Y ahora ¿quien tergiversa?
La mentalidad de un niño no es la misma que la de un adulto, principalmente porque acumulan menos experiencias tanto a nivel vital como a nivel intelectual. No perciben igual las amenazas, los peligros, las reacciones... así como a los personajes.
Dahl creo un universo propio en el que por ejemplo se ridiculizaba a los adultos en general. Desde asociaciones varias y profesionales se le recriminaba este aspecto (así como algunas resoluciones de sus arcos argumentales). Él aducía que pensaba en el niño que leía sus obras no el adulto. ¿Es eso mediocre? No lo creo. Varias generaciones de niños ya han tenido la oportunidad de leer sus obras y... ¡sorpresa! siguen gustando en la época de las 3D y los videojuegos. Y no es raro encontrar en los foros adultos que leen a Dahl sin haberlo leído de niños y que no les gusta. ¿Eso es mediocridad?
En nuestro país escritores como Andreu Martín y Emili Teixidor, que escriben tanto para adultos como para jóvenes, no dudan en remarcar que lo hacen de forma diferente según a quien vaya dirigida esa obra: lenguaje, argumento y personajes. El mismo Teixidor lo comentaba este Sant Jordi pasado con la ganadora del premio Edebé y una editora de libros infantiles. No me parece mediocre que cuando uno escribe para niños valoré más las buenas críticas de los niños que las malas de los adultos.
Quizás va a ser eso lo que falta en la literatura juvenil: más mediocridad.
De todas maneras me parece que nos estamos alejando del tema de Crepúsculo y las moderadoras nos van a canear (metafóricamente hablando) a unos cuantos.
Para acabar solo añadir que creo que si un escritor (o cualquier otra profesión) aspira a gustar a todos está condenado al fracaso. En algún punto para respetar la integridad de la obra tendrá que tomar decisiones y ahí empezarán las opiniones críticas. Pero eso ya es otro tema...