quizá, se inflama a cierta edad-, tiene la capacidad de nublar en cierto modo la realidad, más aún en un poeta que acostumbra a vivir en sus márgenes y está tocado del ego que acompaña a los artistas; y esas letras de mujer, llenas de admiración, pudieron, quizá, confundir a Rainer, inflamarle más aún, y hacerle recordar, febril, aquella frescura de juventud, como una ilusión pasajera de la que pronto, creo, recapacitó.
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Re: Cartas del verano de 1926 - Tsvietáieva, Pasternak y Rilke

Mensaje por Velaluka »

Convenimos entonces, espero, en que el comedimiento (que inicialmente achacabas a Rilke) no es cualidad propia de ninguno de los tres vértices de este triángulo... Y conste que a mí me gusta así, cada uno con sus idas y venidas que los otros dos van encajando como pueden, con sus órdagos a la grande y sus achiques, con sus ilusiones y melancolías, pero siempre buscando (y encontrando) un apoyo en los otros.
Me queda demasiado aún como para llevarte (más) la contraria, pero todo se andará :P .
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Re: Cartas del verano de 1926 - Tsvietáieva, Pasternak y Rilke

Mensaje por Velaluka »

Ivanovich escribió: 15 May 2021 10:40
Bueno, no sé, es un poco lianta, con Boris y con Rainer, aunque la correspondencia con este es mucho más escasa. Supongo que su vida y temperamento no se lo ponían fácil.
(...)
Pero con Rilke le pasa algo parecido, aunque Rilke es de otra pasta. Por esos meses hay un alejamiento entre Tsvietaieva y Rainer debido a un malentendido por su delicada salud. Rilke es menos efusivo con Marina de lo que esta esperaba, y ésta, directamente, va y le copia en una carta a Rainer, lo que de él le ha escrito a Pasternak.
No he llegado al incidente con Borís, pero sí al de Rainer. ¿Te puedo llevar la contraria un poco más? :mrgreen: . Yo no creo que lo que le sucede ahí a Marina sea ser lianta, el mayor daño se lo lleva ella misma, y además se debe a un malentendido. En una carta, Rilke le explica a Marina que vive en absoluta soledad, que lo prefiere así y que además gracias a eso es capaz de escribir. Y añade:
... que de pronto me vuelva incomunicativo, lo cual no debería impedirte escribirme a mí cada vez que...
Marina entiende que Rilke le está dando largas, que la está avisando de que es probable que él no conteste a sus cartas. Es curioso porque las cartas de Rilke hacia ella están llenas de frases "amorosas" y de cierto deseo y necesidad de ella, pero me temo que Marina es muy susceptible y no puede evitar concentrarse en la frase que, para ella, evidencia la falta de interés o incluso la ruptura de Rainer con ella. No es una lianta, si acaso se lía a sí misma, es excesivamente susceptible y analiza las frases y las palabras hasta el infinito, extrayendo todo su significado, uno tan profundo a veces que excede incluso el que su autor pretendía darle. Ella cree sinceramente que Rainer le está pidiendo espacio, que está rompiendo su relación con ella.
Pasado un tiempo no puede evitar volver a él, y entonces le escribe una carta muy dolida y llena de resentimiento (muy en su línea de pasiones extremas, es cierto) explicando el malentendido, que como dices Rainer se apresura a aclarar, y que ella responde de nuevo disculpándose y fustigándose un poco por ello.

Ay, no sé, @Ivanovich, a mí me da mucha pena Marina en este caso, es su peor (su única) enemiga, se siente rechazada y no es capaz de ver el afecto que destilan las cartas de Rilke.
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Re: Cartas del verano de 1926 - Tsvietáieva, Pasternak y Rilke

Mensaje por Ivanovich »

Amiga, tú llévame la contraria todo lo que quieras, que me gusta. No sé, ya sabes que comenté el libro en un tono ligero, para compensar. Y, tal vez, el adjetivo lianta responde a tal ligereza. No era el fin de Marina embrollar, o confundir a sabiendas, desde luego, ni a Borís ni a Rainer. Pero algo complicadilla -quizá el adjetivo cuadra más con los hechos que comentas- si que era.
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Re: Cartas del verano de 1926 - Tsvietáieva, Pasternak y Rilke

Mensaje por Velaluka »

Vuelvo, pero ya no para llevarte la contraria sino para agradecértelo, @Ivanovich, me ha encantado y me alegro mucho de haberlo leído (dos tipos infames tomando vino entre libros tuvieron la culpa).
:60:
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