Tras la excursión volvimos al hotel.
Tras descarsar un poco y ducharnos, nos disponíamos a ir a cenar. Pero nos quedamos encerrados en la habitación. De la humedad, las cerraduras están hechas polvo, y tienden a atrancarse. Como las cabañas tienen un pasillo que las rodea, salimos por la puerta de atrás. Pero !sorpresa! En la nuestra, no pegaba toda la vuelta alrededor, y la cerradura de la puerta de atrás también se bloqueó. Tuvimos que pedir ayuda, pues no nos atrevíamos a saltar la vallaa y caminar por la tierra pantanosa. Además, era de noche y no llevábamos linterna. Acudió un empleado del hotel que recogió la llave y nos abrió desde el exterior, atravesando la habitación y abriendo desde dentro la puerta de atrás.
Lo bueno es que al día siguiente, por la mañana, nos volvió a pasar lo mismo. Pero esta vez no intentamos salir por la puerta de atrás. Llamamos por teléfono a la recepción, y acudieron a abrirnos. Pero no fuimos los únicos. Por la tarde, nuestro vecino de habitación tampoco pudo entrar, y tuvo que pasar por nuestra habitación y abrir por su puerta de atrás. Una peripecia lo de las cerraduras.
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Después de cenar, nos acostamos pronto porque al día siguiente nos esperaban dos excursiones. Ya os seguiré colgando fotos.
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