Cada día un poema

[lunallena]

EL CANTO DEL CISNE

¿Cuánto vale una mujer
que no quiere saber y nada pide?

Las palmas de sus manos miran hacia arriba,
y el cielo deja fluir si baba, clemente.

A la menstruación, ese acrónimo del pasado,
se le suma la tristeza de un hijo adolescente.

Canta el cisne su canto más sentido
en el atardecer de las hormonas.

Bajo los tejados, las vidas que el amor molesta y nutre,
bodegones sepia y verde, guerra y paz con flores.

Todo es tan frágil, un resumen tan fácil.
Continente y contenido, las rarezas de cada naufragio.

Espuma en las manos de Miren Agur Meabe

[Velaluka]

Pues mira @Velaluka, si no te parece mal ahora lo vamos a hacer al revés y dime los poemarios de Gamoneda que más te gustan. Yo de Gamoneda compré una antología editada por Alianza que me gustó muchísimo, pero también comprendí que Gamoneda es demasiado bueno como para conformarse con una selección de poemas, por buena que sea, así que te agradecería que me guiaras un poco.

Gamoneda es uno de mis muy favoritos, pero estoy muy lejos de conocer toda su obra (podría excusarme en sus noventa-muy-prolíficos años, pero ni con esas ), creo que tiene unos 16 o 17 poemarios. En otros autores veo gran diferencia en su obra de juventud, madurez o vejez, pero Gamoneda es de los pocos con los que no me sucede eso. Quitando sus primeros poemas y Sublevación inmóvil, que a mí me gustaron menos (quizá por tener algunos poemas rimados, que a mí la rima me cuesta, la verdad), en todos los demás encuentro a la misma persona, atemporal y única. Blues castellano lo escribió con 30 años, el Libro del frío con 60, y Canción errónea con casi 80, y cualquiera de ellos es fantástico. Pero estoy segura de que lo serán todos los intermedios también. Yo me he hecho con el primer volumen de Esta luz (reúne toda su obra en dos tomos) y voy poquito a poco bebiéndomelo. Tan solo asegúrate de tener una manta al lado, hace frío en León...

Y para esto no quede demasiado offtopic y no nos regañe lunallena ( ), dejo un poema suyo del Libro del frío. Nunca me atrevo a recomendar este poemario por la dureza de su tema, pero en su momento fue muy importante para mí.


No tengo miedo ni esperanza. Desde un hotel exterior al destino, veo una playa negra y, lejanos, los grandes párpados de una ciudad cuyo dolor no me concierne.

Vengo del metileno y el amor; tuve frío bajo los tubos de la muerte.

Ahora contemplo el mar. No tengo miedo ni esperanza.

[Velaluka]

Gracias por traerla, @lunallena, tenía pendiente buscar algo de ella.

[Ames]

Pues mira @Velaluka, si no te parece mal ahora lo vamos a hacer al revés y dime los poemarios de Gamoneda que más te gustan. Yo de Gamoneda compré una antología editada por Alianza que me gustó muchísimo, pero también comprendí que Gamoneda es demasiado bueno como para conformarse con una selección de poemas, por buena que sea, así que te agradecería que me guiaras un poco.

Gamoneda es uno de mis muy favoritos, pero estoy muy lejos de conocer toda su obra (podría excusarme en sus noventa-muy-prolíficos años, pero ni con esas ), creo que tiene unos 16 o 17 poemarios. En otros autores veo gran diferencia en su obra de juventud, madurez o vejez, pero Gamoneda es de los pocos con los que no me sucede eso. Quitando sus primeros poemas y Sublevación inmóvil, que a mí me gustaron menos (quizá por tener algunos poemas rimados, que a mí la rima me cuesta, la verdad), en todos los demás encuentro a la misma persona, atemporal y única. Blues castellano lo escribió con 30 años, el Libro del frío con 60, y Canción errónea con casi 80, y cualquiera de ellos es fantástico. Pero estoy segura de que lo serán todos los intermedios también. Yo me he hecho con el primer volumen de Esta luz (reúne toda su obra en dos tomos) y voy poquito a poco bebiéndomelo. Tan solo asegúrate de tener una manta al lado, hace frío en León...

Y para esto no quede demasiado offtopic y no nos regañe lunallena ( ), dejo un poema suyo del Libro del frío. Nunca me atrevo a recomendar este poemario por la dureza de su tema, pero en su momento fue muy importante para mí.


No tengo miedo ni esperanza. Desde un hotel exterior al destino, veo una playa negra y, lejanos, los grandes párpados de una ciudad cuyo dolor no me concierne.

Vengo del metileno y el amor; tuve frío bajo los tubos de la muerte.

Ahora contemplo el mar. No tengo miedo ni esperanza.

Mil gracias Velaluka , me ha gustado mucho leer tu mensaje, es muy bueno, y además tus recomendaciones queda anotadísimas incluido el tener una manta al lado cuando lo lea .

Un saludo Velaluka.

[Velaluka]

[Velaluka]

La nada

Estás
en tu luz no visible, no engendrado,
único, el único.
Se posa tu mirada
en la ausencia de ti o en la no descifrable
irrupción de tu forma en tu vacío.

Y allí dejas la huella de tu paso.

Salí tras de ti.
Devuélveme a tus ojos
que llevo en mis entrañas dibujados.

José Ángel Valente (de Fragmentos de un libro futuro)

[lunallena]

Gracias @Velaluka

[Pulp]

(Os encontré!)

[Pulp]

Hay un poema de Wyslawa Szymborska que me gusta especialmente, trata de la muerte y de la ausencia de los seres queridos cuando mueren, me parece muy conmovedor que haya usado la perspectiva del gato del difunto, que no puede entender qué ocurre.

Un gato en un piso vacío


Morir, eso no se le hace a un gato.

Porque qué puede hacer un gato

en un piso vacío.

Trepar por las paredes.

Restregarse entre los muebles.

Parece que nada ha cambiado

y, sin embargo, ha cambiado.

Que nada se ha movido,

pero está descolocado.

Y por la noche la lámpara ya no se enciende.
Se oyen pasos en la escalera,

pero no son ésos.

La mano que pone el pescado en el plato

tampoco es aquella que lo ponía.



Hay algo aquí que no empieza

a la hora de siempre.

Hay algo que no ocurre

como debería.

Aquí había alguien que estaba y estaba,

que de repente se fue

e insistentemente no está.



Se ha buscado en todos los armarios.

Se ha recorrido la estantería.

Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado.

Incluso se ha roto la prohibición

y se han desparramado los papeles.

Qué más se puede hacer.

Dormir y esperar.



Ya verá cuando regrese,

ya verá cuando aparezca.

Se va a enterar

de que eso no se le puede hacer a un gato.

Irá hacia él

como si no quisiera,

despacito,

con las patas muy ofendidas.

Y nada de saltos ni maullidos al principio.

Buf, Arden.

Me ha recordado Parad los relojes, y a Miguel Hernández y su Elegía.

Necesito muchos más poemas sobre la muerte (ajena, por lo pronto) para reconfortarme, para llorar antes de hora, para poder sobrevivir un día más. Tenéis para compartir?

[Velaluka]

Pulp, bienvenida. Justo acabo de terminar anoche Fragmentos de un libro futuro, de José Ángel Valente, en el que hay varios poemas sobre la muerte ajena. Te buscaré alguno.

Abrazos.

[Pulp]

Gracias... Y sí, a veces, los abrazos no físicos también reconfortan.

[Ames]

Más que en ningún otro poemario José Ángel Valente dedica mucho espacio a la muerte en No amanece el cantor, que contiene un ciclo entero de prosas poéticas titulado Paisaje con pájaros amarillos dedicado a su hijo que murió por una sobredosis. Copio un par de ellas:


YO CREÍ que sabía un nombre tuyo para hacerte venir. No sé o no lo encuentro. Soy yo quien está muerto y ha olvidado, me digo, tu secreto.


AHORA ya sé que ambos tuvimos una infancia común o compartida, porque hemos muerto juntos. Y me mueve el deseo de ir hasta el lugar en donde estás para depositar junto a las tuyas, como flores tardías, mis cenizas.



Y justo hace poco leí un poemario de Louise Glück, Ararat, dedicado a la muerte de algunos familiares próximos, muy en especial su padre. De hecho antes de leerlo pensaba que el título se refería a una montaña muy conocida pero en realidad lo hace a un cementerio de Nueva York que se llama así, Monte Ararat. Copio uno dedicado a una hermana que falleció siendo muy pequeña:



AMOR PERDIDO

Mi hermana pasó toda una vida en la tierra.
Nació, murió.
Entremedias,
ni una mirada alerta, ni una frase.

Hacía lo que hacían los bebés,
lloraba. Pero se negaba a comer.
Aún así, mi madre la abrazaba, tratando de cambiar
el destino primero, luego la historia.

Y algo cambió: al morir mi hermana
el corazón de mi madre se quedó
muy frío, muy rígido,
como un pequeño colgante de hierro.

Me pareció entonces que el cuerpo de mi hermana
era un imán. Podía sentir cómo atraía
el corazón de mi madre hacia la tierra,
para hacerlo crecer.

[Pulp]

JO-der...

Gracias, con el corazón en un puño, gracias.

[Velaluka]

Pulp, bienvenida. Justo acabo de terminar anoche Fragmentos de un libro futuro, de José Ángel Valente, en el que hay varios poemas sobre la muerte ajena. Te buscaré alguno.

Abrazos.

Vacío

TODO está roto, mutilado, mudo,
caído a ciegas
desde un cielo sombrío.
Nada
me alumbra en esta hora.

El otoño destila delgadas babas pálidas
que amenazan la tenue
cintura de los álamos,
grises los álamos de plata gris al borde
de tanta y tanta noche.

—¿Dónde estás tú?, pregunto, y solo
ese yo que soy tú podría responderme.

Hay un eco infinito en los vacíos
desvanes tristes de la infancia perdida.
Y no encuentro las huellas de tu paso,
que tal vez fuera el mío.
¿Cuándo?
¿Dónde?

José Ángel Valente.

[Pulp]

Ese vacío... he visto las hojas plateadas de los álamos bailando al ritmo del silencio.

Gracias.