Anne Sexton
Moderadores: Tessia, lunallena
Re: Anne Sexton
Se me pasó, porque mientras buscaba la traducción se me aparecieron los libros de Alejandra Pizarnik en la web y tuve que ir corriendo a abrirles hilo . En un ratito pongo las traducciones
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Re: Anne Sexton
La muerte de Sylvia Plath
Oh Sylvia, Sylvia,
con un féretro de piedras y cucharas,
con dos hijos, dos meteoros
vagando libres en una pequeña sala de juegos
con tu boca hacia la sábana,
hacia la viga del techo, hacia la estúpida plegaria,
(Sylvia, Sylvia
¿a dónde te fuiste
después de escribirme
desde Devonshire
acerca de cultivar patatas
y criar abejas?)
--
(En Boston
los moribundos
viajan en taxis,
nuevamente la muerte,
que viaja a casa
con nuestro muchacho.)
Oh Sylvia, recuerdo al letárgico baterista
que batía sobre nuestros ojos con una vieja historia,
cómo queríamos dejarlo venir
como un sádico o un hada de New York
para que hiciera su trabajo,
una necesidad, una ventana en una pared o un pesebre,
y desde entonces esperó
bajo nuestro corazón, nuestra alacena,
y veo ahora que le hemos guardado
año tras año, viejos suicidios
y siento ante la noticia de tu muerte
un horrible sabor, como a sal
(Y yo,
yo también.
Y ahora, Sylvia,
tu nuevamente
con la muerte de nuevo,
que viaja a casa
con nuestro muchacho.)
--
Oh pequeña madre,
tú también!
Oh graciosa duquesa!
Oh rubita!
De ésas
he salido al mundo, una bruja poseída,
rondando el aire negro, más valiente por ello;
soñando el mal, he sobrevolado
las casas planas, de luz en luz:
pobre solitaria, con mis doce dedos, enajenada.
Una mujer así no es una mujer, lo sé.
Yo he sido de ésas.
--
A una mujer así no se la comprende.
Yo he sido de ésas.
He viajado contigo, carretero, saludando
con los brazos desnudos a los pueblos que dejábamos atrás,
aprendiéndome las últimas rutas de la claridad, superviviente
allí donde tus llamas aún muerden mis muslos
y crujen mis costillas bajo la presión de tu carreta.
Una mujer así no se avergüenza de morir.
Yo he sido de ésas.
--
La bomba se abre como una caja de zapatos.
¿Y el niño?
El niño decididamente no bosteza.
¿Y la mujer?
La mujer lava su corazón.
Oh Sylvia, Sylvia,
con un féretro de piedras y cucharas,
con dos hijos, dos meteoros
vagando libres en una pequeña sala de juegos
con tu boca hacia la sábana,
hacia la viga del techo, hacia la estúpida plegaria,
(Sylvia, Sylvia
¿a dónde te fuiste
después de escribirme
desde Devonshire
acerca de cultivar patatas
y criar abejas?)
--
(En Boston
los moribundos
viajan en taxis,
nuevamente la muerte,
que viaja a casa
con nuestro muchacho.)
Oh Sylvia, recuerdo al letárgico baterista
que batía sobre nuestros ojos con una vieja historia,
cómo queríamos dejarlo venir
como un sádico o un hada de New York
para que hiciera su trabajo,
una necesidad, una ventana en una pared o un pesebre,
y desde entonces esperó
bajo nuestro corazón, nuestra alacena,
y veo ahora que le hemos guardado
año tras año, viejos suicidios
y siento ante la noticia de tu muerte
un horrible sabor, como a sal
(Y yo,
yo también.
Y ahora, Sylvia,
tu nuevamente
con la muerte de nuevo,
que viaja a casa
con nuestro muchacho.)
--
Oh pequeña madre,
tú también!
Oh graciosa duquesa!
Oh rubita!
De ésas
he salido al mundo, una bruja poseída,
rondando el aire negro, más valiente por ello;
soñando el mal, he sobrevolado
las casas planas, de luz en luz:
pobre solitaria, con mis doce dedos, enajenada.
Una mujer así no es una mujer, lo sé.
Yo he sido de ésas.
--
A una mujer así no se la comprende.
Yo he sido de ésas.
He viajado contigo, carretero, saludando
con los brazos desnudos a los pueblos que dejábamos atrás,
aprendiéndome las últimas rutas de la claridad, superviviente
allí donde tus llamas aún muerden mis muslos
y crujen mis costillas bajo la presión de tu carreta.
Una mujer así no se avergüenza de morir.
Yo he sido de ésas.
--
La bomba se abre como una caja de zapatos.
¿Y el niño?
El niño decididamente no bosteza.
¿Y la mujer?
La mujer lava su corazón.
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Re: Anne Sexton
sergio, escribió:Se me pasó, porque mientras buscaba la traducción se me aparecieron los libros de Alejandra Pizarnik en la web y tuve que ir corriendo a abrirles hilo . En un ratito pongo las traducciones
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Re: Anne Sexton
Ocurrió un día como hoy.
Anne Sexton (1928-1974) almorzó con Maxine Kumin para revisar un manuscrito de próxima publicación. Al volver a casa se puso el abrigo de piel de su madre, se sirvió un vaso con vodka, se encerró en el garaje y encendió el motor de su automóvil, suicidándose por intoxicación por monóxido de carbono.
Las depresiones postparto le pasaron factura y fueron varios los intentos de suicidios (tema del que acostumbraba a hablar con su gran amiga Silvia Plath, quien también se suicidó once años antes).
Su médico, el doctor Martin Orne, la alentó a escribir poemas y en 1957 se unió a un taller de poesía.
Sexton fue una mujer reconocida y premiada, becada para escribir sus libros, profesora titular en la Universidad de Boston, ganadora del Pulitzer de poesía en 1967 y, más tarde, jurado del prestigioso premio.
Su poesía confesional la convirtió en una de las escritoras más famosas de su país.
«Me preguntas pero casi nunca puedo recordar.
Yo camino con mi ropa, impoluta de ese viaje.
Luego, el deseo casi innombrable vuelve.
Incluso entonces nada tengo contra esta vida.
Conozco bien las briznas de hierba que mencionas,
los muebles que has puesto bajo el sol.
Pero los suicidas tienen un lenguaje especial...»
(Así comienza su poema 'Querer morir')
Rezando en un boing 707
Madre,
cada vez que le hablo a Dios
tú te entrometes.
Sales con tus bla bla blas en bloque,
otra vez con el asunto de las cartas.
Si escribo un poema
tú das un reporte contable.
Si hago el amor
me das las frases más graciosas.
Señora Sarcasmo,
¿por qué no te queda ningún hijo?
Ellos se aguantan sus reverencias.
Ellos se agachan con tu estilo.
Ellos se estrechan las manos –como-estás-tú
en esa misma forma inimitable.
Ellos se saltan la sopa con perejil
como tú nunca pudiste.
Ellos llevan a sus hijos en sus brazos
como tazas de chocolate caliente
como tú nunca pudiste
y todavía, todavía
con tu sonrisa, con tu hoyuelo, te imitábamos
te imitábamos a lo lejos…
el gran pino del verano,
la playa que te bañó de aceite,
el jardín hecho de narices,
la luna atada sobre el mar,
los grandes perros de sangre caliente…
la muñeca que me diste, Mary Gray,
o que tu madre me dio
o que me dio la crida.
Quizás fue ella.
Ella tenía un alma,
y era italiana.
Madre,
cada vez que le hablo a Dios
tú te entrometes.
Arriba en el avión,
bajo las nubes tan pequeñas como cachorros,
el fuego postrado en el sol,
hablé con Dios y le pedí
platicarle mis fracasos y mis éxitos,
le pedí que me hiciera un juicio moral
como lo hace.
Él dice
no has hecho,
no has hecho.
Madre,
tú y Dios
flotan con el mismo vientre
arriba.
Anne Sexton (1928-1974) almorzó con Maxine Kumin para revisar un manuscrito de próxima publicación. Al volver a casa se puso el abrigo de piel de su madre, se sirvió un vaso con vodka, se encerró en el garaje y encendió el motor de su automóvil, suicidándose por intoxicación por monóxido de carbono.
Las depresiones postparto le pasaron factura y fueron varios los intentos de suicidios (tema del que acostumbraba a hablar con su gran amiga Silvia Plath, quien también se suicidó once años antes).
Su médico, el doctor Martin Orne, la alentó a escribir poemas y en 1957 se unió a un taller de poesía.
Sexton fue una mujer reconocida y premiada, becada para escribir sus libros, profesora titular en la Universidad de Boston, ganadora del Pulitzer de poesía en 1967 y, más tarde, jurado del prestigioso premio.
Su poesía confesional la convirtió en una de las escritoras más famosas de su país.
«Me preguntas pero casi nunca puedo recordar.
Yo camino con mi ropa, impoluta de ese viaje.
Luego, el deseo casi innombrable vuelve.
Incluso entonces nada tengo contra esta vida.
Conozco bien las briznas de hierba que mencionas,
los muebles que has puesto bajo el sol.
Pero los suicidas tienen un lenguaje especial...»
(Así comienza su poema 'Querer morir')
Rezando en un boing 707
Madre,
cada vez que le hablo a Dios
tú te entrometes.
Sales con tus bla bla blas en bloque,
otra vez con el asunto de las cartas.
Si escribo un poema
tú das un reporte contable.
Si hago el amor
me das las frases más graciosas.
Señora Sarcasmo,
¿por qué no te queda ningún hijo?
Ellos se aguantan sus reverencias.
Ellos se agachan con tu estilo.
Ellos se estrechan las manos –como-estás-tú
en esa misma forma inimitable.
Ellos se saltan la sopa con perejil
como tú nunca pudiste.
Ellos llevan a sus hijos en sus brazos
como tazas de chocolate caliente
como tú nunca pudiste
y todavía, todavía
con tu sonrisa, con tu hoyuelo, te imitábamos
te imitábamos a lo lejos…
el gran pino del verano,
la playa que te bañó de aceite,
el jardín hecho de narices,
la luna atada sobre el mar,
los grandes perros de sangre caliente…
la muñeca que me diste, Mary Gray,
o que tu madre me dio
o que me dio la crida.
Quizás fue ella.
Ella tenía un alma,
y era italiana.
Madre,
cada vez que le hablo a Dios
tú te entrometes.
Arriba en el avión,
bajo las nubes tan pequeñas como cachorros,
el fuego postrado en el sol,
hablé con Dios y le pedí
platicarle mis fracasos y mis éxitos,
le pedí que me hiciera un juicio moral
como lo hace.
Él dice
no has hecho,
no has hecho.
Madre,
tú y Dios
flotan con el mismo vientre
arriba.
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- Aben Razín
- Vivo aquí
- Mensajes: 57516
- Registrado: 19 Feb 2009 14:28
- Ubicación: Al lado del Torico.
Re: Anne Sexton
¡No conocía a esta poetisa, Pastora!
Pero me ha gustado, y me ha hecho pensar, este poema que nos has puesto,
Pero me ha gustado, y me ha hecho pensar, este poema que nos has puesto,
Pasado: Los perdedores de la Historia de España de Fernando García de Cortázar.
Presente: La deseada de Maryse Condé.
Futuro: Adiós muchachos de Sergio Ramírez.
Presente: La deseada de Maryse Condé.
Futuro: Adiós muchachos de Sergio Ramírez.
Re: Anne Sexton
Me han regalado su Poesía portátil (Mi boca florece como un corte, se titula, ahí es nada). Con lo que me impactó Vive o muere estoy deseando hincarle el diente...