CN2 - Extrañas Navidades - Sinkim

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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Lifen
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CN2 - Extrañas Navidades - Sinkim

Mensaje por Lifen »

EXTRAÑAS NAVIDADES

La nieve caía perezosa sobre el hombre barbudo con la capucha roja que acariciaba tiernamente a un reno con la nariz extrañamente colorada mientras le sujetaba las cinchas que le unían a un trineo cargado con un saco absurdamente lleno de regalos.

–Rudolph, querido amigo, parece que vamos a tener una noche navideña tal y como mandan los cánones, espero que mis niños no se hayan olvidado de dejarme las galletas y la leche.

El reno movió la cabeza y emitió algo que se podría considerar como una risa.

–Sí, tranquilo, guardaré alguna galleta para ti y tus compañeros –dijo el viejo Nicolás mientras montaba en el trineo y cogiendo las riendas gritaba:

–¡Adelante, Trueno y Relámpago! ¡Corred Cupido, Travieso y Veloz! ¡Nos espera una larga noche por delante, Alegre y, Bailarín! ¡Vamos raudos, Saltarín! ¡Guíanos, Rudolph!

El trineo se alzó hacía el cielo más rápido de lo que la mente pueda imaginar. Una persona observadora no habría podido evitar fijarse en que ni los renos ni el trineo había dejado huellas en la nieve a su paso.

La noche había finalizado ya y gran variedad de galletas habían sido degustadas cuando, de vuelta a casa, al acercase a una gran montaña una densa niebla apareció de la nada cubriendo completamente el trineo para sorpresa de su conductor que era incapaz de ver su propia mano.

–¡Rudolph, desciende!, es peligroso volar en estas condiciones.

El trineo empezó a descender pero Nicolás sintió que algo no iba bien.

–¿Qué sucede, Rudolph? Aterriza de una vez.

Algo estaba fallando, los renos tendrían que haber sido capaces de sobrevolar los árboles de la montaña pero parecía que más que aterrizar lo que estaban haciendo era caer y a una velocidad demasiado elevada, decididamente, demasiado rápido.

El trineo aterrizó, a duras penas, en la falda de la montaña llevándose consigo las copas de unos cuantos pinos que no esperaban la visita de Papá Noel y que, desde luego, deseaban que no volviera a repetirse.

El golpe fue más duro de que lo Nicolás hubiera deseado, afortunadamente la nieve amortiguó el golpe y tanto los renos como el trineo se encontraban en bastante buen estado.

–¿Qué demonios está pasando aquí? –Murmuró Nicolás mientras se protegía del cortante viento y la lluvia helada.
–Esto no tendría que estar pasando, los renos no olvidan como volar, yo nunca tengo frío, ni me duelen los huesos –rezongó mientras se masajeaba la dolorida cadera y andaba hundiendo las botas hasta los tobillos–. ¡Y mucho menos me hundo en la nieve!

Nicolás tiraba de los agotados y sudorosos renos mientras poco a poco iban desplazando el pesado trineo cuesta arriba en dirección a la entrada de una gran cueva que parecía el único lugar seco de toda la montaña.

–¡Vamos, chicos, un último esfuerzo! Tenemos que encontrar un refugio hasta que averigüe que está pasando aquí.

La cueva estaba oscura pero ofrecía protección contra los elementos y, aunque los renos se mostraban reacios a entrar, Nicolás no dudó en adentrarse en ella. Era mucho más grande de lo que le había parecido desde fuera y las paredes eran misteriosamente lisas, estaba claro que fuera lo que fuera no era una cueva natural.

Como muchas veces a lo largo de su dilatada vida la curiosidad se impuso a la prudencia y Nicolás cogió el único de los faroles del trineo que había permanecido intacto y se dispuso a investigar las profundidades de la cueva.

El camino era completamente plano y tan grande que tres trineos podrían hacer carreras en él. Nicolás no acababa de entender como habían logrado un suelo tan pulido, casi parecía de cristal.

–Esto no puede ser, no llevo ni diez minutos andando y no puedo dar ni un paso más, decididamente me voy a poner en forma cuando acabé esta noche. ¡Se acabaron las galletas y el chocolate con churros! –pensó para sí mientras giraba un recodo que le dejó ante las puertas más ciclópeas que había visto en su vida.

Nicolás no podía creer lo que estaba viendo, unas puertas de oro macizo, cubiertas por entero de grabados que parecían narrar la historia completa de una antiquísima raza de enanos. El misterio de la puerta y lo que ésta contaba le había absorbido de tal manera que se había aislado de todo lo demás hasta que una estentórea y profunda voz bramó desde el otro lado de la puerta:

–¡Acércate, pequeño ladrón! Quiero conocer a quién tiene el valor de intentar robar al Gran Smaug.

Nicolás se quedó congelado, estaba claro que la voz no pertenecía a un humano y para su completo horror aunque lo único que deseaba era salir huyendo, sus piernas se movieron solas y le obligaron a cruzar las puertas.

Mientras seguía avanzando, en contra de su voluntad, no pudo evitar asombrarse ante el inmenso tesoro que se escondía en la cueva, montañas de oro, joyas, piedras preciosas, armas y objetos de increíble valor se encontraban amontonados de cualquier manera como si alguien los hubiera dejado caer dedicándose a disfrutar simplemente con su posesión y presencia.

Pero tanto el tesoro, como el misterio de la puerta, como su problema con los renos quedó olvidado cuando la presencia que lo estaba llamando se hizo visible. Un gigantesco y majestuoso dragón rojo apareció ante sus ojos.

–Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? Está claro que no eres un ladrón corriente, con esa barriga tiene que resultarte imposible correr y ese atuendo rojo chillón que llevas no es precisamente el culmen de la discreción –rió el dragón ante la cara cada vez más roja de Nicolás–. ¡Jajajaja, y ahora tu cara hace juego con tu ropa, buen camuflaje!
–Te equivocas, yo no soy un ladrón –balbuceó el pobre Nicolás que aún no daba crédito a lo que estaba viendo.
–¿Ahh, no? ¿Qué eres entonces pequeño humano? ¿Acaso eres un bufón? Con esos colores chillones y esa pinta tan ridícula no me extrañaría? –se carcajeó Smaug.
–¡Nooo, yo soy Papá Noel! ¡Yo llevo regalos a todos los niños buenos del mundo la noche de Navidad! –gritó indignado Nicolás.
–¿Navidad, qué es eso?
–Es una fiesta en el solsticio de invierno, los niños piden sus deseos y yo les llevo sus regalos en mi trineo volador.
–¿Me quieres hacer creer que llevas regalos a todos los niños del mundo en una noche? Está claro que no eres un bufón, eres un loco.
–¡Noo, puedo probarlo! En mi trineo hay un saco lleno de regalos, es un saco que contiene todo lo que los niños desean.
–Bueno, eso es fácil de comprobar, tus renos están viniendo ahora mismo.
–¿Cómo es eso, yo no les he llamado? –preguntó Nicolás extrañado.
–Les he llamado yo, no me ha costado nada entrar en su mente y ordenarles que vinieran volando.
–Pero eso no se puede hacer, es imposible, nadie puede entrar en la mente de otros –tartamudeó Nicolás mientras la convicción le iba abandonado a medida que recordaba como había entrado en la habitación.
–Es curioso que alguien que asegura recorrer el mundo en una noche me hable a mí de imposibles –dijo Smaug con una ironía que no paso desapercibida a Nicolás–. Anda mira, por ahí llegan tus renos y que sorpresa, no vienen volando.
–Sí, lo sé, no sé que pasa, han perdido su poder de volar y yo también he perdido mi magia. Incluso el saco se ha volcado y parte de los regalos se han caído, eso no debería pasar, el saco es parte del trineo y los regalos solo salen si los cojo yo. Hasta debería ser capaz de encontrar algo que tú quisieras si todo fuera como debería –gimió Nicolás mientras ordenaba y recogía los regalos que habían caído dentro del trineo.
–No te preocupes humano, tus penurias han llegado a su fin, me he cansado de ti y de tu disparatada historia.

Nicolás se volvió ante el tono siniestro de la voz y sus ojos se abrieron como platos al ver como el dragón cogía aliento y lanzaba una enorme bola de fuego.

Para asombro de Nicolás el tiempo pareció ralentizarse mientras la bola de fuego se dirigía hacía él. Siempre había oído que cuando vas a morir la vida pasa ante tus ojos pero nadie le había dicho que los últimos momentos trascurrían a cámara lenta, es una pena que sus movimientos también transcurrieran a la misma velocidad.

Nicolás veía impotente como la bola de fuego cada vez se hacía más grande y el calor se iba volviendo más insoportable cuando la aparición de una fuerte luz le hizo cerrar los ojos.

Los abrió dudando si merecía la pena hacerlo y prolongar con ello la agonía de ver su final acercarse inexorablemente pero su sorpresa fue mayúscula al descubrir que la bola de fuego había desaparecido y en su lugar se alzaba una especie de cabina de teléfonos azul.

Smaug no se lo podía creer, una fuerte luz le había hecho cerrar los ojos solo para encontrarse después que, donde debería haber un humano y unos renos churruscados, se encontraba ahora una especie de caja azul que se estaba abriendo en ese momento y de la que salía un hombre con una chaqueta marrón, una pajarita y un fez rojo diciendo:

–Amy, te aseguro que por raro que parezca eso era una bola de fuego, menos mal que los escudos de la TARDIS han podido absorber toda esa energía, aunque a saber a donde hemos ido a parar. Con toda mi experiencia nunca he visto una niebla como esa era de todo menos una niebla normal. Ahora espera un poco hasta que vea donde hemos ido a parar –dijo el extraño que hablaba a una velocidad endiablada mientras salía de espaldas de la cabina y miraba a su alrededor–. ¡Vaya, vaya estamos en medio de un tesoro impresionante y ese señor parece Papá Noel y eso, eso parece un dragón de verdad.

La emoción y el asombro eran patentes en su voz mientras su vista no dejaba de recorrer todo lo que le rodeaba.

Un mujer pelirroja se asomó por la puerta de la cabina mirando a su alrededor mientras exclamaba:

–¿Un dragón, has dicho que hay un dragón? –los ojos de Amy se abrieron de par en par cuando se encontró mirando a Smaug que lo observaba todo con una mirada mezcla de perplejidad y enfado.
–¿Se puede saber quién diablos sois vosotros y qué estáis haciendo en mi casa? –gritó Smaug acallando a todos con su poderosa voz.
–Ohh, lo siento, he sido muy maleducado, no todos los días se encuentra uno con Papa Noel en persona y mucho menos con un dragón tan inmenso. Permítame presentarme, soy el Doctor, me dedico a viajar por el tiempo y el espacio ayudando a quienes lo necesitan. Y la que me acompaña es mi amiga guión ayudante Amelia Pond.
–¡Genial, otro loco! ¿Pero que pasa hoy, es el día de vamos a volver loco a Smaug? –gimió Smaug llevándose una de sus enormes zarpas a la cara.
–Es un placer conocerle, gran Smaug –dijo Amy mientras hacía una graciosa reverencia.
–¡Por fin, alguien con buenos modales, ya pensaba que se habían perdido las buenas costumbres! –rió Smaug mientras su enorme cabeza se inclinaba en algo parecido a una reverencia.

El Doctor, ignorando al dragón, se había girado y estaba pasando su destornillador sónico sobre Papá Noel que lo miraba extrañado sin comprender nada de lo que estaba pasando.

–Muy curioso, detecto rastros de energías mágicas, por llamarlas de alguna forma, alrededor de Papá Noel pero es apenas un rastro residual, parece que de alguna forma hubiera perdido su magia.
–Sí, eso es lo que estaba intentando decirle al dragón pero se niega a creerme –gritó Nicolás.
–¿Cómo pretendéis que crea esa sarta de mentiras y locuras? Y “el Doctor”, pero, por favor, ¿qué clase de nombre es ese, acaso eres el único doctor del mundo? No se puede ser más presuntuoso –preguntó Smaug harto ya de todo el jaleo.
–Si me das algo de tiempo estoy seguro que podré encontrar alguna solución beneficiosa para todos –razonó el Doctor ignorando el sarcasmo de Smaug.
–¡No, ya ha he aguantado suficientes estupideces por hoy, esto se acaba aquí y ahora! –rugió Smaug mientras empezaba a coger aliento para lanzar una nueva bola de fuego.
–TSKE, TSKE

Una nueva voz se oyó mientras un esqueleto cubierto con una capa negra y portando una guadaña, tan afilada que incluso podía cortar la luz, apareció rodeando la cabina azul.

Todos se giraron asombrados para mirar a la Muerte que, tranquilamente, avanzó hasta ponerse en medio y dijo:

–LO SIENTO, SMAUG ,PERO NO PUEDES MATAR A ESTAS PERSONAS, NO SON DE ESTE MUNDO Y NO ESTÁN DESTINADOS A MORIR NI AQUÍ, NI AHORA. LAS CONSECUENCIAS SI ESO SUCEDIERA SERÍAN CATASTRÓFICAS NO SOLO PARA NUESTRO MUNDO SINO TAMBIÉN PARA TODOS LOS MUNDOS DEL MULTIVERSO.
–¿Pero qué diablos es esto? ¿Hay alguien más que quiera pasarse por mi casa sin avisar? ¡Vamos, adelante, que no se corte! –bramó Smaug con toda la potencia de sus pulmones.

Todos los presentes miraron a su alrededor conteniendo el aliento, bueno todos menos la Muerte, claro, la ausencia de pulmones hace muy difícil el respirar, esperando ver aparecer cualquier cosa. Pero lo único que sucedió fue que la tapa de un cofre de madera que estaba en medio de una montaña de oro se cerró de golpe para sobresalto de todos los presentes.

Sorpresa que se vio incrementada cuando al cofre le salieron cientos de patitas que lo levantaron y, cosa increíble, todos hubieran podido jurar que, a pesar de no tener rostro ni ojos visibles, el baúl se había girado hacia ellos y los había mirado con una expresión de hastío y desagrado propio de alguien que ha sido despertado en lo mejor de un dulce sueño. El cofre se deslizó por la montaña de oro y cuando salió por la puerta, con paso majestuoso, todos tuvieron la impresión de que habían sido muy afortunados de que una mirada fuera lo único que les hubiera dedicado.

–¡Tengo que ir detrás de ese equipaje! Es increíble, he visto todo lo imaginable y algunas cosas más pero nunca me había cruzado con algo así, tengo que saber más de él –exclamó el Doctor mientras empezaba a andar detrás de él.
–LO SIENTO DOCTOR PERO AHORA MISMO TENEMOS COSAS MÁS URGENTES, DE TODAS FORMAS NO TE PREOCUPES TENGO LA IMPRESIÓN DE QUE VUESTROS CAMINOS VOLVERÁN A CRUZARSE ALGÚN DÍA –dijo la Muerte mientras cruzaba la guadaña por delante del Doctor.
–Si, creo que tienes razón –se lamentó el Doctor–. A ver, déjame pensar un momento, está claro que tú eres la personificación de la muerte en este mundo al igual que Papá Noel lo es de la Navidad en el suyo así que, en teoría, ambos deberíais tener una firma energética similar –dijo el Doctor mientras escaneaba a la muerte con su destornillador.

Todos observaron asombrados la tranquilidad con que el Doctor se acercaba a la Muerte como si fuera una simple persona y no una personificación capaz de matar solo con el contacto.

–¡Aha, aquí la tenemos!, como sospechaba es muy similar a la que he detectado antes en Papá Noel, así que con un pequeño ajuste tendría que poder devolverle a su estado original.

El Doctor trasteo con los botones de su destornillador sónico y lo pasó sobre Nicolás que empezó a brillar y a crecer a ojos vista.

–¡Sí, por fin vuelvo a ser el que era, me noto pletórico, capaz de volver a volar toda la noche si hiciera falta!

Papá Noel estaba exultante de felicidad mientras el Doctor se acercaba al trineo y aplicaba su magia sobre los renos y el trineo.

–¡Ahhh, Smaug, dragón incrédulo, tú me pedías una prueba de mi identidad y he aquí que la vas a tener! Vamos a ver que es lo que más deseas en esta vida –gritó Papá Noel mientras rebuscaba en el saco de los regalos.
–¡Aha, aquí está! –dijo levantando una escama de dragón.
–¡Mi escama, la escama que perdí en el último ataque de los enanos, damela! –exigió Smaug.
–Por supuesto, esa es la naturaleza del día de Navidad, dar a los demás lo que desean –declaró Papá Noel–. Bueno y si no se puede regalarles calcetines –susurro por lo bajini.
–Gracias por tu generosidad, Papá Noel más aún teniendo en cuenta como os he tratado –se disculpó Smaug–. Es una pena que no pueda volverla a soldar a mi cuerpo –se lamentó.
–No te preocupes, creo que yo puedo hacerlo –dijo el Doctor mientras cogía la escama y se acercaba a Smaug con el destornillar preparado.
–Es increíble, ahora entiendo porque te llaman el Doctor –dijo Smaug mientras movía el ala para contemplar su costado intacto por primera vez en siglos.
–Espero que esto te haya hecho comprender el significado de la Navidad, Smaug.
–Sí, Papá Noel, creo que ya lo he entendido. Ahora yo os tengo que dar algo así que cada uno podéis coger un regalo de mi tesoro.

Tras un rato de búsqueda cada cual regresó con su regalo, Papá Noel había cogido un farolillo para sustituir al que se le había roto en el aterrizaje, a primera vista parecía un farolillo normal pero no tardaría en descubrir lo especial que era.

El Doctor había escogido un precioso y sencillo anillo para regalárselo a Rory para cuando pidiera en matrimonio a Amy.

Amy había encontrado una espada dorada de centurión romano con unas extrañas letras grabadas que le llamó la atención de inmediato.

La Muerte contagiada por el espíritu festivo había cogido un reloj de arena de oro con granos de plata que se le antojaba un regalo perfecto para Albert y que, además, le dio la idea de ponerse en sus propios ojos unos relojes de arena como recordatorio de lo fugaz y efímero de la vida humana.

–Bueno antes de irnos creo que también os merecéis un regalo mío –dijo Papá Noel mientras sacaba para Amy un marco con fotos de Rory que recorrían toda su vida y todos sus momentos juntos la cual no pudo evitar llorar de emoción al recibirlo.

El Doctor recibió un caja muy pequeña de la que cuando la abrió salió una maravillosa luz dorada que iluminó su cara de asombro hasta que la cerró y rápidamente se la guardó en el bolsillo.

La Muerte recibió un dibujo enmarcado que su nieta Susan había hecho de ellos cuando tenía 6 años pero que, por timidez, no se había atrevido a darle, y si alguien miró de refilón quizás pudo ver algo parecido a una lagrima azul bajando por la cara de la Muerte.

–¡Bueno, ya está bien de noñerías, todos fuera de aquí, quiero volver a dormir! –rugió Smaug ante la sonrisa cómplice de los demás.

Papá Noel se montó en su trineo y lo acercó a la cabina azul y cuando ésta empezó a girar notó la familiar sensación de alzar el vuelo hasta que se volvió a encontrar volando en el mismo punto del que había partido.

–Como suponía en este mundo en el que todos creen en ti tu firma energética se ha ajustado directamente. ¡Pasa una feliz Navidad! –dijo el Doctor mientras cerraba la puerta de la cabina y desaparecía.
–Vaya, Rudolph, está claro que éstas sí que han sido unas extrañas navidades.


EPÍLOGO

Varios décadas después un grupo de trece enanos guiados por un ser bajito y peludo llegó a la cueva de Smaug e intentó matarlo y robarle su tesoro. Tras enterarse de que la gente del pueblo del lago vecino les había ayudado en su misión Smaug voló para pasar a fuego la ciudad. Y, aunque un tal Bardo le disparó una Flecha Negra con propiedades mágicas que podría haber sido mortal de no contar Smaug con toda su coraza intacta, nada pudo evitar que toda la ciudad ardiera hasta hundirse en el lago junto con todos sus habitantes.

Una vez obtenida su venganza volvió a su cueva para encargarse de esos molestos enanos, lo que le llevo un par de días hasta que el último de ellos, el que se proclamaba su rey, se lanzo a pecho descubierto contra Smaug tras volverse loco por el acoso al que éste le había sometido durante ese par de días.

Lo más curioso de todo fue el extraño anillo que encontró en uno de los bolsillos del pequeño ser peludo que, por cierto, estaba muy rico a la brasa, no como los enanos que eran muy duros y correosos.

Unos días después un inmenso ejercito de trasgos, orcos, lobos y murciélagos gigantes llegó a la puerta de su cueva y su General, un ser llamado el Nigromante entró para conversar con Smaug, uno de los pocos seres a lo que respetaba en toda la Tierra.

Smaug mantuvo una cordial conversación con el Nigromante en el que ambos pactaron una unión de sus fuerzas para derrotar a los enanos, humanos y elfos que se encontraban completamente ignorantes de sus planes y separados por sus propias rencillas internas.

Cuando ya se estaban despidiendo Smaug se acordó de la festividad que le había enseñado Papá Noel hace años y le pareció una buena forma de firmar su alianza, así que tras pensarlo un poco decidió darle el curioso anillo que de alguna forma parecía querer ir con el Nigromante.

La felicidad del Nigromante al ponerse el anillo fue indescriptible, Smaug se alegró de haber seguido la tradición y el Nigromante se lo agradeció jurándole amistad hasta el final de los tiempos.

Un par de años después tras una campaña militar más fácil de lo esperado, y que había proporcionado al dragón tesoros como para llenar otra montaña, toda la Tierra pertenecía a las fuerzas del Nigromante y de Smaug los cuales todos los años en el aniversario de la entrega del anillo se intercambiaban regalos mutuamente para mantener viva la tradición de Papá Noel.
:101: Eclipse, Jo Nesbo

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Nínive
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Re: CN2 - Extrañas Navidades

Mensaje por Nínive »

¡Vaya batiburrillo de situaciones, personajes e historias! :shock:
En la del doctor me pierdo, no conozco los personajes que se nombran, por lo que no tengo referencias para el guiño que nos hace el autor.
Es curiosa. Me falta algo más de... ¿cemento? que una todos los personajes y las historias. ¿Qué es la niebla y por qué ha aparecido? No sé... se queda en un conjunto de referencias a otras historias un tanto deslavazadas.
Por cierto, repasa es uso de las comas: en unas frases faltan y en otras sobran.
Lo mejor de todo, el epílogo. :cunao:
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Sinkim
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Re: CN2 - Extrañas Navidades

Mensaje por Sinkim »

¡Me ha encantado el epílogo, ya está bien de que los buenos siempre ganen por aguilas que no tienen nada mejor que hacer o por robots R2D2 que pasaban por allí! :cunao: :cunao:
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)

:101:
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Shigella
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Re: CN2 - Extrañas Navidades

Mensaje por Shigella »

Sí que son extrañas, sí. :cunao:

Bueno, se ve que está escrito muy del tirón y le habría venido bien un repasillo, especialmente para la puntuación. Por lo demás está simpático, y sale la Muerte, que siempre está bien, no en vano la llevo yo en la firma :mrgreen:

Pobre Smaug, lo que tiene que aguantar el pobre...
1, 2... 1, 2... probando...
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Topito
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Re: CN2 - Extrañas Navidades

Mensaje por Topito »

¡Es él! ¡El doctor! ¡El doctor Who! Y con la última acompañante... Este episodio aún no lo he visto, jajaja.

¿Las otras referencias es al señor de los anillos? Es que no he visto ninguna de las películas,no me llama la atención las pelis
de fantasia.

Pero, al menos, me ha gustado que este el Doctor por allí... Lo que me pregunto es, si se hace recopilatorio, ¿no podría entrar por los
derechos de autor? Lo digo por el copyright.

Lo de las comas que te comentan a mi me ha pasado lo mismo. Yo soy más de añadir más de las necesarias, y tú eres más de escasear en ellas, jajaja.
Un problema menor, a mi parecer. Yo lo de más, lo soluciono con lecturas en alto del texto.

Lo mejor del relato es cuando están todos hablando... Me falta un poco más de diálogo absurdo, a lo Woody Allen. Quedaría muy chulo el texto. Es más
un gusto personal. Puede que te lo comente porque, cuando entraba un personaje nuevo, me recordaba al camarote de los hermanos Marx.

Un texto muy ameno, entretenido, con su gracia, y de lectura agradecida. Si estuvieramos hablando de un vestido de novia, te diría que es un relato
vaporoso de corte sencillo; muy elegante.
1
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Tadeus Nim
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Re: CN2 - Extrañas Navidades

Mensaje por Tadeus Nim »

Ehhhh, curioso. Simpático.

Buen trabajo, autor. :60:
1
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Ratpenat
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Re: CN2 - Extrañas Navidades

Mensaje por Ratpenat »

Buf, no me ha gustado mucho, sorry :?

Es que no pillo todas las referencias. Lo de el hobbit ya estoy algo a la que salto, además, porque no pude con la primera y odio a todos los que dicen que les gusta... cosas mías.

Pero bueno, a tu relato. Que lo has querido hacer caótico, entiendo, con toques de frikismo, pero no ha calado en mí.

Beso, autor, seguro que a otros sí gustas :hola:
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Ororo
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Re: CN2 - Extrañas Navidades

Mensaje por Ororo »

Este relato tampoco me ha entusiasmado.
Si bien gana a medida que avanza tanto en soltura como en gracia, me ha parecido un poco infantil.

Al principio he notado más la falta de fluidez o facilidad de expresión, aunque luego mejora bastante-mucho con la aparición de Smaug y el resto de personajes :lol:
Seguramente me pierdo algo por no conocer esas historias del multiverso o no sé qué, pero he podido apreciar lo divertido del Doctor, la muerte, etc.

Es un relato curioso, no está mal del todo, pero le falta algo para mi gusto.
:D
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Isma
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Re: CN2 - Extrañas Navidades

Mensaje por Isma »

Bueno... lo siento, no me convence. Reconozco que es simpático y que se ha escrito con gracia, pero no acaba de llegarme. Si tuviera que resaltar alguna parte sería cuando se junta Muerte con el doctor Who, Smaug y Papá Noel. El epílogo me gusta también.

Sin cambiar el tema, que es tu elección, hay cosas que se pueden mejorar, sobre todo en lo formal: de entrada el principio pone un poco en contra. Es una frase larguísima, autor. Le siguen otras un poco menos alargadas, pero abusando de las comas, como si se hubiera intentado darle a la narración un ritmo más rápido a costa de las pausas que introducen los puntos. Quizás sea así, quizás no; pero mi impresión, autor, es que no has tenido tiempo para una revisión, pues hay otros fallos menores.

Creo que es un relato desenfadado escrito para pasar un buen rato mezclando personajes de distintas series y libros. Y con ese espíritu lo agradezco.

Por cierto: el anillo se lo lleva el Doctor, no?
Última edición por Isma el 04 Ene 2014 16:05, editado 1 vez en total.
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Yuyu
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Re: CN2 - Extrañas Navidades

Mensaje por Yuyu »

Navidades peculiares sin duda. Has violado unos cuantos derechos de autor, espero que no te reclame nadie :cunao: :cunao: . Al ver personajes conocidos se hace la lectura amena y divertida, a la trama no se le puede negar la imaginación que le echaste. No me gustó nada el epílogo, me sobraba esa información, aunque entiendo que querías dejar en ese mundo un poquito de navidad, aunque sea, mal interpretada :mrgreen: .
gracias por participar.jpg
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Re: CN2 - Extrañas Navidades

Mensaje por noramu »

Me ha parecido un relato muy simpático y de lectura amena. Seguro que me he perdido varios guiños pero he disfrutado de esta peculiar interpretación del espíritu navideño. Cuestiones formales que ya te han comentado podrían agilizar la lectura pero creo son fácilmente enmendables. Supongo que te lo habrás pasado pipa al escribirlo.
:60: :60:
1
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triste
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Re: CN2 - Extrañas Navidades

Mensaje por triste »

Jajajajajajaja.

Me ha gustado un montón. Al principio pensé "ay, qué flojera", pero al avanzar y encontrarme todo lo de Tolkien me entusiasmé, hasta dejó de ponerme de malas tantas faltas de ortografía y errores en la redacción, pero juntarlo con Doctor Who es demasiado para mí :cunao: :meparto:, además como se acaba de despedir Matt estoy sensible :cry:.

Para entenderlo y reírte como loco tienes que estar MUY familiarizado con Doctor Who y El Hobbit, así que no sé a cuántos vaya a agradar este relato, pero a mí me encantó.

Gracias por el buen rato, autor(a).
1
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Gavalia
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Re: CN2 - Extrañas Navidades

Mensaje por Gavalia »

Es un cuento, que no un relato, puede que me equivoque. Tiene todos los requisitos de un cuento infantil, y no es menos crudo o violento que el lobo de caperucita comiéndose a la abuela. Hablamos de navidades y en ellas los protagonistas son los niños. Enhorabuena autor por tu brillante cuento. Con respecto a lo formal, como todo se puede mejorar, pero yo personalmente me lo he leído del tirón.....si es que soy como un niño :cunao:
Creo que un concurso de este perfil requiere más de sencillez y agilidad que de profundidades para filosofar. Es muy visual y por eso me gusta. Enhorabuena autor.
En paz descanses, amigo.
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albatross
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Re: CN2 - Extrañas Navidades

Mensaje por albatross »

triste escribió:Para entenderlo y reírte como loco tienes que estar MUY familiarizado con Doctor Who y El Hobbit, así que no sé a cuántos vaya a agradar este relato, pero a mí me encantó.
Si triste tiene razón me quedo más tranquilo, porque ni lo he entendido ni me he reído como loco, pero como no estoy MUY familiarizado con esos, debe ser normal.
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Re: CN2 - Extrañas Navidades

Mensaje por elultimo »

Has metido a Amy en la historia :60: :60: :60: , así que da igual el resto. Te vas a llevar un buen puñado de puntos por mi parte. Un relato con un montón de referencias frikis y las he pillado todas: al Señor de los anillos, a Doctor Who y a Pratchett.
(¡¡Dios mío, qué he hecho con mi vida!!)
.

Aparte de todo esto, me ha gustado mucho. Me he divertido un montón leyéndolo.
Topito escribió:¡Es él! ¡El doctor! ¡El doctor Who! Y con la última acompañante...
Es una lástima, pero Amy ya no es la compañera del Doctor.
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