Terminado. A mí me ha gustado, no sabía lo que me esperaba y me ha parecido una obra muy inteligente y, aunque he echado de menos alguna pista más para entender bien lo que quería decir, el hecho de que sea una obra con múltiples interpretaciones y todas más o menos válidas (excepto la de dios que parece que el propio Beckett negó), la hace muy interesante.
Un párrafo completamente revelador...
Bien es verdad que quedándonos de brazos cruzados, pesando los pros y los contras, también hacemos honor a nuestra condición. El tigre se precipita en auxilio de sus semejantes sin pensarlo. O se refugia en lo más espeso de la selva. Pero la cuestión no es esta. “¿Qué hacemos aquí?”, es lo que tenemos que preguntarnos. Tenemos la suerte de saberlo. Sí; en medio de esta inmensa confusión, una sola cosa está clara: esperamos que venga Godot.
Para mí, de ahí se entiende que Godot no es nadie, sino que "esperando a Godot" es una especie de excusa para no hacer nada. Es algo así como el que espera que le pase algo fuera de lo común y no hace nada para que su vida sea diferente... esperando a Godot. Va en nuestra naturaleza humana ser así, lo mismo que en la del tigre está salvar a sus semejantes, pero nosotros tenemos la suerte de saberlo y de reflexionar sobre nuestra forma de ser, incluso de cambiarla, pero siempre es más cómodo "esperar a Godot" bajo la sombra de un árbol, sin tener que pensar demasiado, sin complicarse la vida...
Es una crítica a la vida monótona que llevamos y a lo cómodos que nos sentimos así. En la obra, ambos actos son prácticamente iguales, a excepción de la parte de Pozzo, que es lo único que varía en la vida de los dos mendigos y, sin embargo, estos no quieren ver la oportunidad de cambiar un poco su forma de vivir pero, eso sí, luego se quejan de lo aburrida que es...
Por otro lado, rescato este mensaje de Chubb de hace algún tiempo, que me ha parecido muy interesante:
Chubbchubb escribió: Eso sí, es un teatro básicamente gestual, por todo el peso tan importante que tiene el cuerpo en la obra... La mayoría de gags residen en los gestos, en los juegos con objetos (sombreros, hortalizas, zapatos, cuerdas,...). Y esa manera de representar la absurdidad de la vida, el bucle infinito en el que caemos inevitablemente a lo largo del tiempo, me ha parecido genial
para indicar algo que a mí se me había pasado: la importancia de los gestos y de las expresiones, que son lo que le dan sentido a la obra. De hecho, creo que si intentas leerla sin las acotaciones, puede resultar un tostón de cuidado...