Una obra maestra, que no me extraña que tuviera un éxito como el que tuvo, y que además es atemporal.
La obra parece que esté referida a Suiza, a la IIª Guerra Mundial y a la Alemania nazi, no obstante es totalmente atemporal y puede referirse a múltiples situaciones, de ahí que los personajes no tengan nombre, excepto Barblin y Andri, que por cierto suena igual que Die Ander, el otro, en alemán.
Y es que de lo que trata es de la persona que es considerada diferente por el resto de la sociedad, como un extraño al cuerpo social, y que es tratada con discriminación, que es negada por todos los demás siempre.
El título es horroroso, el mismo autor comenta que no se le ocurría otro, pero es que Andorra es un pequeño país real, y parece que vayamos a leer o ver una obra sobre ese país, cosa que parece a priori nada interesante, así que estamos ante uno de los peores títulos que he visto para una obra.
La demostración de que se puede aplicar a muchas otras situaciones es fácil, en la mayor parte de la obra si eliminamos la palabra judío y la sustituimos por homosexual tendremos idéntico resultado, excepto que en ese caso la situación con Barblin no existiría, pero por lo demás es extrapolable a todas la situaciones.
Todo el mundo dice que no le discrimina pero las situaciones y lo que dicen realmente es todo lo contrario. El primer encuentro con el médico con Andri es el ejemplo de ello, el médico despotrica contra los judíos y Andri se ofende y se identifica como judío, eso me ha pasado a mí un montón de veces como homosexual, entonces se ofenden de que te hayas ofendido porque era una broma sin importancia, que en realidad conoce a muchos homosexuales y no tiene nada en contra, pero en realidad tú ya has oído cuatro cosas acerca de los maricones, del mismo estilo que Andri oye de los judíos.
A Andri no hay nada que lo identifique como judío, de hecho no lo es, así que es la imagen que los demás se crean de él la que vale, independientemente de que lo sea o no. Y así los judíos solo sirven para el dinero y el comercio y no para hacer sillas, aunque su silla sea la mejor, y tenga que estar demostrándolo a diario. Y lo mismo pasa con la homosexualidad, sorprende que no encaje en los estereotipos que la gente tiene de los homosexuales, que deben ser peluqueros, o dedicarse al mundo del espectáculo o tener pluma.
Es curioso pero en los institutos se dan casos en que un chico no es homosexual o no se sabe, pero responde a algunos estereotipos, no le gusta el fútbol o tiene pluma, entonces recibe el desprecio de los demás simplemente porque encaja dentro de lo que entienden por ser homosexual aunque no lo sea, es decir no importa siquiera que sea diferente basta con que lo parezca y responda a la imagen que se crean de él como estereotipo. En este caso Andri nisiquiera es judío, pero como los demás lo creen ya encajan su forma de ser al judío, y así el ebanista se negará a si mismo aunque lo sepa que la silla buena es de Andri, porque no encaja con el estereotipo que tiene de él.
Hay un momento en que Andri habla con el cura y dice "yo tampoco me quiero cuando pienso en mí mismo". El bullying a las personas diferentes normalmente desemboca en esa baja autoestima, si todo el mundo te está menospreciando por el hecho de ser como eres, el riesgo de que exista esa baja autoestima es mucho mayor.
En fin, y así podríamos estar analizando esta obra paso a paso y veríamos que su temática excede de la Alemania nazi y los judíos y lo ocurrido en otros países que fueron ocupados por Alemania como Francia, que entregó a todos sus judíos alegremente y con eficiencia.
Las escenas de
enseñar los pies para ver quien es judío, |
son una parodia de las realizadas por los nazis para ver quién era judío. Se montó toda una teoría "científica" de la raza alrededor de los judíos, medidas antropométricas, nariz, mentón, etc..., y aquí se ridiculiza por la forma de andar y los pies.
En fin, una obra excelente que debería ser de lectura obligatoria, como se hace en los países germánicos, en todos los institutos.