Gijón, 2008, Colección «Palabra Viva»., Incluye audio CD., 20x13 cm., Cartoné., [s.n.: 18 p.]
Yaganes escribió:La radio tuvo en la vida de Luis Sepúlveda una influencia temprana y decisiva. En su casa de Santiago había una enorme RCA Víctor, cuya onda corta fue la caracola que le trajo las primeras voces en lenguas extrañas, palabras tan incomprensibles como fascinantes. También le habló de lo que había más allá de las fronteras de Chile: «La Radio Neederland me contó Holanda en español», dice. Pronto, a través del club de amigos de la emisora, empezó a cartearse con chicos de diferentes países. «Describíamos cómo éramos, cómo eran los lugares donde vivíamos. Te esmerabas en ser nítido, en contar tu aldea sin saber ni pensar que estabas contando el universo. Conocí gente de diferentes latitudes que compartía conmigo algo más que el placer de la comunicación: tenían una visión crítica del mundo y decían que había que hacer algo. Pero por sobre todo decían que no estábamos solos.» Años después, en Vida y Pasión del Gordo y el Flaco, Luis Sepúlveda se vuelve caracola, él mismo, para otras voces. Así nos cuenta el mundo de un centro de detención y tortura, el obstinado modo de los presos de aferrarse a la esperanza y su solidaria ternura: voces que, entretejidas con las de la radio, dejan oír el amor y el espanto. Sepúlveda escribe desde la única latitud en que vale la pena, la del compro-miso ético con la libertad, y nos hace escuchar su universo con la nitidez con que tantas veces pintó su aldea para hacernos saber que no estamos solos.