Inicio con tu último comentario, Arden, de que el primer acto es el más difícil. Y es cierto, pero es necesario que exista, y de esa manera, la presentación de los personajes, pues permite que haya más agilidad en los posteriores. Se ve mal, o eso me lo parece, pero no existe mejor forma de hacerlo, al menos en la práctica.
Sobre mi opinión general de la obra, puedo decir que me gustó, es un seductor que se suma a la lista del de Tirso de Molina, de Zorrilla, de Byron y el de Kierkegaard (entre los otros que desconozco). Sin embargo Platónov como Don Juan tiene una gran diferencia con el de otros países.
Si bien gusta de conquistar mujeres, y seguramente en eso el ego tiene mucho que ver, a la vez tiene una conciencia con mucho peso sobre él, lo que al final se traduce en una culpa que no lo deja, literalmente, vivir. |
Platónov es un sinverguenza y una persona consciente de sus actos en un mismo cuerpo, pero que sale a la vista dependiendo de las situaciones. Se deja llevar muchas veces por la situación, como olvidándose de su pasado (para eso sólo es necesario ver el acto que se realiza fuera de la escuela) e importándole sólo el placer. Pero otras, ya una vez hecho todo el daño, se da cuenta de sus malos pasos, pero no puede redimirlos, o no tiene las agallas de afrontar las consecuencias. Me recuerda a dos personajes cercanos a él: Triletzki y Voinitizev, su cuñado y su casi próximo hijo, respectivamente. El primero era también una especie de vividor irresponsable que se dedica a hacer sentir mal a la gente, mientras que el otro es un personaje sumiso con su esposa, a tal grado de arrodillarse ante ella y perder todo respeto y amor propio. Platónov conjuga ambas personalidades, pero encauzándolas siempre en el temor y el desprecio de las cuatro mujeres (porque Triletzki lo hacía con el dinero y Voinitizev con su mujer). |