Miguel Hernández
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Re: Miguel Hernández
Gracias Melinoe por editar este poema: ¡es uno de mis favoritos!
Pasado: Los perdedores de la Historia de España de Fernando García de Cortázar.
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Futuro: Adiós muchachos de Sergio Ramírez.
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- Carlos Alberto
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Re: Miguel Hernández
Sin duda Miguel Hernández es uno de los poetas que más sentimientos despiertan en sus lectores. Es casi imposible que te dejen indiferentes poemas como los que habéis colgado en este hilo. Además sus versos, por lo general, no son en absoluto oscuros, así que me parecen una buena alternativa para iniciarse en la poesía.
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Re: Miguel Hernández
De nada . Es algo que me encontré por ahí.Aben Razín escribió:Gracias Melinoe por editar este poema: ¡es uno de mis favoritos!
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Re: Miguel Hernández
Estoy completamente de acuerdo contigo. Nadie puede dudar del talento literario de Lorca o de Machado (éste último es uno de mis preferidos), pero a Miguel Hernández sí que le podemos poner el adjetivo de poeta POPULAR.Chubbchubb escribió:Más que inculto, yo creo que la diferencia está en que fue autodidacta, que no era un señorito andaluz, como Lorca, que pudo permitirse estudiar y tener una formación más... "exquisita". Pero para mí tiene mucho más mérito lo de Miguel. Y, aunque muchos creen que lo suyo era inspiración, arte, ¡de eso nada! Había algo innato, eso es evidente, pero él es el claro ejemplo de que un poeta nace, Y SE HACE.
Es más, está a puntito de salir un libro interesantísimo sobre el proceso de creación... En una conferencia de la autora, Carmen Alemany, una de las grandes hernandianas actualmente, editora también de las obras completas, contó un poco en qué consistía ese proceso creativa, nos mostró imágenes de las cuartillas del poeta, y no os podéis ni imaginar el trabajazo que había detrás de cada poema... Los reescribía cientos de veces, copiaba poemas enteros de otros autores para que le fueran sonando las rimas, los tipos de versos, buscaba cada palabra en el diccionario para asegurarse que expresaba aquello que él quería transmitir,... Vamos, impresionante Así que de inculto nada, porque era una persona sumamente curiosa, espavilada, inteligente, y que supo él mismo enriquecerse de toda la cultura a la que tuvo acceso y más
Me encanta este poema. Es posterior a El rayo que no cesa pero anterior a Viento del pueblo. Se nota el cambio en su pensamiento:
Sonreidme
Vengo muy satisfecho de librarme
de la serpiente de las múltiples cúpulas,
la serpiente escamada de casullas y cálices:
su cola puso acíbar en mi boca, sus anillos verdugos
reprimieron y malaventuraron la nudosa sangre de mi corazón.
Vengo muy dolorido de aquel infierno de incensarios locos, de aquella boba gloria: sonreídme./
Sonreídme, que voy
a donde estáis vosotros los de siempre,
los que cubrís de espigas y racimos la boca del que nos escupe,
los que conmigo en surcos, andamios, fraguas, hornos,
os arrancáis la corona del sudor a diario.
Me libré de los templos: sonreídme,
donde me consumía con tristeza de lámpara
encerrado en el poco aire de los sagrarios.
Salté al monte de donde procedo,
a las viñas donde halla tanta hermana mi sangre,
a vuestra compañía de relativo barro.
Agrupo mi hambre, mis penas y estas cicatrices
que llevo de tratar piedras y hachas
a vuestras hambres, vuestras penas y vuestra herrada carne,
porque para calmar nuestra desesperación de toros castigados
habremos de agruparnos oceánicamente.
Nubes tempestuosas de herramientas
para un cielo de manos vengativas
no es preciso. Ya relampaguean
las hachas y las hoces con su metal crispado,
ya truenan los martillos y los mazos
sobre los pensamientos de los que nos han hecho
burros de carga y bueyes de labor.
Salta el capitalista de su cochino lujo,
huyen los arzobispos de sus mitras obscenas,
los notarios y los registradores de la propiedad
caen aplastados bajo furiosos protocolos,
los curas se deciden a ser hombres
y abierta ya la jaula donde actúa de león
queda el oro en la más espantosa miseria.
En vuestros puños quiero ver rayos contrayéndose,
quiero ver a la cólera tirándoos de las cejas,
la cólera me nubla todas las cosas dentro del corazón
sintiendo el martillazo del hambre en el ombligo,
viendo a mi hermana helarse mientras lava la ropa,
viendo a mi madre siempre en ayuno forzoso,
viéndonos en este estado capaz de impacientar
a los mismos corderos que jamás se impacientan.
Habrá que ver la tierra estercolada
con las injustas sangres,
habrá que ver la media vuelta fiera de la hoz ajustándose a las nucas,
habrá que verlo todo notablemente impasibles,
habrá que hacerlo todo sufriendo un poco menos de lo que ahora sufrimos bajo el hambre,
que nos hace alargar las inocentes manos animales
hacia el robo y el crimen salvadores.
- Chubbchubb
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Re: Miguel Hernández
A mí también me gusta mucho Ese paso del catolicismo "ignorante" enseñado por Sijé allá en Orihuela, a las nuevas perspectivas abiertas para él de la mano de Aleixandre y Neruda... No se puede expresar mejor en un poema... ¡Qué bueno era Miguel!...jose_a_c escribió:Me encanta este poema. Es posterior a El rayo que no cesa pero anterior a Viento del pueblo. Se nota el cambio en su pensamiento:
Sonreidme
Por cierto, jose, bienvenido
Re: Miguel Hernández
En el libro de Neruda, Confieso que he vivido habla de Miguel Hernandez, como se conocieron y tal.
Cuenta una anécdota maravillosa, por lo visto Neruda que tenia bastante influencias le consiguió un buen trabajo, pero él, en vez de estar feliz de ese trabajo preguntó si no podia ser un trabajo de pastor...mas o menos, que lo digo de memoria y la tengo algo pésima..
Cuenta una anécdota maravillosa, por lo visto Neruda que tenia bastante influencias le consiguió un buen trabajo, pero él, en vez de estar feliz de ese trabajo preguntó si no podia ser un trabajo de pastor...mas o menos, que lo digo de memoria y la tengo algo pésima..
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Re: Miguel Hernández
Gracias. Es un placer estar aquíChubbchubb escribió: A mí también me gusta mucho Ese paso del catolicismo "ignorante" enseñado por Sijé allá en Orihuela, a las nuevas perspectivas abiertas para él de la mano de Aleixandre y Neruda... No se puede expresar mejor en un poema... ¡Qué bueno era Miguel!...
Por cierto, jose, bienvenido
Re: Miguel Hernández
Mañana, 30 de octubre, se cumplen 101 años de su nacimiento.
NANAS DE LA CEBOLLA
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
NANAS DE LA CEBOLLA
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
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Re: Miguel Hernández
Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos...
Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
que son dos hormigueros solitarios,
y son mis manos sin las tuyas varios
intratables espinos a manojos..
No me encuentro los labios sin tus rojos,
que me llenan de dulces campanarios,
sin ti mis pensamientos son calvarios
criando nardos y agostando hinojos.
No sé qué es de mi oreja sin tu acento,
ni hacia qué polo yerro sin tu estrella,
y mi voz sin tu trato se afemina.
Los olores persigo de tu viento
y la olvidada imagen de tu huella,
que en ti principia, amor, y en mí termina.
Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
que son dos hormigueros solitarios,
y son mis manos sin las tuyas varios
intratables espinos a manojos..
No me encuentro los labios sin tus rojos,
que me llenan de dulces campanarios,
sin ti mis pensamientos son calvarios
criando nardos y agostando hinojos.
No sé qué es de mi oreja sin tu acento,
ni hacia qué polo yerro sin tu estrella,
y mi voz sin tu trato se afemina.
Los olores persigo de tu viento
y la olvidada imagen de tu huella,
que en ti principia, amor, y en mí termina.
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Re: Miguel Hernández
CERCA DEL AGUA
Cerca del agua te quiero llevar
Porque tu arrullo trascienda del mar.
Cerca del agua
Cerca del agua
Cerca del agua te quiero llevar
Cerca del agua te quiero tener
Porque te aliente su vívido ser.
Cerca del agua te quiero llevar
Porque tu arrullo trascienda del mar.
Cerca del agua
Cerca del agua
Cerca del agua te quiero llevar
Cerca del agua te quiero tener
Porque te aliente su vívido ser.
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Re: Miguel Hernández
ERES LA NOCHE
Eres la noche, esposa: la noche en el instante
mayor de su potencia lunar y femenina.
Eres la medianoche: la sombra culminante
donde culmina el sueño, donde el amor culmina.
Daré sobre tu cuerpo cuando la noche arroje
su avaricioso anhelo de imán y poderío.
Un astral sentimiento febril me sobrecoge,
incendia mi osamenta con un escalofrío.
Eres la noche, esposa: la noche en el instante
mayor de su potencia lunar y femenina.
Eres la medianoche: la sombra culminante
donde culmina el sueño, donde el amor culmina.
Daré sobre tu cuerpo cuando la noche arroje
su avaricioso anhelo de imán y poderío.
Un astral sentimiento febril me sobrecoge,
incendia mi osamenta con un escalofrío.
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Re: Miguel Hernández
TUS CARTAS SON UN VINO
Tus cartas son un vino
Que me trastorna y son
El único alimento para mi corazón.
Desde que estoy ausente
No sé sino soñar,
Igual que el mar tu cuerpo,
Amargo igual que el mar.
Tus cartas apaciento
Metido en un rincón
Y por redil y hierba
Les doy mi corazón
Tus cartas son un vino
Que me trastorna y son
El único alimento para mi corazón.
Desde que estoy ausente
No sé sino soñar,
Igual que el mar tu cuerpo,
Amargo igual que el mar.
Tus cartas apaciento
Metido en un rincón
Y por redil y hierba
Les doy mi corazón
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Re: Miguel Hernández
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme, paloma,
que yo te escribiré.
mi amante cuerpo esté,
escríbeme, paloma,
que yo te escribiré.
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Re: Miguel Hernández
Madre: no quieras que me lleven de las costas, abre las ventanas en la noche, de la luna. Mira: ¡vienen por allí los claros del río!… Diles que me dejen aquí, al pie de este hilo, encima de estas sombras de higueras, de sol, tranquilas, concurridas de canónigos a lo viudo, panzudos de arrope, con los cuales se confiesan abejas, rumorosas, largamente. Madre, madre: te amo. Porque te dolí más que una muela cuando me pariste. Porque las veces que tenía ganas de oler, me ponías en cuclillas con un gesto tuyo, sólo sabido por tu ojo de aquel lado. Porque cuando venía el doctor a verme enfermo tomabas, dolorosa, a tu blancura izquierda el pulso…Pero que me dejen…¡Es tan bello el vino con luna, bebido a medianoche de pechos sobre la sierra con rescoldos del mediodía! ¡Además! si me llevan no sabré que los ciegos no necesitan espejos porque, aunque no están con su imagen, valdría más hacerlos añicos a todos. Madre: que se callen, que se hagan evasivos todos por esos caminos de harina lacteada. Que no ahogen más navajas en mis ríos. Que me dejen, solo en las que cuelgo islas canarias de hierro en lluvia y cristal, aprender el arte de pescar estrellas; aunque nadie sepa que soy lunicultor. Madre: vuelvo grupas a la tierra oscura, de luces sin ventilación. Voy a coger el agua cerrada, no de llave, redonda de las cisternas. Llegaré a sus márgenes defendiéndome como pueda de la luz en filo. Por eso iré antes que cigarras raspen con lijas las horas… Madre, madre…¿me entiendes?”.
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